La corbata

Mi casa en penumbras. El vino en el vaso. Una buena lectura y música que acompaña la ocasión.

Esa, era la escena de mi viernes. Complicado. Exhaustivo . Me merecía la paz de mi hogar.

El vino se va acabando y mis ganas de verlo aumentaban proporcionalmente.

Continúa la lectura. La historia me atrapa y mi mente vuela.

Compenetrada, no noto que entra en la casa.

Lo hace sigilosamente, cual fiera que quiere atrapar a su presa.

Es un complicado juego el que llevamos. Ver quien es el primero en dar el brazo a torcer. Es divertido saber que cosas lo pueden y que sepa cuales me pueden.

Lo miro de reojo, me sonrío pero no dejo la lectura. Él se sitúa a los pies de mi cama.
Mirándome como sigo con mí libro.

Estoy con su vestimenta favorita. Una corbata.

Solo la corbata.

Esa que no encontró esa mañana y tuvo que irse al trabajo sin ella.

Pantalón negro, camisa gris, saco negro… Simplemente irresistible.

Se acerca con su dedo índice, hace contacto con mi piel y me recorre desde los pies hasta mis caderas. Mi piel se eriza ante tal caricia, pero aun así... no dejo la lectura.

-“Con que ahí estaba mi corbata!”- Me dice.

No le respondo. Pero le regalo media sonrisa.

Se sienta en la cama a la altura de mi cintura. Pasa un brazo del otro lado de mi y me sigue mirando.

Sigo leyendo, ya sin prestar mucha atención.

Su perfume es percibido dada la cercanía. Encantador

Lo miro y atino a decir “hola, llegaste?”

El libro queda a un lado, mientras su boca se acerca a la mía.

Ese beso encendió la piel de ambos. Toma la corbata y soy suya.

Lo desvisto.

Lentamente.

Disfrutando ver como cada prenda ya forma parte de otro escenario.

Mi mano ya es parte de su pantalón y acaricia mi premio más deseado del día.

Duro, como garrote, tal como me gusta verlo, sentirlo y disfrutarlo.

No pasa mucho tiempo para que mi boca haga contacto con tal galardón.

Degusto.

Recorro.

No me canso se lamer.

Es lo que anhele durante tal pesado día.

Se escucha un susurro… Putita…

Escucharlo hace que me esmere por sacar más gemidos de su respiración.

Levanto la cabeza. Lo miro. Adoro ver su cara mientras que está recibiendo mis caricias.

Vuelvo a besarlo y sus manos ya forman parte de mi cuerpo.
La ponen como fuego y ya no puedo controlar.

Me vuelve loca.

La cama es participe de un combate sin igual.

Se zambulle en mis tetas esas que tanto le gustan. Las besa, las aprieta, goza de ellas y hace que me retuerza de placer.

Se dispone a penetrarme y mis caderas ya no entran en razón. No lo quiero una, sino mil veces dentro de mí. Lo tomo de la cola hago que la penetración sea más profunda.

Simplemente... di vi no

Pero...es hora de cabalgarlo. De controlarlo a mi manera. Tomarlo por las muñecas y penetrarlo a mi ritmo y forma. Recorrerlo por completo. Rozar con mis pezones su boca. Su pecho. Que se desespere. Me gusta ver sus gestos de impaciencia.

Mi cuerpo se estira y mis gemidos van en aumento. No tardara mucho a que todas mis neuronas estallen en ese exquisito orgasmo que me regala cada vez que está a mi lado.


Y todo con la corbata puesta…



link: https://www.youtube.com/watch?v=Ek0SgwWmF9w