Conocí a una mulata hermosa, su cabello es muy negro y lacio, sus ojos son enormes cuentas brillantes, sus dientes son perfectos, blancos, su boca es muy generosa. Su boca es………..
Ayyyyyy por favorrrrrr, su boca es caliente, húmeda, roja, rica, muy rica. Soñar sus labios en mi piel, es lo mejor que me ha pasado en los últimos tiempos.
Ella es muy joven, tiene 23 años, y yo estoy un poco grandecita tengo 42, pero a ella no le importa. La conocí gracias a estos relatos que me gusta escribir y que a muchos de ustedes les gusta leer.
Solo tengo su foto, pero si la tuviera cerca podríamos vivir una aventura increíble. Tratemos de soñar todos juntos. No sé si esto es posible pero sería divertido que cada persona que lea este relato y tenga ganas haga su aporte
Comienza la fantasía:
Conocí a Lis ( mi tata rica!!) en unas vacaciones en La Habana Cuba, ella es centro-americana, también estaba de vacaciones.
Yo adoro la playa, y esas noches en La Habana la luna era una belleza, así que iba durante el día a tomar sol y disfrutar del mar, y por las noches a tomar baños de luna.
Yo estaba con unas amigas, y como en la noche casi no había gente hacíamos topless. Una de esas noches llegó Lis con su grupo. Era muy fácil distinguirla, ya que era la más hermosa, su piel brillaba bajo la luz de la luna.
Sobre la rambla había música, la típica samba brasilera, y de a poco nos pusimos a bailar y se formó un gran grupo en la arena de chicas y chicos bailando.
A esas alturas ya nos habíamos puesto nuestra ropa, y nos habíamos procurado algunas cervezas.
La noche avanzaba, y yo no podía dejar de mirarla, mi grupo dejaba La Habana al día siguiente así que no podía perder la oportunidad.
Me fui acercando a donde ella bailaba, su cuerpo se movía con una plasticidad que me hacía estremecer. Cuando la tuve enfrente le sonreí y comenzamos a hablar, con tanta naturalidad que parecíamos conocernos desde siempre.
Toda ella irradiaba sensualidad, alegría, pasión por la vida. Un rato más tarde estábamos sentadas solitas muy a la orilla del mar.
Yo descubrí nuevamente mis pechos y ella hizo lo mismo. Era hermosa, y estaba sentada a mi lado a la orilla del mar, bajo la luna de La Habana. No hace falta decir mucho más, esa noche Lis era lo que yo más quería, y me la hubiera traído conmigo a casa si hubiera podido.
Esa noche no importaban las novias que cada una había dejado en casa, ni los amigos ni las familias, ni la gente que estaba en la playa. Nos besamos, nos besamos, su lengua caliente se encontró con la mía y nos invadimos mutuamente. Besé sus ojos, y le dije “quiero tocarte, quiero sentirte vibrar”.
Solo me miró a los ojos y apoyo su espalda desnuda sobre la arena húmeda, separó levemente sus piernas torneadas y muy suaves. Mis dedos no podían esperar, levanté su falda retiré su bikini y no pude contener mis ansias, me incliné a besarla y mis dedos acariciaron y presionaron su sexo palpitante. Comenzamos a respirar cada vez más fuerte, ella gemía, estaba muy excitada.
-ay tata me gustas mucho, no te detengas, sigue, sigue – mi mulata hermosa estas bien arrecha, que rico sabes.
A esas alturas, ella estaba tan mojada que la pude probar, saboreé mis dedos embebidos en su licor tibio.
Llegó a un profundo orgasmo y sin darme tiempo se incorporó y me empujo para quedar sobre mí. Con una habilidad que no todas las chicas tenemos, me arrancó la ropa y quedé totalmente desnuda, solo cubierta con su cuerpo que se restregaba contra mí.
De inmediato sentí sus dedos en mi vagina, ella fue prudente pero yo podía recibir todos sus dedos en mi interior. Que rico, que gusto, que manos tan tiernas, tan buenas.
Hicimos el amor, nos cogimos tan rico bajo la luna, a la orilla del mar. Antes de que nos corrieran del lugar por exhibicionistas, la invité a mi habitación en la posada.
Caminamos de la mano, por las callecitas de pueblo, nos besamos a cada paso. Me fascina hacer el amor en la ducha, así que nos metimos bajo el agua hasta que se nos acabó y entonces nos tiramos en la cama.
Hicimos una tijera perfecta y su sexo se fregó contra el mío mientras nos besábamos y nos mamábamos los pechos mutuamente.
No podíamos más, dormimos un rato, hasta que la luz del sol nos despertó. Yo no quería que se fuera y ella no quería irse.
-Lis, eres una mujer hermosa, anoche fui muy feliz
– Mi tata, yo lo pasé genial eres una hembra caliente, anda ven a la cama quiero sentir tus labios en mi conchita.
Estaba sobre la cama desnudísima, yo podía sentir su perfume íntimo.
-Mulata, quiero tomarte unas fotos, ¿me dejas?
– Claro yo también quiero tener un recuerdo de estas pocas horas, que valieron por todo el viaje.
Posó para mi, sus tetas, su culo, su sexo mojado, todo su cuerpo quedó registrado y viajó conmigo de vuelta a casa.
Posé para ella en todas las formas posibles.
Para completar la mañana, hicimos un 69 que nos hizo gritar de dolor y placer, porque en el locura hasta me mordió.
No podíamos parar, a pesar del cansancio, su cuerpo estaba otra vez sobre el mío, se apretaba contra mi sexo, mamaba mis tetas como una niña, sus ojos me miraban fijamente y eso me excitaba más todavía.
Finalmente nos fuimos calmando, enfriando, hasta que comenzó a vestirse. Yo no podía moverme, seguía desnuda. Antes de irse besó mi sexo, mis pezones y mis labios.
Fueron las horas más increíbles de todas las vacaciones, durante semanas soñé con esa mujer. Nos seguimos escribiendo y ahora solo tenemos sexo por correspondencia. Cada una sigue con su vida, pero siempre tendremos esa noche como un increíble momento de pasión y entrega.
Ayyyyyy por favorrrrrr, su boca es caliente, húmeda, roja, rica, muy rica. Soñar sus labios en mi piel, es lo mejor que me ha pasado en los últimos tiempos.
Ella es muy joven, tiene 23 años, y yo estoy un poco grandecita tengo 42, pero a ella no le importa. La conocí gracias a estos relatos que me gusta escribir y que a muchos de ustedes les gusta leer.
Solo tengo su foto, pero si la tuviera cerca podríamos vivir una aventura increíble. Tratemos de soñar todos juntos. No sé si esto es posible pero sería divertido que cada persona que lea este relato y tenga ganas haga su aporte
Comienza la fantasía:
Conocí a Lis ( mi tata rica!!) en unas vacaciones en La Habana Cuba, ella es centro-americana, también estaba de vacaciones.
Yo adoro la playa, y esas noches en La Habana la luna era una belleza, así que iba durante el día a tomar sol y disfrutar del mar, y por las noches a tomar baños de luna.
Yo estaba con unas amigas, y como en la noche casi no había gente hacíamos topless. Una de esas noches llegó Lis con su grupo. Era muy fácil distinguirla, ya que era la más hermosa, su piel brillaba bajo la luz de la luna.
Sobre la rambla había música, la típica samba brasilera, y de a poco nos pusimos a bailar y se formó un gran grupo en la arena de chicas y chicos bailando.
A esas alturas ya nos habíamos puesto nuestra ropa, y nos habíamos procurado algunas cervezas.
La noche avanzaba, y yo no podía dejar de mirarla, mi grupo dejaba La Habana al día siguiente así que no podía perder la oportunidad.
Me fui acercando a donde ella bailaba, su cuerpo se movía con una plasticidad que me hacía estremecer. Cuando la tuve enfrente le sonreí y comenzamos a hablar, con tanta naturalidad que parecíamos conocernos desde siempre.
Toda ella irradiaba sensualidad, alegría, pasión por la vida. Un rato más tarde estábamos sentadas solitas muy a la orilla del mar.
Yo descubrí nuevamente mis pechos y ella hizo lo mismo. Era hermosa, y estaba sentada a mi lado a la orilla del mar, bajo la luna de La Habana. No hace falta decir mucho más, esa noche Lis era lo que yo más quería, y me la hubiera traído conmigo a casa si hubiera podido.
Esa noche no importaban las novias que cada una había dejado en casa, ni los amigos ni las familias, ni la gente que estaba en la playa. Nos besamos, nos besamos, su lengua caliente se encontró con la mía y nos invadimos mutuamente. Besé sus ojos, y le dije “quiero tocarte, quiero sentirte vibrar”.
Solo me miró a los ojos y apoyo su espalda desnuda sobre la arena húmeda, separó levemente sus piernas torneadas y muy suaves. Mis dedos no podían esperar, levanté su falda retiré su bikini y no pude contener mis ansias, me incliné a besarla y mis dedos acariciaron y presionaron su sexo palpitante. Comenzamos a respirar cada vez más fuerte, ella gemía, estaba muy excitada.
-ay tata me gustas mucho, no te detengas, sigue, sigue – mi mulata hermosa estas bien arrecha, que rico sabes.
A esas alturas, ella estaba tan mojada que la pude probar, saboreé mis dedos embebidos en su licor tibio.
Llegó a un profundo orgasmo y sin darme tiempo se incorporó y me empujo para quedar sobre mí. Con una habilidad que no todas las chicas tenemos, me arrancó la ropa y quedé totalmente desnuda, solo cubierta con su cuerpo que se restregaba contra mí.
De inmediato sentí sus dedos en mi vagina, ella fue prudente pero yo podía recibir todos sus dedos en mi interior. Que rico, que gusto, que manos tan tiernas, tan buenas.
Hicimos el amor, nos cogimos tan rico bajo la luna, a la orilla del mar. Antes de que nos corrieran del lugar por exhibicionistas, la invité a mi habitación en la posada.
Caminamos de la mano, por las callecitas de pueblo, nos besamos a cada paso. Me fascina hacer el amor en la ducha, así que nos metimos bajo el agua hasta que se nos acabó y entonces nos tiramos en la cama.
Hicimos una tijera perfecta y su sexo se fregó contra el mío mientras nos besábamos y nos mamábamos los pechos mutuamente.
No podíamos más, dormimos un rato, hasta que la luz del sol nos despertó. Yo no quería que se fuera y ella no quería irse.
-Lis, eres una mujer hermosa, anoche fui muy feliz
– Mi tata, yo lo pasé genial eres una hembra caliente, anda ven a la cama quiero sentir tus labios en mi conchita.
Estaba sobre la cama desnudísima, yo podía sentir su perfume íntimo.
-Mulata, quiero tomarte unas fotos, ¿me dejas?
– Claro yo también quiero tener un recuerdo de estas pocas horas, que valieron por todo el viaje.
Posó para mi, sus tetas, su culo, su sexo mojado, todo su cuerpo quedó registrado y viajó conmigo de vuelta a casa.
Posé para ella en todas las formas posibles.
Para completar la mañana, hicimos un 69 que nos hizo gritar de dolor y placer, porque en el locura hasta me mordió.
No podíamos parar, a pesar del cansancio, su cuerpo estaba otra vez sobre el mío, se apretaba contra mi sexo, mamaba mis tetas como una niña, sus ojos me miraban fijamente y eso me excitaba más todavía.
Finalmente nos fuimos calmando, enfriando, hasta que comenzó a vestirse. Yo no podía moverme, seguía desnuda. Antes de irse besó mi sexo, mis pezones y mis labios.
Fueron las horas más increíbles de todas las vacaciones, durante semanas soñé con esa mujer. Nos seguimos escribiendo y ahora solo tenemos sexo por correspondencia. Cada una sigue con su vida, pero siempre tendremos esa noche como un increíble momento de pasión y entrega.
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