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Cuento de Mar

Fue una extraña intuición, una sensación de si quería coger en la habitación contigua a donde dormía su esposo, sería imposible.
Fue así que cuando atrapado en la franela y los besos, le dije, dediquemos la mañana a caminar por la playa.
El furor era terrible y caminamos por la bahía de Pollensa desde Alcudia hasta casi el puerto en el otro extremo de la bahía.
Nos mirábamos y Montserrat, local de la zona, era saludada cortésmente por los vecinos que nos venía al paso matinal haciendo footing en la playa. Asentiré que no podía hacer otra cosa que callarme la boca y mi deseo era cada vez más notorio, como el de ella ya que su temblor era manifiesto.
Al llegar a la Playa de Hotel, y mientras mirábamos entre la arena blanca las finas conchas, ella me tomo de la mano y me llevo hasta unos pinos mediterráneos azotados por los vientos cerca de la Albufera.
Llevo mis manos a sus grandes senos, (que eran terribles, para su delgadez) y me empezó a besar mientras buscaba mi pija entre la bragueta de mi jean.
Entre besos, me tarareaba al oído Años de Soledad de Piazzolla, ya con ese tema nos conocimos.
Cayó de rodillas cuando libero mi pija y la empezó a chupar sin ningún recato. Se considerara que era muy temprano, que era invierno, que hacia frio, que muchas más razones, pero lo que hacia esta mujer era loco, por su condición y estatus en su comunidad.
Digo esto porque era directora de una escuela de la isla de Mallorca, en una comunidad cercana a donde vivía.
Pero volvamos al tema, disgrego, debe ser que no quiero recordar, aunque si les quiero contar.
Su boca demostró rápidamente ser una garganta profunda. No quizás por la larga dimensión de mi pene, sino por la desaparición total de mismos a mis ojos en su profunda boca. Donde sus labios como las arandelas de una lombriz se arrastraban por todo el tronco de la poronga, suave y delicadamente.
En un momento me dijo:
-quieres terminar así?
Solo atine a comentar que quería terminar, que ella dispusiera de mí a su antojo.
Puso su larga pierna sobre mi hombro invitándome a que la penetrara luego de bajarse su jogging.
-Ops, comente estoy en la puerta de tu culo
-es igual, no te fijes, penétrame… (Contesto casi como susurro)
En el largo regocijo, iba de su culo a su vagina, siendo ambos espacios ampliamente receptivos.
Creo que noto mi velocidad, y clavo sus uñas en mi piel, me miro a los ojos y me dijo:
-muero de deseos porque me acabes ahí, pero quiero probar el sabor de tu leche.
Bajo su pierna, y nuevamente mì pija se perdió en su boca. Entre saliva y jugos preseminales, jugaba con su pezón sin miramientos, con la suavidad extrema del deliro que se reflejaba en la acción de su boca sobre mi pija.
Perdió el control y llego a un orgasmo creo, que al mismo tiempo en yo empezaba a irme en su boca.
El chorro de leche con mi pija a fondo, fue una sorpresa para ella, pero no disparatada, ya que todo el semen que se escurrió por su boca fue tiernamente recogido y tragado amorosamente por su deseo.
Ambos con los pantalones bajos y ella de cuclillas para mamarme estabas extasiados por el momento.
Fue solo un Bon día Montserrat, lo que nos perturbo. No vimos quien era, pero seguro algún vecino registro su pasionalidad.

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