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Seis por ocho (20): El legendario puño de Ultraman




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Compendio I


Cuando llegamos a la casa, encontramos sorpresivamente un auto afuera y las puertas de la casa abiertas. Le pregunté a Marisol si acaso teníamos visitas y me dijo que no.
Entonces, escuchamos el grito de Pamela.
“¡No quiero ir!” le gritaba al otro tipo.
“¿Qué te vas a quedar haciendo aquí?” decía el tipo vestido de blanco, dándole una violenta cachetada a Pamela que la hizo a caer al suelo.
“¡Oiga, cálmese!” le dije al tipo.
“¿Y tú, quién carajos eres?” me dijo el tipo, con un cargado acento español.
Entonces, como que su mirada se iluminó.
“¡Debes ser el mierda que la enamoró!”
Me dio un fuerte bofetón en la cara y el muy maldito me pegó en la boca del estomago. Afortunadamente, logré empujar a Marisol antes que me golpeara, sino la habría aplastado.
“¡Tío, por favor, cálmese!”
El muy bastardo le dio una cachetada a Marisol y la botó en el sofá. Pamela estaba paralizada.
El tipo se volvió y fue tras ella.
“¡Papá, no! ¡No, papá!...” decía ella, tratando de escapar, pero el tipo la tomó del pelo.
Así que este era el padre de Pamela. Ahora la entendía por qué decía que era un tremendo cabrón.
Aparte de las mujeres, las últimas dos semanas han sido pésimas para mi suerte. El lunes anterior me estuve agarrando con el cochino profesor de Amelia y ahora, 7 días después, el papá de Pamela me había roto el labio. ¡La vida es una mierda!
“¡Oiga, déjela! ¡Es su hija!”
“¡Cállate y no te metas!” me dijo el sujeto, tratando de tomar a Pamela, que aun trataba de huir de su padre. “¡Esta puta me ha tenido tres semanas esperando por una respuesta y aun no me la da!”
“¡Carajos! ¡Ya te la di y te dije que no!”
“¿Cómo que no? Soy tu padre y yo decido por ti” le dijo, dándole una bofetada atroz.
Yo me tiré encima, pero el tipo me golpeó con el codo en la nariz y caí otra vez al suelo. ¡Carajos! ¡Venía recién saliendo del hospital!
“¡Marco!” decían Marisol y Pamela.
“¡Marco! ¿Así que ese es el nombre de este marica?”
No sé que le da a los tipos estos de golpearme en las costillas…
“¡A ver si es tan valiente tu querido Marco!” le dijo su padre.
“¡Él no es mi novio! ¡Entiende! ¡Que es el novio de Marisol!” le dijo Pamela, con su espíritu de guerrera.
¡Carajos! Apenas podía respirar. Más encima, cuando empiezo a pararme, el muy mierda me da una patada en toda la cara.
“Pues veo clarito en tus ojos cómo te mojas porque pateo al cabrón del novio de tu prima, ¡Puta desgraciada!”
“¡Vamos, tío! ¡Déjenos! ¡Nosotros no le hemos hecho nada!” decía Marisol, tratando de defender a su prima.
El muy canalla la tomó de la cintura y le metió la mano en los pechos.
“¡Veamos si el marica de tu novio se atreve a hacer algo!” dijo el tipo “¡Anda, marica! ¿Qué vas a hacer? Mira cómo le tomo las tetas a tu novia… te gusta, ¿Cierto, marica?... y qué opinas si le meto los dedos en su coñito… ¿Ah?... tiene un sabor bien rico…”
Pamela le atacó por la espalda, pero a pesar de todo, Marisol no podía soltarse.
“¡Suéltala, papá! ¡Te digo que la sueltes!” le decía Pamela, pero de otro manotón la botó.
El tipo nuevamente me dio un puñetazo en la boca del estomago y me arrojó unos metros, al ver que apenas caminaba hasta Marisol. Ella me decía que saliera, pero no podía obedecerla. La situación estaba bien mala…
Tomó a Marisol por el pelo y la azotó en la pared. Eso hizo que corriera furia condensada por mis venas.
“¡Eres mi hija y tienes que obedecerme! ¡Si te digo que te vas conmigo, te vas conmigo!”
“¡No, papá!” le dijo Pamela, con lagrimas en los ojos, pero con mucha determinación “¡No voy a dejar que me vuelvas a poner tus manos asquerosas encima!... ¡Ya no soy la niñita indefensa!... ¡Soy toda una mujer!...”
El muy bastardo le agarró el escote y le dio una cachetada, que le rompió el vestido y la dejó con el pecho al aire.
Ese tipo nos iba a matar. Tenía que pensar en algo. Ni siquiera podía caminar…
Supongo que son cosas de chiripa. Que se abre la ventana y uno la toma…
“¡Oye, cabrón!” le dije y me di una voltereta en el suelo, quedando justo a sus pies. Entonces alcé mi puño bien alto y se lo enterré en toda la mandíbula.
Me rompí la mano en el proceso… pero el tipo cayó como un tronco.
“¿Ese fue el puño de Ultraman?” dijo Marisol, al ver al tipo caerse.
“Creo que sí.” respondí yo, mirando impresionado, mi adolorida mano “¡Le di el puño de transformación de Ultraman!”
“¡Le diste el puño de Ultraman!” me gritó Marisol, muy excitada
“¡Sí! ¡Saqué el puño de Ultraman!” le dije a Marisol, abrazándola y besándola. ¡Puro amor de otaku!…
Todo había terminado y estábamos relativamente bien. Tenía el ojo hinchado y la mano rota, pero las muchachas tenían heridas menores. Llamamos a las autoridades, se llevaron al mojón español ese y nos llevaron al hospital.
La madre de Pamela la había echado porque esa mierda había vuelto al país y quería llevársela con él. Pamela nunca nos dijo qué era lo que le pasaba y sus fracturas habían sido a causa de ese animal. Trató de ocultarse en nuestra casa y mantener un perfil bajo, pero el muy mierda la encontró.
Aprovechó que estaba sola e intentó llevársela a la fuerza, pero afortunadamente, nos encontró.
Pero todo había terminado ahora. Irónicamente, ahora yo tenía la mano enyesada.
Regresamos del hospital por la tarde. Estábamos cansados y no queríamos hablar más del tema. Pero Pamela aun lloraba con tristeza, sobre todo cuando veía a Marisol.
Finalmente, cuando pudimos sentarla a la mesa, Pamela le dijo todo.
“¡Marisol, lo siento mucho!... pero Marco y yo tuvimos una relación.”


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3 comentarios - Seis por ocho (20): El legendario puño de Ultraman

entrajevas +1
mmmmmmm como que te quedaste sin Marisol??
metalchono
es que la historia sigue y queda mucho carrete por contar, estimado
entrajevas
entonces me gasto +3 por cada historia a partir de hoy jejeje