Viólame, viólame mi amigo…
Rompamos el cuarto muro querido lector, este será un relato como ninguno otro que usted allá leído jamás, ponga la música que más le haga soñar las cosas enfermas y perversas de su imaginación. Me refiero claro a esa música que le enciende fuego en el corazón, esa música que lo transporta a un mundo donde usted es el rey del mundo. Yo tengo aquí a mi reina y princesa, atada con un pesado collar de cuero… Así es persona lectora, en este momento mi princesa me está lamiendo la pija con su dulce lengua y lista para ser penetrada. Ella, es claro que esta drogada con un potente narcótico (del cual no revelare su nombre)… ¡Dame un beso mi princesa!.. mmm delicioso. Jajaja espectador espero que usted haya recibido la impresión de que soy un monstruo porque lo que viene es de un nivel muy superior, no quiero acreditarme como un Márquez de Sade, pero le puedo asegurar que la historia, esta historia no es para todos.
Comencemos.
John solía ser un escritor aficionado sin mucho talento, sin embargo tenía un secreto que guardaba a la vista de todo el público. Él siempre fantaseaba con dos cosas, el convertirse en un literata mundialmente reconocido y el más tenebroso… convertirse en el amante más oscuro que jamás allá existido. Desde muy joven a John se le notaba un justo muy particular por la novela y el deporte. A los doce años se dejaba ver que el sería un gran deportista. A los dieciocho ya ostentaba un cuerpo fornido, envidia de cualquier fisiculturista, con un abdomen plano y brazos del tamaño de troncos, era un plato delicioso de devorar para cualquier mujer. A los veinticuatro años presencio el acto más ruin creado por el hombre… la violación, le habían violado el espíritu, con una mente perturbada y quebrada desarrollo dos personalidad, el John que deseaba convertirse en aquel famoso novelista… y el John oscuro…
Con esta pequeña biografía de mi alter ego vamos a iniciar por la razón por la que están aquí todos ustedes pervertidos (tómenlo como un alago yo mismo me considero como una persona muy sucia y de mente retorcida). Quiero hacerles una pregunta muy sencilla, ¿Alguna vez han sentido lo tierno que se sienten los pétalos de la rosa al nacer?, pues yo sí y debo de decir que una sensación muy similar a la que se siente al quitar la virginidad al culo de una joven que jamás había sido usado. A la persona a la que le hice esta infamia se llama Rosa… ¡Ahhh!, deliciosa piel blanca que tiene en sus carnosas nalgas. Esta mujer al igual que yo era escritora, la había conocido en la universidad, de la carrera de Letras Hispanas, ella algún día hubiera sido una gran escritora… hubiera… aún recuerdo sus palabras: “¡Déjame ya!, ¡Detente!, ¡Eso duele!”. Pero al final la mejor de todas ellas fue: “Eso… se siente bien”.
Después de terminar ambos la carrera John y Rosa continuaron viéndose. Una noche John dejo ver su verdadera naturaleza ante Rosa pero no sin algo de planificación. John había pensado muy bien como haría esta su maniobra a Rosa.
Me encanta relatar esta parte. Esa mujer es tan estúpida e ingenua que con una invitación, cena romántica y unas cuantas palabras y sentimientos callo a mis pies.
Estúpido misógino, relata bien la historia o lo hare yo. Saben que mejor yo lo hare. John tiene gustos por artes muy oscuros, toda su casa y en especial su cuarto tienen cuadros con relieves que uno diría que son demonios, bueno en efecto lo son, pero no como los que usted conocen de la biblia sino unos más desconocidos, las entidades que figuran en sus cuadros son criaturas con apetitos y gustos sexuales muy especiales. Podríamos llamarlos como mitos y leyendas de monstros “libertinos”. Claro que cuando rosa entro en a la casa después de haber recibido una invitación, no se dejaría impresionar tan rápidamente. Sin tomarle mucha importancia a la figura de la puta de babilonia, Rosa continua con su paso seguro por el vestíbulo del hogar de John. John como buen anfitrión le ofrece una copa del mas suculento vino de su reserva. Cuando John sale de la habitación del licor se toma los segundos necesarios para desnudar con la mira a Rosa.
Me encantaba su cuerpo, era como el de una mujer que había probado los placeres más sencillos del hombre. Claramente no era virgen, se le notaba en su cara que ella estaba segura de como terminaría mi velada. Con un vestido rojo que hacia relucir al máximo los caireles de su cabellera negra, yo apenas y podía resistir el no querer sumergirme en ese mar de senos que saltaban a saludarme en su apretado escote en forma de V. Con mallas en las que relucían sus piernas bien ejercitadas, era un plato que yo anhelaba poder joder con mi verga o mejor aún con un látigo de cuero. Sin embargo con la destreza de un asesino, mi cara no revelo ningún detalle de mis malditas intenciones.
John la invita a tomar la copa que él había servido, Rosa acepta encantada. La acerca a su nariz de cleopatra y le da un buen aroma, después de la un sorbo, saborea, desde el ángulo de John se ve como mueve los labios, “Definitivamente esta zorra sabe cómo mover la lengua, ya quiero ponerle la verga dentro” eso debió de pensar John. Después de degustar Rosa, admite que es uno de los mejores vinos que ha probado. John la invita a que entablen una plática que derrita el hielo. Este “caballero”, no pierde ningún detalle de la plática, es casi como si estuviera aprendiendo de su víctima. Después de una vigorizante charla pasa decidido a la siguiente fase del plan.
Jajaja como un hábil zorro la invite a cenar, hice que caminara primero para poderle observar bien el culo, ¡Ahhh!, que delicioso manjar me iba a saborear, sus glúteos se movían tan apretados por ese vestido que apenas los cubrían y ver esos tacones negros que le resaltaban con el vestido rojo todo en una perfecta armonía de colores que resaltaba su silueta de venus de milo. ¡Carajo!, ya quería desnudar, mientras caminábamos a la cocina, yo pensaba “¿Qué le hare primero?, ¿Un cuchillo y algo de leche?, mmm tal vez mejor primero una rotura de culo y después unos latigazos…”
Cuando John sirvió la cena, todo transcurrió de un modo muy bizarro. John que había consumido unas cuantas drogas antes de iniciar el acto, y estas estaban empezando a tener efecto en él, ”maldita sea”, se decía así mismo, había olvidado que él también había tomado un poco de vino antes de que ella viniera. De un momento a otro el comenzó a observar que Rosa se comenzaba a desnudar antes sus ojos, pero con la frialdad de un despiadado criminal serial, él sabía que lo que veía era un espejismo y trato de continuar como si nada pasara.
Aun lo recuerdo esa perra estaba desnudándose ante mis ojos, primero se tomó el vestido, para quitárselo, se levantó y me pregunto: “¿Tendrás sal?”, yo me levante y fui por ella, para suerte mía estaba tan solo dos pasos, cuando ya había regresado ella ya no tenía el vestido. Se veía totalmente desnudos sus pechos, la sucia perra no traía ningún brasilera, las tetas que me estaban saludando y que reposaban orgullosas en ella debían de ser dignas de una diosa... Veía como se devoraba la comida del plato y le dije: “¡Hey!, ¡Espera!”. Soltó el tenedor de manera un tanto asustada, pero yo debía poder superar esta droga y salir limpio de esto: “Te tengo una sorpresa”. Me levante de la mesa, y aunque un poco torpe tire la sal que de inmediato levante, tenía que ir a mi cuarto y conseguir cualquier cosa para darle.
Jajaja el estúpido misógino, camino lo más rápido que pudo a su habitación, y tomo un libro nuevo de su estantería, aún estaba con el plástico de protección. Volvió lo más rápido que pudo solo para notar que Rosa ya estaba completamente desnuda, estaba parada en lo que parecía una especia de puerta con dientes de alguna bestia, del cuerpo de Rosa se desprendían lenguas de fuego, el muy idiota no podía admirar la locura de detalles que había en la casa; paredes sangrando, suelo hecho de una sustancia blanca (semen si me lo preguntan a mi), y el detalle más oscuro algunos gritos que parecían provenir de la espalda de John, producto seguramente de un inconsciente que le hostigaba la culpa de hacer sufrir a otras víctimas, Rosa se acercó a él, meneando las caderas a su paso lo tomo de la cabeza y le se acercó poco a poco a su oído y le susurro: “¿Dónde está el postre?”, sin saber en qué tono le decía esto Rosa, John reacciono como cualquier hombre idiota, respondió: “Lo siento, pero tu hermosura no me ha permitido escucharte, pido perdón por decirte que si me lo puedes decir de nuevo”.
“Claro John…Te preguntaba ¿Dónde está el postre?”. Maldita sea seguía sin entender lo que me quería decir. Peor aún las alucinaciones estaban empeorando, ahora veía brotar de su cuerpo lo que parecía ser unas alas, eran de un color tinto. ¿Un ángel?, maldita estupidez mía, sin saber muy bien que sería lo que pasaría después de esto hice mi movida. Clave un beso es sus labias jugosos, esos labios morbosos que ya me tentaban a probar los que estaban más debajo de su ombligo.
Para suerte de nuestro ingenuo amigo, la chica ya estaba sintiendo los efectos de la droga, y recibió muy bien el beso de John, más que eso, contesto el alago de la forma en que todos los hombres deseamos que lo hagan las mujeres. Bajo la mano y le dio un buen apretón a los huevo de John, John más que tomarlo de una forma negativa, lo recibió con bastante placer. De no haber sido por las drogas, hubiera tomado esto como una señal de alerta, ¿En qué universo una chica haría semejante cosa a aun seudoextaño?. Sin embargo, nuestro violador en potencia, continúo con la última fase del plan. “Terminemos con esto el mi alcoba”. Tal vez fuera por el efecto del narcótico sobre Rosa pero ella acepto sin mucha negación. O tal vez... ¿Tenía alguna otra razón?
La mejor alucinación que tuve fue al llegar al cuarto, veía que la tele producía estática y que en mi espejo de pared se veían a dos personas teniendo sexo, el hombre encima de la mujer y para terminar la cama templaba. Pero antes de poder disfrutar de los placeres del sexo sabía que tenía que salir de este estado de éxtasis, para cual necesitaba el antídoto ubicado debajo de la cama en una caja pequeña de madera. Pero, ¿Cómo lograrlo?, pensé en ese momento. La respuesta vino al instante. Le dije a rosa que en el closet había un traje que me gustaría que usara para la ocasión tan especial. Ella acepto sin mucho que decir, solo dijo que lo haría encantada. Siempre supe que esa puta estaba enamorada de mí desde que la conocí, así que me cumpliera una fantasía era un sueño hecho realidad. Y antes de que se fuera agarra un papel y escribí rápido unas líneas. Se las di para que me las leyera antes de volver de nuevo al cuarto.
En el closet solo había un traje de cuero negro, que se asemejaba a un corsé, sin duda alguna un fetiche de John. Rosa lo tomó, y se fue al cuarto de baño que estaba unido a la habitación de John, tomó además la nota que le había hecho él y se fue al sanitario. Para mala suerte de nuestro pervertido Rosa leyó la terrible nota que la conduciría su fin: “quiero ser tu esclava sexual, quiero que me duela, quiero que me hagas llorar, hare lo que sea, cualquier cosa, todo lo que tú quieras, soy tu maldita perra caliente”. Toda la excitación y el éxtasis que tenía en aquel momento rosa se le bajo hasta los pies, de un momento a otro el placer sexual se convirtió en la sublime sensación de terror que le helaba la espina. Su cerebro ideo que debía salir de ahí, sin muchas opciones dado que la habitación estaba a una altura de diez metros y que lo único que asomaba por la ventana era una caída directa al pavimento lo mejor que pudo hacer fue tomar un arma del baño de John. Agarró el tubo de metal de la regadera con mucho cuidado de no hacer ruido.
Mientras ella se cambiaba yo me estaba inyectando el suero que me haría volver a la normalidad… Ya era hora de que todo esto terminara, de mi habitación tome un bate de béisbol que estaba oculto detrás de la cortina, me coloque detrás de la puerta en un lugar donde esa zorra no me pudiera ver, mi verga estaba completamente dura, yo gozaba enormemente de esta tención y adrenalina que me producía el saber que noquearía a mi víctima. Apreté fuertemente la madera, la puerta se habría de apoco, y le dije: “Rosa te estoy esperando”, ella abría un poco más la puerta y cuando tuvo un rango de visión completo de mi habitación yo estaba seguro que al no poderme ver estaba que se moría del miedo. De un momento a otro patee la puerta con toda mi fuerza se oyó un crujido enfermísimo para después saltar y rematarla con un buen golpe en la frente, ahora Rosa estaba inconsciente.
John cargo con el cuerpo de su “mujer”, hasta el sótano donde la amarro a una plancha de madera en forma de equis, con cuerdas en cada una de sus extremidades, y con dos círculos de acero especiales en sus manos para poder continuar con su tortuoso juego.
John se dispuso a levantar a su víctima, tomo un cubo de agua fría y se lo arrojo a la pobre mujer. Rosa reacciono al instante, tomo una bocana de aire a la que le siguió un alarido de dolor. Las amarras le laceraban las muñecas terriblemente. Volteo rápidamente la cabeza para ver lo que sucedía, arriba había una lámpara que recuerda a las que utilizan los investigadores con los criminales y enfrente estaba John completamente desnudo con un látigo de cuero entre sus manos. Sin embargo eso no era lo más terrorífico para Rosa, sino lo que estaba a lado de John… Una bandeja metálica con varios instrumentos quirúrgicos, cuando vio eso no pudo controlar su mirada de horror.
“Querida Rosa”, le dije “Este es mi patio de juegos… Y ahora tu serás parte de mi colección de juguetes.” Cuanto termine mi frase le enseñe, una pared donde había fotos de mis “juguetes”, hombre, mujeres para mí no había diferencia. Solo eran un objeto de mi placer, me reservo el derecho de decir cómo eran las fotos, pero debo de decir que eran verdaderas obras de arte. Antes de iniciar a jugar, tome mi cámara y los juguetes sexuales.
Rosa al contemplar las fotos sentido que el alma se caía, la gente de las fotografías… las personas eran irreconocibles, no se sabía si alguna vez fueron personas, sin embargo reconocía que quienes la pasaban peor eran los hombres. De nuevo sintió como se le helaba la sangre, al ver que John tomaba un juguete sexual y se acercaba lentamente hacia ella. Pensó “Es el dildo más grande que he visto”, John casi con la saliva fuera de su boca se acercó a la oreja de Rosa y le dijo “Es hora de jugar”, esa fueron las últimas palabras que John dijo.
Sabe algo lector, mis juguetes saben mucho mejor cuando tienen miedo, su piel se tensa de una manera indescriptible, se pueden admirar todos los músculos del cuerpo humano, toda su belleza que poseen se puede gozar inmensamente. Sin duda alguna Rosa, era una mujer muy bella, sus senos eran grandes y carnosos, de copa D o C yo diría, sus piernas torneadas eran perfectas, su cintura era digna de una bailarina, pero su mejor rasgo eran las nalgas, ese culo lo esculpieron los Dioses cuando la crearon, era divino, grande y jugoso ya no aguantaba, tenía que hacerlo sangrar.
De un instante a otro se oyó una música fría y sombría proveniente de una esquina de la habitación era difícil determinar de cual esquina, pero realmente para Rosa eso no importaba, pero notaba en su letra una canción de mucho sufriente y dolor. Sin piedad John metió con brutalidad el dildo en la vagina de su víctima, Rosa grito con tanta fuerza que pareciera que reventaría los oídos de John, le estaban desgarrando las entrenas con esta ese juguete. John más que sufrir lo gozaba enormemente, la gigantesca verga que poseía le vibraba de placer, incluso escurrió una gota de semen. Rosa con unos ojos acuosos de dolor, le gritaba a Dios que esto terminara pronto, la música no hacía sino aumentar su suplicio, cada vez que escuchaba las palabras: odio, suicidio, sentirse mejor, joder, olvidar, mentira, podía sentir como una daga le atravesaba el corazón. John sin perder ni un solo momento de “juego” le dio la espalda a Rosa, para buscar algo de entre las sombras, volvió casi al instante, con algo parecido a una mascada negra.
En mi mente solo pasaban dos cosas; sangre y placer. Recuerdo que tome la mascada y me cubrí los ojos con ella, hice un fuerte nudo para que no callera. Agarre un bisturí, de la bandeja, y me acerque poco a poco a mi víctima, para que conociera los placeres de un buen dolor, quería derribar toda su fuerza mental. Ella gritaba incesantemente, pero no podía moverse mucho por el dildo que tenía dentro, caminaba con paso seguro, sostuve el escarpelo y lo acerque hasta que finalmente sentí que toco la piel, sin saber en dónde había quedado… ¿Qué haría usted lector?, ¿Se detendría?,¿Continuaría?. Yo continuaría, lo había hecho muchas veces, le pase la cuchilla de una manera suave por la piel, hice una obra de arte en su cuerpo, mi pincel era la navaja y su figura mi lienzo, soltaba la lanza de acero y subía la altura hasta llegar a juzgar por sus gritos había llegado a su cara, es difícil recordar con exactitud la cantidad de laceraciones que hice y en las partes de su ser donde las realice, pero cuando me quite la mascada pude notarlo era hermoso.
La piel de Rosa, estaba teñida de hilos de roja escarlata, le recorrían todo el cuerpo, John había cortado en los brazos, piernas, cara y vientre, parecían líneas hechas por algún psicópata en un sanatorio mental, su “arte” merecía una foto, tomó la cámara que había traído antes y con los gritos de dolor, la intensa agonía de su víctima, John hizo su captura, era perfecta para él, había logrado lo que quería, ahora podía agregar una nueva pieza a su colección. Estaba enfermo, demente e insano, tanta maldad no podía existir en una persona. Para mala suerte de Rosa su muerte aún estaba lejos, su reloj interno estaba destruido los minutos parecían horas, quería suicidarse antes de seguir con la brutal tortura. La sangre perdida era mucha pero no llega a ser suficiente para morir de desagracian, sufría de inmenso vértigo y desesperación pero para John esto era el paraíso.
Recuerdo que cuando termine de tomar la foto, el flash la cegó por un momento, de vez en cuando recuerdo algo que me hacía sentir humano cuando veía brotar la sangre, ver esa fragilidad de nosotros… Pero también emanaba esa sensación de placer por ser diferente, tal vez esté enfermo, pero el hacer esto mata el dolor de mi interior, pero solo dura en ese instante de la fotografía.
Por un momento los ahogados gemidos de dolor de Rosa terminaron por un instante… Noto algo que antes no estaba en los ojos de John, era como si estuviera sintiendo algún sentimiento. Sin embargo solo duro unos instantes, para luego continuar con la sesión de juegos que tenía John planeada. John camino hacia lo que parecía una pequeña cajita con algunos botones, de un momento a otro vi como presionaba uno de ellos. Por un momento se sintió libre, las ataduras ya no estaban en sus manos se habían aflojado. Era casi como si pudiera tener esperanza, pero luego sintió que una nueva cuerda la estaba jalando, era una soga que la estaba elevando de los brazos, ¡Los arneses!, se había olvidado que tenía puestos. Sintió como una fuerza la empujaba en contra de su voluntad hasta quedar con las manos apuntando al cielo y los pies apenas pisando el suelo, el sentir como la piel se desgarraba de apoco era algo infernal, no sabía cómo podía soportar tal dolor, ni mucho menos como alguien podía gozar de ese sufrir.
Vuelvo a preguntar autor, ¿Seguirá leyendo esto?, ¿Ó preferirá retirarse?, ¿Qué piensa que le hare a Rosa?... Bueno después de haberla elevado hasta una altura donde ella estaba parada, ver el dildo en su vagina me excitaba como no tiene idea, fui por el látigo de cuero que tenía, deseaba ver esa espalda como una obra de arte… y creo que el resto es historia. Es difícil medir el tiempo cuando uno se divierte tanto, pudieron haber sido dos minutos, veinte minutos, dos horas de una buena jodida con esta riata. Sin embargo lo mejor estaba para el final. Había reservado ese culito para el final. Mi victima apenas y se movía, podía que incluso estuviera a punto de morir.
La culminación de esta intensa sesión de juego terminaba con esto, el asesino tomo su arma y la penetro en su orificio virgen de Rosa, el grito de esa mujer es algo que no se debe de describir, yo tan solo espero que Dios la tenga en su memoria, sufrir tal martirio es lo más ominoso que puede haber. John jodió su culo con tanta fuerza y brutalidad que desgarro los musculosos de Rosa. Los bramidos de esta bestia eran como los que cualquiera hace cuando disfruta de un buen sexo… Siguió así hasta que finalmente eyaculo en las heridas de Rosa, que ya no se movía.
Este es el fin de mi relato, como dije al principio aquí tengo a mi princesa chupando la pija y su lengua aun esta tan caliente como hace unos minutos, pero para usted esta es nuestra despedida. Vigile su espalda, no vaya a ser que usted o su esposa o cualquier otra persona que conoce desaparezcan como Rosa…
Rompamos el cuarto muro querido lector, este será un relato como ninguno otro que usted allá leído jamás, ponga la música que más le haga soñar las cosas enfermas y perversas de su imaginación. Me refiero claro a esa música que le enciende fuego en el corazón, esa música que lo transporta a un mundo donde usted es el rey del mundo. Yo tengo aquí a mi reina y princesa, atada con un pesado collar de cuero… Así es persona lectora, en este momento mi princesa me está lamiendo la pija con su dulce lengua y lista para ser penetrada. Ella, es claro que esta drogada con un potente narcótico (del cual no revelare su nombre)… ¡Dame un beso mi princesa!.. mmm delicioso. Jajaja espectador espero que usted haya recibido la impresión de que soy un monstruo porque lo que viene es de un nivel muy superior, no quiero acreditarme como un Márquez de Sade, pero le puedo asegurar que la historia, esta historia no es para todos.
Comencemos.
John solía ser un escritor aficionado sin mucho talento, sin embargo tenía un secreto que guardaba a la vista de todo el público. Él siempre fantaseaba con dos cosas, el convertirse en un literata mundialmente reconocido y el más tenebroso… convertirse en el amante más oscuro que jamás allá existido. Desde muy joven a John se le notaba un justo muy particular por la novela y el deporte. A los doce años se dejaba ver que el sería un gran deportista. A los dieciocho ya ostentaba un cuerpo fornido, envidia de cualquier fisiculturista, con un abdomen plano y brazos del tamaño de troncos, era un plato delicioso de devorar para cualquier mujer. A los veinticuatro años presencio el acto más ruin creado por el hombre… la violación, le habían violado el espíritu, con una mente perturbada y quebrada desarrollo dos personalidad, el John que deseaba convertirse en aquel famoso novelista… y el John oscuro…
Con esta pequeña biografía de mi alter ego vamos a iniciar por la razón por la que están aquí todos ustedes pervertidos (tómenlo como un alago yo mismo me considero como una persona muy sucia y de mente retorcida). Quiero hacerles una pregunta muy sencilla, ¿Alguna vez han sentido lo tierno que se sienten los pétalos de la rosa al nacer?, pues yo sí y debo de decir que una sensación muy similar a la que se siente al quitar la virginidad al culo de una joven que jamás había sido usado. A la persona a la que le hice esta infamia se llama Rosa… ¡Ahhh!, deliciosa piel blanca que tiene en sus carnosas nalgas. Esta mujer al igual que yo era escritora, la había conocido en la universidad, de la carrera de Letras Hispanas, ella algún día hubiera sido una gran escritora… hubiera… aún recuerdo sus palabras: “¡Déjame ya!, ¡Detente!, ¡Eso duele!”. Pero al final la mejor de todas ellas fue: “Eso… se siente bien”.
Después de terminar ambos la carrera John y Rosa continuaron viéndose. Una noche John dejo ver su verdadera naturaleza ante Rosa pero no sin algo de planificación. John había pensado muy bien como haría esta su maniobra a Rosa.
Me encanta relatar esta parte. Esa mujer es tan estúpida e ingenua que con una invitación, cena romántica y unas cuantas palabras y sentimientos callo a mis pies.
Estúpido misógino, relata bien la historia o lo hare yo. Saben que mejor yo lo hare. John tiene gustos por artes muy oscuros, toda su casa y en especial su cuarto tienen cuadros con relieves que uno diría que son demonios, bueno en efecto lo son, pero no como los que usted conocen de la biblia sino unos más desconocidos, las entidades que figuran en sus cuadros son criaturas con apetitos y gustos sexuales muy especiales. Podríamos llamarlos como mitos y leyendas de monstros “libertinos”. Claro que cuando rosa entro en a la casa después de haber recibido una invitación, no se dejaría impresionar tan rápidamente. Sin tomarle mucha importancia a la figura de la puta de babilonia, Rosa continua con su paso seguro por el vestíbulo del hogar de John. John como buen anfitrión le ofrece una copa del mas suculento vino de su reserva. Cuando John sale de la habitación del licor se toma los segundos necesarios para desnudar con la mira a Rosa.
Me encantaba su cuerpo, era como el de una mujer que había probado los placeres más sencillos del hombre. Claramente no era virgen, se le notaba en su cara que ella estaba segura de como terminaría mi velada. Con un vestido rojo que hacia relucir al máximo los caireles de su cabellera negra, yo apenas y podía resistir el no querer sumergirme en ese mar de senos que saltaban a saludarme en su apretado escote en forma de V. Con mallas en las que relucían sus piernas bien ejercitadas, era un plato que yo anhelaba poder joder con mi verga o mejor aún con un látigo de cuero. Sin embargo con la destreza de un asesino, mi cara no revelo ningún detalle de mis malditas intenciones.
John la invita a tomar la copa que él había servido, Rosa acepta encantada. La acerca a su nariz de cleopatra y le da un buen aroma, después de la un sorbo, saborea, desde el ángulo de John se ve como mueve los labios, “Definitivamente esta zorra sabe cómo mover la lengua, ya quiero ponerle la verga dentro” eso debió de pensar John. Después de degustar Rosa, admite que es uno de los mejores vinos que ha probado. John la invita a que entablen una plática que derrita el hielo. Este “caballero”, no pierde ningún detalle de la plática, es casi como si estuviera aprendiendo de su víctima. Después de una vigorizante charla pasa decidido a la siguiente fase del plan.
Jajaja como un hábil zorro la invite a cenar, hice que caminara primero para poderle observar bien el culo, ¡Ahhh!, que delicioso manjar me iba a saborear, sus glúteos se movían tan apretados por ese vestido que apenas los cubrían y ver esos tacones negros que le resaltaban con el vestido rojo todo en una perfecta armonía de colores que resaltaba su silueta de venus de milo. ¡Carajo!, ya quería desnudar, mientras caminábamos a la cocina, yo pensaba “¿Qué le hare primero?, ¿Un cuchillo y algo de leche?, mmm tal vez mejor primero una rotura de culo y después unos latigazos…”
Cuando John sirvió la cena, todo transcurrió de un modo muy bizarro. John que había consumido unas cuantas drogas antes de iniciar el acto, y estas estaban empezando a tener efecto en él, ”maldita sea”, se decía así mismo, había olvidado que él también había tomado un poco de vino antes de que ella viniera. De un momento a otro el comenzó a observar que Rosa se comenzaba a desnudar antes sus ojos, pero con la frialdad de un despiadado criminal serial, él sabía que lo que veía era un espejismo y trato de continuar como si nada pasara.
Aun lo recuerdo esa perra estaba desnudándose ante mis ojos, primero se tomó el vestido, para quitárselo, se levantó y me pregunto: “¿Tendrás sal?”, yo me levante y fui por ella, para suerte mía estaba tan solo dos pasos, cuando ya había regresado ella ya no tenía el vestido. Se veía totalmente desnudos sus pechos, la sucia perra no traía ningún brasilera, las tetas que me estaban saludando y que reposaban orgullosas en ella debían de ser dignas de una diosa... Veía como se devoraba la comida del plato y le dije: “¡Hey!, ¡Espera!”. Soltó el tenedor de manera un tanto asustada, pero yo debía poder superar esta droga y salir limpio de esto: “Te tengo una sorpresa”. Me levante de la mesa, y aunque un poco torpe tire la sal que de inmediato levante, tenía que ir a mi cuarto y conseguir cualquier cosa para darle.
Jajaja el estúpido misógino, camino lo más rápido que pudo a su habitación, y tomo un libro nuevo de su estantería, aún estaba con el plástico de protección. Volvió lo más rápido que pudo solo para notar que Rosa ya estaba completamente desnuda, estaba parada en lo que parecía una especia de puerta con dientes de alguna bestia, del cuerpo de Rosa se desprendían lenguas de fuego, el muy idiota no podía admirar la locura de detalles que había en la casa; paredes sangrando, suelo hecho de una sustancia blanca (semen si me lo preguntan a mi), y el detalle más oscuro algunos gritos que parecían provenir de la espalda de John, producto seguramente de un inconsciente que le hostigaba la culpa de hacer sufrir a otras víctimas, Rosa se acercó a él, meneando las caderas a su paso lo tomo de la cabeza y le se acercó poco a poco a su oído y le susurro: “¿Dónde está el postre?”, sin saber en qué tono le decía esto Rosa, John reacciono como cualquier hombre idiota, respondió: “Lo siento, pero tu hermosura no me ha permitido escucharte, pido perdón por decirte que si me lo puedes decir de nuevo”.
“Claro John…Te preguntaba ¿Dónde está el postre?”. Maldita sea seguía sin entender lo que me quería decir. Peor aún las alucinaciones estaban empeorando, ahora veía brotar de su cuerpo lo que parecía ser unas alas, eran de un color tinto. ¿Un ángel?, maldita estupidez mía, sin saber muy bien que sería lo que pasaría después de esto hice mi movida. Clave un beso es sus labias jugosos, esos labios morbosos que ya me tentaban a probar los que estaban más debajo de su ombligo.
Para suerte de nuestro ingenuo amigo, la chica ya estaba sintiendo los efectos de la droga, y recibió muy bien el beso de John, más que eso, contesto el alago de la forma en que todos los hombres deseamos que lo hagan las mujeres. Bajo la mano y le dio un buen apretón a los huevo de John, John más que tomarlo de una forma negativa, lo recibió con bastante placer. De no haber sido por las drogas, hubiera tomado esto como una señal de alerta, ¿En qué universo una chica haría semejante cosa a aun seudoextaño?. Sin embargo, nuestro violador en potencia, continúo con la última fase del plan. “Terminemos con esto el mi alcoba”. Tal vez fuera por el efecto del narcótico sobre Rosa pero ella acepto sin mucha negación. O tal vez... ¿Tenía alguna otra razón?
La mejor alucinación que tuve fue al llegar al cuarto, veía que la tele producía estática y que en mi espejo de pared se veían a dos personas teniendo sexo, el hombre encima de la mujer y para terminar la cama templaba. Pero antes de poder disfrutar de los placeres del sexo sabía que tenía que salir de este estado de éxtasis, para cual necesitaba el antídoto ubicado debajo de la cama en una caja pequeña de madera. Pero, ¿Cómo lograrlo?, pensé en ese momento. La respuesta vino al instante. Le dije a rosa que en el closet había un traje que me gustaría que usara para la ocasión tan especial. Ella acepto sin mucho que decir, solo dijo que lo haría encantada. Siempre supe que esa puta estaba enamorada de mí desde que la conocí, así que me cumpliera una fantasía era un sueño hecho realidad. Y antes de que se fuera agarra un papel y escribí rápido unas líneas. Se las di para que me las leyera antes de volver de nuevo al cuarto.
En el closet solo había un traje de cuero negro, que se asemejaba a un corsé, sin duda alguna un fetiche de John. Rosa lo tomó, y se fue al cuarto de baño que estaba unido a la habitación de John, tomó además la nota que le había hecho él y se fue al sanitario. Para mala suerte de nuestro pervertido Rosa leyó la terrible nota que la conduciría su fin: “quiero ser tu esclava sexual, quiero que me duela, quiero que me hagas llorar, hare lo que sea, cualquier cosa, todo lo que tú quieras, soy tu maldita perra caliente”. Toda la excitación y el éxtasis que tenía en aquel momento rosa se le bajo hasta los pies, de un momento a otro el placer sexual se convirtió en la sublime sensación de terror que le helaba la espina. Su cerebro ideo que debía salir de ahí, sin muchas opciones dado que la habitación estaba a una altura de diez metros y que lo único que asomaba por la ventana era una caída directa al pavimento lo mejor que pudo hacer fue tomar un arma del baño de John. Agarró el tubo de metal de la regadera con mucho cuidado de no hacer ruido.
Mientras ella se cambiaba yo me estaba inyectando el suero que me haría volver a la normalidad… Ya era hora de que todo esto terminara, de mi habitación tome un bate de béisbol que estaba oculto detrás de la cortina, me coloque detrás de la puerta en un lugar donde esa zorra no me pudiera ver, mi verga estaba completamente dura, yo gozaba enormemente de esta tención y adrenalina que me producía el saber que noquearía a mi víctima. Apreté fuertemente la madera, la puerta se habría de apoco, y le dije: “Rosa te estoy esperando”, ella abría un poco más la puerta y cuando tuvo un rango de visión completo de mi habitación yo estaba seguro que al no poderme ver estaba que se moría del miedo. De un momento a otro patee la puerta con toda mi fuerza se oyó un crujido enfermísimo para después saltar y rematarla con un buen golpe en la frente, ahora Rosa estaba inconsciente.
John cargo con el cuerpo de su “mujer”, hasta el sótano donde la amarro a una plancha de madera en forma de equis, con cuerdas en cada una de sus extremidades, y con dos círculos de acero especiales en sus manos para poder continuar con su tortuoso juego.
John se dispuso a levantar a su víctima, tomo un cubo de agua fría y se lo arrojo a la pobre mujer. Rosa reacciono al instante, tomo una bocana de aire a la que le siguió un alarido de dolor. Las amarras le laceraban las muñecas terriblemente. Volteo rápidamente la cabeza para ver lo que sucedía, arriba había una lámpara que recuerda a las que utilizan los investigadores con los criminales y enfrente estaba John completamente desnudo con un látigo de cuero entre sus manos. Sin embargo eso no era lo más terrorífico para Rosa, sino lo que estaba a lado de John… Una bandeja metálica con varios instrumentos quirúrgicos, cuando vio eso no pudo controlar su mirada de horror.
“Querida Rosa”, le dije “Este es mi patio de juegos… Y ahora tu serás parte de mi colección de juguetes.” Cuanto termine mi frase le enseñe, una pared donde había fotos de mis “juguetes”, hombre, mujeres para mí no había diferencia. Solo eran un objeto de mi placer, me reservo el derecho de decir cómo eran las fotos, pero debo de decir que eran verdaderas obras de arte. Antes de iniciar a jugar, tome mi cámara y los juguetes sexuales.
Rosa al contemplar las fotos sentido que el alma se caía, la gente de las fotografías… las personas eran irreconocibles, no se sabía si alguna vez fueron personas, sin embargo reconocía que quienes la pasaban peor eran los hombres. De nuevo sintió como se le helaba la sangre, al ver que John tomaba un juguete sexual y se acercaba lentamente hacia ella. Pensó “Es el dildo más grande que he visto”, John casi con la saliva fuera de su boca se acercó a la oreja de Rosa y le dijo “Es hora de jugar”, esa fueron las últimas palabras que John dijo.
Sabe algo lector, mis juguetes saben mucho mejor cuando tienen miedo, su piel se tensa de una manera indescriptible, se pueden admirar todos los músculos del cuerpo humano, toda su belleza que poseen se puede gozar inmensamente. Sin duda alguna Rosa, era una mujer muy bella, sus senos eran grandes y carnosos, de copa D o C yo diría, sus piernas torneadas eran perfectas, su cintura era digna de una bailarina, pero su mejor rasgo eran las nalgas, ese culo lo esculpieron los Dioses cuando la crearon, era divino, grande y jugoso ya no aguantaba, tenía que hacerlo sangrar.
De un instante a otro se oyó una música fría y sombría proveniente de una esquina de la habitación era difícil determinar de cual esquina, pero realmente para Rosa eso no importaba, pero notaba en su letra una canción de mucho sufriente y dolor. Sin piedad John metió con brutalidad el dildo en la vagina de su víctima, Rosa grito con tanta fuerza que pareciera que reventaría los oídos de John, le estaban desgarrando las entrenas con esta ese juguete. John más que sufrir lo gozaba enormemente, la gigantesca verga que poseía le vibraba de placer, incluso escurrió una gota de semen. Rosa con unos ojos acuosos de dolor, le gritaba a Dios que esto terminara pronto, la música no hacía sino aumentar su suplicio, cada vez que escuchaba las palabras: odio, suicidio, sentirse mejor, joder, olvidar, mentira, podía sentir como una daga le atravesaba el corazón. John sin perder ni un solo momento de “juego” le dio la espalda a Rosa, para buscar algo de entre las sombras, volvió casi al instante, con algo parecido a una mascada negra.
En mi mente solo pasaban dos cosas; sangre y placer. Recuerdo que tome la mascada y me cubrí los ojos con ella, hice un fuerte nudo para que no callera. Agarre un bisturí, de la bandeja, y me acerque poco a poco a mi víctima, para que conociera los placeres de un buen dolor, quería derribar toda su fuerza mental. Ella gritaba incesantemente, pero no podía moverse mucho por el dildo que tenía dentro, caminaba con paso seguro, sostuve el escarpelo y lo acerque hasta que finalmente sentí que toco la piel, sin saber en dónde había quedado… ¿Qué haría usted lector?, ¿Se detendría?,¿Continuaría?. Yo continuaría, lo había hecho muchas veces, le pase la cuchilla de una manera suave por la piel, hice una obra de arte en su cuerpo, mi pincel era la navaja y su figura mi lienzo, soltaba la lanza de acero y subía la altura hasta llegar a juzgar por sus gritos había llegado a su cara, es difícil recordar con exactitud la cantidad de laceraciones que hice y en las partes de su ser donde las realice, pero cuando me quite la mascada pude notarlo era hermoso.
La piel de Rosa, estaba teñida de hilos de roja escarlata, le recorrían todo el cuerpo, John había cortado en los brazos, piernas, cara y vientre, parecían líneas hechas por algún psicópata en un sanatorio mental, su “arte” merecía una foto, tomó la cámara que había traído antes y con los gritos de dolor, la intensa agonía de su víctima, John hizo su captura, era perfecta para él, había logrado lo que quería, ahora podía agregar una nueva pieza a su colección. Estaba enfermo, demente e insano, tanta maldad no podía existir en una persona. Para mala suerte de Rosa su muerte aún estaba lejos, su reloj interno estaba destruido los minutos parecían horas, quería suicidarse antes de seguir con la brutal tortura. La sangre perdida era mucha pero no llega a ser suficiente para morir de desagracian, sufría de inmenso vértigo y desesperación pero para John esto era el paraíso.
Recuerdo que cuando termine de tomar la foto, el flash la cegó por un momento, de vez en cuando recuerdo algo que me hacía sentir humano cuando veía brotar la sangre, ver esa fragilidad de nosotros… Pero también emanaba esa sensación de placer por ser diferente, tal vez esté enfermo, pero el hacer esto mata el dolor de mi interior, pero solo dura en ese instante de la fotografía.
Por un momento los ahogados gemidos de dolor de Rosa terminaron por un instante… Noto algo que antes no estaba en los ojos de John, era como si estuviera sintiendo algún sentimiento. Sin embargo solo duro unos instantes, para luego continuar con la sesión de juegos que tenía John planeada. John camino hacia lo que parecía una pequeña cajita con algunos botones, de un momento a otro vi como presionaba uno de ellos. Por un momento se sintió libre, las ataduras ya no estaban en sus manos se habían aflojado. Era casi como si pudiera tener esperanza, pero luego sintió que una nueva cuerda la estaba jalando, era una soga que la estaba elevando de los brazos, ¡Los arneses!, se había olvidado que tenía puestos. Sintió como una fuerza la empujaba en contra de su voluntad hasta quedar con las manos apuntando al cielo y los pies apenas pisando el suelo, el sentir como la piel se desgarraba de apoco era algo infernal, no sabía cómo podía soportar tal dolor, ni mucho menos como alguien podía gozar de ese sufrir.
Vuelvo a preguntar autor, ¿Seguirá leyendo esto?, ¿Ó preferirá retirarse?, ¿Qué piensa que le hare a Rosa?... Bueno después de haberla elevado hasta una altura donde ella estaba parada, ver el dildo en su vagina me excitaba como no tiene idea, fui por el látigo de cuero que tenía, deseaba ver esa espalda como una obra de arte… y creo que el resto es historia. Es difícil medir el tiempo cuando uno se divierte tanto, pudieron haber sido dos minutos, veinte minutos, dos horas de una buena jodida con esta riata. Sin embargo lo mejor estaba para el final. Había reservado ese culito para el final. Mi victima apenas y se movía, podía que incluso estuviera a punto de morir.
La culminación de esta intensa sesión de juego terminaba con esto, el asesino tomo su arma y la penetro en su orificio virgen de Rosa, el grito de esa mujer es algo que no se debe de describir, yo tan solo espero que Dios la tenga en su memoria, sufrir tal martirio es lo más ominoso que puede haber. John jodió su culo con tanta fuerza y brutalidad que desgarro los musculosos de Rosa. Los bramidos de esta bestia eran como los que cualquiera hace cuando disfruta de un buen sexo… Siguió así hasta que finalmente eyaculo en las heridas de Rosa, que ya no se movía.
Este es el fin de mi relato, como dije al principio aquí tengo a mi princesa chupando la pija y su lengua aun esta tan caliente como hace unos minutos, pero para usted esta es nuestra despedida. Vigile su espalda, no vaya a ser que usted o su esposa o cualquier otra persona que conoce desaparezcan como Rosa…
1 comentarios - !Viólame, viólame mi amigo…! "En la mente del asesi