Eran mas o menos las 5 de la mañana y yo estaba con insomnio así que me levanté a tomar algo y me quede un rato en la compu que al parecer mi hermano olvido prendida, Me puse a chatear con los noctámbulos de siempre, entre ellos un amigo que me escribe siempre cosas muy subidas. Yo estaba con mi ropa de dormir ya que no tenía ningún plan de quedarme levantada. Mi ropa de dormir lejos de ser un pijama holgado o un largo camison era una musculosa negra muy gastada (obviamente sin corpiño) y una tanga roja. A decir verdad no me gusta tener ropa encima para dormir. Amo dormir desnuda pero la presencia de mi hermano y mi padre en la casa me lo hace imposible. En ese momento estaba tranquila porque todos dormían así que no tenía ningún pudor de estar en tanga y con mis pezones notablemente visibles a través de mi gastada remerita. La charla con mi amigo había subido mucho de tono, me hablaba de como deseaba mi cuerpo y de las cosas que deseaba hacerme. Si bien no era la primera vez que teníamos una charla así no dejaba de ser excitante a tal punto que noté mis pezones duritos bajo la remera, No daba para masturbarme en medio de la sala pero cada tanto bajaba mi mano y la pasaba un poco por mi entrepierna. Me hablaba muy sucio y eso me ponía muy caliente. Estaba escribiendole eso cuando siento unos pasos firmes que se acercaban desde la escalera.
Al parecer mi diversión se había terminado. Era mi padre que ya se estaba levantando. Cerré todo rápido antes de que llegue, ya que es sumamente controlador. No es fácil tener un padre policía y encima celoso. A pesar de no ser ninguna nena él me trataba como tal y no le gustaba para nada que provocara a los hombres como tanto me gusta a mi. Apenas bajó se sorprendió de verme levantada y me preguntó que hacía ahí. Le dije de mi insomnio. No podía creer que ya habían pasado 2 horas. Todo ese tiempo había estado teniendo una conversación de lo más guarra con mi amigo y el tiempo se pasó volado. Le ofrecí prepararle el desayuno ya que estaba. Al pararme de la computadora y acercarme a él pude ver como me miró las tetas, al parecer el hecho de ser mi papá no le impedía mirarme. Primero me dio un poco de impresión pero fue solo un instante. Para asegurarme me fui a la cocina caminando bastante despacio a ver si miraba mi cola entangada también. Como lo esperaba la mirada baja muy mal disimulada no tardó en llagar. Sí, me miró el culo como si fuera un chabon cualquiera en un boliche.
Mientras ponía la pava pensaba en lo puta que me sentía provocando así a mi papi. Pensaba cuantas veces más me habrá mirado de esa forma y desde cuando. Todo eso me daba vueltas por la cabeza y si bien era un poco extraño y perturbador no dejaba de producirme un morbo importante. El agua alcanzó el punto de hervor mientras yo hacía lo mismo. La charla erótica inconclusa con mi amigo tal vez estaba despertando todos estos pensamientos. Decidí quedarme a desayunar con papá para estar segura si era producto de mi imaginación o realmente mi padre era uno más de los que querían este cuerpito.
Me senté junto a él a tomar mates y charlar. Entre mate y risas lo iba estudiando, cada movimiento, cada mirada, prácticamente todo lo que hacía buscando algún indicio de lo que yo presumía. Mientras untaba una galleta por lo nerviosa que estaba la quebré cayendo parte al piso y parte a mi pierna. Ese fue el momento en el que mostró los dientes. Al agacharme pude ver que tenía una importante erección escondida bajo la mesa. Entonces me agaché dandole la espalda y casi sin doblar las rodillas poniendo mi cola a centímetros de su cara y al lavantarme me limpié la mermelada de la pierna con un dedo y me lo lleve a la boca. Esto hizo que fuera inocultable su calentura. Ya lo había probado. Mi papá me deseaba como cualquier otro hombre
En ese momento me moría de excitación de saber que mi mi propio papito estaba con la pija dura bajo la mesa por causa mía y que estaba a mi merced. Mientras lo miraba como para comerlo todo estire mi pie descalzo por debajo de la mesa y decidí tocar con la planta de mi pie esa pija que estaba por explotar. El rostro de mi padre fue de terror. Se sintió descubierto o tal vez comprobó sus temores de que su hija era sumamente puta, al punto de no perdonarlo ni a él mismo. Trató de negar lo obvio tartamudeando y sin hilar una frase coherente pero lo callé y comencé a hacer mas intenso el movimiento ya de mis dos pies sobre su tremenda erección. Pude ver como dejó de resistirse y en ese momento me meti debajo de la mesa, bajé el cierre de su pantalón e introduje toda su verga adentro de mi boca. Podía sentir como se desvanecía de placer pero no podía verlo por el mantel plástico que cubría la mesa. Mientras se la chupaba y se la lamía como una prostituta escuchaba sus gemidos de placer. Cuando sentí que estaba apunto de explotar salí de ahí abajo quería verlo a los ojos al momento de acabar. Parada frente a él me incliné y lo masturbe muy fuerte con la boca abierta frente a su pija. Como esperaba una espesa acabada no tardó en llegar. Directo a mi boca y pude verlo fijamente mientras me tragaba su leche caliente. Mientras estaba ahí sentado desvanecido y confundido por lo que había pasado me limpie la pera brillante con una servilleta y me acerque a su oído diciendole "esto es solo el principio papito" le lamí la oreja y me fui a acostar.
Al parecer mi diversión se había terminado. Era mi padre que ya se estaba levantando. Cerré todo rápido antes de que llegue, ya que es sumamente controlador. No es fácil tener un padre policía y encima celoso. A pesar de no ser ninguna nena él me trataba como tal y no le gustaba para nada que provocara a los hombres como tanto me gusta a mi. Apenas bajó se sorprendió de verme levantada y me preguntó que hacía ahí. Le dije de mi insomnio. No podía creer que ya habían pasado 2 horas. Todo ese tiempo había estado teniendo una conversación de lo más guarra con mi amigo y el tiempo se pasó volado. Le ofrecí prepararle el desayuno ya que estaba. Al pararme de la computadora y acercarme a él pude ver como me miró las tetas, al parecer el hecho de ser mi papá no le impedía mirarme. Primero me dio un poco de impresión pero fue solo un instante. Para asegurarme me fui a la cocina caminando bastante despacio a ver si miraba mi cola entangada también. Como lo esperaba la mirada baja muy mal disimulada no tardó en llagar. Sí, me miró el culo como si fuera un chabon cualquiera en un boliche.
Mientras ponía la pava pensaba en lo puta que me sentía provocando así a mi papi. Pensaba cuantas veces más me habrá mirado de esa forma y desde cuando. Todo eso me daba vueltas por la cabeza y si bien era un poco extraño y perturbador no dejaba de producirme un morbo importante. El agua alcanzó el punto de hervor mientras yo hacía lo mismo. La charla erótica inconclusa con mi amigo tal vez estaba despertando todos estos pensamientos. Decidí quedarme a desayunar con papá para estar segura si era producto de mi imaginación o realmente mi padre era uno más de los que querían este cuerpito.
Me senté junto a él a tomar mates y charlar. Entre mate y risas lo iba estudiando, cada movimiento, cada mirada, prácticamente todo lo que hacía buscando algún indicio de lo que yo presumía. Mientras untaba una galleta por lo nerviosa que estaba la quebré cayendo parte al piso y parte a mi pierna. Ese fue el momento en el que mostró los dientes. Al agacharme pude ver que tenía una importante erección escondida bajo la mesa. Entonces me agaché dandole la espalda y casi sin doblar las rodillas poniendo mi cola a centímetros de su cara y al lavantarme me limpié la mermelada de la pierna con un dedo y me lo lleve a la boca. Esto hizo que fuera inocultable su calentura. Ya lo había probado. Mi papá me deseaba como cualquier otro hombre
En ese momento me moría de excitación de saber que mi mi propio papito estaba con la pija dura bajo la mesa por causa mía y que estaba a mi merced. Mientras lo miraba como para comerlo todo estire mi pie descalzo por debajo de la mesa y decidí tocar con la planta de mi pie esa pija que estaba por explotar. El rostro de mi padre fue de terror. Se sintió descubierto o tal vez comprobó sus temores de que su hija era sumamente puta, al punto de no perdonarlo ni a él mismo. Trató de negar lo obvio tartamudeando y sin hilar una frase coherente pero lo callé y comencé a hacer mas intenso el movimiento ya de mis dos pies sobre su tremenda erección. Pude ver como dejó de resistirse y en ese momento me meti debajo de la mesa, bajé el cierre de su pantalón e introduje toda su verga adentro de mi boca. Podía sentir como se desvanecía de placer pero no podía verlo por el mantel plástico que cubría la mesa. Mientras se la chupaba y se la lamía como una prostituta escuchaba sus gemidos de placer. Cuando sentí que estaba apunto de explotar salí de ahí abajo quería verlo a los ojos al momento de acabar. Parada frente a él me incliné y lo masturbe muy fuerte con la boca abierta frente a su pija. Como esperaba una espesa acabada no tardó en llegar. Directo a mi boca y pude verlo fijamente mientras me tragaba su leche caliente. Mientras estaba ahí sentado desvanecido y confundido por lo que había pasado me limpie la pera brillante con una servilleta y me acerque a su oído diciendole "esto es solo el principio papito" le lamí la oreja y me fui a acostar.
18 comentarios - Desayuno especial