¿Se acuerdan de Viri? http://www.poringa.net/posts/imagenes/2447189/Les-comparto-pics-de-mi-novia-exhibicionista.html
Pues Viri tiene una hermana menor, Vanessa, que me ha dado varias buenas sorpresas.
Conozco a Vane desde que era una niña, y siempre nos hemos llevado bonito, siempre la he cuidado, y desde que empezó a tener novios, siempre me ha dicho que cómo quisiera encontrar a alguien cariñoso y detallista como yo era con Viri, e incluso ha llegado a bromear con los tres ahí presentes que me cuidara o "me iba a robar", cosa que a los tres nos daba mucha gracia.
Pero todo cambió el pasado agosto, dos o tres días después de que Vane cumplió sus 18.
Como a las... 2 y media/3 de la tarde, recibí una llamada de Vanessa diciéndome que si podía ir a su casa. Obviamente yo pregunté para qué y ella me dijo que simplemente se sentía mal, pero no sé, algo me sonó mal, extraño, y me preocupé un poco, además de que su casa no me queda muy lejos, así que me subí al coche, y fui. Llegué, estacioné, caminé a su apartamento, toqué la puerta, y en unos segundos Vanessa estaba abriendo, muy sonriente, invitándome a pasar. Ya adentro le pregunté que si estaba sola (la casa estaba muy callada), que si todo estaba bien y le dije que solo iba de rápido pues había quedado con Viri para ir al cine en un par de horas. Ella me dijo que sí, que todo bien, que solo quería mostrarme algo, que no se iba a tardar, y yo me senté en la sala a esperar.
Lo que pasó después, me sigue pareciendo como salido de un sueño: Vane me llamó a su habitación para que le ayudara a bajar algo de la parte de arriba del clóset, y yo todo confiado fui, hasta que entré a la habitación y ahí estaba ella, paradita enmedio, con su lindísimo pelito chino todo recogido, mirándome con su carita apenada de niña buena, y un baby doll que no dejaba nada, NADA a la imaginación.
Los primeros... 4-5 segundos solo atiné a mirarla, completamente embobado. Buenísima. BUENÍSIMA. BU-E-NÍ-SI-MA: Bajita, delgadita, con unas tetas redonditas, hermosas, acinturadita, con su piel morena bonita y suave y perfecta, piernas largas y torneadas, pero lo mejor era sin duda esa cara tan linda y tierna de niña buena, con esos enormes ojos mirándome, apenados. Luego reaccioné, me di la vuelta, y le pregunté qué diablos hacía.
- Quiero regalarte algo. Tengo mucho tiempo pensándolo, y planeándolo, y queriéndolo, y finalmente el día de mi cumple decidí hacerlo. Quiero que seas mi novio por esta tarde.
Me di la vuelta para decirle que estaba mal, que no podía hacer eso, y cubrirla con algo, pero al voltear, ella estaba desatando uno de los tirantes de sus hombros. Me quedé mirando, seguramente con cara de idiota. Ella desató el otro, y mirándome, los dejó caer, dejando sus pequeños pero hermosos senos al descubierto. Eran del mismo tono de su piel, firmes y hermosos a gritos, con unos pezones como los de su hermana, pequeños y antojables. No pude apartar la vista, ni decir nada, ni controlar la monstruosa erección que empezó a estallar en mí en ese momento.
- Nadie va a saber nada, yo no voy a decir nada, nunca, a nadie, ni a mi hermana, ni a mis amigas, a nadie. Estamos solitos. ¿Por qué no vienes aquí conmigo?
Y caminó hacia su cama, se sentó en ella, y me dijo:
- Además, se nota que tú también tienes ganas, mientras sonreía tímidamente y señalaba a mi evidente erección.
Lo dudé por exactamente 5 segundos, pensé en los riesgos, los posibles problemas, en ser atrapado. Luego la miré de nuevo, con sus senos al aire, con sus ojos mirándome, esperando, con unos zapatitos pequeños con un listón morado cubriendo sus pies... y caminé hacia su cama, no dije una palabra, y hundí mi cara entre sus bellísimas y suaves tetas.
Vane tomó mi cabeza entre sus manos, y mientras yo le comía los senos, ella acariciaba mi pelo y mi cara y yo podía sentir su cuerpecito aumentando de temperatura, respirando más rápido, emocionado. Luego tomó mi playera y la empezó a jalar hacia arriba, le ayudé, y ambos quedamos con el torso desnudo. Vane se bajó de la cama, me bajó el cierre, y sacó mi verga de la ropa interior, dejándola al descubierto...
- ¿Estás segura?
- Sí.
- Oye, me da pena preguntar esto, pero...
- No es mi primera vez si eso querías preguntar, desde hace años la perdí, y de haber sabido que iba a estar así, mejor te la hubiera dado a ti desde hace rato.
Mi cuñadita me llenó el pene de besos, poco a poco, mientras su mano hurgaba adentro de mi pantalón buscando los testículos, y en el momento que los encontró los tomó entre sus manos, los apretó lo suficiente para causarme un sobresalto, abrió su boca, y me la comenzó a chupar. Recuerdo que lo único que me pasó por la mente es "Estoy soñando cabrón, no puede ser".
Mi cuñadita cometía errores de vez en cuando, pero aún así lo hacía bastante bien, y cuando la calentura me hizo deshacerme del último hilo de resistencia o duda que quedaba en mí, me puse de pie, la puse de pie, le quité la panty, dejando al descubierto sus pequeñas pero bonitas nalgas, y una vagina rasurada, bonita. La conduje a la cama, me recosté, la puse encima de mí, jalé su cadera hacia mi cara, acerqué mi boca a su bellísimo sexo, y aspiré profundamente una, dos, tres veces. Dios. Ella entendió y siguió con la mamada, y yo cerré los ojos, y la empecé a lamer también, todavía sin creer lo que estaba sucediendo.
Me tomó unos minutos dimensionar y terminar de creer lo que estaba pasando, pero cuando finalmente me la creí, sentí que estaba a punto de estallar, así que comencé a lamerla muy morbosamente, raspándola con mi barbilla, frotando toda mi cara en su linda panochita, queriéndome quedar impregnado con su olor y su sabor por siempre, tomando su clítoris erecto entre mis labios y apretándolo entre ellos, bebiendo todo lo que podía de ese maravilloso néctar del que parecía no tener suficiente. Luego una pequeña mordida en la base me hizo dar un salto, y ella, con la voz temblorosa me pidió que no me detuviera, que estaba a punto. De nuevo hundí mi cara en ella, y ella se levantó, arqueó la espalda y sus piernas comenzaron a temblar. Me detuve. Ella tembló un momento, desconcertada, y me dijo que por favor siguiera, y seguí por dos segundos, pero me volví a detener. Y de nuevo. Y de nuevo. Ella temblaba, suplicaba, me daba golpecitos cada que me detenía, y se retorcía de mil formas cuando volvía a empezar uno, dos, tres segundos, y volvía a parar. Sabía muy bien que la tenía al borde. Y la mantuve ahí un rato.
Mi cuñadita reía y brincaba y se retorcía y suplicaba y me golpeaba en las piernas, pero no la dejé venirse. Finalmente se rindió, de un salto rapidísimo se dio la vuelta, y sin darme tiempo para reaccionar: BAM, se sentó en mi verga, hasta la base, de un tirón. Seguro los vecinos escucharon el grito de placer que se me escapó en ese momento. Seguro. Pude mirar toda su piel estremeciéndose, volviéndose de gallina, transformarse por los escalofríos. Ella se levantó, se sentó, se levantó, se sentó, se levantó, se sentó, y en la cuarta vez, enterró sus uñas en mi pecho, y se corrió, se vino, tuvo un orgasmo grande y largo y muy placentero mientras yo miraba todo. Cuando sus espamos terminaron me miró y me dijo que me tocaba a mí, así que siguió montándome, cada vez con más fuerza, y más, y más. "Cuñadita, ay, nena, espera, ay". Y ella me pidió que la llamara por su nombre. "Me estás volviendo loco, me voy a venir, Vanes"... y me interrumpió con un beso, mientras seguía meciéndose sobre mi verga sin piedad, y yo me olvidé de absolutamente todo, cedí ante el placer, y me vine adentro de ella, la llené con mi leche.
Lo hemos seguido haciendo cada vez que podemos escabullirnos, e incluso una vez en un hotel del sur de la ciudad ya me estaba yo metiendo en problemas con la recepcionista porque pues... digamos que no aparenta su edad todavía, pero sacó su identificación y la mostró, y entre las miradas de sorpresa de todos subimos a la habitación, nos revolcamos hasta que nos cansamos, y salimos de ahí recién bañaditos, satisfechos, felices. Le he enseñado muchas cosas, y aunque obviamente no es tan experimentada ni tan hábil como su hermana, poco a poco va sabiendo todo lo que me gusta, y lo va haciendo mejor. Todo sigue siendo un secreto. Ojalá pueda seguir así por mucho más tiempo.
Claro que tengo fotos. Muchas fotos de todo tipo: Vestida, semidesnuda, desnuda... me las manda por Whatsapp, o las tomamos ahí mismo con nuestros celulares cuando nos vemos. Mi favorita es una de su carita sonriente, con los ojos cerrados, toda cubierta con mi leche. Pero no las voy a compartir. No ahora. No todavía. Ella es mía, mía nada más. Y es nuestro secreto.
Pues Viri tiene una hermana menor, Vanessa, que me ha dado varias buenas sorpresas.
Conozco a Vane desde que era una niña, y siempre nos hemos llevado bonito, siempre la he cuidado, y desde que empezó a tener novios, siempre me ha dicho que cómo quisiera encontrar a alguien cariñoso y detallista como yo era con Viri, e incluso ha llegado a bromear con los tres ahí presentes que me cuidara o "me iba a robar", cosa que a los tres nos daba mucha gracia.
Pero todo cambió el pasado agosto, dos o tres días después de que Vane cumplió sus 18.
Como a las... 2 y media/3 de la tarde, recibí una llamada de Vanessa diciéndome que si podía ir a su casa. Obviamente yo pregunté para qué y ella me dijo que simplemente se sentía mal, pero no sé, algo me sonó mal, extraño, y me preocupé un poco, además de que su casa no me queda muy lejos, así que me subí al coche, y fui. Llegué, estacioné, caminé a su apartamento, toqué la puerta, y en unos segundos Vanessa estaba abriendo, muy sonriente, invitándome a pasar. Ya adentro le pregunté que si estaba sola (la casa estaba muy callada), que si todo estaba bien y le dije que solo iba de rápido pues había quedado con Viri para ir al cine en un par de horas. Ella me dijo que sí, que todo bien, que solo quería mostrarme algo, que no se iba a tardar, y yo me senté en la sala a esperar.
Lo que pasó después, me sigue pareciendo como salido de un sueño: Vane me llamó a su habitación para que le ayudara a bajar algo de la parte de arriba del clóset, y yo todo confiado fui, hasta que entré a la habitación y ahí estaba ella, paradita enmedio, con su lindísimo pelito chino todo recogido, mirándome con su carita apenada de niña buena, y un baby doll que no dejaba nada, NADA a la imaginación.
Los primeros... 4-5 segundos solo atiné a mirarla, completamente embobado. Buenísima. BUENÍSIMA. BU-E-NÍ-SI-MA: Bajita, delgadita, con unas tetas redonditas, hermosas, acinturadita, con su piel morena bonita y suave y perfecta, piernas largas y torneadas, pero lo mejor era sin duda esa cara tan linda y tierna de niña buena, con esos enormes ojos mirándome, apenados. Luego reaccioné, me di la vuelta, y le pregunté qué diablos hacía.
- Quiero regalarte algo. Tengo mucho tiempo pensándolo, y planeándolo, y queriéndolo, y finalmente el día de mi cumple decidí hacerlo. Quiero que seas mi novio por esta tarde.
Me di la vuelta para decirle que estaba mal, que no podía hacer eso, y cubrirla con algo, pero al voltear, ella estaba desatando uno de los tirantes de sus hombros. Me quedé mirando, seguramente con cara de idiota. Ella desató el otro, y mirándome, los dejó caer, dejando sus pequeños pero hermosos senos al descubierto. Eran del mismo tono de su piel, firmes y hermosos a gritos, con unos pezones como los de su hermana, pequeños y antojables. No pude apartar la vista, ni decir nada, ni controlar la monstruosa erección que empezó a estallar en mí en ese momento.
- Nadie va a saber nada, yo no voy a decir nada, nunca, a nadie, ni a mi hermana, ni a mis amigas, a nadie. Estamos solitos. ¿Por qué no vienes aquí conmigo?
Y caminó hacia su cama, se sentó en ella, y me dijo:
- Además, se nota que tú también tienes ganas, mientras sonreía tímidamente y señalaba a mi evidente erección.
Lo dudé por exactamente 5 segundos, pensé en los riesgos, los posibles problemas, en ser atrapado. Luego la miré de nuevo, con sus senos al aire, con sus ojos mirándome, esperando, con unos zapatitos pequeños con un listón morado cubriendo sus pies... y caminé hacia su cama, no dije una palabra, y hundí mi cara entre sus bellísimas y suaves tetas.
Vane tomó mi cabeza entre sus manos, y mientras yo le comía los senos, ella acariciaba mi pelo y mi cara y yo podía sentir su cuerpecito aumentando de temperatura, respirando más rápido, emocionado. Luego tomó mi playera y la empezó a jalar hacia arriba, le ayudé, y ambos quedamos con el torso desnudo. Vane se bajó de la cama, me bajó el cierre, y sacó mi verga de la ropa interior, dejándola al descubierto...
- ¿Estás segura?
- Sí.
- Oye, me da pena preguntar esto, pero...
- No es mi primera vez si eso querías preguntar, desde hace años la perdí, y de haber sabido que iba a estar así, mejor te la hubiera dado a ti desde hace rato.
Mi cuñadita me llenó el pene de besos, poco a poco, mientras su mano hurgaba adentro de mi pantalón buscando los testículos, y en el momento que los encontró los tomó entre sus manos, los apretó lo suficiente para causarme un sobresalto, abrió su boca, y me la comenzó a chupar. Recuerdo que lo único que me pasó por la mente es "Estoy soñando cabrón, no puede ser".
Mi cuñadita cometía errores de vez en cuando, pero aún así lo hacía bastante bien, y cuando la calentura me hizo deshacerme del último hilo de resistencia o duda que quedaba en mí, me puse de pie, la puse de pie, le quité la panty, dejando al descubierto sus pequeñas pero bonitas nalgas, y una vagina rasurada, bonita. La conduje a la cama, me recosté, la puse encima de mí, jalé su cadera hacia mi cara, acerqué mi boca a su bellísimo sexo, y aspiré profundamente una, dos, tres veces. Dios. Ella entendió y siguió con la mamada, y yo cerré los ojos, y la empecé a lamer también, todavía sin creer lo que estaba sucediendo.
Me tomó unos minutos dimensionar y terminar de creer lo que estaba pasando, pero cuando finalmente me la creí, sentí que estaba a punto de estallar, así que comencé a lamerla muy morbosamente, raspándola con mi barbilla, frotando toda mi cara en su linda panochita, queriéndome quedar impregnado con su olor y su sabor por siempre, tomando su clítoris erecto entre mis labios y apretándolo entre ellos, bebiendo todo lo que podía de ese maravilloso néctar del que parecía no tener suficiente. Luego una pequeña mordida en la base me hizo dar un salto, y ella, con la voz temblorosa me pidió que no me detuviera, que estaba a punto. De nuevo hundí mi cara en ella, y ella se levantó, arqueó la espalda y sus piernas comenzaron a temblar. Me detuve. Ella tembló un momento, desconcertada, y me dijo que por favor siguiera, y seguí por dos segundos, pero me volví a detener. Y de nuevo. Y de nuevo. Ella temblaba, suplicaba, me daba golpecitos cada que me detenía, y se retorcía de mil formas cuando volvía a empezar uno, dos, tres segundos, y volvía a parar. Sabía muy bien que la tenía al borde. Y la mantuve ahí un rato.
Mi cuñadita reía y brincaba y se retorcía y suplicaba y me golpeaba en las piernas, pero no la dejé venirse. Finalmente se rindió, de un salto rapidísimo se dio la vuelta, y sin darme tiempo para reaccionar: BAM, se sentó en mi verga, hasta la base, de un tirón. Seguro los vecinos escucharon el grito de placer que se me escapó en ese momento. Seguro. Pude mirar toda su piel estremeciéndose, volviéndose de gallina, transformarse por los escalofríos. Ella se levantó, se sentó, se levantó, se sentó, se levantó, se sentó, y en la cuarta vez, enterró sus uñas en mi pecho, y se corrió, se vino, tuvo un orgasmo grande y largo y muy placentero mientras yo miraba todo. Cuando sus espamos terminaron me miró y me dijo que me tocaba a mí, así que siguió montándome, cada vez con más fuerza, y más, y más. "Cuñadita, ay, nena, espera, ay". Y ella me pidió que la llamara por su nombre. "Me estás volviendo loco, me voy a venir, Vanes"... y me interrumpió con un beso, mientras seguía meciéndose sobre mi verga sin piedad, y yo me olvidé de absolutamente todo, cedí ante el placer, y me vine adentro de ella, la llené con mi leche.
Lo hemos seguido haciendo cada vez que podemos escabullirnos, e incluso una vez en un hotel del sur de la ciudad ya me estaba yo metiendo en problemas con la recepcionista porque pues... digamos que no aparenta su edad todavía, pero sacó su identificación y la mostró, y entre las miradas de sorpresa de todos subimos a la habitación, nos revolcamos hasta que nos cansamos, y salimos de ahí recién bañaditos, satisfechos, felices. Le he enseñado muchas cosas, y aunque obviamente no es tan experimentada ni tan hábil como su hermana, poco a poco va sabiendo todo lo que me gusta, y lo va haciendo mejor. Todo sigue siendo un secreto. Ojalá pueda seguir así por mucho más tiempo.
Claro que tengo fotos. Muchas fotos de todo tipo: Vestida, semidesnuda, desnuda... me las manda por Whatsapp, o las tomamos ahí mismo con nuestros celulares cuando nos vemos. Mi favorita es una de su carita sonriente, con los ojos cerrados, toda cubierta con mi leche. Pero no las voy a compartir. No ahora. No todavía. Ella es mía, mía nada más. Y es nuestro secreto.
9 comentarios - Cogiéndome en secreto a mi cuñadita.
Una multitud exige FOTOS!!!!
Bueno, muy bueno.
La mejor forma de agradecer es comentando a quien te comenta.