Aquellas vacaciones

Somos de Paso de Rey, donde vivimos en una casita muy linda. Un día, viajamos a España y paseando por Barcelona vimos un sexshop en la rambla y nos decidimos a entrar, no atrevimos por estar en otro país, y con el cargo de “curiosidad” ya que en Argentina con mi esposa pasamos por las puertas de los sex shops y ni los miramos.
Empezamos mirando lencería, lubricantes y juguetes para ella. Mientras paseábamos vi que dentro del local había sala de mini cine X así que decidí preguntarle:
-¿Te gustaría ver una porno?
-Bueno como quieras pero si no nos gusta nos vamos.
Entramos a la salita, al poco de comenzar y sin comentar nada quedamos prendidos, la verdad es que era realmente buena, sin decirle nada empecé a pajearme, al principio sin que ella se diera cuenta ya que estaba totalmente absorbida por la película. Ella movía las piernas constantemente ya que tenía su entrepierna empapada como pude constatar luego.
Yo estaba disfrutando y mi mujer aunque parecía tener un poco de vergüenza también parecía gustarle, en ese instante me fije que a tres o cuatro sillas de allí había un chico más joven que nosotros mirando. Evidentemente que se había sentado cerca de ella para mirarla.
Al poco mi mujer aparto la mirada de la película y me vio disfrutando con la escena de la película (un trío de 2 con 1 sola chica)
Tengo que reconocer que estas son las escenas que más me excitan, me encanta ver a una solo chica hacer disfrutar a dos pendejos.
Alicia me comento viendo lo bien que lo estaba pasando:
-¿Te gusta verdad?
Le confirme con la cabeza su pregunta y ella sonrió y me susurro al oído; ¿qué pensarías de mí si te echo una mano y la gente me ve hacerlo? ¿Te agradaría que me vieran?
-La deje hacer como respuesta además ya teníamos un espectador, si a ella no le importa a mí me gustaría que la vieran masturbarme.
Me agarro la pija y empezó a subir y bajar con su mano masturbándome además de acariciarme los huevos para ya hacer de esa paja algo impresionante. Estaba muy caliente , sin pensarlo mucho, decidí abrirle las piernas dejando su concha empapada a la vista del chico para que disfrutara viéndoselo y empecé a acariciársela, primero empecé tocándole el clítoris dándole pellizquitos a veces y acariciándoselo dando círculos como a ella le gusta
La escena acabo aproveche para sacarle las tetas y empezar a tocárselas asegurándome de nuevo que nuestro espectador no perdiera ningún detalle. Disimuladamente me fije como ya no podía dejar de pajearse mirando como mi mujer estaba totalmente caliente y disfrutando de la paja que yo le estaba haciendo.
Yo ya había perdido los roles, y le pedí al chico si quería sentarse a nuestro lado para seguir con el espectáculo y cuando más se acercaba más crecía mi calentura en mi interior por aquella situación.
Cuando por fin se sentó al lado de Alicia me fije como ella sin ninguna discreción le miraba la pija tenía a su otro lado hasta que finalmente se dio cuenta de que yo la había visto y por su reacción creo que comprendió que no necesitaba mi permiso para que mirara sin miedo.
En esta situación le susurre al oído a mi mujer:
-¿Te gustaría masturbarlo a él también?
Lo estaba diciendo y casi me acababa solo con pronunciarlo, había imaginado alguna vez a mi mujer con otro hombre, sobretodo lo imagino cuando la masturbo y eso me excita mucho.
Mi mujer al principio con un poco de vergüenza empezó a bombearle el miembro a nuestro nuevo amigo, me encantaba estaba pajeandonos a los dos.
Ahora yo ya no podía dejar de masturbarla pero viendo que el chico no dejaba de pasarle las manos por las piernas saque mi mano para que pudiera masturbarla como forma de romper un poco más el hielo y sin duda alguna funciono .Observe que cuando el chico empezó a tocarle el clítoris mi mujer se ensalivo dos dedos y se mojó de nuevo toda la concha. Me encantaba ver como masturbaba a mi mujer, le acariciaba el clítoris dando círculos, le metía dos deditos, le daba palmaditas en los carnosos labios y mi mujer cada vez lo pajeaba más loca de placer.
Viendo que sabía bien donde tocarle y que ella estaba bien caliente yo empecé a lamerle las tetas disfrutando con sus gemidos que hizo que algún otro hombre (un poco mayor) se diera cuenta de nuestra pequeña trilogía.
Aguantamos un par de escenas más hasta que cuando ya estaba a punto de acabar la película nuestro nuevo amigo hizo que mi mujer se corriera metiéndole los dedos para precipitar que acabara con unos gemidos que hacían la competencia a los que salían de la película.
Ya lista no tubo compasión ninguna y fue tal la paja que nos hizo que creo que dejamos las butacas llenas de manchas.
Al salir de allí nos despedimos de Pedro y nos dirigimos para la salida pero antes me fije como varios hombres (mayores) la miraban con mucho deseo.

3 comentarios - Aquellas vacaciones

suaveplatense
Muy buen relato, me calento mucho!!! feliciataciones! q lindo q tu mujer se prenda asi!

pd: te espero por mis relatos