Siempre he sostenido que no se puede odiar lo que no se conoce. No encuentro la lógica en sentir desprecio por algo de lo que no tienes suficiente conocimiento. La chica de la que voy a hablar a continuación aprendió esto de un modo un tanto cruel, pero seamos sinceros, ¿cómo más podía yo hacerla recapacitar? ; )
Esto sucedió a principio de mi último año en el bachillerato. Al haberme mudado a los Estados Unidos y no tener mucho conocimiento de la cultura americana ni hablar fluidamente el idioma, el consejero de mi clase pensó que sería una buena idea tomar una hora tres veces por semana para charlar con otra estudiante de mi misma edad en lugar de tomar notas o algo así. A mí me pareció muy tentadora la idea de pasar una hora hablando de trivialidades en lugar de estar sentada en un aula aburrida y haciendo tareas, y por lo que sé, Emily (así se llama la chica) pensó exactamente lo mismo que yo, además de que le darían créditos extra por “ayudar” a una nueva estudiante.
El día que conocí a Emily, se notaba muy simpática y divertida, y aunque no sentí ninguna atracción física o sexual hacia ella, estaría mintiendo si dijese que no era una hermosura. Pero en vez de desearla por sus ojos verdes, su melena ondulada y negra, su rostro angelical y travieso a la vez, o su atlético cuerpo, me pareció que en realidad podíamos llegar a ser amigas o por lo menos disfrutar el tiempo que pasaríamos juntas; pero mis teorías estaban muy lejos de la realidad… Ese primer día, Emily y yo nos presentamos. Teníamos casi la misma edad, estábamos en el mismo grado, ambas teníamos la misma hora de almuerzo, en fin, todo era perfecto como para poder formar una amistad.
Emily y yo nos estábamos llevando de maravilla, ya había pasado la primera semana y no habíamos tenido dificultad en encontrar temas de conversación. Para ese entonces, Emily tenía novio y me hablaba muy frecuentemente de él. Ella no era la típica chica romántica que siempre quería más y más detalles por parte de su chico, lo que hacía que él se sintiera cómodo con ella por no ser “como las demás”. Aunque Emily se llevaba muy bien con él, ella me contaba que él era más como un amigo para ella, y en un momento de sinceridad (y debido a la conversación que estábamos sosteniendo) me confesó que no era bueno en la cama.
Hasta ese entonces todo era muy entretenido con ella, hasta me hacía olvidar que había dejado a mis amigos más viejos en la República Dominicana. El consejero que en un principio nos presentó, notó la amistad que crecía entre nosotras. Como siempre estábamos sentadas en una antesala de su oficina, decidió darnos un permiso para salir a comprar unas hamburguesas o unas batidas fuera de la escuela. Emily y yo no desaprovechamos su oferta, y enseguida tomamos el pequeño papelito que nos permitiría salir sin ser detenidas o castigadas.
Ya que Emily tenía carro, fuimos al parqueo y allí localizó su vehículo, que para ser ella tan joven, su auto era muy moderno. Inmediatamente presionó el botoncito para quitar el seguro, abrí la puerta y procedí a montarme… ¡No lo podía creer, que desastre tenía ahí dentro! Y muchas colillas de cigarrillo. Era como si hubiese pasado un huracán o algo parecido (reí para mis adentros al pensar esto).
-Disculpa el desorden- decía Emily un poco divertida al notar mi cara de asombro- No he tenido tiempo de lavar el auto esta semana.
Al cabo de unos minutos pude evitar que mi rostro volviera a esa expresión de antipatía y repugnancia, en fin, quien era yo para juzgarla porque con apenas 18 años era tan adicta al cigarrillo; como ya dije al principio, no se puede juzgar lo que no se conoce, y yo nunca he experimentado adicción al tabaco.
Estuve entretenida mirando los autos que nos rebasaban y respirando el aire “puro” de la ciudad—digo “puro” porque aunque en la ciudad no es posible apreciar un aroma fresco, era ciertamente imposible respirar propiamente en el auto de Emily.
-Oye, -me sacó Emily de mi trance.
-Sí, dime?- le contesté con una sonrisa
-Sé que en tu país esto tal vez no sea tan común pero, ¿Te molesta que fume?- tomó un segundo para mirarme
-No, para nada.-Le sonreí- Lo que pasa es que no sabía que fumabas, eso es todo. Además, mi mamá fuma igual o más que tu- ambas reímos. Ella sacó un cigarrillo de su cartera y luego lo encendió. Sostenía en cigarrillo entre su dedos índice y mayor (corazón) de su mano izquierda. ¡Se veía tan sensual que no pude evitar quedarme observándola mientras abrazaba el cigarrillo con sus finos labios y luego precedía a expulsar el humo suavemente con sus ojos entreabiertos. Si bien yo no fumaba, me encantaba ese estilo suyo de hacerlo.
Cuando llegamos al sitio, ordenamos nuestras batidas, hablamos un poco más mientras las bebíamos, y nos fuimos directamente a la escuela. Había sido agradable salir, pero no podíamos excedernos del tiempo acordado.
Al volver a la oficina y volver a sentarnos en las mismas sillas en las que habíamos estado sentadas las últimas cuatro semanas, ambas sentimos un cansancio y un aburrimiento extraño en nosotras. Tomábamos lo que quedaba de nuestras batidas cuando a Emily le dio un calambre en su pierna izquierda por estar sentada tanto tiempo en la misma posición. Yo le recomendé que la agitara, así se le pasaría más rápido y no sentiría tanto la molestia del calambre en sí. Emily procedió a agitar la pierna y se veía tan graciosa de ese modo que no aguante echar una carcajada, ella me decía que no era gracioso, pero también se reía a carcajadas mientras me regañaba. Entre las risas y el movimiento de pierna, Emily tropezó con el estante provocando que unos libros se cayesen. Reímos un poco más y tomé dos de los libros para volver a colocarlos en su lugar, al parecer uno de los libros le había llamado la atención a Emily, ya que mientras yo organizaba los libros que había tomado, ella observaba la portada de uno de los libros que había recogido del suelo.
-Ewwww!- Expresó Emily con repugnancia al darse cuenta de que se trataba el libro.
-¿Qué pasa, tan malo es el libro?- dije divertida
-No solo es malo, es asqueroso!
-No puedes juzgar un libro solo por su portada
-Lo que digas, pero para que veas que no me equivoco, escucha la descripción de detrás. – tomó el libro y procedió a leer.
Sería imposible describir mi decepción y expresión facial al saber de qué se trataba el dichoso libro. Cada palabra que Emily leía de la parte trasera del libro añadía a su rostro otra expresión de repulsión, y en mí provocaba decepción y algo de tristeza saber que una historia romántica de lesbianas le provocaba (a la chica que yo pensaba podía ser mi amiga) semejante reacción. Lo único que pude pensar, o más bien preguntarme, fue ¿Qué diría, o pensaría ella si supiese que todas estas semanas ha estado lidiando con una lesbiana?
-Es asqueroso como dos mujeres pueden estar juntas.- opinaba Emily- Estar con una mujer es como estar con un hombre sin pene, son inservibles para el sexo- Añadía con aun más rudeza que al principio.- Se visten como hombres, se cortan el pelo como ellos- continuaba- Su problema es tan severo que hasta la iglesia está en contra de todos los maricas y esas putas lesbianas que siempre andan mirándonos las tetas a nosotras las normales.- Se expresaba con repugnancia, indiferencia, ignorancia, y podría decirse que hasta odio mientras apartaba el libro de su vista.
Después de escuchar esto, ya no me sentía decepcionada, sorprendida, ni nada parecido, más bien me sentía fastidiada e indignada. Se notaba que Emily no sabía de lo que hablaba, que no había tenido una amiga o un amigo homosexual. Era obvio que si sabía de lesbianas y chicos gay, era porque los veía de lejos en lugar de haber tenido real interacción con ellos. El simple hecho de tener en su mente ese estereotipo tan simplificado y en muchas ocasiones desacertado de las lesbianas me molestaba de sobremanera.
Ese día llegué a mi casa y me encontraba un tanto hastiada, enfurecida y ansiosa debido a lo que Emily había dicho. Sentía que tenía que “darle una lección” por tener esa visión tan errada de las lesbianas y por referirse a nosotras como putas que solo andamos mirándoles los pechos a las “normales”. Pero que podía decirle, “soy lesbiana y no tengo pelo corto”? o algo como “Soy lesbiana y no ando mirándote las tetas”? Tenía que ser algo que realmente la hiciera cambiar su punto de vista o por lo menos pensar un poco más al respecto para que no ande por ahí ofendiendo gente con sus comentarios sin fundamento.
En la noche, cuando me iba a dormir algo pasó;
-¡Lo tengo!- dije de la nada y en voz alta- Claro, como no se me había pasado por la mente- seguía conversando conmigo misma- ¡La mejor manera de hacer que piense más las cosas es seduciéndola!-(Juro que en el momento no reconocía lo descabellada que era esta idea)- Si la seduzco y le gusto, se estará comportando y sintiendo como lo que con tanto odio erróneamente describió y denigró!- Me decía a mí misma con determinación- ¡Que brillante soy!
Al día siguiente en la escuela, estaba planeando cada detalle de lo que haría: cuándo, cómo, qué, y dónde. Siempre he sido muy determinada y buena para hacer planes así que estaba segura de que esto iba a salir perfecto. No recordaba haber implementado mis “habilidades” para un acto tan macabro, pero esto no solo me emocionaba sino que también me hacía sentir que iba a hacer algo bueno dándole una lección a Emily usando ese procedimiento. El día pasó volando, y en lo que a mí me pareció poco tiempo, ya estaba en mi casa cuadrando los últimos detalles de mi excelso plan ya que al día siguiente me tocaba comenzar a ponerlo en práctica.
Ese día que decidí poner mi plan en marcha, las tres primeras clases fueron tan entretenidas que pareciera que el tiempo fluyó más rápido, y que llegara la hora de ir a “conversar” con Emily en poco tiempo.
-¡Hola, chica!- dije alegre mientras le daba un beso en la mejilla. He notado que este gesto no es común en este país, pero lo hice de todos modos
-Hola, te ves muy alegre hoy.- dijo mientras respondía a mi beso amistoso- ¿Y esa rareza, tu saludándome con un beso?- preguntó un tanto desubicada
-Disculpa, fue involuntario. En mi país así nos saludamos. Todavía no me acostumbro.- dije con una sonrisa despreocupada
-No hay problema, hasta me gusta el gestito ese- ambas reímos (yo con mi segunda intención, claro)
El día transcurrió como cualquier otro en la oficina, y así pasaron muchos más. No fue fácil hacer que Emily fuese más cercana a mí, pero eventualmente mi plan estaba dando resultados positivos, Emily parecía tener mucha más confianza conmigo y en muchas ocasiones demostraba afecto a través de gestos —esos tipos de gestos los cuales amigas comúnmente manifiestan, pero estos me servirían para culminar mi plan como me lo proponía, y si no, yo tenía otra opción aunque un tanto arriesgada, pero igual de determinada; un plan B…
Un día estábamos Emily, el consejero y yo conversando acerca de lo bien me estaba yendo en tan solo esos cuatro meses. Emily me felicito por mi progreso y el consejero me dijo que se sentía orgulloso de mis logros, yo solo respondí con un amistoso “Gracias por hacerlo posible”. De repente, el aire acondicionado dejó de hacer ese ruido característico y se apagó, pocos segundos después las luces se apagaron en todo el edificio.
-¿Qué estará pasando ahora?- cuestionó Emily
-Lo más seguro es que sea otro de esos tornados que han estado atormentándonos a todos últimamente.- supuso el consejero
-Ya van dos esta semana.-añadí entre la oscuridad de la oficina
*Suena el teléfono de la oficina*
-¿Si?…. ¡¿Qué?! … ¿están seguros? …Ok… Claro, ya voy para allá.- concluyó un tanto exaltado
-¿Algo anda mal?- pregunté
-Si, al parecer este apagón no se debe a ningún desastre natural. Uno de los chicos de cuarto año quiso hacer una broma de mal gusto y está en la oficina del director por haber alterado el cableado de la escuela, y como yo soy el psicólogo aquí, tengo que hablarle.- explicó con un tono de tedio en su voz
-¿Cree que van a despacharnos temprano hoy, mejor dicho, debemos irnos a casa?- Preguntó Emily
-No creo que sea buena idea, al no haber energía eléctrica el sistema de listados no funciona así que no podría dejarlas ir a casa faltando mas de una hora para el despacho, además el director no me informó nada relacionado con eso… Lo siento chicas.
-No hay problema. Ahora vaya antes de lo vuelvan a llamar.-dije ansiosa, “esta podría ser mi oportunidad para dar fin a mi plan. Aunque no hay ningún indicio que me sugiriese que he seducido a Emily, quien quita que se desinhiba hoy” pensé… Aunque lo más probable es que termine poniendo el plan B en práctica y no mi idea inicial…
-Tienes razón- musitó el consejero, luego tomó sus llaves y cerró la puerta que dividía su oficina de la pequeña habitación en la que Emily y yo siempre estamos, esto provocó que todo fuese aún más oscuro ya que la única ventana estaba detrás de esa puerta que él había cerrado.-Siento no poder dejar la puerta abierta en lugar de dejarlas en esta oscuridad, pero son las reglas, chicas.
-No hay cuidado-Expresó Emily despreocupada
Al salir, también cerró la puerta que separaba la habitación donde estaba yo del pasillo común, de tal manera que no se pudiese entrar, solo salir. Todo parecía ponerse de mi lado y sabía que una oportunidad como esta no se presentaba todos los días; en mi mente solo agradecía al chico que había provocado esa oscuridad y la situación en general.
-¿Qué hacemos ahora?- preguntaba Emily ingenua sin tener la menor idea de lo que yo tenía planeado para las dos.
-No sé…- Me levante de la silla y a oscuras me dirigí hacia ella. “Es ahora o nunca” me dije a mi misma… La tomé por el brazo delicadamente para que se pusiese de pie al igual que yo.
-¿Qué haces?- me sonreía con una cara de confusión. Una pequeña risita traviesa salió se mí.
-Abrazándote- Le respondí para luego la rodearla con mis brazos tiernamente. Ella correspondió mi abrazo por unos segundos.
-Demasiada cursilería- Rió- no me dirás que ahora eres—
-¿Lesbiana?- Dije antes de que pudiese terminar de hablar mientras la miraba me penetraba con esos ojos verdes. Luego acerqué mi rostro a su cuello.
-Si…- se le notaba un poco confundida con la situación- No me dirás que ahora eres como esas putas- Rió nuevamente, pero esta vez denotando nerviosismo ante las circunstancias
-¿Qué tal si lo fuese?-susurré a su oído- ¿No serías mi amiga?-volví a susurrar en su oído y apreté un poquito más el abrazo
-Ya me estas asustando- con sutileza, trató de zafarse, pero yo no la dejé. Sabía que Emily iba a tomar esa actitud, por eso me decidí con el plan B.
-¿Qué tal si te digo que no me gusta para nada que digas que las lesbianas somos unas putas?-besé su cuello
-Ya basta, esta broma es de muy mal gusto. Es enserio.- denotaba preocupación y nerviosismo
-No es broma, y no es de mal gusto.- Seguía hablándole al odio- ¿Sabes que es de mal gusto? Que nos veas a los homosexuales como personas anormales; eso es de mal gusto- le di un pequeño mordisco en el lóbulo de su oreja
-Si esto es enserio, te exijo que me sueltes- La preocupación casi no la dejaba alterar palabra
-Dices eso de nosotras porque no nos conoces. Pensé que podíamos ser amigas pero veo que eres muy ignorante- sujeté sus manos contra la pared con firmeza, y besé su cálido cuello con pasión
-Suéltame! Te vas a meter en problemas, ¡no pienso quedarme callada!-Casi se zafaba debido a la fuerza de sus movimientos.
-Estate tranquila Emily, no te voy a hacer daño-Con mis largas piernas, aprisioné las suyas contra la pared y apreté aún más mi cuerpo contra el suyo para que sintiese el roce de un cuerpo femenino- ¿Qué tal se sienten otros senos con los tuyos, Emily?- hablaba en su oído
-¡Basta!, ¡¿Qué haces, puta loca?!- seguía moviéndose bruscamente, pero esta vez sin ningún resultado
-Si sigues llamándome puta no respondo…- Esta vez rocé mi pelvis contra la suya
-¡Ayuda!, ¡Alguien, por favor, ayúdenme!- Gritaba Emily desesperada
-Sabes que nadie te escuchará, ¿por qué desperdiciar energía?- Besé su cuello más apasionadamente- No hay aulas es este piso y no creo que haya nadie en los laboratorios o en los centros informáticos ya que no hay electricidad- le explicaba con calma en el otro oído
-¿Por qué me haces esto?-musitó
-¿Qué te estoy haciendo?- Me hacia la desentendida mientras seguía besando, lamiendo y chupeteando el área del cuello cerca de su oreja izquierda
-Hacerme tuya contra mi voluntad!- gritó fastidiada y atentó a zafarse, pero igual que antes, no obtuvo ningún resultado
Por unos minutos, rozaba su pubis y sus senos con los míos lentamente en un movimiento de arriba abajo. Mientras, con mi boca, besaba, lamía y acariciaba su cuello, orejas y mejillas con sutileza.
-Jmmm… Según lo que siento no es tan en contra de tu voluntad como dices… -Un olor familiar invadía mis fosas nasales al tiempo que una sustancia cálida disminuía la fricción entre mis piernas y las de Emily
-Tú no sabes ni de lo que hablas! Suéltame ya y déjame ir!- Seguía tratando de zafarse
-Que ricura…- Rocé por un instante mi rodilla con el sexo de Emily. Dejé su cuello y me acerque a su oído-Emily, estas súper mojada!- mordí el lóbulo de su oreja derecha sin poder evitar mi excitación.
Emily no dijo nada y su cuerpo se tensó—imagino que esto sucedió por que no se había dado cuenta de que su sexo si estaba disfrutando el momento.
Unos 2 o 3 minutos más pasaron en los que ni ella ni yo alternábamos palabra, pero en la habitación, el exquisito eco de nuestras respiraciones agitadas invadía cada rincón. Unas gotitas de sudor bajaron por su frente, y con la poca luz que entraba pude darme cuenta de que sus ojos estaban cerrados y su expresión facial era una mezcla entre pánico, nerviosismo y sobretodo, placer.
-¿Te gusta que te bese, cierto?- le di un pequeño mordisco en el cuello-¿Te gusta que te haga esto, verdad?- Al tiempo que le preguntaba esto, rocé mi rodilla izquierda con su sexo, ya que la muy “santa” no llevaba ropa interior y para colmo vestía una falda.
-¡Déjame… en paz…, puta!-Volvió a hablar entre suspiros ahogados y evadió mis preguntas tratando de sonar imponente, pero su cuerpo no estaba del lado de su cerebro esta vez.
-Te dije que si me llamabas puta una vez mas no respondía, ¿Quieres que no responda?-La sujete más fuerte aún contra la pared- Claro que eso es lo que quieres! -Eché una carcajada –Lo que pasa es que no lo quieres admitir…- Tome con mis manos sus pequeñas muñecas y las sujete lo más juntas que pude sobre su cabeza entrelazando mis dedos con los suyos. Ella no se opuso.
Aparté mi boca de ella para intentar mirarla al rostro y esta aprovechó para tratar de zafarse nuevamente. Debido a que soy significativamente más alta y fuerte que ella, sus intentos de soltarse fueron fallidos, yo solo la observaba frustrarse al no poder soltarse con una sonrisa en mi rostro. Luego de unos segundos de forcejeo, Emily se notaba cansada y a su cuerpo no parecía quedarle fuerzas para intentar soltarse, no hacia el menor intento por zafarse lo que me permitiría hacerle más y más cosas.
Sujeté sus muñecas solo con mi mano derecha—Tenia suerte de que fuesen tan pequeñas. Con mi mano izquierda libre, acaricié su rostro, después su oreja, luego pasé mis dedos por sus labios a lo que esta reaccionó y agitó la cabeza diciéndome “¡ni loca me besarás!”, yo aparté mis dedos de su boca y dirigí mi mano hacia su pelo para darle un pequeño tironcito e informarle que “no sé si te has dado cuenta, pero en esta situación, la me manda soy yo, cariño”. Aún con su pelo entre mis dedos, acerque mis labios a su cara, besé sus pómulos, lamí sus orejas, recorrí con mi labio inferior su barbilla, y aproxime mi boca a la suya, dejando solo unas pocas pulgadas entre ellas.
-Por favor, para esto ya, por favor, por favor…- rogaba entre suspiros
-Sabes que no quieres que te suelte- la besé a un centímetro de su boca- Sabes que quieres que te bese completa,-Besé la comisura de sus labios- que quieres sentir verdadero placer y sabes que lo lograras conmigo.- Un suspiro intenso salió de los labios de Emily, lo que me llevó a besarla. El roce de sus suaves labios era exquisito. En principio el beso no fue correspondido ya que sus labios no hacían el menor movimiento, pero pocos fueron los segundos necesarios para que se entregara a besarme. Sus labios eran extremadamente suaves y blandos, y a pesar de que fumaba como murciélago, en su boca no tenía ni el menor rastro de nicotina. En un momento dado, rocé desde mi rodilla hasta mi muslo con su húmedo sexo repetidas veces, Emily no tuvo más opción que separar sus labios de los míos para soltar un gemido que parecía haber estado ahogando desde que comencé a besarle.
Aún sujeta contra la pared y con mi mano izquierda en su pelo, Emily intento tomar el control del beso introduciendo cada vez más su lengua en mi boca, por lo que volví a tirar de su pelo y aparté nuestros labios.
-Que no se te olvide que la que manda soy yo- le advertí
Volví a colocar mi mano izquierda en sus diminutas muñecas, para así poder tener más destreza al utilizar la derecha. Bajé con mi mano por su nuca y sus hombros hasta su pecho, y decidida, estrujé toda mi mano contra su seno izquierdo mientras apretaba mi pelvis contra la suya nuevamente. Introduje mi mano por la parte interior de su blusa para soltarle el sostén ya que quería tener mayor intensidad en el roce de sus senos. Cuando el sostén ya no los aprisionaba, volví a rozar sus senos por encima de su blusa y noté lo endurecidos que estaban sus pezones. Seguí acariciando delicadamente sus senos y pezones por encima de su ropa y besándola unos pocos minutos más, cuando decidí desabotonar la blusa para así poder probar sus senos. Con cada botón que quitaba sentía como el cuerpo de Emily (quien no había dicho más nada) se estremecía.
Aunque su camisa seguía colgando de sus hombros, sus senos estaban libres y a mi completa disposición. Tomé uno de mis dedos y recorrí la perfecta circunferencia que formaban sus pechos, luego sus pezones, los cuales ligeramente pellizqué. Emily se retorcía de placer contra la pared, pero seguía sin emitir más sonido que el de sus respiraciones agitadas. Enredé mis dedos en su pelo y le exigí que me dijera lo que sentía al estar una mujer causándole placer.
-¡Estás loca!- quiso soltarse (¿esta chica de verdad no entendía que no se podía zafar de mí?)- Eres una enferma, suéltame te digo!
-¿Por qué te cuesta tanto admitirlo?-Tome con firmeza de su pelo y apreté entre mis dientes uno de sus pezones.
-Me haces daño! Para esto, puta lesbiana!- Había vuelto a llamarme puta esta imbécil.
-Ya estuvo bueno de llamarme puta, te lo advertí, y ahora te vas a arrepentir-Dije con un tono vengativo
Tomé con fuerza de sus brazos e hice que cayera al suelo con una de mis piernas (sin lastimarla claro está). Estando ahí, Emily forcejeaba bastante tratando de ponerse a mis espaldas para así impedirme tocar más sus senos, fue tanta la fuerza que hizo que no pude ponerla frente a mí, así que me conforme con manosear y mordisquear su trasero, espalda y nuca. Le levanté la falda hasta para dejar su redondas nalgas a la vista. Lamí y sutilmente azoté sus firmes glúteos. Emily seguía retorciéndose bajo mi cuerpo.
-Dilo- le exigí-Di que soy mejor que tu inservible novio y que te hago gozar de verdad, dilo
-Te vas a meter en problemas, voy a decir todo apenas salga de aquí!-Su cuerpo contradecía su mente ya que elevaba más las nalgas para que siguiese con mis caricias
-Que lo digas!- Volví a azotar sus nalgas
-¡No!- Gemía – Es… estas… Estas locahhh!- Gemía mientras yo sobaba y azotaba sus nalgas
-¿Si no te gusta, por qué gimes, ah?- le dije al oído mientras por fin había logrado volver a apretar sus senos.
-Ahhhhhh!- Al sentir mis manos en su pecho nueva vez, un grito fuerte de placer por parte de Emily invadió la habitación y seguramente los pasillos también
-Grita todo lo que quieras, preciosa. Vamos, disfruta, nadie puede escucharte más que yo…- Dije en su oído y besé su nuca. Al escuchar y sentir esto, Emily gimió más fuerte.
Como ya Emily no estaba haciendo fuerzas para quedarse de espaldas a mí, procedí a voltear su cuerpo de modo que yo siguiese sobre ella, pero esta vez cara a cara. Con mi mano izquierda y piernas aprisionándola contra el suelo y estando bocarriba Emily estaba aún más vulnerable a mis juegos. Al estar en la alfombra, podía ver su cuerpo con más claridad debido a la luz que se colaba por debajo de la puerta. Que belleza de mujer era! Sus pechos firmes y sus pezones rozados levemente iluminados se veían preciosos y tentadores, su sexo totalmente depilado brillaba un poco debido a la luz que daba a los fluidos que con mi rodilla había esparcido, y esa mirada de niña buena y mala a la vez me retaba.
Al verla a los ojos, pude divisar el deseo y la lujuria en sus ojos verdes. Ella quería que me la cogiese a pesar de que yo era una mujer, al parecer esas semanas tratando de que fuésemos más cercanas no habían sido del todo un fracaso… Tras mantener sus ojos fijos en los míos por unos segundos intensos, los cerró con la misma sensualidad que cuando la vi fumar, arqueó su curvilíneo cuerpo invitándome a apoderarme de sus senos y con una sonrisa picara en los labios, echó hacia atrás su cabeza para entregarse al placer. Obviamente la percepción de Emily acerca de las lesbianas ya no era la misma…
Observé otro segundo ese destello de luz proveniente de su sexo; podía escucharlo llamar mi boca… Liberé las manos de Emily, pero esta no pareció notarlo y las dejó en la misma posición. Acerqué mis labios a su pelvis y comencé mi trayecto hacia sus senos. Besaba y mordisqueaba tiernamente el área debajo de su ombligo mientras acariciaba sus senos con mis manos. Subía con mi boca por los costados de su cadera y cintura en el mismo juego de besos y mordiscos. La escuchaba gemir y suspirar profundamente fruto de mis caricias. Sus manos aun se mantenían juntas sobre su cabeza pese a que ya no estaban siendo sujetadas por mí. Estando en sus preciosos senos, me dediqué a darles pequeños besos en los costados acercándome cada vez más al pezón. Me encantaba crear tensión; ese tipo de tensión placentera que no te hace más que desear placer urgentemente—me excitaba verla ansiosa.
Tomé su pezón entré mis labios, tal y como ella había tomado el cigarrillo entre sus labios aquella mañana cuanto todo esto empezó. Ya había acomodado su sexo contra mi muslo y mi sexo contra el muslo de ella, pero solo ahora comenzaba a frotarla lentamente (quería que estuviese al máximo). Sus fluidos resbalaban por mi pierna y los míos por la de ella. Mientras sostenía en mi mano su seno derecho, le hacia pequeños círculos con la punta de mi lengua alrededor de su aureola y pellizcaba suavemente su pezón izquierdo con mi mano libre. Luego le hacia al izquierdo lo que le hacia al derecho y viceversa. Ella gritaba de placer y mi sexo seguía humedeciendo una de sus piernas. Sin dejar de masajear sus senos ya mojados por mi saliva, me acerqué a su oreja
-¿Cierto que te gusta, Emily?…- lamí su oreja
-hmmm.. s.. sii…mmmm- atinó a decir entre gemidos; me fascinaba la situación! Era muy excitante estar en una oficina de la escuela a oscuras teniendo sexo con una chica que hace poco se expresaba como una homofóbica.
-Vez que no te haría daño…- una sonrisa se dibujó en mis labios al pensar en que ya casi culminaba mi plan
Cuando me decidí a volver a sus senos, me tomó por sorpresa y me plantó un beso súper sensual en los labios; de esos que solo mujeres saben dar. Jugaba con mis labios dejándose llevar por el placer que estaba sintiendo, su ya no tan tímida lengua inspeccionaba mis labios y el interior de mi boca, adueñándose ella del beso y tomando el control del mismo. Por momentos Emily separaba su boca para gemir a mi oído, o para tomar bocanadas de aire y recuperar el aliento. Sentía las leves palpitaciones de su clítoris en mi muslo. Emily se movía tímidamente en un lento vaivén frotando nuestros sexos cada vez más fuerte con nuestros muslos.
Aunque no quería parar ese beso tan pasional, debía terminar con mi plan ya que solo faltaban algunos 20 minutos para que sonara la campana. Me separé de sus labios y vi como una sonrisa de dibujó en el rostro de Emily al ver que me dirigía hacia su sexo.
-Ahora descubrirás lo que es verdadero placer…- murmuré mientras apretaba una de sus nalgas. Ella soltó una risita picara y dijo “… ¿ah si?…” Jaja! La que le esperaba. Iba a arrepentirse de lo que había dicho hace unas semanas…
Con solo pasar la yema de mis dedos por los labios mayores de Emily, se retorció sobre la alfombra. Aunque se veía estupenda de ese modo, no quería que terminase… Tomé sus duras nalgas en mis manos y las apreté—seguramente las tenia enrojecidas de tantos apretones y palmadas.
Con mis labios acariciaba el contorno de su vulva y di pequeños mordiscos a la cara interna de sus muslos, Emily no hacia más que suspirar, mover sus caderas de arriba hacia abajo, rogándome con su cuerpo ese orgasmo que tanto esperaba.
Tomé la punta de mi lengua y con ella separé sus labios vaginales. Lamí y bese toda la parte exterior de su vagina, de arriba hacia abajo, una y otra vez.
-Ahhh! Siii!!! Asiii!!!- gritaba Emily, luego tomo sus manos y comenzó a acariciarse los senos.
Yo tome mis manos y le separé las piernas. Posé mis labios sobre su clítoris y comencé a besarlo, lamerlo y a juguetear con el. Su clítoris estaba endurecido, tal vez mas que sus pezones y sus gemidos no cesaban. Apartó sus manos de sus senos para entrelazar sus dedos en mi pelo y ejercer presión contra su sexo. Acaricié sus labios con mis dedos y lentamente fui introduciendo mi dedo mayor dentro de su excitado sexo, luego otro y debido a lo húmeda que estaba, entraban y salían con suavidad. Con los movimientos de mi lengua en su clítoris y el rápido mete-y-saca de mis dedos dentro de ella dure unos minutos en los que Emily no paraba de gritar. Estaba descontrolada debido al placer, gritaba como loca mientras yo chupaba su pequeño, pero rígido clítoris. Seguí lamiéndole toda esa área y tome sus senos con mis manos, los apreté con fuerza y ella poso sus manos sobre las mías para que yo los aparece con aun más fuerza. A pesar de que todo esto inicio siendo “contra su voluntad”, no quería lastimarla físicamente, pero no solo la excitaba a ella sino que a mi también me ponía aun más caliente de lo que ya estaba.
En un momento sentí que ya no tenía el control, así que volví a tomar sus manos con aun más fuerza que antes y las aprisioné contra el suelo, del mismo modo aprisioné sus piernas y luego la besé en los labios. Aún no había terminado con ella, y tenia que aprovechar los minutos restantes que iba a tener con Emily.
Besé sus labios con furia, deseo y lujuria. Succionaba su labio inferior, luego el superior, mordisqueaba sus labios con suavidad y le hice unos cuantos chupones en el cuello, glúteos y espalda baja. Emily estaba gozando con todo esto, y yo ni se diga.
Volví a acomodarme de forma que nuestros clítoris rozaran nuestros mulos para así volver a ese vaivén que teníamos antes y poder llegar al orgasmo. “Sentadas” en la alfombra, Emily y yo comenzamos a movernos con tenacidad sobre el muslo de la otra. Para este punto ya ambas estábamos muy excitadas y nuestras ropas estaban por todas partes dentro de esa oficina oscura. En mi misión de recuperar el mando, sujeté sus manos con fuerza contra su espalda mientras nos movíamos. Los gritos ensordecedores de Emily inundaban la oficina y me imagino que hasta los pasillos, así que con la mano que minutos antes la masturbaba tape su boca con decisión, ella la lamió y chupo mis dedos esta vez entre suspiros.
Yo casi llegaba al orgasmo y aunque había retrasado lo mas posible que Emily llegase, le faltaba poco para alcanzar ese máximo placer. “Llegó el momento”… me dije a mi misma.
-¡¿Te gusta?!- le preguntaba mientras me movía con mas velocidad y fuerza que antes
-Si ¡! Siii!! Ahhhhh ¡!! Me encantaa!!- Gritaba tratando de seguirme el ritmo
-Mejor que tu noviecito verdad?!- le gritaba mientras seguía meneándome sobre su muslo
-Sii ! Mejor que el!! Mejor que otros! Ahhh! Me encantas!- confesó finalmente Emily.
-Quien es la puta ahora eh?? Dime quien es la puta ahora??!- le pregunta mientras la besaba con frenesí
-Aahhhhh!!…… Ahhhhhh!!! Yo! ……. Yo soy la puta!! Ahhhhhhh ¡!!!!!!-
-Perfecto, eso es lo que quería escuchar…-
Al instante, llegué a un excitante orgasmo y esta vez fueron mis gemidos los que inundaron e lugar, Emily por igual llegó al orgasmo dejando sus fluidos sobre mis caderas, muslo y rodilla. Fue espectacular, Emily cayó exhausta en la alfombra y yo solo me quedé allí sentada, observando por pocos segundos. Esperando a reponer mis energías.
-¿Qué… Qué haces?- Pregunto Emily al verme de pie buscando mis ropas entre la oscuridad
-Me estoy vistiendo para irme, tu deberías hacer lo mismo- dije secamente
-Y… nosotras… ¿Qué pasará luego de esto?- dijo mientras se sentaba
-No hay nosotras Emily, tu eres una chiquilla ignorante y malhablada, al parecer también muy indecisa ya que hace unos meses dijiste que las lesbianas éramos unas putas y también inservibles en la cama, sin embargo mírate, llena de marcas de mis manos y dientes que no hicieron más que darte placer durante casi una hora. Hasta admitiste que nadie te lo había hecho como yo, nunca habías recibido tanto placer. ¿Quién es la puta ahora Emily? Oh! Cierto, ya lo dijiste anteriormente, TU ERES LA PUTA.
En ese mismo instante volvió la luz al lugar, mis ojos se achinaron y me pues mi camiseta. Mientras Emily aún yacía en la alfombra, yo aproveché la luz y saque un pequeño espejo de mi mochila para arreglar mi cabello.
-¿Es enserio? ¿Crees que me follas y luego te vas así y madamas??- me cuestionó indignada
-No lo creo, Lo sé. Y como ya te dije, mejor será que te vayas vistiendo, yo ya me voy.
-Eres una sínica.- dijo resignada perdiendo la mirada en el suelo
-Jajaja! Seré sínica cariño, pero te encantaba hace unos minutos.- le dije tomándola del rostro muy cerca de su cara — Se acercó un poco más a para besarme los labios, pero con una sonrisa leve me aparte— Oh! Se me olvidaba,-dije mientras tomaba mi mochila para irme-Ahora que sabes lo que es sexo de verdad, puedes decirle a tu noviecito como te gusta que te lo hagan 😉
Abrí la puerta y me marché con una sonrisa en el rostro y una extraña sensación de maldad, pero de logro a la vez dentro de mí. Mientras me dirigía a la salida sonó la campana. A los pocos minutos vi el carro de Emily salir rápidamente del estacionamiento.
Como era de esperarse, no vi a Emily en la siguiente clase, ni en la siguiente, y en la siguiente. El consejero me dijo que había conseguido otra clase para rellenar ese espacio libre que tenia. Yo sabia que ese no era el motivo y me intrigaba saber que le había dicho al consejero, pero estaba segura de que no le había contado lo que sucedió.
Yo no volví a cruzar palabra con Emily, no la veía en la hora de almuerzo ni por los pasillos que normalmente nos encontrábamos. Pero un día en la biblioteca la vi a lo lejos, leyendo a que libro que había provocado todo esto en primer lugar. No pude evitar sonreír, al ver semejante escena. Emily estaba toda cubierta, hasta tenia una bufanda! aun tapando las marcas que le había hecho una semana atrás.
Ocasionalmente la veía desayunando el la cafetería, pero nunca más volvimos a tener un acercamiento como aquel…
MUCHAS GRACIAS POR PASAR
Esto sucedió a principio de mi último año en el bachillerato. Al haberme mudado a los Estados Unidos y no tener mucho conocimiento de la cultura americana ni hablar fluidamente el idioma, el consejero de mi clase pensó que sería una buena idea tomar una hora tres veces por semana para charlar con otra estudiante de mi misma edad en lugar de tomar notas o algo así. A mí me pareció muy tentadora la idea de pasar una hora hablando de trivialidades en lugar de estar sentada en un aula aburrida y haciendo tareas, y por lo que sé, Emily (así se llama la chica) pensó exactamente lo mismo que yo, además de que le darían créditos extra por “ayudar” a una nueva estudiante.
El día que conocí a Emily, se notaba muy simpática y divertida, y aunque no sentí ninguna atracción física o sexual hacia ella, estaría mintiendo si dijese que no era una hermosura. Pero en vez de desearla por sus ojos verdes, su melena ondulada y negra, su rostro angelical y travieso a la vez, o su atlético cuerpo, me pareció que en realidad podíamos llegar a ser amigas o por lo menos disfrutar el tiempo que pasaríamos juntas; pero mis teorías estaban muy lejos de la realidad… Ese primer día, Emily y yo nos presentamos. Teníamos casi la misma edad, estábamos en el mismo grado, ambas teníamos la misma hora de almuerzo, en fin, todo era perfecto como para poder formar una amistad.
Emily y yo nos estábamos llevando de maravilla, ya había pasado la primera semana y no habíamos tenido dificultad en encontrar temas de conversación. Para ese entonces, Emily tenía novio y me hablaba muy frecuentemente de él. Ella no era la típica chica romántica que siempre quería más y más detalles por parte de su chico, lo que hacía que él se sintiera cómodo con ella por no ser “como las demás”. Aunque Emily se llevaba muy bien con él, ella me contaba que él era más como un amigo para ella, y en un momento de sinceridad (y debido a la conversación que estábamos sosteniendo) me confesó que no era bueno en la cama.
Hasta ese entonces todo era muy entretenido con ella, hasta me hacía olvidar que había dejado a mis amigos más viejos en la República Dominicana. El consejero que en un principio nos presentó, notó la amistad que crecía entre nosotras. Como siempre estábamos sentadas en una antesala de su oficina, decidió darnos un permiso para salir a comprar unas hamburguesas o unas batidas fuera de la escuela. Emily y yo no desaprovechamos su oferta, y enseguida tomamos el pequeño papelito que nos permitiría salir sin ser detenidas o castigadas.
Ya que Emily tenía carro, fuimos al parqueo y allí localizó su vehículo, que para ser ella tan joven, su auto era muy moderno. Inmediatamente presionó el botoncito para quitar el seguro, abrí la puerta y procedí a montarme… ¡No lo podía creer, que desastre tenía ahí dentro! Y muchas colillas de cigarrillo. Era como si hubiese pasado un huracán o algo parecido (reí para mis adentros al pensar esto).
-Disculpa el desorden- decía Emily un poco divertida al notar mi cara de asombro- No he tenido tiempo de lavar el auto esta semana.
Al cabo de unos minutos pude evitar que mi rostro volviera a esa expresión de antipatía y repugnancia, en fin, quien era yo para juzgarla porque con apenas 18 años era tan adicta al cigarrillo; como ya dije al principio, no se puede juzgar lo que no se conoce, y yo nunca he experimentado adicción al tabaco.
Estuve entretenida mirando los autos que nos rebasaban y respirando el aire “puro” de la ciudad—digo “puro” porque aunque en la ciudad no es posible apreciar un aroma fresco, era ciertamente imposible respirar propiamente en el auto de Emily.
-Oye, -me sacó Emily de mi trance.
-Sí, dime?- le contesté con una sonrisa
-Sé que en tu país esto tal vez no sea tan común pero, ¿Te molesta que fume?- tomó un segundo para mirarme
-No, para nada.-Le sonreí- Lo que pasa es que no sabía que fumabas, eso es todo. Además, mi mamá fuma igual o más que tu- ambas reímos. Ella sacó un cigarrillo de su cartera y luego lo encendió. Sostenía en cigarrillo entre su dedos índice y mayor (corazón) de su mano izquierda. ¡Se veía tan sensual que no pude evitar quedarme observándola mientras abrazaba el cigarrillo con sus finos labios y luego precedía a expulsar el humo suavemente con sus ojos entreabiertos. Si bien yo no fumaba, me encantaba ese estilo suyo de hacerlo.
Cuando llegamos al sitio, ordenamos nuestras batidas, hablamos un poco más mientras las bebíamos, y nos fuimos directamente a la escuela. Había sido agradable salir, pero no podíamos excedernos del tiempo acordado.
Al volver a la oficina y volver a sentarnos en las mismas sillas en las que habíamos estado sentadas las últimas cuatro semanas, ambas sentimos un cansancio y un aburrimiento extraño en nosotras. Tomábamos lo que quedaba de nuestras batidas cuando a Emily le dio un calambre en su pierna izquierda por estar sentada tanto tiempo en la misma posición. Yo le recomendé que la agitara, así se le pasaría más rápido y no sentiría tanto la molestia del calambre en sí. Emily procedió a agitar la pierna y se veía tan graciosa de ese modo que no aguante echar una carcajada, ella me decía que no era gracioso, pero también se reía a carcajadas mientras me regañaba. Entre las risas y el movimiento de pierna, Emily tropezó con el estante provocando que unos libros se cayesen. Reímos un poco más y tomé dos de los libros para volver a colocarlos en su lugar, al parecer uno de los libros le había llamado la atención a Emily, ya que mientras yo organizaba los libros que había tomado, ella observaba la portada de uno de los libros que había recogido del suelo.
-Ewwww!- Expresó Emily con repugnancia al darse cuenta de que se trataba el libro.
-¿Qué pasa, tan malo es el libro?- dije divertida
-No solo es malo, es asqueroso!
-No puedes juzgar un libro solo por su portada
-Lo que digas, pero para que veas que no me equivoco, escucha la descripción de detrás. – tomó el libro y procedió a leer.
Sería imposible describir mi decepción y expresión facial al saber de qué se trataba el dichoso libro. Cada palabra que Emily leía de la parte trasera del libro añadía a su rostro otra expresión de repulsión, y en mí provocaba decepción y algo de tristeza saber que una historia romántica de lesbianas le provocaba (a la chica que yo pensaba podía ser mi amiga) semejante reacción. Lo único que pude pensar, o más bien preguntarme, fue ¿Qué diría, o pensaría ella si supiese que todas estas semanas ha estado lidiando con una lesbiana?
-Es asqueroso como dos mujeres pueden estar juntas.- opinaba Emily- Estar con una mujer es como estar con un hombre sin pene, son inservibles para el sexo- Añadía con aun más rudeza que al principio.- Se visten como hombres, se cortan el pelo como ellos- continuaba- Su problema es tan severo que hasta la iglesia está en contra de todos los maricas y esas putas lesbianas que siempre andan mirándonos las tetas a nosotras las normales.- Se expresaba con repugnancia, indiferencia, ignorancia, y podría decirse que hasta odio mientras apartaba el libro de su vista.
Después de escuchar esto, ya no me sentía decepcionada, sorprendida, ni nada parecido, más bien me sentía fastidiada e indignada. Se notaba que Emily no sabía de lo que hablaba, que no había tenido una amiga o un amigo homosexual. Era obvio que si sabía de lesbianas y chicos gay, era porque los veía de lejos en lugar de haber tenido real interacción con ellos. El simple hecho de tener en su mente ese estereotipo tan simplificado y en muchas ocasiones desacertado de las lesbianas me molestaba de sobremanera.
Ese día llegué a mi casa y me encontraba un tanto hastiada, enfurecida y ansiosa debido a lo que Emily había dicho. Sentía que tenía que “darle una lección” por tener esa visión tan errada de las lesbianas y por referirse a nosotras como putas que solo andamos mirándoles los pechos a las “normales”. Pero que podía decirle, “soy lesbiana y no tengo pelo corto”? o algo como “Soy lesbiana y no ando mirándote las tetas”? Tenía que ser algo que realmente la hiciera cambiar su punto de vista o por lo menos pensar un poco más al respecto para que no ande por ahí ofendiendo gente con sus comentarios sin fundamento.
En la noche, cuando me iba a dormir algo pasó;
-¡Lo tengo!- dije de la nada y en voz alta- Claro, como no se me había pasado por la mente- seguía conversando conmigo misma- ¡La mejor manera de hacer que piense más las cosas es seduciéndola!-(Juro que en el momento no reconocía lo descabellada que era esta idea)- Si la seduzco y le gusto, se estará comportando y sintiendo como lo que con tanto odio erróneamente describió y denigró!- Me decía a mí misma con determinación- ¡Que brillante soy!
Al día siguiente en la escuela, estaba planeando cada detalle de lo que haría: cuándo, cómo, qué, y dónde. Siempre he sido muy determinada y buena para hacer planes así que estaba segura de que esto iba a salir perfecto. No recordaba haber implementado mis “habilidades” para un acto tan macabro, pero esto no solo me emocionaba sino que también me hacía sentir que iba a hacer algo bueno dándole una lección a Emily usando ese procedimiento. El día pasó volando, y en lo que a mí me pareció poco tiempo, ya estaba en mi casa cuadrando los últimos detalles de mi excelso plan ya que al día siguiente me tocaba comenzar a ponerlo en práctica.
Ese día que decidí poner mi plan en marcha, las tres primeras clases fueron tan entretenidas que pareciera que el tiempo fluyó más rápido, y que llegara la hora de ir a “conversar” con Emily en poco tiempo.
-¡Hola, chica!- dije alegre mientras le daba un beso en la mejilla. He notado que este gesto no es común en este país, pero lo hice de todos modos
-Hola, te ves muy alegre hoy.- dijo mientras respondía a mi beso amistoso- ¿Y esa rareza, tu saludándome con un beso?- preguntó un tanto desubicada
-Disculpa, fue involuntario. En mi país así nos saludamos. Todavía no me acostumbro.- dije con una sonrisa despreocupada
-No hay problema, hasta me gusta el gestito ese- ambas reímos (yo con mi segunda intención, claro)
El día transcurrió como cualquier otro en la oficina, y así pasaron muchos más. No fue fácil hacer que Emily fuese más cercana a mí, pero eventualmente mi plan estaba dando resultados positivos, Emily parecía tener mucha más confianza conmigo y en muchas ocasiones demostraba afecto a través de gestos —esos tipos de gestos los cuales amigas comúnmente manifiestan, pero estos me servirían para culminar mi plan como me lo proponía, y si no, yo tenía otra opción aunque un tanto arriesgada, pero igual de determinada; un plan B…
Un día estábamos Emily, el consejero y yo conversando acerca de lo bien me estaba yendo en tan solo esos cuatro meses. Emily me felicito por mi progreso y el consejero me dijo que se sentía orgulloso de mis logros, yo solo respondí con un amistoso “Gracias por hacerlo posible”. De repente, el aire acondicionado dejó de hacer ese ruido característico y se apagó, pocos segundos después las luces se apagaron en todo el edificio.
-¿Qué estará pasando ahora?- cuestionó Emily
-Lo más seguro es que sea otro de esos tornados que han estado atormentándonos a todos últimamente.- supuso el consejero
-Ya van dos esta semana.-añadí entre la oscuridad de la oficina
*Suena el teléfono de la oficina*
-¿Si?…. ¡¿Qué?! … ¿están seguros? …Ok… Claro, ya voy para allá.- concluyó un tanto exaltado
-¿Algo anda mal?- pregunté
-Si, al parecer este apagón no se debe a ningún desastre natural. Uno de los chicos de cuarto año quiso hacer una broma de mal gusto y está en la oficina del director por haber alterado el cableado de la escuela, y como yo soy el psicólogo aquí, tengo que hablarle.- explicó con un tono de tedio en su voz
-¿Cree que van a despacharnos temprano hoy, mejor dicho, debemos irnos a casa?- Preguntó Emily
-No creo que sea buena idea, al no haber energía eléctrica el sistema de listados no funciona así que no podría dejarlas ir a casa faltando mas de una hora para el despacho, además el director no me informó nada relacionado con eso… Lo siento chicas.
-No hay problema. Ahora vaya antes de lo vuelvan a llamar.-dije ansiosa, “esta podría ser mi oportunidad para dar fin a mi plan. Aunque no hay ningún indicio que me sugiriese que he seducido a Emily, quien quita que se desinhiba hoy” pensé… Aunque lo más probable es que termine poniendo el plan B en práctica y no mi idea inicial…
-Tienes razón- musitó el consejero, luego tomó sus llaves y cerró la puerta que dividía su oficina de la pequeña habitación en la que Emily y yo siempre estamos, esto provocó que todo fuese aún más oscuro ya que la única ventana estaba detrás de esa puerta que él había cerrado.-Siento no poder dejar la puerta abierta en lugar de dejarlas en esta oscuridad, pero son las reglas, chicas.
-No hay cuidado-Expresó Emily despreocupada
Al salir, también cerró la puerta que separaba la habitación donde estaba yo del pasillo común, de tal manera que no se pudiese entrar, solo salir. Todo parecía ponerse de mi lado y sabía que una oportunidad como esta no se presentaba todos los días; en mi mente solo agradecía al chico que había provocado esa oscuridad y la situación en general.
-¿Qué hacemos ahora?- preguntaba Emily ingenua sin tener la menor idea de lo que yo tenía planeado para las dos.
-No sé…- Me levante de la silla y a oscuras me dirigí hacia ella. “Es ahora o nunca” me dije a mi misma… La tomé por el brazo delicadamente para que se pusiese de pie al igual que yo.
-¿Qué haces?- me sonreía con una cara de confusión. Una pequeña risita traviesa salió se mí.
-Abrazándote- Le respondí para luego la rodearla con mis brazos tiernamente. Ella correspondió mi abrazo por unos segundos.
-Demasiada cursilería- Rió- no me dirás que ahora eres—
-¿Lesbiana?- Dije antes de que pudiese terminar de hablar mientras la miraba me penetraba con esos ojos verdes. Luego acerqué mi rostro a su cuello.
-Si…- se le notaba un poco confundida con la situación- No me dirás que ahora eres como esas putas- Rió nuevamente, pero esta vez denotando nerviosismo ante las circunstancias
-¿Qué tal si lo fuese?-susurré a su oído- ¿No serías mi amiga?-volví a susurrar en su oído y apreté un poquito más el abrazo
-Ya me estas asustando- con sutileza, trató de zafarse, pero yo no la dejé. Sabía que Emily iba a tomar esa actitud, por eso me decidí con el plan B.
-¿Qué tal si te digo que no me gusta para nada que digas que las lesbianas somos unas putas?-besé su cuello
-Ya basta, esta broma es de muy mal gusto. Es enserio.- denotaba preocupación y nerviosismo
-No es broma, y no es de mal gusto.- Seguía hablándole al odio- ¿Sabes que es de mal gusto? Que nos veas a los homosexuales como personas anormales; eso es de mal gusto- le di un pequeño mordisco en el lóbulo de su oreja
-Si esto es enserio, te exijo que me sueltes- La preocupación casi no la dejaba alterar palabra
-Dices eso de nosotras porque no nos conoces. Pensé que podíamos ser amigas pero veo que eres muy ignorante- sujeté sus manos contra la pared con firmeza, y besé su cálido cuello con pasión
-Suéltame! Te vas a meter en problemas, ¡no pienso quedarme callada!-Casi se zafaba debido a la fuerza de sus movimientos.
-Estate tranquila Emily, no te voy a hacer daño-Con mis largas piernas, aprisioné las suyas contra la pared y apreté aún más mi cuerpo contra el suyo para que sintiese el roce de un cuerpo femenino- ¿Qué tal se sienten otros senos con los tuyos, Emily?- hablaba en su oído
-¡Basta!, ¡¿Qué haces, puta loca?!- seguía moviéndose bruscamente, pero esta vez sin ningún resultado
-Si sigues llamándome puta no respondo…- Esta vez rocé mi pelvis contra la suya
-¡Ayuda!, ¡Alguien, por favor, ayúdenme!- Gritaba Emily desesperada
-Sabes que nadie te escuchará, ¿por qué desperdiciar energía?- Besé su cuello más apasionadamente- No hay aulas es este piso y no creo que haya nadie en los laboratorios o en los centros informáticos ya que no hay electricidad- le explicaba con calma en el otro oído
-¿Por qué me haces esto?-musitó
-¿Qué te estoy haciendo?- Me hacia la desentendida mientras seguía besando, lamiendo y chupeteando el área del cuello cerca de su oreja izquierda
-Hacerme tuya contra mi voluntad!- gritó fastidiada y atentó a zafarse, pero igual que antes, no obtuvo ningún resultado
Por unos minutos, rozaba su pubis y sus senos con los míos lentamente en un movimiento de arriba abajo. Mientras, con mi boca, besaba, lamía y acariciaba su cuello, orejas y mejillas con sutileza.
-Jmmm… Según lo que siento no es tan en contra de tu voluntad como dices… -Un olor familiar invadía mis fosas nasales al tiempo que una sustancia cálida disminuía la fricción entre mis piernas y las de Emily
-Tú no sabes ni de lo que hablas! Suéltame ya y déjame ir!- Seguía tratando de zafarse
-Que ricura…- Rocé por un instante mi rodilla con el sexo de Emily. Dejé su cuello y me acerque a su oído-Emily, estas súper mojada!- mordí el lóbulo de su oreja derecha sin poder evitar mi excitación.
Emily no dijo nada y su cuerpo se tensó—imagino que esto sucedió por que no se había dado cuenta de que su sexo si estaba disfrutando el momento.
Unos 2 o 3 minutos más pasaron en los que ni ella ni yo alternábamos palabra, pero en la habitación, el exquisito eco de nuestras respiraciones agitadas invadía cada rincón. Unas gotitas de sudor bajaron por su frente, y con la poca luz que entraba pude darme cuenta de que sus ojos estaban cerrados y su expresión facial era una mezcla entre pánico, nerviosismo y sobretodo, placer.
-¿Te gusta que te bese, cierto?- le di un pequeño mordisco en el cuello-¿Te gusta que te haga esto, verdad?- Al tiempo que le preguntaba esto, rocé mi rodilla izquierda con su sexo, ya que la muy “santa” no llevaba ropa interior y para colmo vestía una falda.
-¡Déjame… en paz…, puta!-Volvió a hablar entre suspiros ahogados y evadió mis preguntas tratando de sonar imponente, pero su cuerpo no estaba del lado de su cerebro esta vez.
-Te dije que si me llamabas puta una vez mas no respondía, ¿Quieres que no responda?-La sujete más fuerte aún contra la pared- Claro que eso es lo que quieres! -Eché una carcajada –Lo que pasa es que no lo quieres admitir…- Tome con mis manos sus pequeñas muñecas y las sujete lo más juntas que pude sobre su cabeza entrelazando mis dedos con los suyos. Ella no se opuso.
Aparté mi boca de ella para intentar mirarla al rostro y esta aprovechó para tratar de zafarse nuevamente. Debido a que soy significativamente más alta y fuerte que ella, sus intentos de soltarse fueron fallidos, yo solo la observaba frustrarse al no poder soltarse con una sonrisa en mi rostro. Luego de unos segundos de forcejeo, Emily se notaba cansada y a su cuerpo no parecía quedarle fuerzas para intentar soltarse, no hacia el menor intento por zafarse lo que me permitiría hacerle más y más cosas.
Sujeté sus muñecas solo con mi mano derecha—Tenia suerte de que fuesen tan pequeñas. Con mi mano izquierda libre, acaricié su rostro, después su oreja, luego pasé mis dedos por sus labios a lo que esta reaccionó y agitó la cabeza diciéndome “¡ni loca me besarás!”, yo aparté mis dedos de su boca y dirigí mi mano hacia su pelo para darle un pequeño tironcito e informarle que “no sé si te has dado cuenta, pero en esta situación, la me manda soy yo, cariño”. Aún con su pelo entre mis dedos, acerque mis labios a su cara, besé sus pómulos, lamí sus orejas, recorrí con mi labio inferior su barbilla, y aproxime mi boca a la suya, dejando solo unas pocas pulgadas entre ellas.
-Por favor, para esto ya, por favor, por favor…- rogaba entre suspiros
-Sabes que no quieres que te suelte- la besé a un centímetro de su boca- Sabes que quieres que te bese completa,-Besé la comisura de sus labios- que quieres sentir verdadero placer y sabes que lo lograras conmigo.- Un suspiro intenso salió de los labios de Emily, lo que me llevó a besarla. El roce de sus suaves labios era exquisito. En principio el beso no fue correspondido ya que sus labios no hacían el menor movimiento, pero pocos fueron los segundos necesarios para que se entregara a besarme. Sus labios eran extremadamente suaves y blandos, y a pesar de que fumaba como murciélago, en su boca no tenía ni el menor rastro de nicotina. En un momento dado, rocé desde mi rodilla hasta mi muslo con su húmedo sexo repetidas veces, Emily no tuvo más opción que separar sus labios de los míos para soltar un gemido que parecía haber estado ahogando desde que comencé a besarle.
Aún sujeta contra la pared y con mi mano izquierda en su pelo, Emily intento tomar el control del beso introduciendo cada vez más su lengua en mi boca, por lo que volví a tirar de su pelo y aparté nuestros labios.
-Que no se te olvide que la que manda soy yo- le advertí
Volví a colocar mi mano izquierda en sus diminutas muñecas, para así poder tener más destreza al utilizar la derecha. Bajé con mi mano por su nuca y sus hombros hasta su pecho, y decidida, estrujé toda mi mano contra su seno izquierdo mientras apretaba mi pelvis contra la suya nuevamente. Introduje mi mano por la parte interior de su blusa para soltarle el sostén ya que quería tener mayor intensidad en el roce de sus senos. Cuando el sostén ya no los aprisionaba, volví a rozar sus senos por encima de su blusa y noté lo endurecidos que estaban sus pezones. Seguí acariciando delicadamente sus senos y pezones por encima de su ropa y besándola unos pocos minutos más, cuando decidí desabotonar la blusa para así poder probar sus senos. Con cada botón que quitaba sentía como el cuerpo de Emily (quien no había dicho más nada) se estremecía.
Aunque su camisa seguía colgando de sus hombros, sus senos estaban libres y a mi completa disposición. Tomé uno de mis dedos y recorrí la perfecta circunferencia que formaban sus pechos, luego sus pezones, los cuales ligeramente pellizqué. Emily se retorcía de placer contra la pared, pero seguía sin emitir más sonido que el de sus respiraciones agitadas. Enredé mis dedos en su pelo y le exigí que me dijera lo que sentía al estar una mujer causándole placer.
-¡Estás loca!- quiso soltarse (¿esta chica de verdad no entendía que no se podía zafar de mí?)- Eres una enferma, suéltame te digo!
-¿Por qué te cuesta tanto admitirlo?-Tome con firmeza de su pelo y apreté entre mis dientes uno de sus pezones.
-Me haces daño! Para esto, puta lesbiana!- Había vuelto a llamarme puta esta imbécil.
-Ya estuvo bueno de llamarme puta, te lo advertí, y ahora te vas a arrepentir-Dije con un tono vengativo
Tomé con fuerza de sus brazos e hice que cayera al suelo con una de mis piernas (sin lastimarla claro está). Estando ahí, Emily forcejeaba bastante tratando de ponerse a mis espaldas para así impedirme tocar más sus senos, fue tanta la fuerza que hizo que no pude ponerla frente a mí, así que me conforme con manosear y mordisquear su trasero, espalda y nuca. Le levanté la falda hasta para dejar su redondas nalgas a la vista. Lamí y sutilmente azoté sus firmes glúteos. Emily seguía retorciéndose bajo mi cuerpo.
-Dilo- le exigí-Di que soy mejor que tu inservible novio y que te hago gozar de verdad, dilo
-Te vas a meter en problemas, voy a decir todo apenas salga de aquí!-Su cuerpo contradecía su mente ya que elevaba más las nalgas para que siguiese con mis caricias
-Que lo digas!- Volví a azotar sus nalgas
-¡No!- Gemía – Es… estas… Estas locahhh!- Gemía mientras yo sobaba y azotaba sus nalgas
-¿Si no te gusta, por qué gimes, ah?- le dije al oído mientras por fin había logrado volver a apretar sus senos.
-Ahhhhhh!- Al sentir mis manos en su pecho nueva vez, un grito fuerte de placer por parte de Emily invadió la habitación y seguramente los pasillos también
-Grita todo lo que quieras, preciosa. Vamos, disfruta, nadie puede escucharte más que yo…- Dije en su oído y besé su nuca. Al escuchar y sentir esto, Emily gimió más fuerte.
Como ya Emily no estaba haciendo fuerzas para quedarse de espaldas a mí, procedí a voltear su cuerpo de modo que yo siguiese sobre ella, pero esta vez cara a cara. Con mi mano izquierda y piernas aprisionándola contra el suelo y estando bocarriba Emily estaba aún más vulnerable a mis juegos. Al estar en la alfombra, podía ver su cuerpo con más claridad debido a la luz que se colaba por debajo de la puerta. Que belleza de mujer era! Sus pechos firmes y sus pezones rozados levemente iluminados se veían preciosos y tentadores, su sexo totalmente depilado brillaba un poco debido a la luz que daba a los fluidos que con mi rodilla había esparcido, y esa mirada de niña buena y mala a la vez me retaba.
Al verla a los ojos, pude divisar el deseo y la lujuria en sus ojos verdes. Ella quería que me la cogiese a pesar de que yo era una mujer, al parecer esas semanas tratando de que fuésemos más cercanas no habían sido del todo un fracaso… Tras mantener sus ojos fijos en los míos por unos segundos intensos, los cerró con la misma sensualidad que cuando la vi fumar, arqueó su curvilíneo cuerpo invitándome a apoderarme de sus senos y con una sonrisa picara en los labios, echó hacia atrás su cabeza para entregarse al placer. Obviamente la percepción de Emily acerca de las lesbianas ya no era la misma…
Observé otro segundo ese destello de luz proveniente de su sexo; podía escucharlo llamar mi boca… Liberé las manos de Emily, pero esta no pareció notarlo y las dejó en la misma posición. Acerqué mis labios a su pelvis y comencé mi trayecto hacia sus senos. Besaba y mordisqueaba tiernamente el área debajo de su ombligo mientras acariciaba sus senos con mis manos. Subía con mi boca por los costados de su cadera y cintura en el mismo juego de besos y mordiscos. La escuchaba gemir y suspirar profundamente fruto de mis caricias. Sus manos aun se mantenían juntas sobre su cabeza pese a que ya no estaban siendo sujetadas por mí. Estando en sus preciosos senos, me dediqué a darles pequeños besos en los costados acercándome cada vez más al pezón. Me encantaba crear tensión; ese tipo de tensión placentera que no te hace más que desear placer urgentemente—me excitaba verla ansiosa.
Tomé su pezón entré mis labios, tal y como ella había tomado el cigarrillo entre sus labios aquella mañana cuanto todo esto empezó. Ya había acomodado su sexo contra mi muslo y mi sexo contra el muslo de ella, pero solo ahora comenzaba a frotarla lentamente (quería que estuviese al máximo). Sus fluidos resbalaban por mi pierna y los míos por la de ella. Mientras sostenía en mi mano su seno derecho, le hacia pequeños círculos con la punta de mi lengua alrededor de su aureola y pellizcaba suavemente su pezón izquierdo con mi mano libre. Luego le hacia al izquierdo lo que le hacia al derecho y viceversa. Ella gritaba de placer y mi sexo seguía humedeciendo una de sus piernas. Sin dejar de masajear sus senos ya mojados por mi saliva, me acerqué a su oreja
-¿Cierto que te gusta, Emily?…- lamí su oreja
-hmmm.. s.. sii…mmmm- atinó a decir entre gemidos; me fascinaba la situación! Era muy excitante estar en una oficina de la escuela a oscuras teniendo sexo con una chica que hace poco se expresaba como una homofóbica.
-Vez que no te haría daño…- una sonrisa se dibujó en mis labios al pensar en que ya casi culminaba mi plan
Cuando me decidí a volver a sus senos, me tomó por sorpresa y me plantó un beso súper sensual en los labios; de esos que solo mujeres saben dar. Jugaba con mis labios dejándose llevar por el placer que estaba sintiendo, su ya no tan tímida lengua inspeccionaba mis labios y el interior de mi boca, adueñándose ella del beso y tomando el control del mismo. Por momentos Emily separaba su boca para gemir a mi oído, o para tomar bocanadas de aire y recuperar el aliento. Sentía las leves palpitaciones de su clítoris en mi muslo. Emily se movía tímidamente en un lento vaivén frotando nuestros sexos cada vez más fuerte con nuestros muslos.
Aunque no quería parar ese beso tan pasional, debía terminar con mi plan ya que solo faltaban algunos 20 minutos para que sonara la campana. Me separé de sus labios y vi como una sonrisa de dibujó en el rostro de Emily al ver que me dirigía hacia su sexo.
-Ahora descubrirás lo que es verdadero placer…- murmuré mientras apretaba una de sus nalgas. Ella soltó una risita picara y dijo “… ¿ah si?…” Jaja! La que le esperaba. Iba a arrepentirse de lo que había dicho hace unas semanas…
Con solo pasar la yema de mis dedos por los labios mayores de Emily, se retorció sobre la alfombra. Aunque se veía estupenda de ese modo, no quería que terminase… Tomé sus duras nalgas en mis manos y las apreté—seguramente las tenia enrojecidas de tantos apretones y palmadas.
Con mis labios acariciaba el contorno de su vulva y di pequeños mordiscos a la cara interna de sus muslos, Emily no hacia más que suspirar, mover sus caderas de arriba hacia abajo, rogándome con su cuerpo ese orgasmo que tanto esperaba.
Tomé la punta de mi lengua y con ella separé sus labios vaginales. Lamí y bese toda la parte exterior de su vagina, de arriba hacia abajo, una y otra vez.
-Ahhh! Siii!!! Asiii!!!- gritaba Emily, luego tomo sus manos y comenzó a acariciarse los senos.
Yo tome mis manos y le separé las piernas. Posé mis labios sobre su clítoris y comencé a besarlo, lamerlo y a juguetear con el. Su clítoris estaba endurecido, tal vez mas que sus pezones y sus gemidos no cesaban. Apartó sus manos de sus senos para entrelazar sus dedos en mi pelo y ejercer presión contra su sexo. Acaricié sus labios con mis dedos y lentamente fui introduciendo mi dedo mayor dentro de su excitado sexo, luego otro y debido a lo húmeda que estaba, entraban y salían con suavidad. Con los movimientos de mi lengua en su clítoris y el rápido mete-y-saca de mis dedos dentro de ella dure unos minutos en los que Emily no paraba de gritar. Estaba descontrolada debido al placer, gritaba como loca mientras yo chupaba su pequeño, pero rígido clítoris. Seguí lamiéndole toda esa área y tome sus senos con mis manos, los apreté con fuerza y ella poso sus manos sobre las mías para que yo los aparece con aun más fuerza. A pesar de que todo esto inicio siendo “contra su voluntad”, no quería lastimarla físicamente, pero no solo la excitaba a ella sino que a mi también me ponía aun más caliente de lo que ya estaba.
En un momento sentí que ya no tenía el control, así que volví a tomar sus manos con aun más fuerza que antes y las aprisioné contra el suelo, del mismo modo aprisioné sus piernas y luego la besé en los labios. Aún no había terminado con ella, y tenia que aprovechar los minutos restantes que iba a tener con Emily.
Besé sus labios con furia, deseo y lujuria. Succionaba su labio inferior, luego el superior, mordisqueaba sus labios con suavidad y le hice unos cuantos chupones en el cuello, glúteos y espalda baja. Emily estaba gozando con todo esto, y yo ni se diga.
Volví a acomodarme de forma que nuestros clítoris rozaran nuestros mulos para así volver a ese vaivén que teníamos antes y poder llegar al orgasmo. “Sentadas” en la alfombra, Emily y yo comenzamos a movernos con tenacidad sobre el muslo de la otra. Para este punto ya ambas estábamos muy excitadas y nuestras ropas estaban por todas partes dentro de esa oficina oscura. En mi misión de recuperar el mando, sujeté sus manos con fuerza contra su espalda mientras nos movíamos. Los gritos ensordecedores de Emily inundaban la oficina y me imagino que hasta los pasillos, así que con la mano que minutos antes la masturbaba tape su boca con decisión, ella la lamió y chupo mis dedos esta vez entre suspiros.
Yo casi llegaba al orgasmo y aunque había retrasado lo mas posible que Emily llegase, le faltaba poco para alcanzar ese máximo placer. “Llegó el momento”… me dije a mi misma.
-¡¿Te gusta?!- le preguntaba mientras me movía con mas velocidad y fuerza que antes
-Si ¡! Siii!! Ahhhhh ¡!! Me encantaa!!- Gritaba tratando de seguirme el ritmo
-Mejor que tu noviecito verdad?!- le gritaba mientras seguía meneándome sobre su muslo
-Sii ! Mejor que el!! Mejor que otros! Ahhh! Me encantas!- confesó finalmente Emily.
-Quien es la puta ahora eh?? Dime quien es la puta ahora??!- le pregunta mientras la besaba con frenesí
-Aahhhhh!!…… Ahhhhhh!!! Yo! ……. Yo soy la puta!! Ahhhhhhh ¡!!!!!!-
-Perfecto, eso es lo que quería escuchar…-
Al instante, llegué a un excitante orgasmo y esta vez fueron mis gemidos los que inundaron e lugar, Emily por igual llegó al orgasmo dejando sus fluidos sobre mis caderas, muslo y rodilla. Fue espectacular, Emily cayó exhausta en la alfombra y yo solo me quedé allí sentada, observando por pocos segundos. Esperando a reponer mis energías.
-¿Qué… Qué haces?- Pregunto Emily al verme de pie buscando mis ropas entre la oscuridad
-Me estoy vistiendo para irme, tu deberías hacer lo mismo- dije secamente
-Y… nosotras… ¿Qué pasará luego de esto?- dijo mientras se sentaba
-No hay nosotras Emily, tu eres una chiquilla ignorante y malhablada, al parecer también muy indecisa ya que hace unos meses dijiste que las lesbianas éramos unas putas y también inservibles en la cama, sin embargo mírate, llena de marcas de mis manos y dientes que no hicieron más que darte placer durante casi una hora. Hasta admitiste que nadie te lo había hecho como yo, nunca habías recibido tanto placer. ¿Quién es la puta ahora Emily? Oh! Cierto, ya lo dijiste anteriormente, TU ERES LA PUTA.
En ese mismo instante volvió la luz al lugar, mis ojos se achinaron y me pues mi camiseta. Mientras Emily aún yacía en la alfombra, yo aproveché la luz y saque un pequeño espejo de mi mochila para arreglar mi cabello.
-¿Es enserio? ¿Crees que me follas y luego te vas así y madamas??- me cuestionó indignada
-No lo creo, Lo sé. Y como ya te dije, mejor será que te vayas vistiendo, yo ya me voy.
-Eres una sínica.- dijo resignada perdiendo la mirada en el suelo
-Jajaja! Seré sínica cariño, pero te encantaba hace unos minutos.- le dije tomándola del rostro muy cerca de su cara — Se acercó un poco más a para besarme los labios, pero con una sonrisa leve me aparte— Oh! Se me olvidaba,-dije mientras tomaba mi mochila para irme-Ahora que sabes lo que es sexo de verdad, puedes decirle a tu noviecito como te gusta que te lo hagan 😉
Abrí la puerta y me marché con una sonrisa en el rostro y una extraña sensación de maldad, pero de logro a la vez dentro de mí. Mientras me dirigía a la salida sonó la campana. A los pocos minutos vi el carro de Emily salir rápidamente del estacionamiento.
Como era de esperarse, no vi a Emily en la siguiente clase, ni en la siguiente, y en la siguiente. El consejero me dijo que había conseguido otra clase para rellenar ese espacio libre que tenia. Yo sabia que ese no era el motivo y me intrigaba saber que le había dicho al consejero, pero estaba segura de que no le había contado lo que sucedió.
Yo no volví a cruzar palabra con Emily, no la veía en la hora de almuerzo ni por los pasillos que normalmente nos encontrábamos. Pero un día en la biblioteca la vi a lo lejos, leyendo a que libro que había provocado todo esto en primer lugar. No pude evitar sonreír, al ver semejante escena. Emily estaba toda cubierta, hasta tenia una bufanda! aun tapando las marcas que le había hecho una semana atrás.
Ocasionalmente la veía desayunando el la cafetería, pero nunca más volvimos a tener un acercamiento como aquel…
MUCHAS GRACIAS POR PASAR
7 comentarios - a la fuerza
Gracias por compartir.
Angie te deja Besos y Lamiditas !!!
La mejor forma de agradecer la buena onda que se recibe es comentando, al menos al que te comenta. Yo comenté tu post, vos comentaste el mío?
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