Antes que nada quería agradecerles a los que se tomaron la molestia de leer mi primer relato, comentarlo y sumarle puntos. Para los que no lo vieron o quieran volver a leerlo les dejo acá el link: Primera vez con mi mejor amigo Acá va mi segundo post, espero que les guste!
Lo primero que recuerdo es que no sé muy bien cómo sucedieron los hechos, tengo algunas imágenes que intentare poner en orden. Solo puedo decir que el culo de mi vecino es increíble, que su pija es irresistible y que no la había deseado tanto hasta que, increíblemente, me la encontré en mi terraza…
La cosa era más o menos así. La relación con mi vecino siempre fue un morbo especial, ambos tenemos 20 años y siempre que hablábamos o chateábamos irremediablemente el tema del sexo surgía: fantasías, morbos, deseos, chismes de sus parejas o minitas que habíamos comido. Un día, chiste va, chiste viene me dice “Cada vez que subo al techo y miro tu pileta me dan unas ganas de tirarme en bolas”. Realmente era tentador imaginarme a mi vecino, un morocho de 20 años, alto, flaco y bien marcado con un bultito que siempre le quedaba marcado con las bermudas y el pantalón gris del colegio, pero mi respuesta lógica en ese momento fue: “¿Es necesario que te tires en pelotas en mi pileta?” y ambos reíamos porque no imaginábamos lo cerca que estábamos de ese momento.
Una noche de verano, como tantas que habíamos pasado, desafortunadamente se nos corto la luz. En mi casa estaba solamente mi viejo (que se estaba yendo) y yo. Para estos momentos siempre se hace el mismo accionar de emergencia: buscar velas, linternas, encendedores y cualquier cosa que pudiera iluminar aunque sea un fragmento de la casa. Llego la hora de irse, mi papa se va y por fin quedo solo en mi casa.
Subo al techo con mi linterna para ver cómo estaba la cosa y ver que tan grande era el corte de luz en el barrio. Por suerte tengo una terraza amplia con un pequeño balconcito con un leve desnivel donde me gusta sentarme y ver la calle y tocar algunas ramas de los arboles que llegan hasta ahí. En eso que estaba muy tranquilo, y solamente iluminado por una gran luna llena y algunas estrellas, una sombra aparece a varios metros hacía mi izquierda. La verdad es que el único final posible era el de una película de terror o un relato porno de Poringa! Afortunadamente ocurrió lo segundo. ¡Era Tomás! Mi vecino con su linterna que venía a hacer lo mismo que yo, ambos embolados por la falta de luz y muertos del calor por los pesados días de enero.
Tomás: Saliste a tomar aire?
Yo: Si, esta super pesado adentro
Tomás: si en casa también, mis viejos están insoportables (Nos reímos un poco ya que ambos siempre compartíamos quilombos parecidos con nuestros viejos) Yo no entiendo como teniendo una pileta en tu patio, todavía seguís dando vueltas como boludo en el techo
Yo: Bueno, che… a veces no es tan divertido como parece
Tomás: Por?
Yo: En realidad me embola bastante estar solo en la pileta
Tomás: Y yo estoy pintado boludo?
Yo: Podríamos meternos si queres
Tomás: Dale, báncame que le aviso a mi vieja y traigo una toalla
Yo: Dale, te espero abajo
Mientras bajaba la escalera fue con mi linterna a buscar una bermuda para meterme y toalla, cuando salgo al patio Tomás ya había vuelto. “Dale capo, muero de calor! Y tus viejos?” me dijo “No están, aprovecharon y se fueron al cumple de unos amigos de ellos” le conteste. “Entonces me meto en pelotas” y en ese momento Tomás se saco la bermuda que traía y quedo solo con un bóxer ajustadísimo que le marcaba todo el orto. Un culo perfecto, redondito y muy bien entrenado. En eso se da vuelta y veo que tiene un bulto aún más grande de lo que yo recordaba, el bóxer le marcaba y separaba toda la verga y se veía algo increíble “Dale, te metes?” tarde un momento en reaccionar “ Si, dejo esto acá y me mando”. Acomode las cosas que traía y me metí en la pileta con él.
Tomás: Dale, no seas garca y sacate la bermuda… no me dejes en banda
Dude un instante pero me la termine sacando quedando solo con mi bóxer verde que me marcaba toda la cola
Tomás: Pero mira qué lindo culo tiene el “Rugbier”
Yo: Y el tuyo no es un mal culo para un futbolista…
Tomás: ¡Ah! Ya me lo estuviste fichando putito…
Yo: Con semejante burra como para no verla
Tomás: Porque no venís y me miras esta
En ese momento me agarro con fuerza y me llevo la cabeza hasta su pija
Tomás: ¿Y qué te parece? ¿Pija de futbolista o no?
En ese momento me lo saque de encima, pero empecé a dudar un poco. El tener esa pija tan cerca de mi cara me genero muchas cosas, como por ejemplo querer que es pija llegue a mi boca…
Tomás: ¿Te gusta no?
Yo: ¿Qué decis?
Tomás: Te gusta… Se te ve en los ojos. Igual por mí no hay drama
Yo: No, estas flashando…
Tomás se acerca a mí y me agarra con su brazo de la nuca y me dice “Si queda acá, esta todo más que bien…” y me estampa un beso que hasta hoy recuerdo. Cuando nos separamos el mira a los ojos y me lleva del brazo hasta el borde de la pileta en donde se sienta y lleva mi mano hasta su pija donde queda apoyada y yo lentamente comienzo a apretarla, sentirla, jugar con esa verga que empezaba a cambiar de tamaño a ponerse más gorda. “Uff… Sacala de ahí que no aguanto más” me dijo sonriente y dejándose caer hacía atrás. Le baje el boxer y sale una verga de unos 20 cm y muy gorda, por un momento mi cabeza quiso dudar pero mi cuerpo empezó a arrodillarse delante de semejante perfección y mi boca deposito dentro suyo aquel regalo mientras que con una de mis manos empezaba a acariciarle las bolas y con la otra recorría parte del tronco que no encontraba lugar en mi boca. Al toque empecé a sentir como el resto de su pija se ponía bien dura y de tan ancha costaba metérmela toda la boca, Tomás, al ver la situación se calentó todavía más y empezó a tomarme de la nuca con sus dos manos. Empezamos a acelerar el ritmo, me engolosine y no quería sacarme de la boca esa pija hasta que no acabara por lo menos entonces lo agarre de la cintura y él empezó a hacer espasmos cada vez más seguidos, con una mano siguió acelerando la acción hasta que por un momento me freno la cabeza cerca de su pelvis y me empezó a hacer caricias mientras me decía “Bancala que ya sale…” Y así fue, empezó a acabar adentro mío y yo ahogándome con su propia leche y mi saliva. Al sacarla de mi boca, me tomo la cara, toda enchastrada con su leche, y empezó a hacerme caricias y a limpiarme suavemente. “Sabes que, en el fondo, siempre fantasee con el momento en que alguien me chupara la pija. Me alegro que hayas sido vos” Yo le hice una pequeña mueca de satisfacción y al ver que su pija había perdido parte de su vigorosidad pero seguía presente se la tome con la mano y le empecé a hacer una paja. “Lo único que te pido es que esto no salga de acá” me dijo “Por supuesto, lo mismo pido” respondí.
Después de la paja, dimos una vuelta en la pile y ambos nos levantamos satisfechos y mojados. Nos secamos, nos cambiamos y nos dimos cuenta que la luz no había vuelto.
Yo: ¿Te queres quedar a dormir?
Tomás: Solo si te puedo hacer cucharita
Lo primero que recuerdo es que no sé muy bien cómo sucedieron los hechos, tengo algunas imágenes que intentare poner en orden. Solo puedo decir que el culo de mi vecino es increíble, que su pija es irresistible y que no la había deseado tanto hasta que, increíblemente, me la encontré en mi terraza…
La cosa era más o menos así. La relación con mi vecino siempre fue un morbo especial, ambos tenemos 20 años y siempre que hablábamos o chateábamos irremediablemente el tema del sexo surgía: fantasías, morbos, deseos, chismes de sus parejas o minitas que habíamos comido. Un día, chiste va, chiste viene me dice “Cada vez que subo al techo y miro tu pileta me dan unas ganas de tirarme en bolas”. Realmente era tentador imaginarme a mi vecino, un morocho de 20 años, alto, flaco y bien marcado con un bultito que siempre le quedaba marcado con las bermudas y el pantalón gris del colegio, pero mi respuesta lógica en ese momento fue: “¿Es necesario que te tires en pelotas en mi pileta?” y ambos reíamos porque no imaginábamos lo cerca que estábamos de ese momento.
Una noche de verano, como tantas que habíamos pasado, desafortunadamente se nos corto la luz. En mi casa estaba solamente mi viejo (que se estaba yendo) y yo. Para estos momentos siempre se hace el mismo accionar de emergencia: buscar velas, linternas, encendedores y cualquier cosa que pudiera iluminar aunque sea un fragmento de la casa. Llego la hora de irse, mi papa se va y por fin quedo solo en mi casa.
Subo al techo con mi linterna para ver cómo estaba la cosa y ver que tan grande era el corte de luz en el barrio. Por suerte tengo una terraza amplia con un pequeño balconcito con un leve desnivel donde me gusta sentarme y ver la calle y tocar algunas ramas de los arboles que llegan hasta ahí. En eso que estaba muy tranquilo, y solamente iluminado por una gran luna llena y algunas estrellas, una sombra aparece a varios metros hacía mi izquierda. La verdad es que el único final posible era el de una película de terror o un relato porno de Poringa! Afortunadamente ocurrió lo segundo. ¡Era Tomás! Mi vecino con su linterna que venía a hacer lo mismo que yo, ambos embolados por la falta de luz y muertos del calor por los pesados días de enero.
Tomás: Saliste a tomar aire?
Yo: Si, esta super pesado adentro
Tomás: si en casa también, mis viejos están insoportables (Nos reímos un poco ya que ambos siempre compartíamos quilombos parecidos con nuestros viejos) Yo no entiendo como teniendo una pileta en tu patio, todavía seguís dando vueltas como boludo en el techo
Yo: Bueno, che… a veces no es tan divertido como parece
Tomás: Por?
Yo: En realidad me embola bastante estar solo en la pileta
Tomás: Y yo estoy pintado boludo?
Yo: Podríamos meternos si queres
Tomás: Dale, báncame que le aviso a mi vieja y traigo una toalla
Yo: Dale, te espero abajo
Mientras bajaba la escalera fue con mi linterna a buscar una bermuda para meterme y toalla, cuando salgo al patio Tomás ya había vuelto. “Dale capo, muero de calor! Y tus viejos?” me dijo “No están, aprovecharon y se fueron al cumple de unos amigos de ellos” le conteste. “Entonces me meto en pelotas” y en ese momento Tomás se saco la bermuda que traía y quedo solo con un bóxer ajustadísimo que le marcaba todo el orto. Un culo perfecto, redondito y muy bien entrenado. En eso se da vuelta y veo que tiene un bulto aún más grande de lo que yo recordaba, el bóxer le marcaba y separaba toda la verga y se veía algo increíble “Dale, te metes?” tarde un momento en reaccionar “ Si, dejo esto acá y me mando”. Acomode las cosas que traía y me metí en la pileta con él.
Tomás: Dale, no seas garca y sacate la bermuda… no me dejes en banda
Dude un instante pero me la termine sacando quedando solo con mi bóxer verde que me marcaba toda la cola
Tomás: Pero mira qué lindo culo tiene el “Rugbier”
Yo: Y el tuyo no es un mal culo para un futbolista…
Tomás: ¡Ah! Ya me lo estuviste fichando putito…
Yo: Con semejante burra como para no verla
Tomás: Porque no venís y me miras esta
En ese momento me agarro con fuerza y me llevo la cabeza hasta su pija
Tomás: ¿Y qué te parece? ¿Pija de futbolista o no?
En ese momento me lo saque de encima, pero empecé a dudar un poco. El tener esa pija tan cerca de mi cara me genero muchas cosas, como por ejemplo querer que es pija llegue a mi boca…
Tomás: ¿Te gusta no?
Yo: ¿Qué decis?
Tomás: Te gusta… Se te ve en los ojos. Igual por mí no hay drama
Yo: No, estas flashando…
Tomás se acerca a mí y me agarra con su brazo de la nuca y me dice “Si queda acá, esta todo más que bien…” y me estampa un beso que hasta hoy recuerdo. Cuando nos separamos el mira a los ojos y me lleva del brazo hasta el borde de la pileta en donde se sienta y lleva mi mano hasta su pija donde queda apoyada y yo lentamente comienzo a apretarla, sentirla, jugar con esa verga que empezaba a cambiar de tamaño a ponerse más gorda. “Uff… Sacala de ahí que no aguanto más” me dijo sonriente y dejándose caer hacía atrás. Le baje el boxer y sale una verga de unos 20 cm y muy gorda, por un momento mi cabeza quiso dudar pero mi cuerpo empezó a arrodillarse delante de semejante perfección y mi boca deposito dentro suyo aquel regalo mientras que con una de mis manos empezaba a acariciarle las bolas y con la otra recorría parte del tronco que no encontraba lugar en mi boca. Al toque empecé a sentir como el resto de su pija se ponía bien dura y de tan ancha costaba metérmela toda la boca, Tomás, al ver la situación se calentó todavía más y empezó a tomarme de la nuca con sus dos manos. Empezamos a acelerar el ritmo, me engolosine y no quería sacarme de la boca esa pija hasta que no acabara por lo menos entonces lo agarre de la cintura y él empezó a hacer espasmos cada vez más seguidos, con una mano siguió acelerando la acción hasta que por un momento me freno la cabeza cerca de su pelvis y me empezó a hacer caricias mientras me decía “Bancala que ya sale…” Y así fue, empezó a acabar adentro mío y yo ahogándome con su propia leche y mi saliva. Al sacarla de mi boca, me tomo la cara, toda enchastrada con su leche, y empezó a hacerme caricias y a limpiarme suavemente. “Sabes que, en el fondo, siempre fantasee con el momento en que alguien me chupara la pija. Me alegro que hayas sido vos” Yo le hice una pequeña mueca de satisfacción y al ver que su pija había perdido parte de su vigorosidad pero seguía presente se la tome con la mano y le empecé a hacer una paja. “Lo único que te pido es que esto no salga de acá” me dijo “Por supuesto, lo mismo pido” respondí.
Después de la paja, dimos una vuelta en la pile y ambos nos levantamos satisfechos y mojados. Nos secamos, nos cambiamos y nos dimos cuenta que la luz no había vuelto.
Yo: ¿Te queres quedar a dormir?
Tomás: Solo si te puedo hacer cucharita
12 comentarios - Corte de luz y juegos con el vecino