Estaba sumergida en el Yacuzzi de mi habitación. EL agua tibia masajeaba mi piel con cuidado , mientras las burbujas me hacían cosquillas en los pezones. El cuarto de baño permanecía iluminado únicamente por la luz de una pequeña vela que ardía en el borde de la bañera junto a mi pie derecho. El aroma de las sales y el sonido del agua adormecían los sentidos. Tenía por única compañía una copa de Vignier frío, cuando escuché a puerta abrirse.
Su perfume cortaba el aire dulzón a flores de la habitación, haciendo inconfundible su presencia. El sonido de sus pasos, se acompasaba con mis latidos que desbocados pulsaban contra mi pecho para desplomarse hasta mi ingle y clavarse en mi clítoris como antesala a un final anunciado.
Había regresado de jugar al tenis, tenia la respiración acelerada y podiá sentir el calor de su cuerpo acercarse. Yo tenia los ojos cerrados, y la cabeza recostada sobre la bañera; pero aun así podía sentir su mirada sobre mí. Me recorría mientras decidía qué iba a hacer conmigo. Lo escuchaba tomar agua, mientras que se sentaba a mi lado dejando tras de sí el resplandor de la vela, proyectando su sombra que sin de resultar amenazadora, me envolvía y sujetaba.
No sé cuanto tiempo estuvimos en silencio, pueden haber sido minutos u horas, pero sé que cada instante que pasaba, mi cuerpo se calentaba más y más, mientras que mi voluntad era dulcemente drenada por la suya. La excitación cosquilleaba entre mis piernas y ardía en mi vientre. No sabía qué ni cuando, pero presentía que ya había decidido que hacer con su juguete.
Me ordenó abrir las piernas, mientras que tomaba con firmeza mis pezones con sus manos heladas. Mi comuna se arqueó con fuerza hacia arriba y mis piernas se abrieron de inmediato ante sus palabras. Sin dejar de apretar el pezón derecho, metió tres dedos fríos de sostener el agua mineral, dentro de mí: caliente y mojada por el agua y la expectativa de tenerlo. El contacto era igualmente doloroso como excitante, una mezcla de sensaciones se agolpaban en mi cabeza y explotaban en forma de orgasmos en mi cuerpo. Podía sentir como mi concha se apretaba a sus dedos y se dilataba para permitirle entrar más profundo. Metía y sacaba su mano con fuerza mientras que con la otra me mantenía tomada del cuello, besándome desgarradoramente. Vaciando al aire de mis pulmones. Necesitaba sentir como me desarmaba entre sus manos para volver a armarme a su antojo. Mi concha se había abierto cada vez más con sus besos y ahora eran cuatro los dedos que salían y entraban de ella a su antojo. Dejó los dedos dentro mío y empezó a meterlos con fuerza más adentro, yo abrí los ojos, sintiendo su embestida cuando me miró fijamente y me dijo: - Que linda putita que tengo. Un día de estos te voy a romper de lo que me gusta verte gozar. Parate, date vuelta y dame el culo que es lo primero que te voy a romper. – Creo que acabé antes de lograr pararme.
Me incorporé con la concha chorreando, y de espaldas a mi Amo. Me recline sobre la pared de enfrente. Unos segundos después, mi Amo me dijo que iba a azotarme cinco veces de cada lado para que pudiera sentir mejor la temperatura del agua. Le rogué diciendo que no era necesario porque tenía la piel sensible de estar sumergida pero mis quejas sólo lograron que fueran 7 en lugar de 5. Cada azote sensibilizaba mi piel aun más y la calentaban, como también calentaban el interior de mi vagina que se lubricaba y rogaba por ser penetrada. Estaba ardiendo por dentro y por fuera, en ese justo instante el duchador se abrió derramando agua helada sobre mi cola y mis piernas. Estallé y mis rodillas se doblaron justo cuando sentí su mano meterse por detrás de mí y pasar entre mis piernas para sostenerme por el vientre. – Arriba perra! . Fue su órden y mis piernas volvieron a erguirse. Cuando recuperé la estabilidad, metio cuatro de los dedos de su mano izquierda en mi concha dejando el pulgar apoyado contra mi culo. Con la derecha, manejaba el rociador dirigiéndolo a mi clítoris hinchado y caliente por dentro y helado por fuera. Yo acababa y me sumergía en una espiral con los sentidos aturdidos y extasiados. Repentinamente, dejó el rociador de lado y me ordenó arrodillarme en el agua caliente, otra vez el choque térmico y sus dedos clavandose dentro mío me hicieron acabar gritando de placer. El me tapó la boca para que deje de gritar y me ordenó callarme, los vecinos no tenian porque enterarse de la puta que era. Cada palabra, cada intrusión dentro mío dejaban en claro que yo le pertenecía y eso era justamente lo que más me excitaba.- Arriba. Sentenció levantándome con los dedos metidos en la concha. Tomó con su mano derecha la crema de enjuague y derramó un poco en la entrada de mi culo, para meterla despacio con el pulgar y masajearlo para abrirlo. Me enloquece que me haga el culo, es una de las cosas que más sensación de entrega me dá. Siguió metiendo crema y dedos dentro de mi culo, mientras que yo rogaba porque me meta la pija hasta el fondo. Para mi sorpresa, sacó todos los dedos y escuché como algo empezaba a vibrar. Ese algo era un buttplug que se metió adentro de mi culo abriéndolo y vibrando al mismo tiempo. Yo grité pero ya se había metido adentro mío y una de sus manos estaba apretando mi clítoris para arrastrarme a otro orgasmo más frenético y más intenso. Todavía estaba de espaldas a él, temblando y aturdida, cuando con una mano me tomó del cuello y con la otra de la cintura, con fuerza pero dulcemente me incorporó y me dijo al oído: - Dejatelo puesto, y ponete linda. Vamos a cenar…
Obedientemente escogí un vestido negro, corto y ajustado al cuerpo bordado en lentejuelas. Unos zapatos de taco alto negros de charol y unas medias de red negras. El negro realza el blanco de mi piel y el rojo de mis labios. Casi sin maquillaje y con un dulce pero intenso perfume floral me presenté ante mi Amo para cumplir con su inspección. Me relagó una sonrisa de aprobación y me felicitó por oler deliciosamente. Le agradecí encantada de gustarle. El se puso frente a mi y mi mordió en el cuello mientras me tomaba fuertemente con su mano derecha por la cola. Yo me mojé exhalando un suspiro y el se acercó a mi oído susurrando: -Te voy a hacer rogar hoy. Me desarmé.
Había apagado el buttplugg des pues de mi revisión, pero todavía estaba metido en mi culo, y permaneció ahí hasta que llegamos al restorant. Al llegar me dijo que vaya al baño y lo saque pero me meta dentro el huevo que vibra a control remoto. Segui sus indicaciones y regresé a la mesa más aliviada. Pedimos una comida ligera a base de mariscos y un champagne. Las burbujas empezaron a hacer efecto y me sentía relajada y ligeramente mareada. Sacó le control remoto y lo puso sobre la mesa. Mientras que me veía directamente a los ojos, lo prendió y empezó a subir la intensidad. Era más suave que el buttplug pero igualmente me hacía estremecer, y sumado al efecto del champagne y su mirada fija sobre mí, podía sentir como empezaba a mojarme entre las piernas. Se apoyó sobre la mesa y me dijo que me acerque. Me tomó del cuello y me susurró al oído. – Te quiero ver acabar. O acabás así o te cojo arriba die la mesa. Por supuesto, no hizo falta. Empecé a chorrearme entre las piernas y mis mejillas se encendieron mientras que mi columna se arqueaba ligeramente hacia adelante. El se sonreía mientras me veía debatir entre desplomarme sobre la silla y tratar de pasar inadvertida ante la mirada de los otros comensales. Afortunadamente, el restorant estaba sólo iluminado por la luz de tenues velas sobre la mesa. Ese detalle me ayudaría luego cuando tuviera que levantarme y mi vestido estuviera ligeramente mojado entre mis piernas.- Podría verte acabar toda la noche. Me dijo dibujando una media sonrisa en su cara.
Salimos del restorant y me senté a su lado en el auto. –Bajate el escote, quiero verte las tetas, y tocate. Mientras tanto, el prendía un habano. Yo me relajé sobre le asiento, levanté la pierna derecha y bajé el escote. Yo acabe un par de veces en el camino a casa, mojando definitivamente mi vestido. Bajamos del auto, entramos a la casa y me pidió que le sirva una copa de coñac. Lo fui a buscar y cuando regresé subi delante de él las escaleras. Mientras que subíamos notó mi vestido empapado. –Estas toda mojada. – Si Amo, fue por tocarme en el auto.- No podes ser asi de perra, venia aca. Dijo mientras me empujaba hacia el borde de la cama y yo quedaba apoyada sobre mis palmas. Levantó el vestido, rompió las medias de red y metío varios dedos dentro mío. Yo estaba empapada. Los sacó y me dio un azote en el culo. Yo chillé y el volvío a meterlos adentro mío; pero esta vez más despacio, orillándome al orgasmo para luego sacarlos y darme otro azote. LO hizo una y otra vez hasta que mis rodillas empezaron a doblarse. En ese momento se puso detrás de mí, su mano derecha se clavó en mi pelvis y la izquierda me tomó por el cuello con firmeza. Se incorporó y empezó a meterme la pija en el culo despacio, abriéndolo de una sola vez. Se me escapaban los sentidos. Lo sentía intensamente adentro mío, y al mismo tiempo sus dedos se metían en mi concha. Yo acababa chorreando entre mis piernas, mojando mis zapatos y el piso. . Me tiro contra la cama poniéndome en cuatro y empezó a cogerme con fuerza, entrando y saliendo por completo. Yo gritaba y me retorcía, mientras que él me rompía el culo. Me acosté en el borde con el culo para arriba y me entregué a la maravillosa sensación de sentirlo entrar y salir a su antojo, hinchándose cada vez más y cogiéndome cada vez más fuerte. Estaba extasiada y empecé a sentir como el se acercaba a acabarme en el culo, cuando me dijo: Queres que te llene el culo de leche? - Si por favor Amo, lléname el culo de leche. Y apenas terminé de decirlo, sentí como acababa adentro mío y me arrastraba en un orgasmo increíble.
Nos desplomamos en la cama, con su cabeza entre mis brazos, con la respiración entrecortada y una amplia sonrisa en los labios. Te amo, nos susurramos y nos dimos un dulce beso en los labios.
Su perfume cortaba el aire dulzón a flores de la habitación, haciendo inconfundible su presencia. El sonido de sus pasos, se acompasaba con mis latidos que desbocados pulsaban contra mi pecho para desplomarse hasta mi ingle y clavarse en mi clítoris como antesala a un final anunciado.
Había regresado de jugar al tenis, tenia la respiración acelerada y podiá sentir el calor de su cuerpo acercarse. Yo tenia los ojos cerrados, y la cabeza recostada sobre la bañera; pero aun así podía sentir su mirada sobre mí. Me recorría mientras decidía qué iba a hacer conmigo. Lo escuchaba tomar agua, mientras que se sentaba a mi lado dejando tras de sí el resplandor de la vela, proyectando su sombra que sin de resultar amenazadora, me envolvía y sujetaba.
No sé cuanto tiempo estuvimos en silencio, pueden haber sido minutos u horas, pero sé que cada instante que pasaba, mi cuerpo se calentaba más y más, mientras que mi voluntad era dulcemente drenada por la suya. La excitación cosquilleaba entre mis piernas y ardía en mi vientre. No sabía qué ni cuando, pero presentía que ya había decidido que hacer con su juguete.
Me ordenó abrir las piernas, mientras que tomaba con firmeza mis pezones con sus manos heladas. Mi comuna se arqueó con fuerza hacia arriba y mis piernas se abrieron de inmediato ante sus palabras. Sin dejar de apretar el pezón derecho, metió tres dedos fríos de sostener el agua mineral, dentro de mí: caliente y mojada por el agua y la expectativa de tenerlo. El contacto era igualmente doloroso como excitante, una mezcla de sensaciones se agolpaban en mi cabeza y explotaban en forma de orgasmos en mi cuerpo. Podía sentir como mi concha se apretaba a sus dedos y se dilataba para permitirle entrar más profundo. Metía y sacaba su mano con fuerza mientras que con la otra me mantenía tomada del cuello, besándome desgarradoramente. Vaciando al aire de mis pulmones. Necesitaba sentir como me desarmaba entre sus manos para volver a armarme a su antojo. Mi concha se había abierto cada vez más con sus besos y ahora eran cuatro los dedos que salían y entraban de ella a su antojo. Dejó los dedos dentro mío y empezó a meterlos con fuerza más adentro, yo abrí los ojos, sintiendo su embestida cuando me miró fijamente y me dijo: - Que linda putita que tengo. Un día de estos te voy a romper de lo que me gusta verte gozar. Parate, date vuelta y dame el culo que es lo primero que te voy a romper. – Creo que acabé antes de lograr pararme.
Me incorporé con la concha chorreando, y de espaldas a mi Amo. Me recline sobre la pared de enfrente. Unos segundos después, mi Amo me dijo que iba a azotarme cinco veces de cada lado para que pudiera sentir mejor la temperatura del agua. Le rogué diciendo que no era necesario porque tenía la piel sensible de estar sumergida pero mis quejas sólo lograron que fueran 7 en lugar de 5. Cada azote sensibilizaba mi piel aun más y la calentaban, como también calentaban el interior de mi vagina que se lubricaba y rogaba por ser penetrada. Estaba ardiendo por dentro y por fuera, en ese justo instante el duchador se abrió derramando agua helada sobre mi cola y mis piernas. Estallé y mis rodillas se doblaron justo cuando sentí su mano meterse por detrás de mí y pasar entre mis piernas para sostenerme por el vientre. – Arriba perra! . Fue su órden y mis piernas volvieron a erguirse. Cuando recuperé la estabilidad, metio cuatro de los dedos de su mano izquierda en mi concha dejando el pulgar apoyado contra mi culo. Con la derecha, manejaba el rociador dirigiéndolo a mi clítoris hinchado y caliente por dentro y helado por fuera. Yo acababa y me sumergía en una espiral con los sentidos aturdidos y extasiados. Repentinamente, dejó el rociador de lado y me ordenó arrodillarme en el agua caliente, otra vez el choque térmico y sus dedos clavandose dentro mío me hicieron acabar gritando de placer. El me tapó la boca para que deje de gritar y me ordenó callarme, los vecinos no tenian porque enterarse de la puta que era. Cada palabra, cada intrusión dentro mío dejaban en claro que yo le pertenecía y eso era justamente lo que más me excitaba.- Arriba. Sentenció levantándome con los dedos metidos en la concha. Tomó con su mano derecha la crema de enjuague y derramó un poco en la entrada de mi culo, para meterla despacio con el pulgar y masajearlo para abrirlo. Me enloquece que me haga el culo, es una de las cosas que más sensación de entrega me dá. Siguió metiendo crema y dedos dentro de mi culo, mientras que yo rogaba porque me meta la pija hasta el fondo. Para mi sorpresa, sacó todos los dedos y escuché como algo empezaba a vibrar. Ese algo era un buttplug que se metió adentro de mi culo abriéndolo y vibrando al mismo tiempo. Yo grité pero ya se había metido adentro mío y una de sus manos estaba apretando mi clítoris para arrastrarme a otro orgasmo más frenético y más intenso. Todavía estaba de espaldas a él, temblando y aturdida, cuando con una mano me tomó del cuello y con la otra de la cintura, con fuerza pero dulcemente me incorporó y me dijo al oído: - Dejatelo puesto, y ponete linda. Vamos a cenar…
Obedientemente escogí un vestido negro, corto y ajustado al cuerpo bordado en lentejuelas. Unos zapatos de taco alto negros de charol y unas medias de red negras. El negro realza el blanco de mi piel y el rojo de mis labios. Casi sin maquillaje y con un dulce pero intenso perfume floral me presenté ante mi Amo para cumplir con su inspección. Me relagó una sonrisa de aprobación y me felicitó por oler deliciosamente. Le agradecí encantada de gustarle. El se puso frente a mi y mi mordió en el cuello mientras me tomaba fuertemente con su mano derecha por la cola. Yo me mojé exhalando un suspiro y el se acercó a mi oído susurrando: -Te voy a hacer rogar hoy. Me desarmé.
Había apagado el buttplugg des pues de mi revisión, pero todavía estaba metido en mi culo, y permaneció ahí hasta que llegamos al restorant. Al llegar me dijo que vaya al baño y lo saque pero me meta dentro el huevo que vibra a control remoto. Segui sus indicaciones y regresé a la mesa más aliviada. Pedimos una comida ligera a base de mariscos y un champagne. Las burbujas empezaron a hacer efecto y me sentía relajada y ligeramente mareada. Sacó le control remoto y lo puso sobre la mesa. Mientras que me veía directamente a los ojos, lo prendió y empezó a subir la intensidad. Era más suave que el buttplug pero igualmente me hacía estremecer, y sumado al efecto del champagne y su mirada fija sobre mí, podía sentir como empezaba a mojarme entre las piernas. Se apoyó sobre la mesa y me dijo que me acerque. Me tomó del cuello y me susurró al oído. – Te quiero ver acabar. O acabás así o te cojo arriba die la mesa. Por supuesto, no hizo falta. Empecé a chorrearme entre las piernas y mis mejillas se encendieron mientras que mi columna se arqueaba ligeramente hacia adelante. El se sonreía mientras me veía debatir entre desplomarme sobre la silla y tratar de pasar inadvertida ante la mirada de los otros comensales. Afortunadamente, el restorant estaba sólo iluminado por la luz de tenues velas sobre la mesa. Ese detalle me ayudaría luego cuando tuviera que levantarme y mi vestido estuviera ligeramente mojado entre mis piernas.- Podría verte acabar toda la noche. Me dijo dibujando una media sonrisa en su cara.
Salimos del restorant y me senté a su lado en el auto. –Bajate el escote, quiero verte las tetas, y tocate. Mientras tanto, el prendía un habano. Yo me relajé sobre le asiento, levanté la pierna derecha y bajé el escote. Yo acabe un par de veces en el camino a casa, mojando definitivamente mi vestido. Bajamos del auto, entramos a la casa y me pidió que le sirva una copa de coñac. Lo fui a buscar y cuando regresé subi delante de él las escaleras. Mientras que subíamos notó mi vestido empapado. –Estas toda mojada. – Si Amo, fue por tocarme en el auto.- No podes ser asi de perra, venia aca. Dijo mientras me empujaba hacia el borde de la cama y yo quedaba apoyada sobre mis palmas. Levantó el vestido, rompió las medias de red y metío varios dedos dentro mío. Yo estaba empapada. Los sacó y me dio un azote en el culo. Yo chillé y el volvío a meterlos adentro mío; pero esta vez más despacio, orillándome al orgasmo para luego sacarlos y darme otro azote. LO hizo una y otra vez hasta que mis rodillas empezaron a doblarse. En ese momento se puso detrás de mí, su mano derecha se clavó en mi pelvis y la izquierda me tomó por el cuello con firmeza. Se incorporó y empezó a meterme la pija en el culo despacio, abriéndolo de una sola vez. Se me escapaban los sentidos. Lo sentía intensamente adentro mío, y al mismo tiempo sus dedos se metían en mi concha. Yo acababa chorreando entre mis piernas, mojando mis zapatos y el piso. . Me tiro contra la cama poniéndome en cuatro y empezó a cogerme con fuerza, entrando y saliendo por completo. Yo gritaba y me retorcía, mientras que él me rompía el culo. Me acosté en el borde con el culo para arriba y me entregué a la maravillosa sensación de sentirlo entrar y salir a su antojo, hinchándose cada vez más y cogiéndome cada vez más fuerte. Estaba extasiada y empecé a sentir como el se acercaba a acabarme en el culo, cuando me dijo: Queres que te llene el culo de leche? - Si por favor Amo, lléname el culo de leche. Y apenas terminé de decirlo, sentí como acababa adentro mío y me arrastraba en un orgasmo increíble.
Nos desplomamos en la cama, con su cabeza entre mis brazos, con la respiración entrecortada y una amplia sonrisa en los labios. Te amo, nos susurramos y nos dimos un dulce beso en los labios.
6 comentarios - Mi Amo me rompe el culo. Relato y Fotos