Estaba un poco apretada de plata, sacaba agua de las piedras para poder pagarme mi viaje de egresados. En ese momento me surgió una changa buenisima, era algo fácil, no me molestaba con los horarios de la escuela y era como mucho a media hora de mi casa. Empecé a trabajar de niñera en la zona. Con el correr de los meses tenía algunas familias que me tenían casi estable cada vez q tenían algún compromiso. Uno de ellos era la familia del doctor García, el pediatra que atendía a mi familia desde que se instaló en la ciudad, que confiaba más en mí que en los haraganes de sus hijos mayores para cuidar a sus dos niños, ya que en lugar de encargarse de ellos vivían de juerga.
Una noche que tenían un casamiento de un colega, el doctor me llamó para encargarme de sus dos angelitos y yo que buscaba plata como agua en el desierto no dude un segundo. A la hora señalada estaba con el mejor look de chica seria y responsable (nada más alejado de mi personalidad) peinada con una colita, vestida con una camisa bastante suelta y un pantalon de jean y zapatillas. No había forma de que mis empleadores vieran la lencería roja que llevaba abajo.
Era pan comido, los patrones me dejaban la comida hecha, la casa impecable, los chiquilines se portaban re bien y yo disponía de la casa a mi antojo. Además los hijos mayores salían esa noche a bailar y volvían tarde así que no iba a tener que aguantarlos. Como si eso fuera poco los nenes tenían su video juego que los tenía hipnotizados. Solo tenía que pasar las horas ahí y cobrar al final. El problema fue que los impresentables hijos del doctor llegaron mucho más temprano de lo esperado. Por lo que decían uno de sus amigos peleo con el seguridad del boliche apenas abrían las puertas por lo que los echaron de inmediato. Yo había dejado que los niños se queden hasta tarde jugando con su consola de juegos para que no me hagan ningún berrinche pero con la llegada de esos dos energúmenos tuve que mandarlos a dormir.
Lejos de colaborar sus hermanos mayores aprovecharon para tomar un control cada uno y poner un juego de fútbol de esos que salen todos los años y son iguales al anterior. Esa actitud y el hecho de que siguieran bebiendo me molestaba pero eran los hijos de mis empleadores y debía ser respetuosa y amable para seguir siendo contratada y más importante, recomendada. El mayor que aparte de ebrio era desprolijo y tenía una barba candado muy desarreglada me hablaba y quería hacerse el galán pero el mando del video juego no le daba mucha ayuda en su intento de conquistar a la niñera de 18 años más madura que ellos dos que eran más grandes. El otro era por lo menos más prolijo. No tenía barba y era un poco más lindo. Los dos estaban con un ojo en la pantalla y uno en mi.
La idea de que los dos hermanos me tiraran onda me ponía un poco caliente pero no quería traicionar la confianza de sus padres comportándome como una regalada ante estos dos. Por eso traté de evitar sus indirectas que eran cada vez más directas. En un momento el mayor subió los pies a la mesa y tiró su cerveza. Yo rápidamente tomé un trapo y me apuré a secar el borde antes de que cayera en la fina alfombra que estaba impecable. Tanto fue el apuro que se mojó mi camisa con la cerveza que había de mi lado, entonces se pudo ver un poco mi corpiño rojo. Ambos tomaron nota del detalle que aumentó su temperatura. Mientras terminaba de secar pude ver que ambos tenían buenas erecciones y eso me subió los colores de la cara. Estaba agachada frente a dos pijas bien paradas y mi cara colorada me dejaba en evidencia. El menor de los dos sabiendo que estaba un poco acalorada me dijo:
- Vení, sentate acá que te enseñamos así jugas vos también - invitandome con la mano a sentarme entre ellos dos.
- Sí dale, los chicos están dormidos y mis viejos tienen para rato entre joda y viaje - acotó el segundo.
Yo no muy segura de negarme, acepté. Odiaba esos juegos estúpidos pero era una forma de que hablaran de otra cosa que no fuera de mi.
Ahora que lo cuento me parece más obvio que era una trampa de lo que lo pensaba en ese momento. Mientras me señalaban que botones apretar ambos aprovechaban de espiar por mi camisa traslucida por la humedad. Yo no podía despegar mis ojos de sus bultos que iban tomando mas volumen teniendome tan cerca.
De pronto vino lo inevitable, con el obvio motivo de que mi camisa estaba mojada el más carilindo me sugirió sacarmela. En ese momento deje de luchar conmigo misma y acepté. Desabroché suavemente los botones de la camisa de abajo hacia arriba, dejando ver primero mi panza y mi ombligo hasta acercarme al corpiño rojo que los había cautivado y que contenía mis pechos apretados. La mezcla de asombro y excitación en la cara del otro hermano completó mi calentura y lo besé con toda la boca y haciendolo calentar aún más con mi lengua. Mientras tanto mis manos fueron solas hacia sus pijas duras que estuvieron prontos a liberar. Se pararon uno a cada lado de mí y me llevaron de los hombros a la altura deseada y me puse a chupar cada una ante los gemidos y contracciones de los dos que recibían su premio a la insistencia. Los miraba a los ojos con los labios brillantes por la saliva y los liquidos de sus vergas y para aumentar su calentura las lamía por abajo desde los huevos hasta la punta y eso les fascinaba.
Mientras se la chupaba a su hermano, el menor me desabrochó el corpiño liberando mis pezones que estaban muy duritos. Sin dejar de chuparla ni de mirarlo a los ojos, me puse de pie con la cola hacia atrás, agachada con esa rica verga en mi boca. El que me desnudaba entendió perfectamente que hacer. Desabrochó mi pantalón y lo bajó junto con mi tanga roja, con la punta de los pies me quite las zapatillas y él me sacó el pantalón tirándolo en el sofá. Me tenía vestida solo con las medias y veía que no soltaba la pija de su hermano por nada así que me levantó una pierna ubicó la cabezona en la entrada de mi concha y me empezó a bombear. Yo respondí con los quejidos que podía con la boca llena.
- No sé que es mejor si esa boca sedienta o esta conchita tan calentita mi amor - me decía mientras aumentaba el ritmo.
- La chupa mejor que las profesionales esta pendeja - parecía contestarle el hermano
- Vamos a cambiar ponete ahí - le dijo después de un rato el menor, señalandole el sillón.
Se sentó en el sillón, no sin antes chuparme un poco las tetas los dos. Me senté sobre él y apoyé mis manos en sus rodillas para darme más impulsos, empecé a moverme sobre esa pija tratando de meterme hasta el último centímetro mientras su hermano parado en el sillón tomó mi cabeza y metió su trozo en mi boca. Prácticamente me estaba cogiendo la cara. No le importaba que me ahogara. Mi cara estaba cada vez más sucia de los líquidos de las dos vergas mezclados con mis babas y esa imagen que contrastaba tanto con la seria niñera que su padre contrataba seguido les encantaba a los dos.
De pronto sentí que apretaba más de lo normal mi cabeza y una espesa y caliente acabada llenó toda mi boca. Se tapó la boca para contener el fuerte gemido que le salió al liberar esa deliciosa leche en mi boca. Yo como me encanta la tragué toda. Ni una gota deje escapar. El otro hermano al ver esto y como yo cambié mi movimiento por un meneo circular sobre la suya también supo que era el momento de acabar. Me levantó y se paró junto a mi para que recibiera de la misma forma el fuerte chorro que liberó sobre mi boca.
- Con esa pinta de recatada al final resultaste ser flor de puta pendeja - Me dijo
- Si me tenes de puta dame unos mangos que acá trabajo para irme a bariloche - le dije mientras me limpiaba la cara con mi mano y lamía lo que quedaba.
Mientras me vestía ambos revisaron sus billeteras y me dieron unos cuantos billetes violetas.
- Toma, tráenos chocolates - dijo mientras se rascaba la barba el primogénito de los García, totalmente satisfecho y con aires de superioridad.
Le sonreí y me fui al baño a arreglarme el pelo y perfumarme antes de que llegaran sus padres.
Mientras salía del baño escuché la puerta y me apresuré a meterme en la habitación de los niños. Cuando llegaron salí con un libro bajo el brazo.
- Miren parásitos, ustedes acá tomando y con un olor a chivo terrible por la joda y esta señorita cuidando a sus hermanos- les dijo el doctor a sus dos hijos que me miraban incrédulos de la velocidad mental que había tenido.
- Me fui a la habitación de los chicos porque pensé que la nena tenía una pesadilla y me quedé con ellos repasando mis apuntes, no hubo problemas con los chicos- le dije para aumentar el asombro de los otros dos que miraban como tomaba por idiota a su padre.
Como de costumbre recibí una serie de elogios y agradecimientos que no vale la pena detallar por parte de los jefes y la señora le sugirió que me lleve a casa a su marido.
-Te pido perdón por cualquier desubicación de estos dos, estaba seguro que íbamos a volver antes- Me dijo el doc.
- No se preocupe, no me molestan, en el fondo también son como niños- le dije, y él pareció darme la razón con una carcajada - a mi me gustan los hombres más maduros - completé, y la carcajada se cortó de forma abrupta. Me miró fijo y yo le sonreí gatuna para terminar inclinándome frente al volante y regalarle una buena chupada durante todo el camino a casa. Esa noche terminé de pagar el viaje con el excesivo pago que me dio, pero el doctor García siguió contratandome como niñera muchas veces más
Una noche que tenían un casamiento de un colega, el doctor me llamó para encargarme de sus dos angelitos y yo que buscaba plata como agua en el desierto no dude un segundo. A la hora señalada estaba con el mejor look de chica seria y responsable (nada más alejado de mi personalidad) peinada con una colita, vestida con una camisa bastante suelta y un pantalon de jean y zapatillas. No había forma de que mis empleadores vieran la lencería roja que llevaba abajo.
Era pan comido, los patrones me dejaban la comida hecha, la casa impecable, los chiquilines se portaban re bien y yo disponía de la casa a mi antojo. Además los hijos mayores salían esa noche a bailar y volvían tarde así que no iba a tener que aguantarlos. Como si eso fuera poco los nenes tenían su video juego que los tenía hipnotizados. Solo tenía que pasar las horas ahí y cobrar al final. El problema fue que los impresentables hijos del doctor llegaron mucho más temprano de lo esperado. Por lo que decían uno de sus amigos peleo con el seguridad del boliche apenas abrían las puertas por lo que los echaron de inmediato. Yo había dejado que los niños se queden hasta tarde jugando con su consola de juegos para que no me hagan ningún berrinche pero con la llegada de esos dos energúmenos tuve que mandarlos a dormir.
Lejos de colaborar sus hermanos mayores aprovecharon para tomar un control cada uno y poner un juego de fútbol de esos que salen todos los años y son iguales al anterior. Esa actitud y el hecho de que siguieran bebiendo me molestaba pero eran los hijos de mis empleadores y debía ser respetuosa y amable para seguir siendo contratada y más importante, recomendada. El mayor que aparte de ebrio era desprolijo y tenía una barba candado muy desarreglada me hablaba y quería hacerse el galán pero el mando del video juego no le daba mucha ayuda en su intento de conquistar a la niñera de 18 años más madura que ellos dos que eran más grandes. El otro era por lo menos más prolijo. No tenía barba y era un poco más lindo. Los dos estaban con un ojo en la pantalla y uno en mi.
La idea de que los dos hermanos me tiraran onda me ponía un poco caliente pero no quería traicionar la confianza de sus padres comportándome como una regalada ante estos dos. Por eso traté de evitar sus indirectas que eran cada vez más directas. En un momento el mayor subió los pies a la mesa y tiró su cerveza. Yo rápidamente tomé un trapo y me apuré a secar el borde antes de que cayera en la fina alfombra que estaba impecable. Tanto fue el apuro que se mojó mi camisa con la cerveza que había de mi lado, entonces se pudo ver un poco mi corpiño rojo. Ambos tomaron nota del detalle que aumentó su temperatura. Mientras terminaba de secar pude ver que ambos tenían buenas erecciones y eso me subió los colores de la cara. Estaba agachada frente a dos pijas bien paradas y mi cara colorada me dejaba en evidencia. El menor de los dos sabiendo que estaba un poco acalorada me dijo:
- Vení, sentate acá que te enseñamos así jugas vos también - invitandome con la mano a sentarme entre ellos dos.
- Sí dale, los chicos están dormidos y mis viejos tienen para rato entre joda y viaje - acotó el segundo.
Yo no muy segura de negarme, acepté. Odiaba esos juegos estúpidos pero era una forma de que hablaran de otra cosa que no fuera de mi.
Ahora que lo cuento me parece más obvio que era una trampa de lo que lo pensaba en ese momento. Mientras me señalaban que botones apretar ambos aprovechaban de espiar por mi camisa traslucida por la humedad. Yo no podía despegar mis ojos de sus bultos que iban tomando mas volumen teniendome tan cerca.
De pronto vino lo inevitable, con el obvio motivo de que mi camisa estaba mojada el más carilindo me sugirió sacarmela. En ese momento deje de luchar conmigo misma y acepté. Desabroché suavemente los botones de la camisa de abajo hacia arriba, dejando ver primero mi panza y mi ombligo hasta acercarme al corpiño rojo que los había cautivado y que contenía mis pechos apretados. La mezcla de asombro y excitación en la cara del otro hermano completó mi calentura y lo besé con toda la boca y haciendolo calentar aún más con mi lengua. Mientras tanto mis manos fueron solas hacia sus pijas duras que estuvieron prontos a liberar. Se pararon uno a cada lado de mí y me llevaron de los hombros a la altura deseada y me puse a chupar cada una ante los gemidos y contracciones de los dos que recibían su premio a la insistencia. Los miraba a los ojos con los labios brillantes por la saliva y los liquidos de sus vergas y para aumentar su calentura las lamía por abajo desde los huevos hasta la punta y eso les fascinaba.
Mientras se la chupaba a su hermano, el menor me desabrochó el corpiño liberando mis pezones que estaban muy duritos. Sin dejar de chuparla ni de mirarlo a los ojos, me puse de pie con la cola hacia atrás, agachada con esa rica verga en mi boca. El que me desnudaba entendió perfectamente que hacer. Desabrochó mi pantalón y lo bajó junto con mi tanga roja, con la punta de los pies me quite las zapatillas y él me sacó el pantalón tirándolo en el sofá. Me tenía vestida solo con las medias y veía que no soltaba la pija de su hermano por nada así que me levantó una pierna ubicó la cabezona en la entrada de mi concha y me empezó a bombear. Yo respondí con los quejidos que podía con la boca llena.
- No sé que es mejor si esa boca sedienta o esta conchita tan calentita mi amor - me decía mientras aumentaba el ritmo.
- La chupa mejor que las profesionales esta pendeja - parecía contestarle el hermano
- Vamos a cambiar ponete ahí - le dijo después de un rato el menor, señalandole el sillón.
Se sentó en el sillón, no sin antes chuparme un poco las tetas los dos. Me senté sobre él y apoyé mis manos en sus rodillas para darme más impulsos, empecé a moverme sobre esa pija tratando de meterme hasta el último centímetro mientras su hermano parado en el sillón tomó mi cabeza y metió su trozo en mi boca. Prácticamente me estaba cogiendo la cara. No le importaba que me ahogara. Mi cara estaba cada vez más sucia de los líquidos de las dos vergas mezclados con mis babas y esa imagen que contrastaba tanto con la seria niñera que su padre contrataba seguido les encantaba a los dos.
De pronto sentí que apretaba más de lo normal mi cabeza y una espesa y caliente acabada llenó toda mi boca. Se tapó la boca para contener el fuerte gemido que le salió al liberar esa deliciosa leche en mi boca. Yo como me encanta la tragué toda. Ni una gota deje escapar. El otro hermano al ver esto y como yo cambié mi movimiento por un meneo circular sobre la suya también supo que era el momento de acabar. Me levantó y se paró junto a mi para que recibiera de la misma forma el fuerte chorro que liberó sobre mi boca.
- Con esa pinta de recatada al final resultaste ser flor de puta pendeja - Me dijo
- Si me tenes de puta dame unos mangos que acá trabajo para irme a bariloche - le dije mientras me limpiaba la cara con mi mano y lamía lo que quedaba.
Mientras me vestía ambos revisaron sus billeteras y me dieron unos cuantos billetes violetas.
- Toma, tráenos chocolates - dijo mientras se rascaba la barba el primogénito de los García, totalmente satisfecho y con aires de superioridad.
Le sonreí y me fui al baño a arreglarme el pelo y perfumarme antes de que llegaran sus padres.
Mientras salía del baño escuché la puerta y me apresuré a meterme en la habitación de los niños. Cuando llegaron salí con un libro bajo el brazo.
- Miren parásitos, ustedes acá tomando y con un olor a chivo terrible por la joda y esta señorita cuidando a sus hermanos- les dijo el doctor a sus dos hijos que me miraban incrédulos de la velocidad mental que había tenido.
- Me fui a la habitación de los chicos porque pensé que la nena tenía una pesadilla y me quedé con ellos repasando mis apuntes, no hubo problemas con los chicos- le dije para aumentar el asombro de los otros dos que miraban como tomaba por idiota a su padre.
Como de costumbre recibí una serie de elogios y agradecimientos que no vale la pena detallar por parte de los jefes y la señora le sugirió que me lleve a casa a su marido.
-Te pido perdón por cualquier desubicación de estos dos, estaba seguro que íbamos a volver antes- Me dijo el doc.
- No se preocupe, no me molestan, en el fondo también son como niños- le dije, y él pareció darme la razón con una carcajada - a mi me gustan los hombres más maduros - completé, y la carcajada se cortó de forma abrupta. Me miró fijo y yo le sonreí gatuna para terminar inclinándome frente al volante y regalarle una buena chupada durante todo el camino a casa. Esa noche terminé de pagar el viaje con el excesivo pago que me dio, pero el doctor García siguió contratandome como niñera muchas veces más
15 comentarios - Niñera para poder viajar
COMO ME CALENTOOOOOOOO
Y VER TU FOTITO DE AVATAR MAS TODABIA
OJALA TE PASES POR MIS RELATOS A VER QE TE PARECEN
BESOTES