Hola Poringueros/as
Les traigo mi primer relato. No pretendan sagas interminables, es sólo una recopilación de algunas aventurillas por los mares del mundo 😛
Una noche estábamos en Colombia con un amigote, a donde habíamos llegado en un buque. Cuestión que salimos a recorrer la ciudad y me pide que lo acompañe a un negocio porque había una mina que le gustaba y quería invitarla a bordo, pero como tenía una compañera de trabajo siempre con ella necesitaba un kamikaze que le hiciera la segunda. Allí fuimos, llegamos y me presenta una morocha INFERNAL, con un hermoso cuerpo, bellísima y unas curvas difíciles de encontrar. Su compañera... bueno, por eso mi amigo necesitaba un kamikaze, jeje. Las invitamos y accedieron pero después de salir del trabajo al día siguiente. Cuando llegaron al barco traían más hambre que ratón de iglesia (habían estado trabajando todo el día) y mientras cenabamos no me cansaba de mirar a la morocha con unas ganas cada vez mayores, sobre todo por la calza blanca que envolvía ese culo perfecto y por sus pechos, redonditos, firmes y bien proporcionados, muy a pesar de tener ya un hijo. A sus 28 años la morena competía muy bien con cualquier pendeja recién salida de la secu. Resultó que mi amigo pegó onda con la otra y la morocha y yo, luego de apartarse ellos, nos fuimos al puente donde luego de apretar un poco con buena música de fondo, empezamos a meternos mano calentandonos a full.
Empecé a besar su cuello mientras ella desabrochaba mi camisa y acariciaba mi pecho. Al mismo tiempo con una mano me apoyaba sobre una mesa mientras con la otra comencé a jugar con uno de sus pezones bajo su blusa, cosa que le gustó por como empezó a gemir. Yo ya la tenía durísima y siento que me pasa la mano por encima de la pija y comienza a bajar mi cierre. La ayudé con el cinturón y solita se dio vuelta para que le baje la calza. Lo hice y me encontré una tanga muy finita que realmente estorbaba, así que la bajé de inmediato y la empecé a rozar hasta que sentí que se puso toda húmeda. En un momento mi pene se zafo de su entrepierna y el glande se apoyó en la puerta de su culito, pero no me dejó entrar por allí. Me puse entonces un forro y la penetré muy despacio por la conchita unas cuantas veces hasta que entró toda con facilidad. Estuvimos bombeando en esa posición un rato, luego la di vuelta y empezamos a cojer de frente, así pude comerme esos ricos pechos mientras seguía penetrandola. En un momento se bajo de la mesita, me recosto en el piso y me montó de una manera fabulosa. Ya a punto de acabar le pedí que me la chupara y aunque no queria, luego nos paramos, me saqué el forro y de rodillas empezó a mamarla con maestría hasta que acabé en sus manos dejandoselas llenas de semen. Zarpamos al día siguiente y nunca más supe de ella. Encima hasta el día de hoy, después de 10 años, me tengo que fumar a mi amigo que me reproche haberle comido la mina, jejeje
Les traigo mi primer relato. No pretendan sagas interminables, es sólo una recopilación de algunas aventurillas por los mares del mundo 😛
Una noche estábamos en Colombia con un amigote, a donde habíamos llegado en un buque. Cuestión que salimos a recorrer la ciudad y me pide que lo acompañe a un negocio porque había una mina que le gustaba y quería invitarla a bordo, pero como tenía una compañera de trabajo siempre con ella necesitaba un kamikaze que le hiciera la segunda. Allí fuimos, llegamos y me presenta una morocha INFERNAL, con un hermoso cuerpo, bellísima y unas curvas difíciles de encontrar. Su compañera... bueno, por eso mi amigo necesitaba un kamikaze, jeje. Las invitamos y accedieron pero después de salir del trabajo al día siguiente. Cuando llegaron al barco traían más hambre que ratón de iglesia (habían estado trabajando todo el día) y mientras cenabamos no me cansaba de mirar a la morocha con unas ganas cada vez mayores, sobre todo por la calza blanca que envolvía ese culo perfecto y por sus pechos, redonditos, firmes y bien proporcionados, muy a pesar de tener ya un hijo. A sus 28 años la morena competía muy bien con cualquier pendeja recién salida de la secu. Resultó que mi amigo pegó onda con la otra y la morocha y yo, luego de apartarse ellos, nos fuimos al puente donde luego de apretar un poco con buena música de fondo, empezamos a meternos mano calentandonos a full.
Empecé a besar su cuello mientras ella desabrochaba mi camisa y acariciaba mi pecho. Al mismo tiempo con una mano me apoyaba sobre una mesa mientras con la otra comencé a jugar con uno de sus pezones bajo su blusa, cosa que le gustó por como empezó a gemir. Yo ya la tenía durísima y siento que me pasa la mano por encima de la pija y comienza a bajar mi cierre. La ayudé con el cinturón y solita se dio vuelta para que le baje la calza. Lo hice y me encontré una tanga muy finita que realmente estorbaba, así que la bajé de inmediato y la empecé a rozar hasta que sentí que se puso toda húmeda. En un momento mi pene se zafo de su entrepierna y el glande se apoyó en la puerta de su culito, pero no me dejó entrar por allí. Me puse entonces un forro y la penetré muy despacio por la conchita unas cuantas veces hasta que entró toda con facilidad. Estuvimos bombeando en esa posición un rato, luego la di vuelta y empezamos a cojer de frente, así pude comerme esos ricos pechos mientras seguía penetrandola. En un momento se bajo de la mesita, me recosto en el piso y me montó de una manera fabulosa. Ya a punto de acabar le pedí que me la chupara y aunque no queria, luego nos paramos, me saqué el forro y de rodillas empezó a mamarla con maestría hasta que acabé en sus manos dejandoselas llenas de semen. Zarpamos al día siguiente y nunca más supe de ella. Encima hasta el día de hoy, después de 10 años, me tengo que fumar a mi amigo que me reproche haberle comido la mina, jejeje
1 comentarios - De paso por el Caribe