Empezó como un juego la primera vez, ya sé que para muchos morderte la oreja con tu cuñada cuando estés distraído no es un juego, pero para nosotros los era. En ese momento yo tenía 20 y ella 18, mi hermano 23. Yo soy un chico alto robusto moreno, ella tenía un castaño claro que no se diferenciaba del rubio hasta que estabas cerca de ella, piernas largas abdomen plano y una sonrisa que te ilusionaba, no puedo obviar su cola y sus pechos que estaban hechos para ese cuerpo, no hubiese podido ser modelo porque nunca le importo aparentar con su belleza.
Ella te hacía sentir cómodo con su compañía, las primeras veces que mi hermano se atrasó en su regreso del trabajo a casa, yo me quede con ella hablando y en medio de que sea mi cuñada o la novia de mi hermano era como hablar con el mejor amigo de mi hermano. Siempre distendida, siempre sonriéndome. Con el tiempo nuestras charlas se fueron haciendo más profundas y el filtro de cuñados se fue debilitando, primero llegaron los abrazos prolongados, las guerras de almohadas mientras peleábamos por cual música escuchar y llegaron las mordeduras en las orejas todo jugando siempre. A ella se le ocurrió un domingo, estábamos viendo mi hermano, la novia y yo por la tele el padrino 3, en esa escena de reconciliación donde el abrazo termina en una mordedura de oreja, a ella le causó gracia yo no le preste mucha importancia, porque al igual que mi hermano no nos gustaba que ni una mosca vuele cuando veíamos el padrino, de hecho podemos ver las tres seguidas sin intervalo. Después de terminada la película bajé de nuestra habitación a atacar la heladera, mientras elegía que comer ella se me acerca por atrás y me clava los dedos en las costillas, yo pegué una salto y se me calló una porción de tarta de acelga que había hecho mamá. La verdad me enoje pero me olvide de putearla y decidí vengarme, se quiso escapar pero la tome del brazo y le hice cosquillas hasta que quedo desparramada por el suelo pidiendo por favor que parara. Paré y le dije que quedamos a mano, la ayude a pararse, todavía se ría. Bueno me dijo, un abrazo de cuñados para hacer las paces, la abrazo y al segundo me dice al oído BASTARDO con acento italiano y me muerde la oreja, en verdad me apoyo los dientes no apretó, me pude zafar y ella salió corriendo para arriba. Desde ese día cada vez que estábamos distraídos la cosa era decirnos BASTARDO y tratar de mordernos la oreja, ahora que me pongo a pensar nunca mi hermano supo de eso, nunca lo hicimos delante de él. Fue pasando el tiempo y la broma seguía siendo la misma.
Un día yo quedé con ella de pasar por su casa para irle a comprar juntos el regalo de cumpleaños a mi hermano. Llegué a su casa a las cuatro de la tarde me abrió su madre que yo ya la había conocido en el cumpleaños de mi hermana más chica, el noviazgo de ella con mi hermano era oficial lo que hizo que las dos familias se conocieran. La madre me dijo que subiera que ella estaba arriba en su pieza, subí y abrí la puerta despacito, ella estaba sentada en la cama de espaldas a la puerta leyendo un libro, aproveché la situación y entre rápido le dije BASTARDA al oído y trate de morderle la oreja. Lo que pasó fue todo un accidente, ella estaba tan concentrada en el libro que cuando le hable al oído se asustó y giro la cabeza, y la termine besando con la boca abierta, sentí muchísima vergüenza, me puse colorado quería desaparecer. Le pedí disculpas más de mil veces ignorando lo que me decía, ella se reía y me dijo que no era para tanto que sabía que yo no lo había hecho a propósito. Le dije que la esperara abajo, ella me dijo que no sea tan exagerado, cuando quise abrir la puerta ella la cerró y se apoyó en ella para no dejarme salir me miró, me sonrió, me dijo BASTARDO y me comió la boca. Me re calenté pero la separe de mí y le dije que era una locura, que nos juntamos para comprarle el regalo a mi hermano, incluso creo que dije que no la quería ver más. Ella como si nada me dice sonriendo que ni con mi hermano jugaba y se divertía tanto como conmigo. Primero pensé en mi hermano, después en la belleza de mi cuñada y por último si había vivido lo suficiente como para mandar todo a la mierda…
Pronto voy a terminar el relato, gracias por la onda comenten
Ella te hacía sentir cómodo con su compañía, las primeras veces que mi hermano se atrasó en su regreso del trabajo a casa, yo me quede con ella hablando y en medio de que sea mi cuñada o la novia de mi hermano era como hablar con el mejor amigo de mi hermano. Siempre distendida, siempre sonriéndome. Con el tiempo nuestras charlas se fueron haciendo más profundas y el filtro de cuñados se fue debilitando, primero llegaron los abrazos prolongados, las guerras de almohadas mientras peleábamos por cual música escuchar y llegaron las mordeduras en las orejas todo jugando siempre. A ella se le ocurrió un domingo, estábamos viendo mi hermano, la novia y yo por la tele el padrino 3, en esa escena de reconciliación donde el abrazo termina en una mordedura de oreja, a ella le causó gracia yo no le preste mucha importancia, porque al igual que mi hermano no nos gustaba que ni una mosca vuele cuando veíamos el padrino, de hecho podemos ver las tres seguidas sin intervalo. Después de terminada la película bajé de nuestra habitación a atacar la heladera, mientras elegía que comer ella se me acerca por atrás y me clava los dedos en las costillas, yo pegué una salto y se me calló una porción de tarta de acelga que había hecho mamá. La verdad me enoje pero me olvide de putearla y decidí vengarme, se quiso escapar pero la tome del brazo y le hice cosquillas hasta que quedo desparramada por el suelo pidiendo por favor que parara. Paré y le dije que quedamos a mano, la ayude a pararse, todavía se ría. Bueno me dijo, un abrazo de cuñados para hacer las paces, la abrazo y al segundo me dice al oído BASTARDO con acento italiano y me muerde la oreja, en verdad me apoyo los dientes no apretó, me pude zafar y ella salió corriendo para arriba. Desde ese día cada vez que estábamos distraídos la cosa era decirnos BASTARDO y tratar de mordernos la oreja, ahora que me pongo a pensar nunca mi hermano supo de eso, nunca lo hicimos delante de él. Fue pasando el tiempo y la broma seguía siendo la misma.
Un día yo quedé con ella de pasar por su casa para irle a comprar juntos el regalo de cumpleaños a mi hermano. Llegué a su casa a las cuatro de la tarde me abrió su madre que yo ya la había conocido en el cumpleaños de mi hermana más chica, el noviazgo de ella con mi hermano era oficial lo que hizo que las dos familias se conocieran. La madre me dijo que subiera que ella estaba arriba en su pieza, subí y abrí la puerta despacito, ella estaba sentada en la cama de espaldas a la puerta leyendo un libro, aproveché la situación y entre rápido le dije BASTARDA al oído y trate de morderle la oreja. Lo que pasó fue todo un accidente, ella estaba tan concentrada en el libro que cuando le hable al oído se asustó y giro la cabeza, y la termine besando con la boca abierta, sentí muchísima vergüenza, me puse colorado quería desaparecer. Le pedí disculpas más de mil veces ignorando lo que me decía, ella se reía y me dijo que no era para tanto que sabía que yo no lo había hecho a propósito. Le dije que la esperara abajo, ella me dijo que no sea tan exagerado, cuando quise abrir la puerta ella la cerró y se apoyó en ella para no dejarme salir me miró, me sonrió, me dijo BASTARDO y me comió la boca. Me re calenté pero la separe de mí y le dije que era una locura, que nos juntamos para comprarle el regalo a mi hermano, incluso creo que dije que no la quería ver más. Ella como si nada me dice sonriendo que ni con mi hermano jugaba y se divertía tanto como conmigo. Primero pensé en mi hermano, después en la belleza de mi cuñada y por último si había vivido lo suficiente como para mandar todo a la mierda…
Pronto voy a terminar el relato, gracias por la onda comenten
2 comentarios - De mordidas y de cuñadas parte 1