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Una violación a voluntad (2)

(Jonathan me estaba manoseando en mi cama derritiéndome por dentro, yo pretendía estar dormida)

Después se detuvo y sentí algo duro y muy caliente en mi trasero, era su paquete, estaba segura. Era difícil no gemir ante tal trato, pero creo que lo logré, a pesar de que me frotó su enorme miembro por todas las nalgas, incluso casi me lo mete, si no fuera por las pantys que traía. Pero creo que aún no tocaba mi parte húmeda.

Después noté como se subió a la cama y estaba justo encima de mí. Entonces comenzó a arrimarme su verga y ponérmela entre las nalgas, yo las subía poquito para facilitarle el trabajo. Quería gritarle que me follara ya, ya casi no aguantaba, entonces puso todo su cuerpo contra el mío y me susurró a la oreja.

-Estas preciosa…

Después de decir eso agarro mis caderas con sus manos y arremetió hacia mis nalgas como si me follara pero sin quitarnos la ropa, al sentir su enorme miembro en todo su esplendor no me aguante y solté un gemido. Inmediatamente notó de inmediato lo cachonda que estaba. Entonces acarició tiernamente mis nalgas y metió su tibia mano entre mis pantys ¡Oh por dios! Mis gemidos salían sin control de mi garganta, mientras me pasaba sus grandes dedos en mi botoncito yo me ponía loca. No dijo absolutamente nada. Yo pretendía estar dormida, aunque él sabía que no era verdad.

Después se bajó de la cama, con la tenue luz de la lámpara y con mi curiosidad quise saber que estaba pasando, vi de reojo como buscaba unas almohadas, pero no solo vi eso, sino que comprobé que bulto que sobresalía de su ropa interior era realmente enorme, al ver eso sentí unas cosquillitas en mi vagina, como si supiera lo que le esperaba que rápidamente se ponía más calientita.

Me levantó las caderas y me colocó en una pila de varias almohadas de modo en que quede toda empinada con las pompis levantadas de tal forma que pudiera penetrarme bien, yo me deje llevar, estaba que explotaba me encantaba darle el control de mí cuerpo. Después continuó frotaba su miembro duro; ahora ya desnudo y mojado, este desgraciado me estaba calentado demasiado y seguía sin metérmela. Hasta que al fin comenzó a bajarme las pantys suavemente. Con mucha delicadeza.

Estaba tan caliente y mojada que no me importaba si usaba protección o no, si el tuviera una enfermedad, lo quería adentro de mí, una y otra vez hasta que estallara dentro de mí.

Después fue hacia donde mi bra y lo desabrochó, mientras lo hacía me seguía frotando su verga por mis trasero sin penetrarme, era un desgraciado, ¿Qué rayos estaba esperando? Lo quería ya todo adentro, mis gemidos eran más fuertes y más desesperados, mientras el parecía disfrutar de mi urgente necesidad de placer. Incluso me la frotaba afuerita, eso me enloquecía más.

Entonces recargo todo su cuerpo en mí y puso su cabeza en mi cuello.

-¿Te gusta?- susurró.

-Ya no aguanto-respondí con mi dulce voz entre gemidos- hazlo o me volveré loca.

Entonces se levantó y sujeto con fuerza mis caderas, ya me estaba saboreando lo que seguía, primero sentí como lo punteaba, ahí se quedó, no sé cuánto, ¡cuánto le encantaba hacerme sufrir el maldito! Pero de repente arremetió y me la metió hasta el fondo ¡Oh por dios! ¡Qué sabroso se sentía! Jamás me habían penetrado así, básicamente grite de placer, apenas podía respirar, su verga era enorme, me llenaba toda sino fuera porque mi concha estaba derretida hubiera dolido bastante, pero así era delicioso.

Es difícil de explicar la sensación que tuve, el me embestía y me sujetaba las caderas con fuerza yo gemía como loca y apretaba su verga con todas mis fuerzas, no puede aguantar mucho así que en un ratito me vine, me vine como nunca, ese orgasmo fue tan largo que me dio miedo. Y lo mejor de todo es que él aun no terminaba, pero para ese entonces se me estaba escurriendo mi lechita. Y aun tenia adentro su gruesa verga. Este hombre sí que sabía cómo coger una mujer.

El diminuto “chick chick” que hacia mi vagina lechosa al ser penetrada por su pene se mezclaba con el sonoro “pas pas” que hacían mis pompis cuando las caderas de Jonathan impactaban contra ellas, lo cual me ponían todavía más caliente, y junto con mis gemidos me hacían sentir una zorra total.

De repente, los impactos contra mis nalgas se hacían más sonoros y más rápidos, sentía que su pene se ponía más duro, estaba tan apretadito, tan rico… y en el momento en que sentí como empezaba a disparar por dentro su caliente semen me dio un orgasmo más fuerte que el anterior, me estaba volviendo loca, con solo acordarme de esa noche me pongo muy mojadita. Estaba tan rellena de su lechita que se salía de mi vagina y chorreaba toda mi pierna, yo ya estaba gritando en ese momento.

Habíamos terminado. Se quedó ahí un rato y luego me la saco. Yo me quede ahí empinada. Podía sentir como su semen aún brotaba de mi vagina, me encantaba esa sensación.

Después de eso, me dio una nalgada (eso me hacía sentir más puta) y se retiró dejándome con las nalgas para arriba y con mi conchita rellena de leche, yo no quería moverme, realmente disfrutaba como cada espesa gota se escurría por mi pierna. El regresó a la sala y yo me quede violada, satisfecha y tan sólo con mis calcetas rojas.

Las demás cosas que pasaron después... las dejaré a su imaginación...

Fin.

2 comentarios - Una violación a voluntad (2)

Rerek
Excelente relato!!
Gracias!