Crónicas de un incesto anunciado
Voy a intentar redactar una serie de capitulos donde cuento mis experiencias reales.
No hace falta aclarar que es incesto.
Cualquier cosa MP
Aclaración: todos los personajes expuestos en esta historia son reales, mayores de edad y su identidad fue modificada.
Capitulo 1 Mi hermano y yo nos cogemos a nuestras almohadas
Lo que van a leer es 100% real.
Comenzó cuando era chico y empezaba a descubrir la sexualidad.
Como vivíamos en una casa bastante modesta en ese tiempo tenia que compartir una misma habitación con mis hermanos. Todos varones: el mas grande, Gustavo dormía arriba en la cama marinera, yo abajo y mi hermano Cristian, el mas chico en otra cama. Mi hermano mas chico, Cristian siempre tenia miedo de dormir solo en su cama, por eso casi todas las noches o se iba con mis padres, o se acostaba conmigo. A veces antes de acostarnos traía su almohada a mi cama. Incluso mi mamá solia arreglar mi cama con las dos almohadas porque sabia que tarde o temprano Cristian vendría a acostarse junto a mi.
Ahora que tienen una idea del ambiente de la historia, les cuento como empezó todo.
Una tarde en clases, entre amigos empezamos a hablar sobre lo poco que sabíamos sobre el sexo. Lo sorprendente es que la mayoría concluimos en que solíamos coger con nuestras almohadas, incluso uno de mis compañeros admitió que su colchón tenia un tajo donde el metia su pija.
Ese mismo día me fui a casa con la idea de que; coger con mi almohada, era algo normal. Tenia la intriga de saber si Cristian y Gustavo hacían lo mismo. No tarde mucho en preguntárselo a Cristian, y para mi sorpresa el me dijo que solía hacerlo en la cama de nuestros padres (cuando no había nadie en la habitación).
También me comento que después de coger con la cama sentía unas cosquillas. Yo, sorprendido por su confesión, le dije que me pasaba lo mismo, pero le dije que con la almohada era mejor.
Después de ese mismo día ya no tenia que ocultar esto frente a Cristian.
Como Gustavo tenia que ir a clases a la mañana, nos quedábamos con Cristian solos en nuestra habitación. Cada uno agarraba su almohada y se la cogía, algunas veces en mi propia cama, los dos a la vez, pero cada uno tomaba su propia almohada como si fuesen nuestras muñecas inflables.
Siempre lo hacíamos con calzoncillos, pero empezamos a notar que sin ellos las sensaciones de rosar nuestras pijas con la almohada eran mas placenteras. Pero como nos daba verguenza estar desnudos solíamos taparnos con las sabanas para poder desnudarnos.
Una de las tantas noches típicas en la que Cristian se venia a oscuras a dormir a mi cama me encontró desnudo cogiendo con mi almohada. Yo tratando de no hacer mucho ruido y movimientos lentos para que Gustavo, quien dormía arriba no sospechara, me quede quieto, también para que Cristian no me viera como un calenton que cogía a cada rato.
Pero el, al taparse con mis sabanas notó que yo estaba desnudo. Para mi sorpresa se llevo su almohada entre sus piernas y se bajó el calzoncillo.Tanto Cristian como yo nos quedamos cogiendo a nuestras almohadas. Podía sentir sus piernas rosando las mías, los dos tratábamos de no movernos mucho para no despertar a Gustavo.
El día transcurrió normal, pero la noche siguiente, Cristian volvió a mi cama, pero esta vez sus intenciones eran hacer lo mismo que la noche anterior. Los dos nos bajamos los calzoncillos hasta los talones y tomamos las almohadas para hacer lo de siempre.
Lo mas excitante era que corríamos el riesgo de que Gustavo, o nuestros padres nos podrían sorprender desnudos juntos en la cama. De todas formas lo mejor era hacerlo cuando Gustavo se iba a la escuela.
Una mañana típica era jugar un rato, hacer las tareas de la escuela y cuando no estaba mi vieja ir directo a la habitación, nos desnudábamos juntos y cogíamos con nuestras almohadas.
En esa época no sabíamos hacernos una paja, por eso Cristian me comento que cuando se bañaba solía llenarse la pija de jabón y se frotaba con la palma de su mano. Yo tome la idea de mi hermano, pero no era lo mismo, ya que ni siquiera se podría llamar una paja a lo que hacia.
Una noche viene mi hermano y al ponernos a coger con la almohada siento que accidentalmente rosa su pija con mi pierna. La sensación fue excitante y a partir de ese momento notamos que al rozarnos con nuestras piernas era mucho mejor que con la almohada.
Entramos en mas confianza y empezamos a usar nuestros pies para placer del otro. Uno se ponía boca arriba y el otro con la planta del pie rosaba la pija, era muy excitante, mas placentero, se podría decir que era la primera vez que nos masturbábamos mutuamente.
Así perdimos la timidez del contacto entre nuestros cuerpos. Eramos mas libres de usar nuestros cuerpos a nuestra conveniencia con el fin de llegar a las famosas cosquillas del orgasmo. Inspirados por la seguridad que nos transmitía la oscuridad, perdíamos la verguenza de esos roses.
No se como llegamos a hacerlo, pero de tanto roses que teníamos, una noche (siempre cautelosos, de no hacer ruidos y movimientos bruscos) nos desnudamos bajo las sabanas de mi cama y uno se subió arriba del otro. Juntamos nuestras pijas y el que estaba arriba se movía para llegar al orgasmo. Luego le tocaba el turno al otro.
Si hacerlo sobre la almohada era placentero, cogiendo sobre la pija de mi hermano era indescriptible.
Desde esa noche nunca mas volvimos a coger una almohada.
El proximo capitulo es mejor:
Capitulo 2: Roces morbosos entre hermanos
Voy a intentar redactar una serie de capitulos donde cuento mis experiencias reales.
No hace falta aclarar que es incesto.
Cualquier cosa MP
Aclaración: todos los personajes expuestos en esta historia son reales, mayores de edad y su identidad fue modificada.
Capitulo 1 Mi hermano y yo nos cogemos a nuestras almohadas
Lo que van a leer es 100% real.
Comenzó cuando era chico y empezaba a descubrir la sexualidad.
Como vivíamos en una casa bastante modesta en ese tiempo tenia que compartir una misma habitación con mis hermanos. Todos varones: el mas grande, Gustavo dormía arriba en la cama marinera, yo abajo y mi hermano Cristian, el mas chico en otra cama. Mi hermano mas chico, Cristian siempre tenia miedo de dormir solo en su cama, por eso casi todas las noches o se iba con mis padres, o se acostaba conmigo. A veces antes de acostarnos traía su almohada a mi cama. Incluso mi mamá solia arreglar mi cama con las dos almohadas porque sabia que tarde o temprano Cristian vendría a acostarse junto a mi.
Ahora que tienen una idea del ambiente de la historia, les cuento como empezó todo.
Una tarde en clases, entre amigos empezamos a hablar sobre lo poco que sabíamos sobre el sexo. Lo sorprendente es que la mayoría concluimos en que solíamos coger con nuestras almohadas, incluso uno de mis compañeros admitió que su colchón tenia un tajo donde el metia su pija.
Ese mismo día me fui a casa con la idea de que; coger con mi almohada, era algo normal. Tenia la intriga de saber si Cristian y Gustavo hacían lo mismo. No tarde mucho en preguntárselo a Cristian, y para mi sorpresa el me dijo que solía hacerlo en la cama de nuestros padres (cuando no había nadie en la habitación).
También me comento que después de coger con la cama sentía unas cosquillas. Yo, sorprendido por su confesión, le dije que me pasaba lo mismo, pero le dije que con la almohada era mejor.
Después de ese mismo día ya no tenia que ocultar esto frente a Cristian.
Como Gustavo tenia que ir a clases a la mañana, nos quedábamos con Cristian solos en nuestra habitación. Cada uno agarraba su almohada y se la cogía, algunas veces en mi propia cama, los dos a la vez, pero cada uno tomaba su propia almohada como si fuesen nuestras muñecas inflables.
Siempre lo hacíamos con calzoncillos, pero empezamos a notar que sin ellos las sensaciones de rosar nuestras pijas con la almohada eran mas placenteras. Pero como nos daba verguenza estar desnudos solíamos taparnos con las sabanas para poder desnudarnos.
Una de las tantas noches típicas en la que Cristian se venia a oscuras a dormir a mi cama me encontró desnudo cogiendo con mi almohada. Yo tratando de no hacer mucho ruido y movimientos lentos para que Gustavo, quien dormía arriba no sospechara, me quede quieto, también para que Cristian no me viera como un calenton que cogía a cada rato.
Pero el, al taparse con mis sabanas notó que yo estaba desnudo. Para mi sorpresa se llevo su almohada entre sus piernas y se bajó el calzoncillo.Tanto Cristian como yo nos quedamos cogiendo a nuestras almohadas. Podía sentir sus piernas rosando las mías, los dos tratábamos de no movernos mucho para no despertar a Gustavo.
El día transcurrió normal, pero la noche siguiente, Cristian volvió a mi cama, pero esta vez sus intenciones eran hacer lo mismo que la noche anterior. Los dos nos bajamos los calzoncillos hasta los talones y tomamos las almohadas para hacer lo de siempre.
Lo mas excitante era que corríamos el riesgo de que Gustavo, o nuestros padres nos podrían sorprender desnudos juntos en la cama. De todas formas lo mejor era hacerlo cuando Gustavo se iba a la escuela.
Una mañana típica era jugar un rato, hacer las tareas de la escuela y cuando no estaba mi vieja ir directo a la habitación, nos desnudábamos juntos y cogíamos con nuestras almohadas.
En esa época no sabíamos hacernos una paja, por eso Cristian me comento que cuando se bañaba solía llenarse la pija de jabón y se frotaba con la palma de su mano. Yo tome la idea de mi hermano, pero no era lo mismo, ya que ni siquiera se podría llamar una paja a lo que hacia.
Una noche viene mi hermano y al ponernos a coger con la almohada siento que accidentalmente rosa su pija con mi pierna. La sensación fue excitante y a partir de ese momento notamos que al rozarnos con nuestras piernas era mucho mejor que con la almohada.
Entramos en mas confianza y empezamos a usar nuestros pies para placer del otro. Uno se ponía boca arriba y el otro con la planta del pie rosaba la pija, era muy excitante, mas placentero, se podría decir que era la primera vez que nos masturbábamos mutuamente.
Así perdimos la timidez del contacto entre nuestros cuerpos. Eramos mas libres de usar nuestros cuerpos a nuestra conveniencia con el fin de llegar a las famosas cosquillas del orgasmo. Inspirados por la seguridad que nos transmitía la oscuridad, perdíamos la verguenza de esos roses.
No se como llegamos a hacerlo, pero de tanto roses que teníamos, una noche (siempre cautelosos, de no hacer ruidos y movimientos bruscos) nos desnudamos bajo las sabanas de mi cama y uno se subió arriba del otro. Juntamos nuestras pijas y el que estaba arriba se movía para llegar al orgasmo. Luego le tocaba el turno al otro.
Si hacerlo sobre la almohada era placentero, cogiendo sobre la pija de mi hermano era indescriptible.
Desde esa noche nunca mas volvimos a coger una almohada.
El proximo capitulo es mejor:
Capitulo 2: Roces morbosos entre hermanos
12 comentarios - Rozandonos con mi hermano (Primera experiencia gay)
La segunda parte te deja la pija reventada. Advierto!