Cuarto día que voy a la escuela. Me despierto temprano y nuevamente el apetito se pierde. Estoy nerviosa hasta la médula. La confianza y complicidad con Joaquín me afectará de ahora en más... ¿Cómo pude haber besado a un alumno? ¿A un crío de 20 años? ¿Dónde quedó mi moralidad? Y la respuesta es: No sé. Mi cuerpo dominó la situación y se mandó una de las suyas por la excitación reprimida en estos meses completamente activos.
Dado el frío del día, decido vestirme sin falda. Un pantalón de vestir negro, una camisa manga 3/4 blanca, decido por gusto ponerme una corbata roja. Un suéter negro y para finalizar un buen tapado de paño negro, que en su interior lleva tela blanca con motivos de flores de colores diminutas. Lo completo con unos Pumps negros. Sí, bastante sombrío, pero necesito pasar desapercibida. Como hace mucho frío, decido ponerme unas medias Can Can rojas, al igual que mi ropa interior.
Por suerte, en la tarde del día de ayer, el mecánico pudo venir de una corrida y arreglar mi auto. Solamente se había gastado sin batería, así que esta vez puedo ir con el auto y no pedirle favor a... BASTA. Maldito cerebro que todo lo relaciona con Joaquín.
Llego a la escuela, tarde, el tráfico fue un desastre. Entro directamente a la clase , apenas llegando avisar a en dirección. Abro la puerto y cuando miro el interior, el corazón se me escapa por la boca.
Lucía, la única mujer en el salón, esta arriba de uno de los bancos, en posición perrito, semi-desnuda dándome la espalda, bueno mejor dicho su trasero a mi vista. Solamente tiene puesta una faldita de colegiala la cual en esa posición no oculta para nada sus nalgas y entrepiernas... desnudas.
Al borde de la mesa se encuentra Mario, por lo que he visto en semanas, el mejor amigo de Joaquín. Éste esta completamente vestido. Solamente tiene abierta la bragueta de su jean y tiene su pene largo, fuera.
Lucía trata de sacarle su remera mientras a la vez se traga, literalmente ese gran pedazo de pene. Jose se acerca detrás de ella, se agacha y empieza a lamer esa vagina rosada.
Todos ven cuando entro, menos ellos.
Intento de reaccionar, tendría que gritar y mandarlos a dirección y aplicarle alguna sanción pero... entre los alumnos y personas alrededor de Lucía, Jose y Mario, se encuentra el director, con los pantalones de vestir color natural en los tobillos, sus calzones entre las rodillas y mueve frenéticamente su mano en su pene corto, pero ancho.
Siento una mano acariciando mi cadera y veo la cara de Facundo aparecer. Al ser mi estatura su boca queda cerca de la mía:
-¿ No quiere sumarse profe?- Me dice sin mas escrúpulos. Me siento nerviosa e incómoda.
-Yo.. No.. Amm...
-No, ella no quiere- Escucha esa voz melosa... Joaquín. Miro hacia atrás y veo su cara de pocos amigos, la de bulldog.
-¿Y vos qué te metes?La decisión es de la profesora- Dice Facundo desafiando a Joaquín con su color de ojos oscuros, igual que su piel. Sin dudarlo, Joaquín agarra mi cadera y me ubica detrás de él. Desde mi punto de vista, solo veo como su espalda se gira, y su brazo acompaña el movimiento yendo hacia atrás. Luego veo como su puño hace contacto con la cara de Facundo, haciendo que caiga.
Joaquín me agarra del codo y me lleva hacia el patio de la escuela:
- ¿Qué es lo que pasó ahí?- Preguntó en menos de un suspiro, me siento nerviosa, tiemblo. Joaquín al verme en ese estado me agarra y me acomoda en su cuerpo, mientras que saca un cigarrillo y fuma.
-Se llama tener una compañera hipersexual- Dice tranquilo. Me remuevo y miro su cara.
- ¿Estás diciendo que Lucía es...?- Digo mientras caigo a la realidad.
-Sí, padece de ninfomanía. Y como son en su mayoría todos hombres, digamos que se aprovechan.
-Que hijos de put...- Digo con toda la furia.
-No, ellos no tienen la culpa-Me interrumpe-Ella sola los busca. Podría tomar medicinas o hacer alguna terapia, pero prefiere nada mas follar con cualquiera que aparece. Es una realidad.
Así que, Lucía, la mas santa resulto ser bastante calentona. Realmente las apariencias engañan.
-Pero... vos...- Comienzo a decir.
-A mi realmente no me interesa-Dice fríamente. Mejor no pregunto más.
-Bueno, entonces... ¿Qué hacemos?¿Denunciarlos?- Le preguntó. Joaquín comienza a caminar hacia la salida de la escuela.
-No, usted y yo ahora vamos a dar un paso hasta que las cosas en este colegio se calmen- Dice mientras abre la puerta y sale. Instintivamente lo sigo.
-Pero... Lucía podría...- Joaquín se da vuelta y me agarra de los codos. Jala hasta dejarnos cara a cara.
-Usted y yo vamos a salir. Solos- Ni siquiera me mira a los ojos. Solamente ve mis labios. Hipnotizada veo como se relame los labios. Intento acercarme para besarlo nuevamente.
-No, acá es peligroso.
Comenzamos a caminar en silencio. Realmente no puedo salir de mi asombro. Por lo que veo, nos dirigimos hacia el bosque de la zona.
Es una zona iluminada por el sol. A pesar del frío, éste nos calienta mientras vamos caminando perdiéndonos entre la profundidad de los árboles.
Una vez alejados de la ciudad, Joaquín se da vuelta, agarra mi cara entre sus manos y me besa apasionadamente. Su lengua casi toca la campanilla de mi garganta. Sus manos acarician una y otra vez mis mejillas, como si no quisiera perderse ningún detalle. Nos separamos.
-No sabe cuánto esperaba este momento- Me da un beso- No podía dejar de pensar en como me beso ayer.
Excitada por sus palabras, lo beso aún mas ferozmente que ayer. Realmente yo también lo deseaba.
Mi cartera termina en el suelo. Joaquín camina hacia adelante, mientras yo retrocedo hasta que choco con un árbol. Me aprisiona contra él. Siento la dureza de su cuerpo. La diferencia de tamaños es notable y sensitiva. Sus brazos son anchos, al igual que su espalda. Mis manos no alcanzan a cubrir un sólo músculo de su cuerpo.
Siento como sus mano se van a mi trasero, apretando mis nalgas causando un poco de dolor, por lo cual muerdo su labio superior. Un gemido grave, parecido a una vibración, se escapa de la base de su garganta poniendo mi piel de gallina en su máximo esplendor. Profundizo, si aún se puede más, el beso mientras que mis manos descienden hacia su cadera. Dudando al principio, me decido por rozar su entrepierna con mis manos. Instintivamente, baja sus manos hacia su cremallera y la baja, con la habilidad que el hombre solo conoce, saca su pene. Como ve mis nervios, agarra mis manos incitándome a masturbarlo.
Agarro su pene. WOW, 20 años y 20 cm de pene, diría Lucía, mi amiga. Con mi mano derecha empieza a ascender y descender en torno a su pene. Mi mano apreta lo suficiente, sin llegar a lastimarlo.
La mano izquierda se mete por entre su ropa acariciando su vientre.
Joaquin, enloquecido, mete sus manos por debajo de mi pantalón, acariciando mis nalgas con sus manos frías. Su boca ha dejado la mía, y empezó a descender lamiendo mi cuello. Los gemidos se escapan de mi boca, peleando contra el silencio del bosque.
Cambiando ritmos, acariciando sus testículos, logro, al cabo de un rato de besos y caricias apasionadas, hacer eyacular a mi alumno. Mi mano se siente pegajosa. Extrañaba esa sensación.
Joaquín guarda su pene, lástima, quería probarlo. Pero me da a entender otra cosa... Es mi turno.
Agarrándome de las nalgas, nos tira suavemente en el piso. Mientras me besa, va abriendo y bajando mi pantalón, dejando nada más la braguita roja y la mitad de las medias en descubierto. Deja escapar un silbido.
-Linda vista- Empieza a besar locamente mi entrepierna por sobre la ropa interior. Es tan erótica la imagen de él entre mis piernas besando apasionadamente mis bragas. Caliente como una pava a punto de hervor, bajo mis bragas enseñando mi pubis completamente depilado.
-Mmm... Usted es morocha por naturaleza- Dice mientras acaricia mi pubis- Está tan mojada- Baja su boca y empieza a devorar toda mi vagina. Desde los labios, hasta el clítoris, haciendo que tenga mas orgasmos que gritos. Sus dedos juegan entre mis dos agujeritos, y su lengua primero penetra éstos antes de que sus dedos invadan mi interior. Desearía que fuese su pene, pero me debo de conformar con ese juego entre nosotros.
Entre besos y abrazos, terminados tirados en la tierra, viendo el cielo y las nubes, comentando de nuestras vidas, mientras en mi cabeza una sola cosa pasa al ver sus ojos verdes brillando hacia mí... ¿Cómo voy hacer para continuar con ésto?
Dado el frío del día, decido vestirme sin falda. Un pantalón de vestir negro, una camisa manga 3/4 blanca, decido por gusto ponerme una corbata roja. Un suéter negro y para finalizar un buen tapado de paño negro, que en su interior lleva tela blanca con motivos de flores de colores diminutas. Lo completo con unos Pumps negros. Sí, bastante sombrío, pero necesito pasar desapercibida. Como hace mucho frío, decido ponerme unas medias Can Can rojas, al igual que mi ropa interior.
Por suerte, en la tarde del día de ayer, el mecánico pudo venir de una corrida y arreglar mi auto. Solamente se había gastado sin batería, así que esta vez puedo ir con el auto y no pedirle favor a... BASTA. Maldito cerebro que todo lo relaciona con Joaquín.
Llego a la escuela, tarde, el tráfico fue un desastre. Entro directamente a la clase , apenas llegando avisar a en dirección. Abro la puerto y cuando miro el interior, el corazón se me escapa por la boca.
Lucía, la única mujer en el salón, esta arriba de uno de los bancos, en posición perrito, semi-desnuda dándome la espalda, bueno mejor dicho su trasero a mi vista. Solamente tiene puesta una faldita de colegiala la cual en esa posición no oculta para nada sus nalgas y entrepiernas... desnudas.
Al borde de la mesa se encuentra Mario, por lo que he visto en semanas, el mejor amigo de Joaquín. Éste esta completamente vestido. Solamente tiene abierta la bragueta de su jean y tiene su pene largo, fuera.
Lucía trata de sacarle su remera mientras a la vez se traga, literalmente ese gran pedazo de pene. Jose se acerca detrás de ella, se agacha y empieza a lamer esa vagina rosada.
Todos ven cuando entro, menos ellos.
Intento de reaccionar, tendría que gritar y mandarlos a dirección y aplicarle alguna sanción pero... entre los alumnos y personas alrededor de Lucía, Jose y Mario, se encuentra el director, con los pantalones de vestir color natural en los tobillos, sus calzones entre las rodillas y mueve frenéticamente su mano en su pene corto, pero ancho.
Siento una mano acariciando mi cadera y veo la cara de Facundo aparecer. Al ser mi estatura su boca queda cerca de la mía:
-¿ No quiere sumarse profe?- Me dice sin mas escrúpulos. Me siento nerviosa e incómoda.
-Yo.. No.. Amm...
-No, ella no quiere- Escucha esa voz melosa... Joaquín. Miro hacia atrás y veo su cara de pocos amigos, la de bulldog.
-¿Y vos qué te metes?La decisión es de la profesora- Dice Facundo desafiando a Joaquín con su color de ojos oscuros, igual que su piel. Sin dudarlo, Joaquín agarra mi cadera y me ubica detrás de él. Desde mi punto de vista, solo veo como su espalda se gira, y su brazo acompaña el movimiento yendo hacia atrás. Luego veo como su puño hace contacto con la cara de Facundo, haciendo que caiga.
Joaquín me agarra del codo y me lleva hacia el patio de la escuela:
- ¿Qué es lo que pasó ahí?- Preguntó en menos de un suspiro, me siento nerviosa, tiemblo. Joaquín al verme en ese estado me agarra y me acomoda en su cuerpo, mientras que saca un cigarrillo y fuma.
-Se llama tener una compañera hipersexual- Dice tranquilo. Me remuevo y miro su cara.
- ¿Estás diciendo que Lucía es...?- Digo mientras caigo a la realidad.
-Sí, padece de ninfomanía. Y como son en su mayoría todos hombres, digamos que se aprovechan.
-Que hijos de put...- Digo con toda la furia.
-No, ellos no tienen la culpa-Me interrumpe-Ella sola los busca. Podría tomar medicinas o hacer alguna terapia, pero prefiere nada mas follar con cualquiera que aparece. Es una realidad.
Así que, Lucía, la mas santa resulto ser bastante calentona. Realmente las apariencias engañan.
-Pero... vos...- Comienzo a decir.
-A mi realmente no me interesa-Dice fríamente. Mejor no pregunto más.
-Bueno, entonces... ¿Qué hacemos?¿Denunciarlos?- Le preguntó. Joaquín comienza a caminar hacia la salida de la escuela.
-No, usted y yo ahora vamos a dar un paso hasta que las cosas en este colegio se calmen- Dice mientras abre la puerta y sale. Instintivamente lo sigo.
-Pero... Lucía podría...- Joaquín se da vuelta y me agarra de los codos. Jala hasta dejarnos cara a cara.
-Usted y yo vamos a salir. Solos- Ni siquiera me mira a los ojos. Solamente ve mis labios. Hipnotizada veo como se relame los labios. Intento acercarme para besarlo nuevamente.
-No, acá es peligroso.
Comenzamos a caminar en silencio. Realmente no puedo salir de mi asombro. Por lo que veo, nos dirigimos hacia el bosque de la zona.
Es una zona iluminada por el sol. A pesar del frío, éste nos calienta mientras vamos caminando perdiéndonos entre la profundidad de los árboles.
Una vez alejados de la ciudad, Joaquín se da vuelta, agarra mi cara entre sus manos y me besa apasionadamente. Su lengua casi toca la campanilla de mi garganta. Sus manos acarician una y otra vez mis mejillas, como si no quisiera perderse ningún detalle. Nos separamos.
-No sabe cuánto esperaba este momento- Me da un beso- No podía dejar de pensar en como me beso ayer.
Excitada por sus palabras, lo beso aún mas ferozmente que ayer. Realmente yo también lo deseaba.
Mi cartera termina en el suelo. Joaquín camina hacia adelante, mientras yo retrocedo hasta que choco con un árbol. Me aprisiona contra él. Siento la dureza de su cuerpo. La diferencia de tamaños es notable y sensitiva. Sus brazos son anchos, al igual que su espalda. Mis manos no alcanzan a cubrir un sólo músculo de su cuerpo.
Siento como sus mano se van a mi trasero, apretando mis nalgas causando un poco de dolor, por lo cual muerdo su labio superior. Un gemido grave, parecido a una vibración, se escapa de la base de su garganta poniendo mi piel de gallina en su máximo esplendor. Profundizo, si aún se puede más, el beso mientras que mis manos descienden hacia su cadera. Dudando al principio, me decido por rozar su entrepierna con mis manos. Instintivamente, baja sus manos hacia su cremallera y la baja, con la habilidad que el hombre solo conoce, saca su pene. Como ve mis nervios, agarra mis manos incitándome a masturbarlo.
Agarro su pene. WOW, 20 años y 20 cm de pene, diría Lucía, mi amiga. Con mi mano derecha empieza a ascender y descender en torno a su pene. Mi mano apreta lo suficiente, sin llegar a lastimarlo.
La mano izquierda se mete por entre su ropa acariciando su vientre.
Joaquin, enloquecido, mete sus manos por debajo de mi pantalón, acariciando mis nalgas con sus manos frías. Su boca ha dejado la mía, y empezó a descender lamiendo mi cuello. Los gemidos se escapan de mi boca, peleando contra el silencio del bosque.
Cambiando ritmos, acariciando sus testículos, logro, al cabo de un rato de besos y caricias apasionadas, hacer eyacular a mi alumno. Mi mano se siente pegajosa. Extrañaba esa sensación.
Joaquín guarda su pene, lástima, quería probarlo. Pero me da a entender otra cosa... Es mi turno.
Agarrándome de las nalgas, nos tira suavemente en el piso. Mientras me besa, va abriendo y bajando mi pantalón, dejando nada más la braguita roja y la mitad de las medias en descubierto. Deja escapar un silbido.
-Linda vista- Empieza a besar locamente mi entrepierna por sobre la ropa interior. Es tan erótica la imagen de él entre mis piernas besando apasionadamente mis bragas. Caliente como una pava a punto de hervor, bajo mis bragas enseñando mi pubis completamente depilado.
-Mmm... Usted es morocha por naturaleza- Dice mientras acaricia mi pubis- Está tan mojada- Baja su boca y empieza a devorar toda mi vagina. Desde los labios, hasta el clítoris, haciendo que tenga mas orgasmos que gritos. Sus dedos juegan entre mis dos agujeritos, y su lengua primero penetra éstos antes de que sus dedos invadan mi interior. Desearía que fuese su pene, pero me debo de conformar con ese juego entre nosotros.
Entre besos y abrazos, terminados tirados en la tierra, viendo el cielo y las nubes, comentando de nuestras vidas, mientras en mi cabeza una sola cosa pasa al ver sus ojos verdes brillando hacia mí... ¿Cómo voy hacer para continuar con ésto?
3 comentarios - Derecho. Parte 4
excitante!
Un beso! ❤️