Ana apuraba su mano haciéndome la paja tratando de hacerme acabar rápido. Seré absolutamente honesto, sentía que tenía un trámite. No lo podía entender una persona de 56 años de edad, luego de mucha histeriqueada con su viudez, podía estar en contacto con una buena poronga al palo y macaqueaba como si fuera necesario ayudarme.
En este tire y afloja, de cabrón, no más me puse a evitar irme a su invite. Era la boca, la mano, caricias desde el culo hasta la bolsa de las bolas, chupadas por la entrepierna, la virola de culo y seguía su paja.
Me miraba como diciendo, ¿Qué te pasa pibe?, y yo poniendo caras llenas de muecas que se verían de placer y era apenas tratar de evitar correrme.
Me importaba tres bledos acabarle a Ana, lo cierto es que quería ver si conseguía calentarse.
Corrió el reloj, vi apoyar su mano izquierda en la muñeca, cambiar de mano, hacer lo mismo con su mano derecha. Su boca, su lengua su cuerpo girando hasta poner su concha en mi boca.
No decía ni una palabra, ni demandaba que acabara. Así la lleve, un buen rato. Cansada llevo la pija a su boca y fue una verdadera garganta profunda.
Hondo en su boca la poronga mostraba su más alto nivel de dureza. Con una mano sostenía el troncho, hasta que percibió el espasmo del tronco de mi pija y el abultamiento de su base con el semen que venía a raudales desde mi interior.
Corrió su boca y la leche salto espectacularmente, Un chorro, dos, tres, a su boca, a su cara a su pelo, al respaldo de la cama, cuatro, cinco, a sus tetas a su pubis.
Quede exhausto y entredormido. Así en esa opacidad del placer sentí los movimientos de Ana y sus gemidos.
Su cuerpo era un mimbre, su delgadez extrema al arquearse acabando mientras se pajeaba con mi leche.
De su lengua goteaba aun semen. Sus manos esparcían por todo el cuerpo la acabada.
Ella gozaba sola, ella esta extasiada llena de semen pajeandose y con multiorgamos.
Ana no duerme, sueña con leche, tal vez mañana despierte y me descubra.
En este tire y afloja, de cabrón, no más me puse a evitar irme a su invite. Era la boca, la mano, caricias desde el culo hasta la bolsa de las bolas, chupadas por la entrepierna, la virola de culo y seguía su paja.
Me miraba como diciendo, ¿Qué te pasa pibe?, y yo poniendo caras llenas de muecas que se verían de placer y era apenas tratar de evitar correrme.
Me importaba tres bledos acabarle a Ana, lo cierto es que quería ver si conseguía calentarse.
Corrió el reloj, vi apoyar su mano izquierda en la muñeca, cambiar de mano, hacer lo mismo con su mano derecha. Su boca, su lengua su cuerpo girando hasta poner su concha en mi boca.
No decía ni una palabra, ni demandaba que acabara. Así la lleve, un buen rato. Cansada llevo la pija a su boca y fue una verdadera garganta profunda.
Hondo en su boca la poronga mostraba su más alto nivel de dureza. Con una mano sostenía el troncho, hasta que percibió el espasmo del tronco de mi pija y el abultamiento de su base con el semen que venía a raudales desde mi interior.
Corrió su boca y la leche salto espectacularmente, Un chorro, dos, tres, a su boca, a su cara a su pelo, al respaldo de la cama, cuatro, cinco, a sus tetas a su pubis.
Quede exhausto y entredormido. Así en esa opacidad del placer sentí los movimientos de Ana y sus gemidos.
Su cuerpo era un mimbre, su delgadez extrema al arquearse acabando mientras se pajeaba con mi leche.
De su lengua goteaba aun semen. Sus manos esparcían por todo el cuerpo la acabada.
Ella gozaba sola, ella esta extasiada llena de semen pajeandose y con multiorgamos.
Ana no duerme, sueña con leche, tal vez mañana despierte y me descubra.
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