Arrancaba un verano especial para mi. Recién terminado el colegio, todas las espectativas en la nueva carrera terciaria que iba a arrancar, sumado a que había sido confirmada para hacer la pretemporada con el plantel de primera, me tenían muy arriba de ánimo. Más aun, que luego de este episodio por el que estuve castigada casi un mes, había conseguido permiso para irme (por primera vez) sola de vacaciones con mis amigas (experiencia de próximos relatos).
Como había contado previamente, mi prima había venido a Rosario a pasar las fiestas. En esa semana cumplía 22 años, y decidió festejarlo con sus amigos en Rosario. 3 años atrás, una de sus fiestas había marcado mi debut sexual. En este tiempo, bueno, ustedes fueron testigos, la niña inocente y temerosa de aquella noche había dejado de existir.
Las fiestas que hacía mi prima siempre tenían el condimento que "pasaba de todo". Y esta vez no fue la excepción, pero con un algo inesperado. Fui con mi hermano, hasta la misma casa de mi primera vez. La fiesta ya estaba a full. Comida, bebida, música, luces... todo gratis (siempre dudé sobre la "profesión" de mi prima, pero bueno...).
En un momento de la noche, se me acercó un chico, que tenía la edad de mi prima más o menos; amigo de ella de Buenos Aires. Nos pusimos a charlar y al poco tiempo estaba detrás del marco de una puerta comiéndomelo. Yo rodeaba con mis brazos su cuello y no dejaba que sacara la cabeza. Él tenía sus manos firmes en mi cintura. De vez en cuando bajaba y me tocaba el culo y subía hasta llevarlas a mi espalda. Me estaba calentando mucho.
La situación ya no daba para más. El pibe tenía una calentura terrible también, podía ver (y sentir) como su pija quería hacer estallar el pantalón. Nos fuimos a la parte de arriba. La habitación de mis tíos estaba cerrada con llave, y de adentro se escuchaban los gritos de mi prima festejando su cumple. Fuimos otra habitación, entramos y vemos en un rincón, una mina sentada arriba de un flaco cabalgándole la pija desaforadamente.
Cuando la mina se mueve un poco, pude ver la cara del pibe: era mi hermano! Yo me quedé dura. Sólo una vez lo había espiado mientras mi amiga se la chupaba. Pero esto era muy distinto. Yo entraba ahí para coger también. Cuando él me vio, le pasó lo mismo. La mina se dio cuenta y se frenó. En realidad, ambos (el pibe que estaba conmigo, y la mina) se dieron cuenta que algo pasaba, porque nos quedamos mirándonos un rato largo.
"Se conocen?" preguntó mi chico. "Es mi hermana", respondió. El pibe se puso un poco nervioso y empezó a buscar una forma de pedir disculpas (hay muchos hermanos boludos celosos), pero rápido mi hermano le dijo que no había problema y siguió garchando con la minita, como si nada. Pero para mí si había problema!. Era garchar ahí delante de mi hermano o esperar. Y esperar era enfriar la situación que venía muy caliente.
"Paula está en la pieza de los tíos", dije yo, como dando a entender que era la única habitación libre. "Quedense, no hay drama". Miró a la piba con la que estaba y ella dijo que no tenía historia tampoco. Mi expresión fue un "You can not be serious!" terrible... pero lo decía en serio. De hecho, lo dijo lo más natural posible mientras la mina seguía cabalgándolo.
Lo pensé un segundo, y la respuesta la tuve cuando este chico con el que estaba (que no me acuerdo ni el nombre) me agarró de la mano y me besó, yo lo abracé fuerte y me rendí. Me levantó de mis muslos y me colgué de sus hombros. Me tiró en la cama y comenzó a desvestirme sin nada de sensualidad ni erotismo. Todo bien rápido. En poco tiempo, quedé totalmente desnuda
Mis piernas colgaban del borde de la cama. Mis brazos los tenía hacia atrás. Sin perder tiempo, enterró su cabeza entre mis piernas. Mis gemidos empezaron a mezclarse con los de la chica que estaba siendo cogida por mi hermano.
Cuando se levantó, me senté en la cama. Le di un beso donde pude sentir el gusto a mi concha, tenía toda la cara enchastrada de mis flujos. Me arrodillé y le bajé el pantalón. Tenía un pijón grueso terrible... "que linda pija", le dije antes de empezar a metermela en la boca. Ese comentario, despertó la curiosidad de mi hermano, a quien pude ver como espiaba por encima del hombro de su chica como su hermanita le hacía un pete a un desconocido.
Lejos de inhibirme, ese cruce de miradas me calentó más y se la chupé con más ganas. Era imposible meterla toda, pero la hacía llegar lo más profundo que podía, hasta hacerme toser de lo atragantada que terminaba. Mi hermano agarró a la otra mina, y la puso en 4 mirando hacia nosotros. Él se puso atrás, y se la empezó a coger mientras le agarraba el culo y le pegaba haciendo que la piba se pusiera más loca y le pidiera a los gritos que se la coja más fuerte. No tengo pruebas, y tampoco dudas, que lo hizo a propósito para poder tener visión directa de lo que hacía yo.
Me paré, mientras me pasaba la lengua por los labios, como después de comer tu comida favorita. Me tiré en la cama y abrí las piernas, mientras me tocaba la concha. "Ayudame" le dije a mi chico que no tardó en apuntar su pijota en la entrada de mi concha. La movió un poco en la entrada mojando toda la punta con mis jugos, y la empezó a meter. Pensé que iba a costar más, pero estaba muy lubricada.
Me agarró de los muslos para empujarme hacia adelante y hacia atrás bien fuerte. Me puso de costado y cerró mis piernas, lo que provocaba que el roce con su pija bien ancha sea extrema. Cerré mis ojos y largué un grito largo de placer. Cuando los abrí tenía en primer plano a mi hermano, de espaldas, arrodillado pegándole una chupada de concha de lujo a su pareja. Con la boca se comía toda la concha, mientras le metía y movía 2 dedos adentro y la otra mano tocando las tetas. No dejaba nada sin tocar.
Mi hermano se levantó y se le tiró arriba a la mina, con sus manos la agarró de los pelos y empezó a moverse adentro de la piba como un animal. Me acordé de la guarra de mi amiga Agustina, y entendí por qué le gustaba tanto coger con mi hermano. Mis pensamientos se interrumpieron cuando mi chico me levantó del brazo y me acostó boca abajo en la cama.
Con sus manos levantó mi cola, se escupió 2 dedos y los pasó por mi concha. Después, sentí la punta de su pija penetrar y abrirme en dos. Empezó a ponerla y sacarla tan fuerte que me parecía en cualquier momento me caía de la cama. Lo tuve que frenar, porque ya tenía medio cuerpo afuera con mis manos apoyadas en el piso. Me acomodé en la cama y otra vez, empezó a garcharme haciéndome acabar.
Me puso boca arriba, queriendo cogerme de nuevo, pero lo frené. Me tocaba a mi. estaba aún más caliente y quería acabar de nuevo. Me subí arriba, agarré la pija y me la apunté a mi concha, para luego sentarme de golpe. Hasta el fondo. Me quedé un rato así, acostumbrándome. Cuando lo hice, me empecé a mover, cada vez más rápido. Lo hice sentar y le puse mis tetas en la boca, obligándolo a chuparlas. No podía parar de gemir.
Mi hermano seguía cogiéndose a la pobre flaca, pero a un ritmo mucho más pausado y lento. Ella trataba de contener sus gemidos, pero no podía. Le preguntó si le faltaba mucho, que quería que él acabara. Algo le susurró al oído y ella se sonrió dándose vuelta para mirarnos a nosotros.
Yo acabé un par de veces más, las dos seguidas, y muy intensas. Esa última vez tuve que parar porque me temblaba todo. Me saqué la pija y me tiré a la cama. Con mi mano busqué su pija y empecé a chupársela. Lo pajeaba y peteaba bien despacio, acariciando con mi lengua la cabeza.
Si bien seguía con la pija en la boca, mis ojos estaban clavados en mi hermano y su chica. Él se mordió los labios y le dio una última estocada bien profunda y supuse que había acabado. La sacó y se acomodó para chuparle la concha.
El rostro mi chico se empezó a transformar, me tiré en la cama y le pedí que acabara en mi cuerpo, mientras me tocaba las tetas. El chorro me pegó en la panza y yo me encargué de distribuirlo por todo mi abdomen, llegando incluso a mis pechos.
Recuperé un poco de aire y me levanté. Me cambié. Mi hermano estaba acostado mientras la mina lo pajeaba y se la chupaba. Estaba por acabar. Por más que lo disimulaba, sus ojos estaban clavados en lo que hacía yo. Había visto como me habían bañado en leche y yo sin pudor ni nada me la había desparramado por todo el cuerpo. Nosotros nos cambiamos y nos fuimos en silencio. Antes de cerrar la puerta, lo miré por última vez a mi hermano, que con su mano en la cabeza de la minita, al verme salir me guiñó el ojo.
Al final de la fiesta, me encontré con él y nos fuimos juntos en el auto. Ninguno habló en todo el viaje, produciéndose uno de los silencios más incómodos de mi vida. Al principio me costó volver a hablarle o mirarlo a la cara, pero con el tiempo todo quedó como una experiencia, algo incómoda, pero que no dejó de ser también un poco excitante.
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Como había contado previamente, mi prima había venido a Rosario a pasar las fiestas. En esa semana cumplía 22 años, y decidió festejarlo con sus amigos en Rosario. 3 años atrás, una de sus fiestas había marcado mi debut sexual. En este tiempo, bueno, ustedes fueron testigos, la niña inocente y temerosa de aquella noche había dejado de existir.
Las fiestas que hacía mi prima siempre tenían el condimento que "pasaba de todo". Y esta vez no fue la excepción, pero con un algo inesperado. Fui con mi hermano, hasta la misma casa de mi primera vez. La fiesta ya estaba a full. Comida, bebida, música, luces... todo gratis (siempre dudé sobre la "profesión" de mi prima, pero bueno...).
En un momento de la noche, se me acercó un chico, que tenía la edad de mi prima más o menos; amigo de ella de Buenos Aires. Nos pusimos a charlar y al poco tiempo estaba detrás del marco de una puerta comiéndomelo. Yo rodeaba con mis brazos su cuello y no dejaba que sacara la cabeza. Él tenía sus manos firmes en mi cintura. De vez en cuando bajaba y me tocaba el culo y subía hasta llevarlas a mi espalda. Me estaba calentando mucho.
La situación ya no daba para más. El pibe tenía una calentura terrible también, podía ver (y sentir) como su pija quería hacer estallar el pantalón. Nos fuimos a la parte de arriba. La habitación de mis tíos estaba cerrada con llave, y de adentro se escuchaban los gritos de mi prima festejando su cumple. Fuimos otra habitación, entramos y vemos en un rincón, una mina sentada arriba de un flaco cabalgándole la pija desaforadamente.
Cuando la mina se mueve un poco, pude ver la cara del pibe: era mi hermano! Yo me quedé dura. Sólo una vez lo había espiado mientras mi amiga se la chupaba. Pero esto era muy distinto. Yo entraba ahí para coger también. Cuando él me vio, le pasó lo mismo. La mina se dio cuenta y se frenó. En realidad, ambos (el pibe que estaba conmigo, y la mina) se dieron cuenta que algo pasaba, porque nos quedamos mirándonos un rato largo.
"Se conocen?" preguntó mi chico. "Es mi hermana", respondió. El pibe se puso un poco nervioso y empezó a buscar una forma de pedir disculpas (hay muchos hermanos boludos celosos), pero rápido mi hermano le dijo que no había problema y siguió garchando con la minita, como si nada. Pero para mí si había problema!. Era garchar ahí delante de mi hermano o esperar. Y esperar era enfriar la situación que venía muy caliente.
"Paula está en la pieza de los tíos", dije yo, como dando a entender que era la única habitación libre. "Quedense, no hay drama". Miró a la piba con la que estaba y ella dijo que no tenía historia tampoco. Mi expresión fue un "You can not be serious!" terrible... pero lo decía en serio. De hecho, lo dijo lo más natural posible mientras la mina seguía cabalgándolo.
Lo pensé un segundo, y la respuesta la tuve cuando este chico con el que estaba (que no me acuerdo ni el nombre) me agarró de la mano y me besó, yo lo abracé fuerte y me rendí. Me levantó de mis muslos y me colgué de sus hombros. Me tiró en la cama y comenzó a desvestirme sin nada de sensualidad ni erotismo. Todo bien rápido. En poco tiempo, quedé totalmente desnuda
Mis piernas colgaban del borde de la cama. Mis brazos los tenía hacia atrás. Sin perder tiempo, enterró su cabeza entre mis piernas. Mis gemidos empezaron a mezclarse con los de la chica que estaba siendo cogida por mi hermano.
Cuando se levantó, me senté en la cama. Le di un beso donde pude sentir el gusto a mi concha, tenía toda la cara enchastrada de mis flujos. Me arrodillé y le bajé el pantalón. Tenía un pijón grueso terrible... "que linda pija", le dije antes de empezar a metermela en la boca. Ese comentario, despertó la curiosidad de mi hermano, a quien pude ver como espiaba por encima del hombro de su chica como su hermanita le hacía un pete a un desconocido.
Lejos de inhibirme, ese cruce de miradas me calentó más y se la chupé con más ganas. Era imposible meterla toda, pero la hacía llegar lo más profundo que podía, hasta hacerme toser de lo atragantada que terminaba. Mi hermano agarró a la otra mina, y la puso en 4 mirando hacia nosotros. Él se puso atrás, y se la empezó a coger mientras le agarraba el culo y le pegaba haciendo que la piba se pusiera más loca y le pidiera a los gritos que se la coja más fuerte. No tengo pruebas, y tampoco dudas, que lo hizo a propósito para poder tener visión directa de lo que hacía yo.
Me paré, mientras me pasaba la lengua por los labios, como después de comer tu comida favorita. Me tiré en la cama y abrí las piernas, mientras me tocaba la concha. "Ayudame" le dije a mi chico que no tardó en apuntar su pijota en la entrada de mi concha. La movió un poco en la entrada mojando toda la punta con mis jugos, y la empezó a meter. Pensé que iba a costar más, pero estaba muy lubricada.
Me agarró de los muslos para empujarme hacia adelante y hacia atrás bien fuerte. Me puso de costado y cerró mis piernas, lo que provocaba que el roce con su pija bien ancha sea extrema. Cerré mis ojos y largué un grito largo de placer. Cuando los abrí tenía en primer plano a mi hermano, de espaldas, arrodillado pegándole una chupada de concha de lujo a su pareja. Con la boca se comía toda la concha, mientras le metía y movía 2 dedos adentro y la otra mano tocando las tetas. No dejaba nada sin tocar.
Mi hermano se levantó y se le tiró arriba a la mina, con sus manos la agarró de los pelos y empezó a moverse adentro de la piba como un animal. Me acordé de la guarra de mi amiga Agustina, y entendí por qué le gustaba tanto coger con mi hermano. Mis pensamientos se interrumpieron cuando mi chico me levantó del brazo y me acostó boca abajo en la cama.
Con sus manos levantó mi cola, se escupió 2 dedos y los pasó por mi concha. Después, sentí la punta de su pija penetrar y abrirme en dos. Empezó a ponerla y sacarla tan fuerte que me parecía en cualquier momento me caía de la cama. Lo tuve que frenar, porque ya tenía medio cuerpo afuera con mis manos apoyadas en el piso. Me acomodé en la cama y otra vez, empezó a garcharme haciéndome acabar.
Me puso boca arriba, queriendo cogerme de nuevo, pero lo frené. Me tocaba a mi. estaba aún más caliente y quería acabar de nuevo. Me subí arriba, agarré la pija y me la apunté a mi concha, para luego sentarme de golpe. Hasta el fondo. Me quedé un rato así, acostumbrándome. Cuando lo hice, me empecé a mover, cada vez más rápido. Lo hice sentar y le puse mis tetas en la boca, obligándolo a chuparlas. No podía parar de gemir.
Mi hermano seguía cogiéndose a la pobre flaca, pero a un ritmo mucho más pausado y lento. Ella trataba de contener sus gemidos, pero no podía. Le preguntó si le faltaba mucho, que quería que él acabara. Algo le susurró al oído y ella se sonrió dándose vuelta para mirarnos a nosotros.
Yo acabé un par de veces más, las dos seguidas, y muy intensas. Esa última vez tuve que parar porque me temblaba todo. Me saqué la pija y me tiré a la cama. Con mi mano busqué su pija y empecé a chupársela. Lo pajeaba y peteaba bien despacio, acariciando con mi lengua la cabeza.
Si bien seguía con la pija en la boca, mis ojos estaban clavados en mi hermano y su chica. Él se mordió los labios y le dio una última estocada bien profunda y supuse que había acabado. La sacó y se acomodó para chuparle la concha.
El rostro mi chico se empezó a transformar, me tiré en la cama y le pedí que acabara en mi cuerpo, mientras me tocaba las tetas. El chorro me pegó en la panza y yo me encargué de distribuirlo por todo mi abdomen, llegando incluso a mis pechos.
Recuperé un poco de aire y me levanté. Me cambié. Mi hermano estaba acostado mientras la mina lo pajeaba y se la chupaba. Estaba por acabar. Por más que lo disimulaba, sus ojos estaban clavados en lo que hacía yo. Había visto como me habían bañado en leche y yo sin pudor ni nada me la había desparramado por todo el cuerpo. Nosotros nos cambiamos y nos fuimos en silencio. Antes de cerrar la puerta, lo miré por última vez a mi hermano, que con su mano en la cabeza de la minita, al verme salir me guiñó el ojo.
Al final de la fiesta, me encontré con él y nos fuimos juntos en el auto. Ninguno habló en todo el viaje, produciéndose uno de los silencios más incómodos de mi vida. Al principio me costó volver a hablarle o mirarlo a la cara, pero con el tiempo todo quedó como una experiencia, algo incómoda, pero que no dejó de ser también un poco excitante.
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54 comentarios - La situación más incómoda
felicitaciones juuli88 una genia van 5
que genia sos.. lindo relato como siempre.
gracias por pasar! 🙂
Siempre lo leo al ritmo de la Paja! me vas a tener que lustrar bien la verga un día, porque no paro un de Pajearme por vos!!! ya deberías hacerlo vos!!! ♥
Felicitaciones por tu Relato y por las excelentes Pajas que le sacas a Rodri, tu Pajerito 😉
Los relatos con pausa, cada cierta cantidad de dias son perfectos!!!
gracias por pasar y por la ovacion!! ejeje
gracias por pasar! 😉
Espero ansioso la saga del viaje!!
Muuuy caliente y morboso!!
Gracias pro comparitr
puntos y besos
Besitos!
Recontra caliente...
Besos en tu conchita...
gracias por pasar