Tanta magia, tanta.

Gente hermosa de P!, con ustedes un frutito de mi esquiva inspiración... Vieron cuando entre dos personas hay magia, tanta magia, tanta... Que algo así tiene que pasar... De eso se trata esta breve historia, espero que les guste y que se entienda algo (Porque me quedé con la sensación de que mucho quedó en mi cabeza!)

Besos a toda la gente buena y de linda alma que hay por acá. Cada día los quiero más.

Tanta magia, tanta.

Sé tu nombre y apellido. Te busco en facebook. Parece que ayer seguías de novio con esa chica a la hace unos años ibas a dejar para estar conmigo. Cuando yo no te dije “¡Dale! Hacélo, amor, quiero que estemos juntos”.

Y vuelvo a actuar sin pensar, con el alma, por impulso, empujada por esa energía que pocas veces se da cita en la vorágine de cuerpos, mentes y corazones posmodernos. Como esa vez que te di mi viejo msn y empezamos a hablar, a enamorarnos de nosotros como antes nos habíamos enamorado de nuestras palabras. Te escribo. Y te doy en unos renglones mi nombre y apellido, y mis ganas de verte.

Vos me conocés. Aunque nos hayamos visto solo un par de veces. Sabés de qué se trata. Lo que significa para mí esa jugada. Y creo que también sabés lo que puede significar para vos responderme. Corrés el riego. Había tanta magia. Tanta.

La cita es en tu departamento. Y acepto. No, no quiero lugares públicos esta vez. Esta vez lo público es el fuego que me recorre y el único espectador sos vos.

El encargado estaba en la puerta cuando toqué timbre, así que subí sola. Aunque llevaba conmigo mis ganas de vos desde hace años. No te quise tanto todo este tiempo, hubo veces que hasta me olvidé de vos. Pero.

¿Será porque fuiste el primero con el que lo creí posible?

Siento el ahogo de la duda, me trago los miedos y me ahogo más. Mientras mi índice derecho hace sonar tu timbre. Y la electricidad parece llegar a mí. La puerta se abre cuando termino se llenar mis pulmones de aire después de no sé cuantas horas. Y tus ojos, y los míos, y los años, y la vida, y ganas...

Con la boca abierta me trepo a esos labios, llorando una emoción que me avergüenza. Inundás mi lengua con tu saliva, mordés mi alma. Secás mis mejillas con caricias y más besos.

Mis manos reconocen tus hombros desnudos como si hubieran sido míos en otra vida. Tus dientes estremecen mis pezones y mi sexo chorrea sobre tu mano izquierda, provocado por tus dedos.

Mi aliento baja dejando besos en el camino desde tu cuello hasta cada una de las venas hinchadas de esa enrojecida verga que tenés para mí. Tu mirada completa el placer de mi boca llena, y suplicante me decís que querés hacerme el amor.

"Y yo quiero hacertelo a vos". Me besás la boca sonriente. Me chupás las tetas nuevamente. Te comés mi concha con majestuosidad. Y aunque estoy temblando de placer, te invito a entrar.

Con la rigidez de un corazón roto me penetrás. Mi concha se contrae a cada paso de tu pija dentro mío. Y te arranco un gemido. Y me relajo y avanzás más. Te araño esa espalda que ya es mía. Mordés mi boca. Entramos en una danza salvaje y mística, sin tiempo ni lugar. El vaivén de los cuerpos es una melodía furiosa.

Solo te detenés para mirarme y hundir tus dedos en mi boca, para llevarlos, mojados de mis besos, a mi clítoris. Y ya no sé quién soy, sólo sé que soy tuya, y tu dueña a la vez, porque esto que estoy sintiendo lo quiero mío para siempre.

Los embates y la fricción me llevan al cielo, y lluevo sobre tu piel y tus sábanas en un grito que solo se silencia con tus labios. Salís de mí y me ofrecés tu orgasmo. Ante mis ojos y sobre mi piel, tu explosión deja trazos que son más que semen.

Son parte de esa tanta magia que nos une.

Morochadel84