Los días transcurrían sin novedad. Me repuse de mi gripe y volví al trabajo. Si hubo otros encuentros clandestinos, me los perdí, pero seguramente ocurrieron, porque cuando se reunía todo el grupo, era innegable el magnetismo que había entre la mujer y el amigo de su esposo. Al único que le pasaba desapercibido era al marido, por supuesto, que es siempre el último en enterarse. Lo mas sorprendente era que la muchacha gozaba siendo sometida. Ella no iniciaba nada. Ni con su pareja oficial ni con su amante. Pero no podía decirle que no a nada. Y eso era lo interesante.
Una noche ocurrió que llegó Matías, y al rato nomás llegaron los amigos. Charlaron un rato y por fin el cornudo fue a darse una ducha, y su esposa fue al dormitorio, seguramente a alistarle la ropa. Los tres amigos quedaron solos.
Comenzaron a conversar en un susurro, pero animadamente. El corneador negaba con la cabeza, e insistía en su negativa, pero luego de unos minutos sonrió y se quedó callado, y sus dos amigos se palmearon entre sí. Se acercaron y charlaron unos minutos. La cara de sorpresa del amante fue notoria. Pensó un rato, e hizo un gesto como que podía ser, pero no lo aseguraba. Sus amigos insistieron y por fin aceptó. Algo se traían entre manos.
Cuando Matías volvió, uno de los amigos salió del departamento y volvió al rato con un par de botellas de vino. Era raro, porque nunca tomaban alcohol. Prepararon la mesa y mientras Matías y dos de los muchachos, se ocupaban de esto, el restante, el que se había tirado a Verónica, estaba en la cocina ayudandóle. Aprovechaba la tarea para rozarla, tocarla, y apoyarla inocentemente, y ella reaccionaba rápidamente separándose. Abrió una de las botellas de vino y mostrándosela a Verónica, le hizo un claro gesto de que ella no tomara. Ella preguntó por qué, y el corneador señaló a su maridito y le hizo señas de que se callara. Ella puso cara de enojada, y le dijo algo en voz muy baja. El sonrió y le dijo algo al oído que hizo que ella se ruborizara. Sus ojos se agrandaron y pareció asustada.
La cena transcurrió normalmente, salvo por el hecho de que a Matías le mantuvieron toda la noche la copa llena de vino, mientras los amigos hacían que tomaban. Verónica quiso vino y le dieron apenas un medio vaso y luego la ignoraron. El corneador sentado a su lado, se encargaba de darle agua mineral y no dejarla probar el alcohol. Las dos botellas desaparecieron.
Para cuando terminaron de cenar y se sentaron a mirar televisión mientras Verónica lavaba los trastos, era evidente que Matías tenía serios problemas para mantenerse consciente. Y Luego de unos minutos comenzó a cabecear y se durmió profundamente.
En ese momento, el amante se dirigió a la cocina, y le habló al oído a Verónica. Esta se dio vuelta y vio a su marido totalmente inconsciente. Su gesto se endureció, y dijo algo. El joven la escuchó y le contestó con una sonrisa, mientras sus manos comenzaban a acariciar sus tetas. La chica quiso retirarse, pero no había demasiado lugar, y no pudo evitar que el macho se le viniera encima. Los amigos a través del pasaplatos veían con placer todo lo que pasaba.
Cuando la mano del joven tomó posesión de su sexo, ella se resistió un poco mas y por fin dejó de luchar, a pesar de que seguía negando con la cabeza y claramente se lo estaba diciendo al macho, el cual no le dio ninguna importancia. La tomó de la mano y la arrastró al dormitorio. Pasaron por delante de los amigos y el marido dormido, y estos hicieron algún comentario a lo que estaba pasando. Verónica se puso colorada y agachó la cabeza.
La metió en el dormitorio, por suerte para mí encendió la luz del velador, con lo que tenía yo una visión inmejorable a través de la ventana, y prácticamente le arrancó la ropa mientras ella sollozaba. Solo le dejó una remera. Cuando estuvo casi desnuda, aprovechó el joven para quedar en igualdad de condiciones, y tomándola de los hombros la hizo que se arrodillara y se tragara su pedazo. Verónica sollozando, lo hizo.
Uno de los jovenes gritó algo desde el comedor, y desde el dormitorio le contestó el otro mientras dirigía la mamada como si se estuviera masturbando en la boca de la muchacha.
Luego de un rato la hizo levantarse, y la hizo acostarse sobre la cama, y esta vez fue su rostro el que se hundió entre las piernas de la joven, comenzando un trabajo oral en toda la regla. La jovencita al principio se resistió, pero cuando esa lengua recorrió su vagina, agarró la almohada y tapó su rostro, y se quedó quieta. Comenzó a responder a la tarea, y en unos minutos, fue notorio el orgasmo que alcanzó, mientras mordía la almohada para no gritar. En ese momento el macho se levantó. Esperó unos segundos y acercándose se colocó sobre ella, separó sus piernas, las levantó sobre sus hombros y la clavó de un solo envión, haciendo que la muchacha volviera a morder la almohada para no gritar. Se quedó en el fondo, y luego de un rato comenzó a entrar y salir con mucha sensualidad. La escena era realmente apasionante. Desde mi lugar veía también como los amigos desde la habitación de al lado, de la cual solo los separaba una pared y la puerta que estaba abierta, seguían los acontecimientos por los ruidos que se producían. Uno de ellos peló su verga y comenzó a masturbarse.
Pasaron varios minutos hasta que por fin, el joven aceleró y se metió hasta el fondo, aullando de placer. Cada chorro de semen era acompañado por un empujón de su cadera, hasta que por fin cayó sobre la joven . Quedaron así unos minutos.
Cuando pensé que iban a seguir, veo que el macho se viste lentamente, y sale del dormitorio.
El que se estaba masturbando, se acercó rápidamente. Recibió algunas instrucciones del amigo que pasaba y una vez ingresado al dormitorio procedió a desnudarse rápidamente, mientras el otro, satisfecho, se sentaba en el sofá. Primero pensé en porqué no se había desnudado ya en el salón, pero luego entendí. Si se despertaba el marido, no iba a ser fácil explicar que hacía desnudo. Estaba claro que todos la iban a gozar. Mientras dos se quedaban con el marido, por las dudas que despertara, el otro le iba a coger la mujer sin ningún código. Buen plan.
El segundo entró al dormitorio y encontró a Verónica sobre la cama con los ojos cerrados. Rápidamente subió y colocando una pierna a cada lado de la cabeza de ella, comenzando a refregarle su verga por la cara, hasta conseguir que ella abriera la boca y comenzara a lamerla, para terminar tragándola. Esta verga era muy parecida a la anterior, quizás un poco mas gruesa, pero igual de apetecible. Verónica la tomó con una mano mientras seguía con su trabajo oral. Luego de un rato, el muchacho desmontó y haciéndola sentar le quitó la remera, que era la única prenda que ella conservaba. Dos tetas turgentes saltaron a la vista, y el macho rápidamente comenzó a chuparlas y magrearlas con dedicación.
Verónica ya estaba totalmente entregada. No solo que no se resistía sino que colaboraba abiertamente. Cuando a una indicación de su nuevo compañero, se puso en cuatro patas, sabía lo que seguía. Y no me equivoqué. Se acomodó a su grupa y penetrándola comenzó a montarla como a una yegua. Se aferraba alternativamente de sus caderas, y de sus tetas para imprimirle velocidad a sus arremetidas y asegurarse que llegaran hasta el fondo.
Verónica con la cabeza oculta en la almohada, la estrujaba con sus manos. Por fin se levantó, tensando su columna cuando el clímax la venció, para volver a caer, totalmente floja luego de acabar. Cuando el segundo macho se vació dentro de ella, yo me corrí también como había tiempo que no me corría. Creí que me iba a morir de placer.
Todo había terminado. El amante desmontó y se retiró. Se vistió y salió al comedor. En ese momento, el tercero de los jovenes se levantó del sofá y entró al dormitorio.
Pero este ya era otra cosa. Tenía la piel más morena. Al desnudarse mostró un cuerpo era muy atlético, pero el equipo que cargaba era para especialistas. A la distancia las medidas pierden precisión, pero claramente era bastante más larga y gruesa que las anteriores, y seguramente el doble de la del marido. Si Verónica pensaba que la habían jodido, se iba a dar cuenta de que esto no había ni empezado.
Ella había quedado boca abajo sobre la cama, y el joven acostándose a su lado comenzó a besarla en la nuca y en la espalda, haciendo que ella lentamente comenzara a reaccionar. Cuando giró su cabeza hacia su lado se apoderó de su boca comenzando a besarla posesivamente. Verónica se dejaba hacer. Ya no tenía mas resistencia. Estaba totalmente sometida. Luego de un rato el aproximó su verga a la boca de ella. Verónica instintivamente cuando sintió el roce de la verga abrió la boca, pero abrió los ojos con sorpresa cuando sintió que su boca apenas podía contenerla. Quiso retirarse, pero una mano en la nuca la obligó a seguir en su trabajo oral. Se veía que el joven le hablaba, y le hablaba, mientras cada vez sostenía más firmemente la cabeza de la hembra que trataba de retirarse, hasta que por fin explotó en su boca. Comenzó a acabar y Verónica al no poder escapar, solo pudo tragar.
Luego de un rato, ya mas tranquilo, el macho sacó su verga de la boca y se veía que no se había ablandado un ápice. Se acostó sobre la cama y le ordenó a ella que lo montara, cosa que hizo sin titubear. Una vez arriba tomó la verga y la dirigió a su raja, para empezar a empalarse. El macho con sus brazos detrás de la cabeza disfrutaba de la imagen de ese cuerpo femenino tratando de llenarse de verga. Por fin cuando ya estaba casi toda adentro. Verónica se detuvo. Debía sentirse llena como nunca. El le habló, y ella negó con la cabeza. Insistió y ella seguía negando, hasta que por fin, el la tomó del cuello y empujando hacia abajo se la enterró toda. Verónica se tensó como si la hubiera alcanzado un rayo. Los dos se quedaron quietos unos minutos, mientras el macho jugueteaba con sus pezones, y le hablaba, imagino que diciendo guarradas. Y despacio, ella comenzó a rebotar sobre esa lanza. Luego de un rato ya había tomado ritmo hasta que al unísono ambos acabaron, cayendo la hembra sobre el pecho de su macho. El joven siguió besándola tiernamente, lo que hizo que ella se aflojara y respondiera de igual manera.
Mientras esto pasaba en el dormitorio, en el comedor, los jovenes conversaban mientras el marido dormía, y perdiendo todo el cuidado, sacaron sus vergas que estaban otra vez duras y comenzaron a masturbarse mientras seguramente escuchaban el mete y saca del dormitorio. Hablaron entre ellos y se rieron con complicidad.
Cuando el moreno salió del dormitorio, los dos se levantaron y fueron juntos para el dormitorio.
Verónica, que ya estaba agotada, no entendió nada.
Uno de los muchachos se acostó sobre ella y la penetró, comenzando a bombearla. La muchacha negaba con la cabeza y seguramente les decía que ya era bastante. Pero el joven seguía con su trabajo, mientras el que había empezado con el juego, a los pies de la cama se masturbaba lentamente. Por fin el que la estaba ensartando se giró colocándola sobre él, comenzando a besarla salvajemente en la boca, mientras su verga estaba totalmente dentro.
En ese momento, el espectador subió sobre la cama con un pote de crema que tomó de la comoda, y lentamente empezó a masajearle el trasero. Frotó sus redondeces y despacio fue ingresando entre sus nalgas, hasta que por fin uno de sus dedos se abrió paso en su culo. La joven intentó levantarse pero empalada como estaba, apretada por los brazos del macho y con su boca poseída, poco podía hacer, además el otro joven también la tenía apretada contra la cama. Cuando fueron dos los dedos que traspasaron su culo, comenzó a gemir tratando de escapar, pero ya era tarde. En un momento el jinete se ubicó a su grupa, la tiró hacia atrás para que se apoyara en sus rodillas, y la punta de su verga se asentó sobre el agujero trasero. Cuando Verónica quiso reaccionar, la cabeza de la verga ya la había traspasado. El dolor debía ser importante pero en el sándwich en que estaba no tenía mucho margen para huir. El que estaba debajo, volvió a acomodarse y la clavó hasta el fondo, mientras el de arriba seguía entrando lentamente, centímetro a centímetro hasta completar la sodomización. Luego de un rato los dos empezaron a serrucharla. Verónica estaba totalmente sacada. Nunca le habían hecho esto, y se sentía totalmente sometida. Pienso que para su estilo pasivo, debía ser muy excitante que la dominaran de esta manera, y eso quedó demostrado cuando empezó a acabar y encadenaba un orgasmo detras de otro.
Pasó un buen rato, hasta que por fin el que estaba debajo de ella se corrió, quedándose como muerto, y unos minutos después fue el turno del jinete, que se la enterró hasta el fondo y le dio toda la leche que le quedaba. Ahora sí, la fiesta estaba terminada.
Los dos muchachos se levantaron, dejando a Verónica despatarrada en la cama. De sus agujeros salía semen.
Se vistieron y fueron al dormitorio. Allí los tres, con cara de satisfacción, brindaron por una noche excelente. Luego tomaron al marido y lo llevaron en andas hasta el dormitorio. Lo desvistieron, y lo dejaron al lado de la joven que estaba semiinconsciente también. En ese momento el moreno, detuvo a sus amigos, se sacó la verga ya parada, y comenzó a masturbarse sobre el cuerpo de Verónica. En cuestión de minutos la roció de semen en toda la cara y las tetas, le alcanzó su verga para que ella la limpiara, cosa que hizo sin protestar y luego la guardó, los tres la saludaron y se fueron.
Tardó un buen rato Verónica en reaccionar. Fue al baño, se dio una ducha y luego así desnuda como estaba cerró la puerta del departamento con llave, apagó las luces y se acostó al lado de su esposo, el cual dormía inocentemente, sin saber los cuernos de campeonato que sus amigos le habían dispensado, y que no había miras de que dejaran de hacerlo.
Una noche ocurrió que llegó Matías, y al rato nomás llegaron los amigos. Charlaron un rato y por fin el cornudo fue a darse una ducha, y su esposa fue al dormitorio, seguramente a alistarle la ropa. Los tres amigos quedaron solos.
Comenzaron a conversar en un susurro, pero animadamente. El corneador negaba con la cabeza, e insistía en su negativa, pero luego de unos minutos sonrió y se quedó callado, y sus dos amigos se palmearon entre sí. Se acercaron y charlaron unos minutos. La cara de sorpresa del amante fue notoria. Pensó un rato, e hizo un gesto como que podía ser, pero no lo aseguraba. Sus amigos insistieron y por fin aceptó. Algo se traían entre manos.
Cuando Matías volvió, uno de los amigos salió del departamento y volvió al rato con un par de botellas de vino. Era raro, porque nunca tomaban alcohol. Prepararon la mesa y mientras Matías y dos de los muchachos, se ocupaban de esto, el restante, el que se había tirado a Verónica, estaba en la cocina ayudandóle. Aprovechaba la tarea para rozarla, tocarla, y apoyarla inocentemente, y ella reaccionaba rápidamente separándose. Abrió una de las botellas de vino y mostrándosela a Verónica, le hizo un claro gesto de que ella no tomara. Ella preguntó por qué, y el corneador señaló a su maridito y le hizo señas de que se callara. Ella puso cara de enojada, y le dijo algo en voz muy baja. El sonrió y le dijo algo al oído que hizo que ella se ruborizara. Sus ojos se agrandaron y pareció asustada.
La cena transcurrió normalmente, salvo por el hecho de que a Matías le mantuvieron toda la noche la copa llena de vino, mientras los amigos hacían que tomaban. Verónica quiso vino y le dieron apenas un medio vaso y luego la ignoraron. El corneador sentado a su lado, se encargaba de darle agua mineral y no dejarla probar el alcohol. Las dos botellas desaparecieron.
Para cuando terminaron de cenar y se sentaron a mirar televisión mientras Verónica lavaba los trastos, era evidente que Matías tenía serios problemas para mantenerse consciente. Y Luego de unos minutos comenzó a cabecear y se durmió profundamente.
En ese momento, el amante se dirigió a la cocina, y le habló al oído a Verónica. Esta se dio vuelta y vio a su marido totalmente inconsciente. Su gesto se endureció, y dijo algo. El joven la escuchó y le contestó con una sonrisa, mientras sus manos comenzaban a acariciar sus tetas. La chica quiso retirarse, pero no había demasiado lugar, y no pudo evitar que el macho se le viniera encima. Los amigos a través del pasaplatos veían con placer todo lo que pasaba.
Cuando la mano del joven tomó posesión de su sexo, ella se resistió un poco mas y por fin dejó de luchar, a pesar de que seguía negando con la cabeza y claramente se lo estaba diciendo al macho, el cual no le dio ninguna importancia. La tomó de la mano y la arrastró al dormitorio. Pasaron por delante de los amigos y el marido dormido, y estos hicieron algún comentario a lo que estaba pasando. Verónica se puso colorada y agachó la cabeza.
La metió en el dormitorio, por suerte para mí encendió la luz del velador, con lo que tenía yo una visión inmejorable a través de la ventana, y prácticamente le arrancó la ropa mientras ella sollozaba. Solo le dejó una remera. Cuando estuvo casi desnuda, aprovechó el joven para quedar en igualdad de condiciones, y tomándola de los hombros la hizo que se arrodillara y se tragara su pedazo. Verónica sollozando, lo hizo.
Uno de los jovenes gritó algo desde el comedor, y desde el dormitorio le contestó el otro mientras dirigía la mamada como si se estuviera masturbando en la boca de la muchacha.
Luego de un rato la hizo levantarse, y la hizo acostarse sobre la cama, y esta vez fue su rostro el que se hundió entre las piernas de la joven, comenzando un trabajo oral en toda la regla. La jovencita al principio se resistió, pero cuando esa lengua recorrió su vagina, agarró la almohada y tapó su rostro, y se quedó quieta. Comenzó a responder a la tarea, y en unos minutos, fue notorio el orgasmo que alcanzó, mientras mordía la almohada para no gritar. En ese momento el macho se levantó. Esperó unos segundos y acercándose se colocó sobre ella, separó sus piernas, las levantó sobre sus hombros y la clavó de un solo envión, haciendo que la muchacha volviera a morder la almohada para no gritar. Se quedó en el fondo, y luego de un rato comenzó a entrar y salir con mucha sensualidad. La escena era realmente apasionante. Desde mi lugar veía también como los amigos desde la habitación de al lado, de la cual solo los separaba una pared y la puerta que estaba abierta, seguían los acontecimientos por los ruidos que se producían. Uno de ellos peló su verga y comenzó a masturbarse.
Pasaron varios minutos hasta que por fin, el joven aceleró y se metió hasta el fondo, aullando de placer. Cada chorro de semen era acompañado por un empujón de su cadera, hasta que por fin cayó sobre la joven . Quedaron así unos minutos.
Cuando pensé que iban a seguir, veo que el macho se viste lentamente, y sale del dormitorio.
El que se estaba masturbando, se acercó rápidamente. Recibió algunas instrucciones del amigo que pasaba y una vez ingresado al dormitorio procedió a desnudarse rápidamente, mientras el otro, satisfecho, se sentaba en el sofá. Primero pensé en porqué no se había desnudado ya en el salón, pero luego entendí. Si se despertaba el marido, no iba a ser fácil explicar que hacía desnudo. Estaba claro que todos la iban a gozar. Mientras dos se quedaban con el marido, por las dudas que despertara, el otro le iba a coger la mujer sin ningún código. Buen plan.
El segundo entró al dormitorio y encontró a Verónica sobre la cama con los ojos cerrados. Rápidamente subió y colocando una pierna a cada lado de la cabeza de ella, comenzando a refregarle su verga por la cara, hasta conseguir que ella abriera la boca y comenzara a lamerla, para terminar tragándola. Esta verga era muy parecida a la anterior, quizás un poco mas gruesa, pero igual de apetecible. Verónica la tomó con una mano mientras seguía con su trabajo oral. Luego de un rato, el muchacho desmontó y haciéndola sentar le quitó la remera, que era la única prenda que ella conservaba. Dos tetas turgentes saltaron a la vista, y el macho rápidamente comenzó a chuparlas y magrearlas con dedicación.
Verónica ya estaba totalmente entregada. No solo que no se resistía sino que colaboraba abiertamente. Cuando a una indicación de su nuevo compañero, se puso en cuatro patas, sabía lo que seguía. Y no me equivoqué. Se acomodó a su grupa y penetrándola comenzó a montarla como a una yegua. Se aferraba alternativamente de sus caderas, y de sus tetas para imprimirle velocidad a sus arremetidas y asegurarse que llegaran hasta el fondo.
Verónica con la cabeza oculta en la almohada, la estrujaba con sus manos. Por fin se levantó, tensando su columna cuando el clímax la venció, para volver a caer, totalmente floja luego de acabar. Cuando el segundo macho se vació dentro de ella, yo me corrí también como había tiempo que no me corría. Creí que me iba a morir de placer.
Todo había terminado. El amante desmontó y se retiró. Se vistió y salió al comedor. En ese momento, el tercero de los jovenes se levantó del sofá y entró al dormitorio.
Pero este ya era otra cosa. Tenía la piel más morena. Al desnudarse mostró un cuerpo era muy atlético, pero el equipo que cargaba era para especialistas. A la distancia las medidas pierden precisión, pero claramente era bastante más larga y gruesa que las anteriores, y seguramente el doble de la del marido. Si Verónica pensaba que la habían jodido, se iba a dar cuenta de que esto no había ni empezado.
Ella había quedado boca abajo sobre la cama, y el joven acostándose a su lado comenzó a besarla en la nuca y en la espalda, haciendo que ella lentamente comenzara a reaccionar. Cuando giró su cabeza hacia su lado se apoderó de su boca comenzando a besarla posesivamente. Verónica se dejaba hacer. Ya no tenía mas resistencia. Estaba totalmente sometida. Luego de un rato el aproximó su verga a la boca de ella. Verónica instintivamente cuando sintió el roce de la verga abrió la boca, pero abrió los ojos con sorpresa cuando sintió que su boca apenas podía contenerla. Quiso retirarse, pero una mano en la nuca la obligó a seguir en su trabajo oral. Se veía que el joven le hablaba, y le hablaba, mientras cada vez sostenía más firmemente la cabeza de la hembra que trataba de retirarse, hasta que por fin explotó en su boca. Comenzó a acabar y Verónica al no poder escapar, solo pudo tragar.
Luego de un rato, ya mas tranquilo, el macho sacó su verga de la boca y se veía que no se había ablandado un ápice. Se acostó sobre la cama y le ordenó a ella que lo montara, cosa que hizo sin titubear. Una vez arriba tomó la verga y la dirigió a su raja, para empezar a empalarse. El macho con sus brazos detrás de la cabeza disfrutaba de la imagen de ese cuerpo femenino tratando de llenarse de verga. Por fin cuando ya estaba casi toda adentro. Verónica se detuvo. Debía sentirse llena como nunca. El le habló, y ella negó con la cabeza. Insistió y ella seguía negando, hasta que por fin, el la tomó del cuello y empujando hacia abajo se la enterró toda. Verónica se tensó como si la hubiera alcanzado un rayo. Los dos se quedaron quietos unos minutos, mientras el macho jugueteaba con sus pezones, y le hablaba, imagino que diciendo guarradas. Y despacio, ella comenzó a rebotar sobre esa lanza. Luego de un rato ya había tomado ritmo hasta que al unísono ambos acabaron, cayendo la hembra sobre el pecho de su macho. El joven siguió besándola tiernamente, lo que hizo que ella se aflojara y respondiera de igual manera.
Mientras esto pasaba en el dormitorio, en el comedor, los jovenes conversaban mientras el marido dormía, y perdiendo todo el cuidado, sacaron sus vergas que estaban otra vez duras y comenzaron a masturbarse mientras seguramente escuchaban el mete y saca del dormitorio. Hablaron entre ellos y se rieron con complicidad.
Cuando el moreno salió del dormitorio, los dos se levantaron y fueron juntos para el dormitorio.
Verónica, que ya estaba agotada, no entendió nada.
Uno de los muchachos se acostó sobre ella y la penetró, comenzando a bombearla. La muchacha negaba con la cabeza y seguramente les decía que ya era bastante. Pero el joven seguía con su trabajo, mientras el que había empezado con el juego, a los pies de la cama se masturbaba lentamente. Por fin el que la estaba ensartando se giró colocándola sobre él, comenzando a besarla salvajemente en la boca, mientras su verga estaba totalmente dentro.
En ese momento, el espectador subió sobre la cama con un pote de crema que tomó de la comoda, y lentamente empezó a masajearle el trasero. Frotó sus redondeces y despacio fue ingresando entre sus nalgas, hasta que por fin uno de sus dedos se abrió paso en su culo. La joven intentó levantarse pero empalada como estaba, apretada por los brazos del macho y con su boca poseída, poco podía hacer, además el otro joven también la tenía apretada contra la cama. Cuando fueron dos los dedos que traspasaron su culo, comenzó a gemir tratando de escapar, pero ya era tarde. En un momento el jinete se ubicó a su grupa, la tiró hacia atrás para que se apoyara en sus rodillas, y la punta de su verga se asentó sobre el agujero trasero. Cuando Verónica quiso reaccionar, la cabeza de la verga ya la había traspasado. El dolor debía ser importante pero en el sándwich en que estaba no tenía mucho margen para huir. El que estaba debajo, volvió a acomodarse y la clavó hasta el fondo, mientras el de arriba seguía entrando lentamente, centímetro a centímetro hasta completar la sodomización. Luego de un rato los dos empezaron a serrucharla. Verónica estaba totalmente sacada. Nunca le habían hecho esto, y se sentía totalmente sometida. Pienso que para su estilo pasivo, debía ser muy excitante que la dominaran de esta manera, y eso quedó demostrado cuando empezó a acabar y encadenaba un orgasmo detras de otro.
Pasó un buen rato, hasta que por fin el que estaba debajo de ella se corrió, quedándose como muerto, y unos minutos después fue el turno del jinete, que se la enterró hasta el fondo y le dio toda la leche que le quedaba. Ahora sí, la fiesta estaba terminada.
Los dos muchachos se levantaron, dejando a Verónica despatarrada en la cama. De sus agujeros salía semen.
Se vistieron y fueron al dormitorio. Allí los tres, con cara de satisfacción, brindaron por una noche excelente. Luego tomaron al marido y lo llevaron en andas hasta el dormitorio. Lo desvistieron, y lo dejaron al lado de la joven que estaba semiinconsciente también. En ese momento el moreno, detuvo a sus amigos, se sacó la verga ya parada, y comenzó a masturbarse sobre el cuerpo de Verónica. En cuestión de minutos la roció de semen en toda la cara y las tetas, le alcanzó su verga para que ella la limpiara, cosa que hizo sin protestar y luego la guardó, los tres la saludaron y se fueron.
Tardó un buen rato Verónica en reaccionar. Fue al baño, se dio una ducha y luego así desnuda como estaba cerró la puerta del departamento con llave, apagó las luces y se acostó al lado de su esposo, el cual dormía inocentemente, sin saber los cuernos de campeonato que sus amigos le habían dispensado, y que no había miras de que dejaran de hacerlo.
3 comentarios - Nuevos vecinos ( final)
Te dejo algunos puntos.. abrazo
Besos!