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Con mi vecina del 4B

Hola Gente como estan? Aca les traigo un relato fuera de los que siempre publico...
este relato me lo mando mi vecinita 😉 porque queria dar a conocer su historia y ver como se lo toman y que opinan de ella.. ojo! ella no le hace cara fea a nada ;)


Mi nombre es Milagros, tengo 19 años, y no tengo novio, hace tres meses que terminé una relación que duró nueve meses

Nadie me cree cuando digo mi edad, je je.

Me considero una chica linda, simpática y de apariencia aniñada, un poco tímida cuando estoy entre gente que desconozco.

Mido 1,66, cabello castaño claro, lacio y por debajo de los hombros, ojos color indefinidos, algunos dicen que son verdes, otros color miel, ni yo sé que color son, igual que los de papá.

Mis medidas son 93-59-92 (lo que se denomina un cuerpo normal).

De boca ancha (por no decir jetona) je je y exuberante, siendo la envidia de varias de mis amigas por mis labios pulposos, y el motivo de varios piropos por parte de los chicos. Mi nariz es igual que la de mamá, ñata y respingada, y en lo culona también salí a ella, je je

Actualmente estoy cursando 2do año de abogacía en la universidad nacional de San Juan, y espero ser tan buena como él.

Luego de una fuerte pelea con mi hermano mayor Rodrigo (21) decidí mudarme.

Aproveché que el departamento se encontraba desocupado desde hacía 2 semanas, y con la excusa de la pelea con mi hermano que me vino como anillo al dedo, “hacía tiempo que tenía ganas de irme a vivir sola”, pero en mi casa ponían el grito en el cielo cada vez que sacaba el tema, dicen que soy muy chica para eso.

Aprovechando que soy la mimada de papá, me dirigí hacia él, me refugie bajo su ala protectora implorando que convenza a mamá a dejarme volar.



Parece ser que en la intimidad de la noche papá logró persuadirla, porque a la mañana siguiente en medio del desayuno, antes de salir para la universidad me dieron la buena nueva, (al fin cedieron).



Agradecí con besos y abrazos luego de escuchar infinidad de consejos por parte de mamá.



Al regresar de la facu fui directo al estudio en busca de la llave de mi nuevo hogar, de pasada compré todo lo necesario para asearlo. Luego de una ardua tarea que duró casi tres horas de puro fregar, me tiré en el sillón a observar “mi gran obra de arte”.



Era la primera vez que me tocaba limpiar, y lo hice con mucho entusiasmo.

Desde que tengo uso de razón Beatriz (empleada domestica) es la que hace las tareas de la casa, mi única obligación siempre ha sido hacer la cama, y acordarme de no dejar tirada la ropa en cualquier lugar.

Del resto siempre se encargó Bea; (como yo le digo cariñosamente), para mí ella es como mi segunda mamá, dicen que aprendí a dar los primeros pasos de su mano.

Por su profesión mi madre ha estado bastante ausente de la casa. Ella es una excelente pediatra, en las mañanas atiende en el hospital municipal y por las tardes lo hace en su consultorio particular. Qué paradoja ¿no? Vivir rodeada de niños, pero tan lejos de los propios.



Mejor dejo de contar cosas del pasado que no los quiero aburrir y retomo al tema inicial.



Esa noche me quedé por última vez en la casa de mis padres, mis hermanos me miraban desconcertados por la decisión que había tomado, pero no me dijeron nada.

Al que voy a extrañar mucho es a Tiago (16), él es muy cariñoso conmigo, nos llevamos muy bien, y estoy segura que él me extrañara también.

Me agasajaron con mi comida preferida,(sorrentinos a la pomarola) habían invitado a mis cuatro abuelos, me taladraron la cabeza toda la noche diciéndome - ¿dónde vas a estar mejor que con tu familia? – “que era una locura” y no sé cuantas cosas más…

¿Para que los invitaron?

Nunca lo sabré.

Pero allí estaban.

Hice oído sordo a aquellos comentarios negativos, y disfruté de la última cena.

Si hay algo que voy a extrañar muchísimo es la comida que Bea con tanta dedicación nos prepara día a día (yo de cocina no sé nada de nada ).

Comí como una cerda, y encima a eso le sumé el postre (tiramisú) que tan bien le sale a la abuelita Alicia. ¡¡Estaba espectacular!!



Terminada la cena nos quedamos de sobremesa, en casa es prácticamente como un ritual, ésta costumbre data de viejas usanzas en mi familia, si te levantas de la mesa seguido de comer te miran como sapo de otro pozo, lo toman como una falta de respeto hacia los demás comensales.

A la hora de irmepara el depto fue el mismísimo Rodrigo, (mi hermano mayor, con el que me había peleado) quién se ofreció amistosamente a llevarme a mi nuevo destino, con lo cual me pareció “buena idea”, no quería seguir peleada con Ro, y menos ahora que no íbamos a vivir bajo el mismo techo.

En el trayecto que son solo unas pocas cuadras me pidió disculpas por lo ocurrido y me dijo que si me iba por culpa de él no se lo iba a perdonar nunca, y que estaba dispuesto a no contradecirme más.

Antes de dejarlo terminar de hablar le dije que me iba por mí, no por él, que hacía tiempo tenía ganas de hacerlo, y que me pareció el momento oportuno aprovechando que el departamento se encontraba deshabitado.

Llegamos a la puerta del mismo y nos abrazamos demostrándonos cuanto nos queremos, una mezcla de risas sollozas nos unió, el abrazo se potencio y por primera vez sentí que podía contar con él a pesar de todo.

Esa noche fue un poco extraña, me sentía rara, y no paraba de pensar en la libertad que había conseguido. Me costó dormirme.

A la mañana siguiente dormí hasta que me dio la gana, era sábado y no tenía obligaciones de horarios.

Me desperté a pocos minutos de la una de la tarde, no había comprado nada para desayunar, y mucho menos para almorzar, la panza me chillaba así que bajé al súper y me abastecí lo suficiente como para que no me falte nada por lo menos en toda una semana.

Fui directo a la góndola de los congelados, ¡pensé! (esta es mi salvación), al llegar al depto me aparté una caja de hamburguesa y guardé el resto en el freezer.

Era Noviembre y hacía mucho calor, demasiado para la fecha. El aire acondicionado no funcionaba, algo de lo cual no contaba. Pegue una nota en la heladera para no olvidarme de llamar al service.

Me cocine las hamburguesas y las comí acompañada de una ensalada multicolor, de esas que vienen lista para consumir. Quedé pipona y muerta de calor.



Me di una ducha con agua más bien fría y lavé ahí mismo la ropa que había usado. Todavía no había desarmado la valija, así que me puse lo que encontré a mano.

Un top blanco al cuerpo, sin corpiño (queda muchísimo mejor sin él), una colaless blanca, un short desflecado de jeans y unas ojotas re copadas que mamá me compró cuando estuvieron en Brasil hace tan solo un par de meses atrás en sus vacaciones anuales, a la cual por culpa de la facu no pude ir.



Me dieron ganas de tomar un helado y bajé por él, (olvidé mencionar que vivo en el 4to piso departamento “C” ) en la misma cuadra pero por la vereda de enfrente está una de las mejores heladerías de la ciudad.



Al bajar del ascensor me crucé con una chica que esperaba para subir, vestía un pantalón blanco re ajustado, tanto que le separaba la conchita en 2, (no sé porqué pero se me fueron los ojos ahí) jeje, su delantera también me llamó la atención, sobre salían sus grandes tetas de una escotadísima remera rayada que dicho sea de paso, le sentaba muy bien, jeje su larga y ondulada cabellera pelirroja, también me impactó. Me la quedé mirando como una tonta…

Sentí admiración y envidia a la vez, entre mis amigas siempre hago mención que me encantaría tener ese color de pelo tan especial y poco común.

Ella me sonrió y me saludó como si nos conociéramos, pero juraría que nunca antes nos hemos cruzado.

Le correspondí el saludo y creo que hasta me puse colorada…

Seguí camino a la heladería con la imagen de ella dando vueltas en mi cabeza…

Esa misma noche invité a todas mis amigas a conocer mi nueva casa. La pasamos ¡¡genial!!
Pedimos pizzas y empanadas, y por supuesto no faltó la cerveza bien helada je je, y después nos fuimos a un boliche top de la recoleta a bailar.

Durante la semana me crucé varias veces con “la colo”, en la puerta del edificio, en el súper, en el ascensor, y siempre nos saludábamos, casi se podría decir “amistosamente”.
Esa tarde de sábado subí a la terraza a colgar lo ropa y la veo a “ella” me quedé observándola desde lejos, estaba tomando sol boca arriba en una reposera plegable,y a medida que me fui acercando pude comprobar que estaba con las tetas al aire y con los ojos cerrados, lo cual invitaba a mirar más de cerca, me fui acercando tímidamente de a poco mientras fui recorriendola toda con la mirada… encontrándome con un cuerpo más bien exuberante pero armonioso, cuando me di cuenta que estaba dormida mis ojos se fueron directo a sus enormes pechos, su piel muy blanca y pecosa, sus aureolas y pezones rosados embellecidos por algunos lunares que parecían estar en el lugar justo.
Cuando caí en la cuenta de que estaba mirando embobada y aunque no me observaba nadie me dio mucha vergüenza mi actitud.
Mientras colgaba la ropa curiosamente mis ojos volvían a buscar el cuerpo semidesnudo de aquella desconocida.
Al irme pasé nuevamente por delante suyo y ésta ni se inmutó, estaba profundamente dormida, me fui pensando en lo osada que era.

Esa noche nos volvimos a juntar con mis amigas en casa, nuevamente pizzas, cervezas, y a diferencia del sábado anterior nos quedamos disfrutando de un par de pelis que había alquilado una de las chicas, eran más de las 4 de la mañana cuando acabó la 2da peli, yo no daba más de sueño, y ellas también estaban cansadas y algo borrachitas, je je. Ni bien se fueron me fui directo a dormir.
Apoyé la cabeza en la almohada y me vino a la mente la escena de la terraza, memoricé paso a paso aquel episodio, y con eso en mi cabeza me dormí.

Domingo

El teléfono sonaba incesantemente, me estiré para alcanzarlo y sin abrir los ojos contesté. Era mi madre, para saber si iría a almorzar con ellos, le pregunte que si ya estaba servida la comida y luego de una carcajada de su parte me respondió que recién eran las diez y cuarto de la mañana.
¿Cómo decirle que solo quería dormir y que era muy temprano para mí?
La contenté diciéndole que para la hora del almuerzo estaría a la mesa con ellos.
Apagué el celu y seguí durmiendo.

Cumplí con mi familia y con la excusa que tenía que estudiar me disculpé y me fui, para las tres de la tarde estaba de regreso.
Me recordé de la ropa que había colgado y subí a la terraza, para mí sorpresa estaba ella, otra vez tomando sol, boca abajo leyendo un libro.

Al pasar por su lado cruzamos miradas, y nos dijimos tan solo -¡hola!-
Seguí hasta el cordel y mientras descolgaba la ropa ella se puso de pie, y muy suelta de cuerpo con las tetas al descubierto se vino hacia mí, y se presentó:
- me llamo Guillermina y vos?- acercó su boca hasta mi mejilla y me besó.
- Yo! Milagros, ¿qué tal?-
- Acá me ves, asándome al sol, como bien dice el refrán, “el que quiera celeste que le cueste” jajaja.
- No querés hacerme compañía? ¡¡Estoy aburrida!!
- Buena idea!! así de paso tomo un poco de color -

Fui en busca de una loneta y a ponerme el biquini.
Al volver me senté frente a ella, descubrimos que somos vecinas de piso, que dicho sea de paso nunca nos cruzamos en el pasillo.
Cuando me dijo que tiene 32 años no lo pude creer, máximo le daba 25.
Ella sonrió y agradeció considerandolo un halago.

En un momento le pregunté:
-¿qué estás leyendo? -
- un cuento -
Ligeramente se sonrojo.Y en un rápido movimiento lo ocultó debajo de la ropa que estaba a su lado.
- ¿lo puedo hojear? -
- Me da un poco de vergüenza -
Con esa respuesta más curiosidad me provocó.
- Está bien, si no querés no hay problema -
- Todo bien -
Me miró acalorada a la vez que se estiraba alcanzando el libro, para luego entregármelo
-¡¡Está bien!! Toma -
Al tenerlo entre mis manos noté su colorida y llamativa portada, llevando como título “La humedad de tu sexo” era por demás “evidente” que no se trataba de un libro para niños jaja
Ilustrando la tapa del mismo se hallaba una fotografía de dos chicas besandose.

Casi sin pensar la miré y me escuché preguntándole:
- ¿Sos lesbiana? le dije asombrada –
- Sí!! -
- Espero no te incomode -
- En lo más mínimo, tranquila -
- ¿A vos te gustan los chicos? -
- Si!! Mucho -
- Pero ustedes me dan mucha curiosidad – je je
-¿Qué cosa te da curiosidad?
- Vos sabes a lo que me refiero…- (sentí como si el sol se hubiera centrado en mis mejillas, incinerándome ante su pregunta)
-No, no sé, pero sí sé que yo con mucho gusto podría aclararte esa curiosidad…

- Te voy a contar una confidencia!!
El día que te vi por primera vez en la puerta del ascensor atrajiste mi mirada, sos muy bonita y lo sabes, y tenés un cuerpo esplendido. Por las noches justo antes de dormir he pensado en vos y me he puesto a fantasear…-
-¿enserio?-
-¡sí!-
-¿qué pensabas?- (estaba intrigada y ansiosa por lo que fuese a responder)
Guillermina empezó a contarme…
- Pensaba en cómo serán tus pechos desprovistos de ropa, tus pezones y la aureola que lo rodea, y hasta imaginé tenerlos en mi boca. Se veían turgentes y muy suaves. Te puedo asegurar que tan solo de recordar mis pensamientos me vuelvo a mojar como cada noche me mojo cuando deliro con vos. -
En ese instante clavó su mirada en mis tetas como queriendo ver a través del corpiño del biquini.
Los detalles de su fantasía me estaban torturando, me sentí extraña, un escalofrío repentino me sacudió el cuerpo, eran los nervios que me causaba la conversación.
Cuando menciono que en sus sueños me besaba con lujuria sentí mi corazón estallar.
Intrigada le pregunte
-¿ fue lindo?-
-muy lindo!!, dulce, apasionado-

En un abrir y cerrar de ojos tenía su boca posando sobre la mía.
Reaccioné arisca, alejándome hacia atrás, ella sonrió y llevándose el dedo índice a la boca apoyándolo en forma vertical me clamo silencio
–shhhhhhhhhh!! Déjate llevar y sácate la curiosidad conmigo. Si no te gusta me decís y listo, hacemos de cuenta que no pasó nada-
Me quería resistir a su juego pero había algo en mí que decía que probara. Entonces le respondí:
-ok- pero no creo que me guste-
(No sé si fue por el intenso calor que hacía o producto de la situación, pero sentí mi entrepierna húmeda)

Empezó acariciando con la yema de los dedos suavemente mi rostro, bajo por mis hombros, continuo por mis brazos hasta llegar a la punta de mis dedos, donde decidió cambiar el rumbo… Sin mencionar palabra, solo me observaba insistentemente y en cuanto pasó sus manos por mi vientre mi cuerpo se electrifico ante su mirada perspicaz, regalándome una sonrisa que marcó profundamente esos hoyuelos a los costados de las comisuras de su boca. (Recién se los acababa de descubrir), le quedan de maravilla.
Subiendo por el vientre llegó hasta el centro de mis senos, con la yema de sus dedos los fue recorriendo sutilmente por el contorno separando con un dedo la tela de mi piel, alcanzando con él a tocar un poco más allá de lo que la prenda permitía, (se me puso la piel de gallina).

Esta mujer, una desconocida para mí me estaba haciendo sentir cosas que jamás hubiera creído sentir.
Se acercó un poco más para lograr alcanzar con sus brazos mi rostro, con el revés de las manos inspeccionó todo a su paso, al llegar a mi boca hizo uso de su dedo índice para con él dibujar literalmente mis labios, una y otra vez.
Al solo contacto de sus labios sobre los míos cerré los ojos y disfruté del beso como pocas veces antes, sentía su lengua explorando cada recoveco de mi boca hasta que calmó su hurgueteo cuando se encontró con mi lengua, desatando una lucha libidinosa que ninguna de las dos quería concluir.

Guille era quién manejaba la situación, por lo que yo me entregué ante lo desconocido. Sin dejarme de besar me desato las tiras del corpiño de la malla exponiendo mis tetas frente a ella, yo estaba algo retraída, sentía vergüenza, pero todo acabó cuando comenzó a acariciarlas…
mmmm
Fue con tanta intensidad que produjo en mí una repentina erección de mis rozados y pequeños pezones frente a su mirada austera, despegando sus labios de los míos inclinó su cuerpo hacia abajo y fue directo con su boca a mis pechos, al sentir la suavidad de la piel de sus labios rozando la dureza de mis pezones mientras los envolvía con su lengua húmeda un escalofrío me recorrió de pies a cabeza que me hizo tiritar.

No sé si fue miedo a lo desconocido, o terror que nos pescaran, (pero imagínense la situación) si por casualidad a alguien se le diera por subir a la terraza en ese momento y encontrarnos “así”. ¡Qué vergüenza!
Cuando esto pasó por mi mente le pedí a Guillermina que se detuviera.
- No sigas, por favor -
Alzó su rostro, y me miró desconcertada.
- ¿Qué pasó bebe? ¿No te gusta?
- No, no es eso, pero… discúlpame, pero me quiero ir -
- Pero… linda ¿por qué? si la estábamos pasando bien -
Mientras lo decía me anudaba el lazo del corpiño de la malla, me paré y me fui antes de que me convenciera.
Sentía su mirada frustrante clavada en mí mientras me alejaba de la escena.

Habían pasado un par de días sin siquiera cruzarnos. Serían alrededor de las ocho de tarde-noche cuando el timbre me hizo salir antes de la ducha (pensé eran mis padres porque habían tocado el timbre de la puerta del departamento), me envolví ligeramente en el toallón y abrí esperando ver del otro lado a mis progenitores, pero no, para mi sorpresa era “la colo”.

Con un vestidito turquesa no muy corto, pero dejaba ver sus torneadas y bronceadas piernas.
- Hola!!! -

¿Qué tal? –

- Pasá –
- Uh… justo te estabas bañando, vengo en otro momento –
Todo bién!!! Ya terminaba –
Ah ok ¿cómo estás? Vine a que hablemos por lo del otro día –

- Si ya sé, debería pedirte disculpas por irme así –
- No, al contrario creo que debo disculparme yo por avanzarte –
- Guillermina, está todo bien, no te hagas drama, ya pasó –
- Sin embargo yo creo que no empezó – (aún permanecíamos de pie, y con esos terribles ojazos me recorrió con la mirada mientras hablaba) es más tu cuerpo me lo hizo saber –
- Yo no te voy a negar que me dejé llevar por la curiosidad. Ya te lo dije –
- Pero con eso no alcanza para matar la curiosidad, bebe –
- Puede ser, que se yo – (al escuchar un hilo de posibilidad se adelantó un par de pasos quedando a centímetros de mi cara.

Me miró a los ojos y me dijo:

- ¿esperas a alguien esta noche? -

- ¡no! a nadie -

- entonces ¿qué te parece si cenamos juntas?

En mi departamento, cocino yo–

- dale, ¡copado! yo llevo helado, ¿te gusta? -

- me encanta, mis preferidos son; dulce de leche y americana–

-¡buenísimo!-

- Una pregunta por si acaso…

No vaya a ser que no te guste lo que voy a cocinar

¿Te gusta el pollo? –

- si -

- Marchando unas supremas rellenas de jamón y queso con puré de papa ja ja , te vas a chupar los dedos, ya verás jaja ¡que fe me tengo! ¿Viste?-

- ¡Sí veo! que suerte que te guste, a mi no me gusta ni un poco –

- bueno, me voy yendo así me pongo a preparar todo, te espero –

Me dio un beso fugaz en la mejilla y se marchó.

Yo me fui a la habitación, a vestirme.

La pregunta del millón, ¿Qué me pongo?

Revolví todo el placar, no dejé un cajón sin revisar hasta que encontré una mini blanca que hacía mucho no me ponía, busqué una remerita rayada estilo marinero en escote V, y resuelto el problema.



Me terminé de secar aunque prácticamente se había evaporado casi en su totalidad por el calor del cuerpo, me hidraté la piel con una crema a base de aceite de almendras y me puse el conjuntito de brodery blanco, y me fui rumbo a la heladería.



Estaba casi tan nerviosa como aquel día que sabía que perdería mi virginidad (a los 14 años) con Ariel de 16, mi primer novio.

Al regresar con el helado ya en mi poder me fui directo a su departamento. Me recibió con una amplia sonrisa invitándome a pasar.

Sus muebles y la decoración de los ambientes no podían ser mejores, halague su buen gusto así como también festejé el rico aroma que provenía de la cocina.

Guille nuevamente ponderó mi figura y mi look “casual y divertido”, así lo denominó ella.

- te ves estupenda con esa pollerita, que daría Yo por volver a tener 19 añitos… -

- hablas como si fueras una vieja –

- ja ja ya sé que no lo soy, pero cuando pasas los 30 “ves todo diferente”, ya entenderás cuando tengas mi edad ja ja – .

Mientras cenábamos no dejaba de mirarme ni de sonreírme, se la notaba contenta con mi presencia.

Por suerte los nervios en mí habían desaparecido. Yo notablemente la estaba pasando muy bien, me sentía cómoda.

Me contó algunas cosas de su vida, anécdotas de su trabajo (azafata) y me reveló algunas intimidades de su ex pareja (Patricia) y aunque no conté nada de mí ex, hable bastante de mí, de mi familia, y de los motivos que me llevaron a mudarme.

Me llamó la atención que no tocara el tema de la terraza, sorpresivamente no insistió con eso, y dudé en ser Yo la que sacara la conversación, (en el fondo yo quería retomarlo), pero no me animé, soy demasiado tímida.

¿Para qué se preguntarán?

Bueno, a ustedes no les puedo mentir. Desde que la conocí me he pasado buenos ratos pensando en ella, hay algo que me atrae, y no solo es por su notable belleza, hay algo más, un misterio que quiero desvelar.

La verdad que tenía muchas ganas de que esa mujer madura, segura de sí misma me hiciera sentir cosquillitas en la panza, que despejara todas las dudas que había en mí.



Resultó ser muy buena cocinera, y fue una cena agradable, ¿pero lo mejor estaba por venir?

Cuando estábamos tomando el helado, ya casi terminando me dice:

- me gustaría invitarte a un lugar “especial”, para que conozcas -

- ¿A dónde? – dije realmente sorprendida

- A la disco, a la que voy siempre, ¿vamos? –

- ¿Ahora? –

-¡SÍ! Ahora, ¿no te ánimas?

- sí, animarme sí, pero me tendría que ir a cambiar… -

- Pero sí así estás perfecta… -

- Bueno, si vos lo decís… -

- si bebe estás divina así -

Y poniéndose en movimiento levantó los platos de la mesa, y al volver de la cocina se apareció con una fresita, una de mis debilidades, (aparte de la cerveza), obvio, jeje

Estaba riquísima, bien helada.

Copa va copa viene no dejamos ni una gota en la botella.



Subimos a su auto (Peugeot 206) y luego de dar unos virajes por la city estacionó frente a un llamativo cartel de luces de neón que decía “Fantasy”, la fachada era atractiva, (pintaba ser un buen lugar) nos bajamos y enfilamos hacia la entrada.

En la puerta la saludaron llamándola por su nombre, evidenciando que era asidua a la disco.

Quedé impactada por la amplitud del lugar, de afuera no parecía ser tan grande. Me gustó mucho los diferentes desniveles de las pistas, así como también el sector de los reservados.



Con dificultad por el gran tumulto llegamos a la barra a pedirnos unos tragos.

Miro a mi izquierda y veo una pareja de gay besándose, giro sobre mi hombro para mirar a mi derecha y una pareja de chicas abrazadas esperaban ser atendidas en la barra. Recién ahí caí que estábamos en un boliche de “homosexuales”.

Guille se dio cuenta por mi cara de asombro que recién me había “avivado”, sonrió y dijo:

- éste es mi lugar preferido, espero que te sientas cómoda, y que lo disfrutes –

- estoy sorprendida, pero todo bien, me gusta –

- me alegro. Vayamos a sentarnos a tomar la caipirinha tranquilas.

Había parejas franeleando por todos lados.

Buscamos un lugar que no hubiese mucha gente y encontramos uno en un rincón, bastante alejado del alboroto. Desde ahí yo observaba “todo”.



El alcohol empezada a surgir efecto en las personas, (y en mi también) se veían desinhibidos en su totalidad.

Guille me hablaba pero no recuerdo de qué, en eso la veo pararse e irse diciendo

- “ya vengo”-

yo estaba concentrada mirando a dos chicas más o menos de mi edad que estaban en los reservados de enfrente. Se tocaban y besaban sin cesar, estaba muy oscuro, entre movimientos difusos alcancé a divisar que una de ellas metió la cabeza en la entrepierna de la otra, corrió la tanga hacia un costado y empezó a comerle la conchita, ¡Dios! No podía creer lo que estaba viendo.



El calor se estaba apoderando de mí, la boca se me empezó a secar y mi tanguita a humedecer. Mmmmmm

Me estaba excitando viendo “ese” espectáculo.



Pensando que alguien se pudiera percatar de mi insistente observación voltee hacia atrás en busca de miradas curiosas, pero para mi sorpresa no solo no las encontré sino que hallé más gente en situaciones parecidas. Al volverme a poner en posición la veo venir a Guille. No sé si era producto del alcohol que corría por mis venas o el morbo del ambiente, ó ¿qué? Pero la miré “distinto”, ella contorneaba sus caderas sensualmente al andar como queriendo llamar la atención de quienes quedaban atrás, luciendo con orgullo su escultural figura.



Me entregó el trago en mano y aún estando de pie se inclino sobre mí murmurándome al oído:

- ¿te gusta lo que ves?-

Pensando que se refería a la pareja de chicas le respondí:

- no estoy acostumbrada a este tipo de lugares por eso me llama la atención -

- pero yo te preguntaba por mí, no por las chicas “esas” (señalándolas). Vi como me estabas mirando cuando venía de la barra –

- ahhhhh ¡sí! Observaba lo bien que te calzan esos pantalones (fue lo primero que se me ocurrió) –

-ahhhhh ¡era eso! – exclamó mientras en su rostro se perfilaba ese par de hoyuelos en su mejillas.

Estoy casi segura que no me creyó, ¡en fin! fue lo que me salió decir en ese momento.



Se sentó a mi lado pero muy encima de mí, tanto que nuestras nalgas se rozaban…

Yo seguía allí, inmutable, aunque tengo que admitir que sentí un cierto “cosquilleo” que me embriagó por completo.

De pronto me sorprendió su accionar… extrajo un hielo del vaso que luego llevó hasta su boca, lo pasó por sobre los labios haciendo un gesto elocuente, mientras me miraba incitándome hizo lo propio con la punta de la lengua.

¿Buscaba calentarme?

Si era eso lo consiguió.

Luego se sacó el hielo de la boca y lo llevó hasta la mía.

Presagiaba lo que estaba a punto de acontecer…

En ese preciso instante me di cuenta que deseaba concluir con aquella fantasía que me venía desvelando cada noche desde que la conocí.

- ¿Ahora vos?- me dijo; y sin dejarme reaccionar me apoyó el hielo ya prácticamente devastado por el calor, mojándome el mentón, y chorreando hasta mi escote que seguramente iba a ser absorbido por mi piel acalorada. Pero Guille fue más rápida que el mismísimo calor de mi cuerpo y se zambulló en el canal de mis pechos. Con su lengua atrevida lambiéndome recogió el fruto del deshielo, generándome un estremecimiento difícil de expresar en palabras.

En un arrebato inesperado subió por mi cuello sin dejar de hacerme sentir su lengua en ningún momento, escaló hasta mi boca y “me la comió” en un profundo y terrible beso apasionado, que no pude menos que corresponderle con lujuria.

Al abrir los ojos observe a mi alrededor, y constate que cada cual hacía la suya sin importarles en lo más mínimo lo que hacia el resto. En ese momento sentí como si estuviéramos tan solo “ella y yo”, mientras su mano se escurría bajo la remera logrando alcanzar mis pechos, yo tímidamente acariciaba su brazo.

Mientras una marcha remixada sonaba al mejor estilo “punchi punchi” la colo estiraba su brazo libre metiendo mano sin prejuicios en mi entrepierna (que rico) separando la tanguita de mi piel, con sus dedos se deslizó alcanzando mi cavidad vaginal.

- ¡Que mojadita estás, bebe! Mmmm Desearía meterme de cabeza en tu sexo, abrirte los labios con mi lengua, empaparme de tus jugos y beberme cada gota que derrames –

Mis manos se aferraron al tapiz de los sillones mientras me auto-mordía nerviosa el labio inferior al escuchar sus calientes y prometedoras palabras.

De repente mi cuerpo se estremeció de placer al sentir sus dedos escurridizos profundizando en mi ser…

Le pedí que se detuviese…

- pará Guille, no sigas, porque me vas a hacer acabar –

- mmmmmm

¡Qué rico bebe!

¡Eso quiero! ¿No te diste cuenta? Quiero hacerte mía esta noche.

Acaba sobre mi mano porfa, quiero probar el sabor de tu miel –

Imposible no satisfacerla. Sus dedos penetraban impetuosos en mi vagina, rozando y estimulando el clítoris que a esa altura asomaba por completo de su capuchón.

Sin parar de gemir por lo bajo (disimulando) con una ligera fricción me arrancó un orgasmo “interminable” traté de aminorarlos en su boca, con la ayuda de sus besos.

Como era de imaginar acabé de forma bestial chorreando su mano por completo.

-¡Huy mi amor! que rico acabaste, ¡me volves loca!-

Mientras hablaba retiraba su mano de mi entrepierna y como previamente había anticipado lamio uno a uno sus dedos saboreando mi néctar.

Desesperada buscó mi boca y nos entregamos en otro beso desenfrenado. Dejándome todo el sabor de mi sexo en ella.

- Vámonos Mili! no aguanto más… –

Me agarró del brazo, (estaba exaltada) encaró hacia la salida y entre empujones y algún que otro pisotón zafamos de la multitud. Al llegar al auto me apoyó sobre la puerta de mi lado y me beso. ¡guau!

¡Qué beso!

Despegó su boca de la mía y mirándome a los ojos dijo “la frase”…

_ No sabes cuánto te deseo… –

- ¡y yo! –

Respondí de una, así, sin pensarlo.

Subimos al auto y partimos.

Al llegar al primer semáforo estiró el brazo y me empezó a acariciar la pierna, convirtiéndolo en un franeleo suscitado (ufff me ponía la piel de gallina).

En un ligero movimiento alcanzó con la punta de los dedos mi vagina, escabulléndose por debajo de la tanga.

La distancia entre su butaca y la mía nos separaba demasiado, complicando un poco su cometido.

Abrí sutilmente las piernas para allanarle el camino. Sus dedos naufragaban como en un mar en creciente. A medida que se deslizaban más abría mis piernas, mi cuerpo estaba rendido y entregado como el más fiel de los sumisos a su amo.

Con oleadas intermitentes desbordando entre espasmos y cuantiosos gemidos sonoros bañe su mano con el fruto del placer recibido.

Luego hundió su mano lo más que pudo juntando los dedos como si quisiera sellarlos, doblándolos hacia arriba los utilizó como una pala recolectora, cosechó así gran parte de mi maravillosa acabada.

Extendió su brazo y lo llevó hasta mi boca, ofreciéndome su mano…

- limpia mis dedos “bebe” ¡vamos! Lámelos que no quede nada –

Sumisa como nunca antes obedecí a sus plegarias.

Lamí uno a uno sus dedos embadurnados con mis jugos.

Satisfecha por lo sucedido se estiro buscando mi boca. Se posó sobre mis labios – esperaba me diese un beso ligero, pero no – me paso la lengua por toda la boca, sin besarme, (me hizo desearla).

Se concentro en el volante y piso el acelerador, se la veía sensualmente muy excitada. Mi cabeza no dejaba de pensar “en lo que me esperaba” mi inexperiencia me aterrorizaba, pero si de algo estaba segura es que: mejor maestra que Guillermina no podría tener…

Lo que resto hasta llegar al departamento fuimos tarareando las canciones que salían de los parlantes.

Al llegar se dirigió directo a la cochera. Entramos al ascensor y tras cerrarse la puerta me avanzó. Me levantó la remera, me corrió el corpiño y me empezó a lamer las tetas con devoción. Mi piel se erizó por completo, se me pusieron duras al instante, sentir su lengua caliente sobre mis pezones fue majestuoso.

El indicador señalaba que habíamos llegado al 4to piso, ella salió detrás de mí, cerró la puerta del ascensor y me agarró la mano, frenándome.

- ¿Preferís ir al tuyo, o al mío? – me preguntó

- al tuyo mejor –

Creo que era la respuesta que esperaba, porque su rostro se lleno de felicidad y me regaló una gran sonrisa.

Llegamos a la puerta de su departamento y mientras intentaba abrir; con la otra mano me acariciaba las nalgas.

La adrenalina corría por mis venas haciendo mi cuerpo estremecer.

Una vez dentro del departamento y tras cerrar la puerta se me tiró encima, apoyo su cuerpo contra el mío y me comió la boca apasionadamente.

Sus manos recorrían todas las partes de mi cuerpo, la sensualidad con la que me tocaba… muy diferente a los chicos con los que he estado. Sus movimientos eran precisos, provocadores, mi cuerpo ardía en deseo. Mi vagina palpitaba húmeda y excitada.

De pronto con sus manos me quitó la remera, desprendió el corpiño y comenzó a besar mis senos, los succionaba y lameteaba con énfasis.

En ese momento me sentía extasiada, no podía creer que eso me estuviera pasando a mí.

Me costaba soltarme, disfrutaba del placer que me provocaba solo con su boca y con sus manos.

- ¡Sácame la remera bebe! – me dijo en un tono meloso.

Apoyé mis manos en su cintura, a la altura del final de la prenda, la tomé desde abajo y con su ayuda alzando los brazos empecé a tirar hacia arriba hasta despojarla de ella.

Sus senos apuntaban hacia mí, firmes, erotizados bajo la tela del corpiño semi-transparente, sensual y delicado, de color marfil.

Su mirada elocuente me guió hacia ellos, como suplicando me deshiciera de él.

Tomé coraje dejando de lado la timidez y se lo desprendí con cuidado.

El contacto de mis dedos con su piel suave me embriagó en un mar de enigmáticas sensaciones…

Exponiendo sus pezones erguidos frente a mis ojos no pude menos que copiar sus pasos y llevar mi boca hacia ellos.

Suave y tímidamente pasé mi lengua por sus pechos, se sentían duros, pero no tanto como cuando mi lengua comenzó a jugar con ellos. No puedo transmitir lo que sentí en ese momento, simplificando la sensación diré que fue “genial”.

Guille me indujo hacia el sillón que teníamos a la derecha frente a nosotras. Me senté en él esperando que ella haga lo mismo, ¡pero no! se quedó parada frente a mí, era la anfitriona, y se manejaba con la libertad que la situación ameritaba.

Se arrodilló y deslizó sus manos estirando sus brazos por los laterales de mis piernas hasta alcanzar la tira de la tanguita, la tomó con fuerza y arrastró de ella hacia abajo, a la vez que Yo soliviaba mi cuerpo para que pudiera sacarla por completo.

Levantó la tanga hasta su nariz y olio inhalando con intensidad con los ojos cerrado como si eso fuera a preservar el olor en su memoria.

Metió la mano en mi entrepierna y ejerciendo algo de presión las hizo abrir hasta donde la mini lo permitía.

Ya la postura de ella enfrente de mí daba morbo por sí sola, pero mucho más excitante fue sentir sus manos arrastrándolas por mis muslos, hasta alcanzar mi vagina. Una vez allí comenzó a jugar con los dedos separando los labios de mi conchita mojada, los movía hacia arriba y hacia abajo rozando a su paso el clítoris, (mmmm me acuerdo aquellas sensaciones y me vuelvo a humedecer).

A esta altura nos ambas estábamos a full, por mi parte me estaba dejando llevar por la calentura, ya nada me importaba, sólo me interesaba gozar de ese momento. Y para demostrarlo yo misma me quite la mini, quedándome totalmente desnuda.

Guille seguía allí abajo, arrodillada en el piso contemplando mi sexo sin quitarme la vista ni un segundo.

De pronto introdujo su cara hasta quedar pegada a mi cavidad vaginal. Desde arriba monitoreaba una vista fabulosa “única”, su cabeza en mi entrepierna y su rojiza cabellera cayendo por su espalda desnuda, su piel dorada por el sol de las tardes de terraza.

¡No podía tener mejor panorama!

Se me hace difícil trasmitirles aquella sensación que tuve al momento que ella metió su lengua en mi vagina, un estremecimiento que me recorrió de pies a cabeza, a la vez que mis pezones también reaccionaron por ello.

Guille comenzó a jugar con su lengua lamiendo la parte inferior de mi vagina, primero lo hizo recorriendo los labios mayores, luego continuó por los labios menores separándolos entre sí, los lamía de manera tal que parecía querérselos devorar, era tan excitante que no podía mantener mi cuerpo estable, me sacudía con cada uno de sus movimientos, despegando mi cola del sillón.

Mis jugos no se hicieron esperar, me sentía chorrear, estaba a punto de tener el tercer orgasmo de lo que iba de la noche cuando su lengua alcanzó las paredes internas de mi vagina, no me pude contener, apoye mis manos en su cabeza aferrándome a ella como queriendo dominar sus lengüeteos, mientras mi cuerpo convulsionado se sumergía en un abismo de incesantes espasmos, ella no dejaba de naufragar, cosechando a su paso todo lo que fluía de mi interior.

(Nunca antes nadie me había hecho acabar tan intensamente como esa primera vez con La Colo.)

- mmm ¡Que rico acabaste mi vida! Tu néctar estaba apetitoso, me tomé hasta la última gota que me regalaste – mientras lo decía salía de mi entrepierna en busca de mi boca, fue el beso más sabroso de todos los que nos habíamos dado hasta entonces.

Había llegado “mi momento” estaba a punto de probar por primera vez una vagina. La curiosidad y excitación me tenían impaciente, el miedo de que mi inexperiencia pudiera truncar la velada me apabullaban.

Pero Guille con una simple sonrisa adivinando mis pensamientos me preguntó:

- ¿me deseas? ¿tenés ganas de comprobar lo mojadita que la tengo por vos? –

- ¡obvio cielo! Pero compréndeme, me da “cosita”–

- ¡mi vida! ¡Que linda que sos! relájate y disfruta de este momento, solo eso, ¿ok? -

“Por sus 32 años imagino que por su cama han pasado muchas otras chicas como yo:

¡Inexpertas!

Y estoy convencida que para ella debe ser “un juego” sumamente magnifico, le debe de dar “esa” cuota de lujuria extra.”

Ella seguía parada semidesnuda delante de mí, alcé el mentón y mirando hacia arriba busqué sus ojos, “esa mirada que atraviesa el alma”, esa que tanto me gusta. Guille me observaba pasándose la lengua por sus labios, ummm verla era “excitante”. De pronto con sus manos se tomó uno de sus pechos y me lo llevó hasta mi boca.

- Cómemela – (se dio cuenta que debía ser ella misma quién diera ese primer paso).

A esa altura había dejado la timidez de lado, acaricie sus brazos, su abdomen, mientras le rodeaba con mi lengua el pezón, se lo empecé a lamer hasta sentir que se endurecía en mi boca, mientras le masajeaba la otra, para luego hacer exactamente lo mismo que con el otro pecho.

Súper excitada pero más segura de mí misma la bese. Sin mencionar palabra desabroché el pantalón y se lo bajé, dejaba su tanga traslucir la humedad de su sexo, le pasé un dedo por sobre su prenda intima hundiendo la tela en su cavidad vaginal y a modo de sarcasmo le pregunte:

- ¿esto es por mí? –

- ¡sí! Pendejita es por y para vos-.

Terminé de sacarle los pantalones rozando casi como sin querer sus nalgas, al hacerlo pude percatarme de su piel erizándose al mínimo contacto con la mía.

Levantó sus pies y se los quito por completo, se quedó tan solo con la bombachita puesta. Su rostro se veía extasiado, casi desdibujado por el frenesí de lo que acontecería.

De repente buscó mi mano y tirando de ella me separó del sillón, llevándome hasta la habitación. Nos subimos a la cama y se me tiró encima. Me comenzó a dar besos por todo el cuerpo, arrancó besando y lamiendo mis pies (esto último me excitó sobre manera) luego subió besando las piernas, al llegar a los muslos sentí un estremecimiento que me hizo erizar por completo. Continuo avanzando hasta la pelvis, y con su lengua lamia una de mis zonas más erógenas, humedeciendo mi piel al pasar a medida que ascendía suspendiendo mi cuerpo en el aire dejándole saber mi goce.

Prosiguió dando besos por mi panza y ombligo, y como una estrella fugaz pasó por mis senos succionándolos al pasar, embriagándome de lujuria para luego escalar hasta el cuello donde se alojó el tiempo suficiente para enardecer por completo y así, ya con la timidez de lado arremetí sobre su tanga hasta despojarla de ella.

Guille viró sobre mí induciendo su vagina a merced de mi boca. Mi excitación estaba a punto de eclipsar, pero igual me tomé el tiempo necesario para disfrutar al máximo de ese primer contacto íntimo.

Me apoyé sutilmente sobre su pelvis e inhalé el olor que desprendía su sexo, mmm ¡que rico! “lo disfruté” recordaré su perfume por la eternidad.

Cuando sentí su boca y su lengua estimulando mi vagina hundí mi cara en la suya, estaba terriblemente “empapaba”, su sabor era más bien dulzón, agradable y excitante, muy por el contrario de lo que Yo me imaginaba que sería.

Al cabo de unos minutos y luego de unos cuantos lameteos por fuera y por dentro, puse mi lengua rígida y comencé a jugar con ella en un “mete y saque” constante, a la vez que con un dedo estimulaba en círculos su clítoris. Creo que por mi inexperiencia no lo hice tan mal, porque su cuerpo se estremecía de forma descontrolada, repercutiendo en cada una de sus extremidades.

Producto del terrible orgasmo que fui capaz de generarle y al compas de aquellos movimientos lujuriosos lanzaba gemidos insospechados, entregándome su néctar que no dude en devorar con pasión como una experta lesbiana.

- Milagros, no te imaginaba haciéndolo tan bien, realmente me sorprendiste –

- pierde cuidado, tampoco yo me reconozco, me alegra saber que no te defraudé, tenía miedo de no saberlo hacer -

- sinceramente Mili y no te agrandes con lo que te voy a decir, pero estuviste fantástica –

Luego de los halagos me sentí plena, haber gozado con ella, y haberla hecho gozar, fue una experiencia “sublime”.

Nos acomodamos en la cama apoyándonos en la almohada y mirándonos fascinadas deliciosamente nos comenzamos a besar con todo el sabor del néctar de la otra, entremezclándose dentro de nuestras bocas.

Tantos besos de lengua y tantos manoseos no pudimos no menos que volver a calentarnos.

Guille volvió a tomar la iniciativa comenzando a jugar en mis senos con su boca, el clima se fue calentando y nos volvimos a entregar por completo, solo que esta vez no acabamos en la boca de la otra.

Para mi sorpresa fue exquisitamente inesperado.

Montándose encima de mí despegó mis piernas con sus manos hasta dejarlas separadas entre sí, luego apoyó su cuerpo moviéndose para un lado y para otro buscando con exactitud el roce de nuestros clítoris, conjuntamente con sus manos alcanzaba mis pezones y los retorcía provocándome un “dolor” placentero, en cambio yo con mis manos presionaba su bonito trasero cooperando para que la fricción resultara más intensa, en cambio ella era quién tenía el mando de la situación, la comodidad de estar arriba le permitía dominar el frotamiento a su antojo provocando una excitación extra.

Fue una experiencia inmejorable, percibir ambos clítoris totalmente endurecidos y expuestos agitándose entre sí es un placer “inigualable” difícil de explicar y de comprender, solo lo pueden apreciar aquellas que lo hayan experimentado.

No sé si fue por lo novedoso ¡ó qué! Pero “ese” fue indudablemente el mejor orgasmo de mi vida.

En ese instante se tumbó a mi lado, extasiada, cobijándose en mí apoyó su cabeza sobre mi pecho pudiendo advertir el descenso de los latidos de su corazón todavía agitado. Una extraña sensación me embriagó, siendo yo aún una pendeja me sentí capaz de poder contenerla, viendo a Guille tan grande (físicamente y de edad) acurrucada sobre mi pequeño cuerpo me dio la impresión de que buscaba algo más que pasar un buen rato, cerré los ojos y dejé fluir aquellas imágenes sueltas que comenzaban a rondar por mi mente como una película de futuras situaciones en la que nos tenía como protagonistas principales de la historia.

El silencio de la madrugada era absoluto, sólo nuestra respiración y algunos suspiros eran testigo de nuestra primera ¿noche de amor? Mientras yo acariciaba su cabeza y jugaba con sus rulos, ella pasaba sutilmente sus dedos por mi abdomen, dibujando imaginariamente ¡vaya a saber qué!

Al despertar por la mañana me encontré sola, Guille ya no estaba, me vestía cuando escuché ruidos que provenían de la cocina, fui caminando en puntitas de pies, me aparecí descalza y en tanga.

- ¡hola bebe! ¿Cómo amaneciste? – (recibiéndome con una gran sonrisa)

- ¡súper bien! –

Puso en mi mano un vaso de jugo de naranja y simultáneamente me estampó un beso intenso, haciendo mi cuerpo vibrar.

Vestía un conjunto verde manzana de short y musculosa, femenina y sensual como pocas, el cabello mojado semirecogido despejando su rostro, estaba simplemente hermosa.
Le pedí permiso para darme una ducha ligera mientras ella terminaba de preparar el desayuno.

Al regresar me esperaba sentada en la mesa mientras chequeaba el correo electrónico en la notebook.
Me sentí muy cómoda a su lado tanto que hasta el día de hoy no he vuelto a dormir en mi cama.



Bueno gente se nos hizo un poco largo jaja
Espero que es guste dejen puntitos porfa y comenten para ir mejorando
MUCHAS GRACIAS

4 comentarios - Con mi vecina del 4B

titarroo +1
muy buen relato ..te felicito...
Extynger +1
Affff me dejastes mojadisimo a clavarme una buena paja
corols
la pija a mil me quedo!!!
muy bueno!!!
ZorroSJ
Genial!! pero si lo vas a modificar, arregla lo de "recoleta" y Fantasy" niguno de ellos esta en san Juan