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Una noche en el Hospital

He de reconocer que siempre he sido muy mujeriego.
Hace un tiempo operaron a mi mujer (esposa) de un tobillo que tenia averiado. Como usamos seguro privado, el hospital donde la operaron era muy pequeño y acogedor.
Como buen marido y en contra de la opinión de mi suegra, decidí pasar la primera noche, después de la operación, en el hospital acompañando el dolor de mi mujer.
El caso es que a ella la aperaron por la mañana y me pasé todo el día en el hospital, con lo que pude ver a las enfermeras y algunas me llamaron mucho la atención, eran jóvenes, sexis y además llevaban un pijama (uniforme) desde mi punto de vista que las hacia mas sexis, pero como estaba con los padres y hermanos de mi chica, pues no podía pedirle opinión a nadie. El día fue largo y las horas se hicieron eternas, pude ver todos los cambios de turno de las enfermeras, ya cuando se hizo la noche y se fueron marchando los familiares, me quede solo con mi mujer en la habitación, ella se encontraba bajo los efectos de los calmantes y la verdad que la pobre no se enteraba de nada. Poco después de que se fueran los familiares entro el turno de noche de enfermeras y se pasaron por la habitación para comprobar su estado y para explicarme que si había algún problema, no dudara en llamarlas, había 2 enfermeras y una de ellas, la más chiquitina, me pareció una chica muy sexy, tenía muy buenas tetas y no conseguía disimularlo con el pijama, en varias ocasiones me pillo mirándoselo y bueno, a mi me pareció que no la molestaba, es más, me dio la sensación que la gustaba que la mirasen .Era bajita, morena con el pelo corto, con unos ojos oscuros muy bonitos y unos labios algo carnosos, muy sensuales, también tenía un culo bonito, respingón y llamativo, una delicia en conjunto.
Las dos enfermeras se fueron y yo me quede en la habitación leyendo un libro y un poco caliente después de ver a esa niña tan rica. Mi mujer se quedo muy dormida y al cabo de una hora más o menos, apareció la enfermera chiquitina, -“Hola, pensaba que estabais durmiendo”- me dijo, “No” – la conteste “Soy de poco dormir y estoy leyendo un poco, ¿Cómo te llamas?, es por si os tengo que avisar…”- le dije con mi sonrisa de pícaro. “Isabel, y ¿tu?”. En ese momento se me encendieron todas las alarmas, me lo había dicho de un modo que me llamo mucho la atención. Casi tartamudeando la dije mi nombre y comenzamos a hablar sobre el libro que estaba leyendo, yo estaba sentado en una silla y tenía sus enormes pechos casi a la altura de la cara, me era imposible no mirarlos e imaginarme lo ricos que estarían, me estaba poniendo a mil, después de un rato hablando me dijo que tenía que ver otros enfermos y que volvería a lo largo de la noche. “Guau”, pensé yo, “que tía mas maja y lo buena que esta!!, como me gustaría comerle las tetas y otras cosas”. El caso es que mi imaginación empezó a viajar y me puse súper caliente. Me duro poco la calentura, mi mujer se despertó y me dijo que le dolía mucho la operación y que llamara a las enfermeras para que la dieran más calmantes, yo muy obediente salí de la habitación y fui a buscar a Isabel para comentárselo, la encontré en el despacho de las enfermeras, ella sola, le comente lo que ocurría y me dijo que la esperara un momento que iba a coger mas calmante y luego íbamos a la habitación, yo accedí un poco sorprendido porque mi intención era volver en el acto a la habitación, llego al momento y nos fuimos juntos, iba un poco por delante de mí y no podía dejar de mirar su culo, mientras me hablaba de algo de un fantasma del hospital, yo no la prestaba atención, solo miraba su culo, de repente dejo de hablar y se giro, yo sin darme cuenta me choque con ella, “perdona, iba distraído”-, me disculpe,”¿te gusta?”- me contesto, colorado y sin palabras solo pude reírme, pero ella insistió con la pregunta “¿te gusta?”, “Mucho, la verdad, el uniforme te hace un culo muy bonito”- le dije, yo pensaba que me iba a contestar mal o a decirme algo feo, pero para mi sorpresa, me contesto, “si te gusta, tócalo!”, no me lo pidió dos veces, en un segundo me junte a ella y la empecé a tocar el culo con mi mano derecha, por instinto, con mi mano izquierda la cogí de la cintura, estaba disfrutando muchísimo de acariciar semejante culo y me estaba excitando mucho, quise besarla el cuello y me paró, “¿Y tu chica?”, me dijo. Yo avergonzado, le dije “Es verdad!!” Y pare de tocarla, “Vamos!”. Cuando llegamos a la habitación, yo me encontraba muy excitado, podía notarse mi erección por el bulto de mis pantalones, mi chica estaba medio dormida, pero se quejaba de que la dolía, Isabel le puso el calmante en el gotero y mientras lo hacía yo esperaba en la puerta, la situación me excitaba mucho, mi chica podía ver como la miraba, porque la estaba desnudando con la mirada, Isabel me miraba de vez en cuando y yo notaba como se estaba excitando mucho. Cuando termino de ponerle el calmante y mi chica se volvió a dormir, se acercó a mí y me mordió el labio inferior, yo la respondí cogiéndola de la cintura y atrayéndola hacia mí para poder besar mejor esos labios tan excitantes, la escuche jadear y mientras nos besábamos sus manos tocaron mi polla excitada por encima del pantalón a lo que la correspondí acariciando sus enormes tetas, cuando me disponía a desabrocharle los botones de la parte de arriba del pijama, me paro, “Aquí no”- me dijo, y miro a mi esposa, yo de lo excitado que estaba ya había olvidado todo lo que me rodeaba y solo pensaba en esa boca que me encantaba besar y en las tetas que quería comerme. Salimos de la habitación y me susurro: “espera aquí un poco, voy a buscar unas cosas”. Se notaba que estaba tan excitada como yo. Al poco de irse volvió, llevaba unas llaves de una habitación, me guiño un ojo y me dijo que la siguiera, nos fuimos por un pasillo y llegamos a una puerta, la cual abría mientras yo la besaba el cuello, cuando entramos a la habitación y cerró la puerta, se desato la pasión, mientras yo la besaba el cuello y desabrochaba su pijama ella me fue quitando los pantalones, yo tenía la polla bien dura y empezó a pajearme, la empecé a comer las tetas por encima del sujetador y cuando se lo quite, no pude reprimir un soplido de admiración, eran las tetas más bonitas que jamás había visto y ahora me apetecía rozarle mi pene por los pezones rosados que tenia, continuamos de pie, besándonos y desnudándonos, rozando nuestros cuerpos calientes por la excitación, mientras ella me besaba yo le tocaba su precioso culo, le acariciaba su orto, y su chocho y notaba como se excitaba y se ponía muy húmeda, poco a poco sus besos fueron bajando hacia mi polla y en menos de lo que me imaginé la estaba dando unos besos con sus bonitos labios, poco a poco se la fue metiendo en la boca, vi el cielo, como me la chupaba, si seguía así no tardaría en correrme!!!. Le dije que parase, que si no me iba a correr, pero ella no paraba, cuando estaba a punto de correrme, paro!, me cogió de la mano y nos fuimos a la cama, yo solo pensaba en comerle su chocho que estaba súper húmedo, nos tumbamos y continuamos besándonos, ella estaba de espalda a la cama, y empecé a hacer mi trabajo, la comí las tetas, despacio, salivando, jugando con sus pezones, mientras le rozaba su chocho con mi pierna, poco a poco fui bajando hasta su entrepierna y empecé a lamer su húmedo clítoris, que rico!!, jugoso, suave! Justo como a mí me gusta!!, la escuchaba jadear, me cogía la cabeza con las manos y me presionaba la boca con su clítoris, estaba muy excitada. Mi mente calenturienta decidió probar una cosa, a ver si me decía algo, poco a poco me fui bajando un poco más, para comerla el orto, cuando la pase la lengua por primera vez, note como se tensaba, después de cuatro pasadas abrió más las piernas, la gustaba!! Pensé sorprendido. Todo esto hizo que mi calentura fuera máxima, me encontraba tan excitado que el roce con la cama me iba a producir que me corriera. Mi lengua recorría desde su orto hasta su clítoris sin parar y notaba como ella iba llegando al orgasmo, no tardo mucho en jadear fuerte y note como su empapaba totalmente y su sabor se tornaba un poco más acido, me quito la cabeza de su entrepierna y me miro con ojos lascivos y boca entreabierta, “¿con que te gusta jugar así?” me dijo, mi sonrisa me delataba, podría haber estado toda la noche comiéndola el coño, me encanta dar placer a las mujeres. Se incorporo y me tumbo a mí en la cama, yo pensaba que me iba a comer la polla, pero cuál fue mi sorpresa que me planto el coño otra vez en la boca, abierta de piernas de rodillas y con las manos en la pared, a lo que dijo: “dale un poquito más”, no dude en hacerlo, me encanto, notaba como sus flujos resbalan por mi cara, notaba como mi polla iba a estallar. Cuando note que se iba a correr, con una de mis manos que había estado todo el tiempo recorriendo su cuerpo, introduje un dedo en su culo, acto seguido toda mi cara se empapaba de flujo, se había corrido otra vez. Se sentó sobre mi pecho y me dio una bofetada, “¿Qué es eso de meterme un dedo por el culo?- dijo, “me da la sensación que te ha gustado” dije y le sonreí, como yo seguía tumbado en la cama fue poco a poco bajando su cuerpo hacia mi polla y se metió mi polla en su chocho, yo estaba muy excitado y sabia que no iba a aguantar mucho en esa posición, en cuanto se moviera un par de veces, me correría. Cuál fue mi sorpresa que no empezó a moverse, se quedo mirándome y empezó a acariciarse el clítoris con una mano, mientras con la otra se tocaba las tetas, esa visión me llevo al cielo y no pude evitar cogerla de las caderas y empezar a moverla, ella me paró, pero fue demasiado tarde, ver como se tocaba las tetas había provocado que yo llegara al orgasmo. Me miraba mientras me corría en su interior y ponía cara de excitación y pude ver con todo mi asombro que estaba llegando a otro orgasmo. Así nos quedamos un rato, mirándonos, sin decirnos nada, desnudos, jadeantes, sucios.
Mientras nos vestíamos la pregunte por correrme dentro y me dijo que no me preocupara, que tomaba la píldora, una de las veces la toque el culo, la pase un dedo por el orto y le pregunte “¿y este, para cuando?”, a lo que me contesto: “Ya hablaremos”, salimos de la habitación, nos dimos un beso muy apasionado mientras cerraba la puerta con llave y yo me fui a la habitación con mi mujer y ella a su despacho, no me quitaba de la cabeza el “Ya hablaremos” ni la visión de su precioso cuerpo desnudo y de sus maravillosos orgasmos, por suerte mi mujer seguía dormida.
Poco antes del cambio de turno Isabel vino a comprobar cómo estaba mi chica, yo pensaba que ya no la volvería a ver más, su mirada continuaba teñida de deseo, en un pequeño papel tenia apuntado un teléfono, cuando me lo dio se acercó a darme un beso y justo cuando se levantaba de darme el beso mi mujer abrió los ojos, por suerte nunca se entero de nada….

Continuara….

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