Conocí a mi esposa Julia, cuando ambos éramos personas mayores en la escuela secundaria. Sus padres se habían divorciado cuando ella era recién nacida, por lo que ella se crió con su madre Amalia. En el momento en que conocí a Julia, ella era una rubia natural, busto turgente, cuya altura me superaba por unos centímetros, pero no me deje intimidar por esta diferencia. También ayudó que ella, al contrario que otras mujeres, no encontró varones más altos para ligar. Me gustaría algún día saber porque ella heredó su pelo rubio, piernas largas y grandes pechos de Amalia. Cuando llegué a su casa para recoger Julia en la que era nuestra primera cita, Amalia abrió la puerta. Como ella me dijo que Julia estaría lista en un minuto, no pude dejar de notar el asombroso parecido. Ella me saludó con una sonrisa donde, creo, me daba su aprobación, de hecho, la entusiasmo mucho que yo estaba saliendo con su hija. Más tarde esa noche, cuando terminaba la salida, Amalia me dio un abrazo y un beso en la mejilla por traer Julia a tiempo a la casa. A partir de entonces, Amalia solía coquetear conmigo cada vez que he estado de visita en su casa. No me importó, ni tampoco a Julia, me parece. Un poco antes de terminar la secundaria, cuando organizábamos la fiesta de despedida en nuestra relación se consumó: habíamos tenido nuestra primera relación sexual. Lo hicimos detrás de la puerta del dormitorio cerrada de Julia, pero Amalia, que nosotros había oído, espero que saliéramos de la habitación, nos miró a ambos y dijo: "La próxima vez no me dejen afuera, oír es desagradable, y quiero unirme a la acción." Julia y yo nos miramos el uno al otro, entonces casi al unísono le contestamos a su mamá que estaría bien, le avisaríamos. Yo no tenía idea de si lo había dicho en broma o en serio, pero a principios del verano siguiente fue que tuvimos nuestro primer trío en el piso del dormitorio de Julia. Julia estaba en sus manos y rodillas, mientras que Amalia apoyó la cabeza en una de las nalgas de su hija. Amalia estaba lubricando mi pene chupándolo, luego lo deslicé en la vagina de Julia. Después de varios fragotes se la saco a Julia, entonces tenía a Amalia chupándomela de nuevo. Yo alternaba varias veces entre ellas hasta que advertí que Amalia se dio cuenta que me tenía para hacerme acabar; ella entonces, me apretó con su boca la pija y chupo tanto que mi semen lleno su boca y se agolpo en su garganta. Después, mientras estaba completamente en el piso entre las dos mujeres, les comento que he disfrutado inmensamente la sesión, y mucho más de lo que pensé que sería. Julia y dijo algo en el mismo sentido aunque refunfuñaba un poco porque quería haberme sentido acabar en ella. Finalmente Amalia le dijo que era rico el sabor de mi semen y la beso en la boca pasándole un poco a Julia y que tenía ganas de nuestro próximo trío, Julia hiciera lo mismo con ella. Paso el tiempo rápido, Julia y yo estábamos planeando casarnos. Amalia con sus 41 años, fue una parte muy importante de nuestras vidas, entonces, nos pusimos de acuerdo que mientras Julia sería mi esposa ante la ley, Amalia iba a vivir con nosotros. Durante la ceremonia y la recepción, nos comportamos como si Amalia fuera sólo mi suegra, pero una vez que las formalidades habían terminado, se retiraron todos los pretextos y los tres partimos de luna de miel juntos. Nos alojamos en una habitación de hotel con una cama king-size, así que todos podríamos caber cómodamente. En nuestra primera noche, una vez que nos acomodamos, todos nos desnudamos. Habiendo renunciado a relaciones sexuales durante una semana, estábamos ansiosos por llegar al fondo de la cuestión con poco juego previo. Así que después de dar a cada mujer un abrazo y un beso en los labios, Amalia se acercó a la cama, apartó las sábanas y se tumbó de espaldas. Julia agarró una almohada para Amalia para descansar en sus caderas, luego me hizo señas para llegar al orgasmo de Amalia con una buena mineta ya que se la veía pasada de rosca. Una vez que lo hice, Julia me agarro la pija y la puso en puerta de la abertura de la vagina de su madre y lo frotó arriba y abajo hasta que estuvo segura de que Linda se lubrico suficiente para la penetración. Entonces Julia empujó la cabeza de mi pene dentro de Amalia y me dijo: "tenes que irte en ella, mi amor. Quiero abrazos y chuparle la concha con tu semen a mama. Poco a poco le enterré mi pija en la concha a Amalia, el pensamiento de la lubricación de esa madre despertó mis ansias. De repente, yo quería esto; Quería acabar dentro de la mujer que había dado mi vida esposa; Quería ver su vientre y los pechos hinchados de placer! Empecé a bombear, lentamente al principio, luego aumente poco a poco el ritmo. Me incliné hacia delante, aplastando mi pecho contra sus senos, y nos besamos mientras seguía empujando. Después de unos minutos me lamenté, "Oh Amalia, te voy a llenar de mi leche!" Ella respondió envolviendo sus piernas alrededor de mi cintura y gimiendo, "Sí bebé, acabame lo más adentro que puedas! Quiero quedarme embarazada de vos!" Al instante mi leche salía a chorros dentro de su concha. Después de haber mantenido la promesa de estar célibe toda una semana la energía sexual reprimida dentro de mí estaba flotando en su matriz. yo ya no podía evitarlo, había sucedido; Dejé todo mi semen! Unos cinco o seis de largos espasmos calientes, sentí como trasvasaba mi leche en el vientre de Amalia. Una vez que terminé de eyacular, me quedé con la pija adentro de ella y nos besamos un poco más de franela hasta que mi erección se fue. Luego nos levantamos y ponemos la almohada de nuevo a la cabeza de la cama, la almohada en la que había descansado sus caderas. Julia, mirando desde corta distancia, dijo: "Eso fue genial! Puedo haber sido testigo de la concepción de mi propio hermano " "Estoy bastante seguro de que lo hizo," Amalia respondió: "Y en la mañana, cuando me despierte te toca el turno a ti Julia." . Cuando nos levantamos a la mañana siguiente, que era Julia estaba boca arriba y Amalia, que pone en posición la almohada en la cadera de Julia. EL ritual se repetía Amalia me pidió que le chupara la concha a Julia hasta que le haga acabar que anoche debía haber quedado media con ganitas. Cuando se fue, Amalia me agarro la pija guió mi pija a la vagina de su hija y le dijo: "OK chicos, ahora me hacen una abuela!" Como lo hice antes con Amalia, me metí dentro y fuera empecé a bombear a mi mujer. Ella envolvió sus piernas alrededor de mí, diciéndome que dejara toda mi leche en ella luego de un rato de meta y pon una carga casi tan grande como la que había acabado en su mamá llenaba la cueva empapada de placer de Julia. Después de 5 noches más en el hotel, en las que no pare de cogérmelas alternativamente o juntos volvimos a nuestra ciudad. Organizamos a vivir en la casa de Amalia y armamos un dormitorio para ella, solo para disimular; para nuestra habitación nos compramos una cama king-size. Julia limpió sus cosas de la habitación, sacando toda su ropa y otras pertenencias que todavía valora a la habitación que ahora era nuestra, y dar el resto a obras de caridad. Pero lo mejor de todo, un mes después de nuestro regreso a casa, Julia y Amalia ambas se hicieron el evatest, y resulto en ambos casos positivo. Con el paso de los meses el vientre y los pechos se les van hinchando, las dos mujeres se calientan a menudo, y yo estaba más que feliz de satisfacerlas. Cuando estaban cerca de parir, las dos mujeres en periodo de lactancia me pidieron que chupara la leche de sus pechos. Tiempo había soñado desde verlas en la nurse a ambas; ahora que la fantasía se haría realidad doblemente para mí. Exactamente a los nueve meses después de nuestra luna de miel, Amalia dio a luz en primer lugar, a una chica a la que hemos llamado Agostina. Una semana después de eso, Julia dio a luz a un niño a quien bautizamos Felipe. Luego de alimentar, Amalia y Julia , siempre había una cierta búsqueda perversa de darme ellas a mí leche materna. Amalia y Julia siguieron con leche en sus senos después del amamantamiento. ¡Ah, las alegrías de la bigamia! Dos hermosas, dulces, mujeres atractivas, una madre y su hija. Y una hermosa acabada para cada uno de ellas. Me siento afortunado, porque pocos hombres llegan a experimentar esas alegrías.
2 comentarios - Fantasias reales
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