Hola comunidad poringuera, este es mi primer post, y espero que les guste, este es un post que va dirigido al publico tanto masculino como femenino, relato una historia sencilla que estará dividida en dos partes, pero con trama, el objeto de este escrito es estimular a la imaginación y sobre todo a nuestra perversión. Me gustaría saber que piensan de la historia y de mi forma de escribir sin mas que decir, espero que lo gocen.
Todo lo que escucho es un piano... en situaciones así de extremas lo mejor que uno puede hacer es escapar hacia su mente, ir a un mejor lugar, un lugar que no sea en el que uno esta. En mi imaginación nada de lo que relatare ocurrió, pero sé que uno no puede vivir de ilusión y espejismo tarde o temprano he de enfrentar la verdad...Soy una libertina mi nombre es Lilith y esta es mi historia...
No debí jamás aceptar aquella invitación, del aquel hombre. Solo la imaginación de un Dios pudo haber creado a un ser tan perfecto como aquel hombre. Un ser culto, amable, bondadoso, uno sabia con solo echarle un vistazo que era un hombre que poseía todas las virtudes requeridas para ser el amante perfecto de cualquiera. Con un cuerpo semejante al de un Dios, un torso voluminoso y bien marcado, la piel del estómago dejaba ver claramente unos deliciosos músculos, todo perfectamente en armonía con unas piernas y brazos muy trabajados y esculpidos. Este hombre fue mi perdición y se llama Sebastián. Pero que puedo decir, soy muy joven aun no paso de los veinticuatro años, cuando se es joven uno se guía más de sus sentidos y emociones que por la cabeza. La naturaleza fue bondadosa conmigo, pues me dio más pechos que inteligencia me supongo, de lo contrario mi mente y cuerpo aun seguirían limpios.
Todo empezó una tarde de domingo en el jardín de mi casa, estaba leyendo un libro de terror, vestía aun lo recuerdo un vestido blanco con un escote que dejaba a la vista una gran parte de piel a la vista del sol, me encanta recibir los rayos del cielo en mi piel desde siempre, me hace sentir más viva que recibir los de la luna. Solo hace un par de días un nuevo vecino se había mudado a mi vecindario, yo lo había visto cargando las cajas de mudanza con sus robustos brazos, el usaba una playera negra bastante pegado para resaltar sus bíceps... cualquier hombre con ese cuerpo no puede evitar darse el placer de ser deseado. Con un pantalón de mezclilla y botas que iban de acuerdo a un estilo roquero, se dejaba ver que él era un tipo que le gustaban las emociones fuertes. Observaba todo el espectáculo que producía ante mis ojos, termino de bajar todas las
Cajas después de quince minutos, en los que le pude ver unas jugosas nalgas. En esos momentos me sorprendía mucho de mí, pues jamás había tenido tantos deseos por un hombre.
Transcurrieron los días y mi curiosidad por mi vecino crecía, no sabía a lo que se dedicaba o lo que hacía todo lo que alcanza a ver era que siempre por las tardes tocaba un piano. Aunque la melodía era muy triste, fruto tal vez de una pena suya, después de que dejaba de tocar la música, no sabía nada más de él, ni sombras o siluetas se asomaban por ninguna ventana.
Hombre misterios y sensual, combinación peligrosa para una mujer curiosa como yo. Todo lo misterioso de este hombre me era tan atractivo como su divino cuerpo, ahora que se su secreto, deseo con todo mi corazón no saberlo nunca más. Las cosas misteriosas y que aparentan no tener peligro, son generalmente las más peligrosas.
Recuerdo perfectamente este día de la noche a la mañana, el día en que invito un día a tomar una copa a su casa. Era sábado y no tenía que ir a trabajar ese día, a pesar de ser joven mis grandes esfuerzos durante mis estudios me logra hacerme de fuertes contactos y posicionarme como gerente rápidamente de un restaurante y conseguir una casa pequeña pero confortable. Ese día recuerdo que me había levantado cerca de las ocho de la mañana, camine hacia mi ventana como todos los días y lo vi haciendo ejercicio, su cuerpo era hermoso, lo adoraba deseaba muy profundo dentro de mí el tocarlo. Aunque la visión no duro más de unos pocos segundos fueron
Suficientes para hacérseme sentir una ligera excitación en la piel. Sin más que observar me fui a la regadera a darme un baño... Sin embargo esas imágenes no se iban de mi cabeza, peor aún el agua solo las intensificaba, haciendo las parecer casi reales, mi cuerpo iba se estremecía de solo pensar en él, no podía sacarlo de mi mente mucho menos de mi cuerpo, no resistí el querer gozar un poco...comencé a tocarme los pechos, el agua tibia en ellos y pensamientos amplificaban mi placer como pocas veces lo he sentido, poco a poco mis dedos se deslizaban junto con el agua tocando todo mi vientre, hasta llegar finalmente a la vagina. Introduje un dedo, pero no me era suficiente, estaba demasiado excitada por mi vecino, dos dedos apenas y calmaban mis ansias de sentirlo, cuando pude introducir el tercer dedo, está soltando líquidos de mi vagina que escurrían por entre mis dedos, con mi excitación en su punto máximo comencé a mover mis dedos, tocando y acariciando mis pechos y clítoris con una mano y con la otra penetrándome a mí misma... el ritmo y la velocidad se intensificaban, sentía como mi vagina estrujaba mis dedos, como mi clítoris estaba en su punto máximo de sensibilidad lo sabía estaba al borde del orgasmo hasta que finalmente...llego, me había venido en la ducha... por un hombre que no conocía.
Después de terminar mi placer, recobre el sentido y tuve que salir (aunque yo no quería), debía ir al súper por comida, pues no había nada para cenar. Me cambie, me puse un una blusa azul clara y unos jeans ajustados oscuros con unas botas que hacían juego. Fui al súper y compre todo lo necesario, quizás más de lo necesario. De regreso a mi casa, justo cuando me estacione lo vi, y él me vio, camino hacia a mí con paso seguro moviendo los brazos con una seguridad indescriptible, se acercó a la ventanilla de mi auto y me dijo:
-Hola me llamo Sebastián.
Me paralice por unos instantes, aquel extraño por el que yo me había masturbado hace apenas unas horas estaba ahora enfrente de mí, debía de controlarme y no parecer una idiota.
-Mucho gusto Sebastián, mi nombre es Lilith.
No habíamos nunca intercambiado palabras antes, ahora estaba enfrente de mí, yo admiraba su pecho y estoy segura de que el admiraba el mío.
Siguiendo con la plática Sebastián dijo:
-Oye tendré una fiesta en mi casa esta noche con algunos amigos, ¿Te gustaría ir?
-Sí, claro me encantaría ir-Tenia que responder con afirmación a su propuesta, solo una estúpida dejaría escapar una invitación así.
-De acuerdo Lilith te veo a las 8:30 en mi casa, hasta entonces.
Sin darme la oportunidad para despedirme, se fue. No lo podía creer ahora tenía la chance de verlo y estar con él. Tenía que estar radiante esa noche. Tenía que ser la mejor chica de la noche...
Todo lo que escucho es un piano... en situaciones así de extremas lo mejor que uno puede hacer es escapar hacia su mente, ir a un mejor lugar, un lugar que no sea en el que uno esta. En mi imaginación nada de lo que relatare ocurrió, pero sé que uno no puede vivir de ilusión y espejismo tarde o temprano he de enfrentar la verdad...Soy una libertina mi nombre es Lilith y esta es mi historia...
No debí jamás aceptar aquella invitación, del aquel hombre. Solo la imaginación de un Dios pudo haber creado a un ser tan perfecto como aquel hombre. Un ser culto, amable, bondadoso, uno sabia con solo echarle un vistazo que era un hombre que poseía todas las virtudes requeridas para ser el amante perfecto de cualquiera. Con un cuerpo semejante al de un Dios, un torso voluminoso y bien marcado, la piel del estómago dejaba ver claramente unos deliciosos músculos, todo perfectamente en armonía con unas piernas y brazos muy trabajados y esculpidos. Este hombre fue mi perdición y se llama Sebastián. Pero que puedo decir, soy muy joven aun no paso de los veinticuatro años, cuando se es joven uno se guía más de sus sentidos y emociones que por la cabeza. La naturaleza fue bondadosa conmigo, pues me dio más pechos que inteligencia me supongo, de lo contrario mi mente y cuerpo aun seguirían limpios.
Todo empezó una tarde de domingo en el jardín de mi casa, estaba leyendo un libro de terror, vestía aun lo recuerdo un vestido blanco con un escote que dejaba a la vista una gran parte de piel a la vista del sol, me encanta recibir los rayos del cielo en mi piel desde siempre, me hace sentir más viva que recibir los de la luna. Solo hace un par de días un nuevo vecino se había mudado a mi vecindario, yo lo había visto cargando las cajas de mudanza con sus robustos brazos, el usaba una playera negra bastante pegado para resaltar sus bíceps... cualquier hombre con ese cuerpo no puede evitar darse el placer de ser deseado. Con un pantalón de mezclilla y botas que iban de acuerdo a un estilo roquero, se dejaba ver que él era un tipo que le gustaban las emociones fuertes. Observaba todo el espectáculo que producía ante mis ojos, termino de bajar todas las
Cajas después de quince minutos, en los que le pude ver unas jugosas nalgas. En esos momentos me sorprendía mucho de mí, pues jamás había tenido tantos deseos por un hombre.
Transcurrieron los días y mi curiosidad por mi vecino crecía, no sabía a lo que se dedicaba o lo que hacía todo lo que alcanza a ver era que siempre por las tardes tocaba un piano. Aunque la melodía era muy triste, fruto tal vez de una pena suya, después de que dejaba de tocar la música, no sabía nada más de él, ni sombras o siluetas se asomaban por ninguna ventana.
Hombre misterios y sensual, combinación peligrosa para una mujer curiosa como yo. Todo lo misterioso de este hombre me era tan atractivo como su divino cuerpo, ahora que se su secreto, deseo con todo mi corazón no saberlo nunca más. Las cosas misteriosas y que aparentan no tener peligro, son generalmente las más peligrosas.
Recuerdo perfectamente este día de la noche a la mañana, el día en que invito un día a tomar una copa a su casa. Era sábado y no tenía que ir a trabajar ese día, a pesar de ser joven mis grandes esfuerzos durante mis estudios me logra hacerme de fuertes contactos y posicionarme como gerente rápidamente de un restaurante y conseguir una casa pequeña pero confortable. Ese día recuerdo que me había levantado cerca de las ocho de la mañana, camine hacia mi ventana como todos los días y lo vi haciendo ejercicio, su cuerpo era hermoso, lo adoraba deseaba muy profundo dentro de mí el tocarlo. Aunque la visión no duro más de unos pocos segundos fueron
Suficientes para hacérseme sentir una ligera excitación en la piel. Sin más que observar me fui a la regadera a darme un baño... Sin embargo esas imágenes no se iban de mi cabeza, peor aún el agua solo las intensificaba, haciendo las parecer casi reales, mi cuerpo iba se estremecía de solo pensar en él, no podía sacarlo de mi mente mucho menos de mi cuerpo, no resistí el querer gozar un poco...comencé a tocarme los pechos, el agua tibia en ellos y pensamientos amplificaban mi placer como pocas veces lo he sentido, poco a poco mis dedos se deslizaban junto con el agua tocando todo mi vientre, hasta llegar finalmente a la vagina. Introduje un dedo, pero no me era suficiente, estaba demasiado excitada por mi vecino, dos dedos apenas y calmaban mis ansias de sentirlo, cuando pude introducir el tercer dedo, está soltando líquidos de mi vagina que escurrían por entre mis dedos, con mi excitación en su punto máximo comencé a mover mis dedos, tocando y acariciando mis pechos y clítoris con una mano y con la otra penetrándome a mí misma... el ritmo y la velocidad se intensificaban, sentía como mi vagina estrujaba mis dedos, como mi clítoris estaba en su punto máximo de sensibilidad lo sabía estaba al borde del orgasmo hasta que finalmente...llego, me había venido en la ducha... por un hombre que no conocía.
Después de terminar mi placer, recobre el sentido y tuve que salir (aunque yo no quería), debía ir al súper por comida, pues no había nada para cenar. Me cambie, me puse un una blusa azul clara y unos jeans ajustados oscuros con unas botas que hacían juego. Fui al súper y compre todo lo necesario, quizás más de lo necesario. De regreso a mi casa, justo cuando me estacione lo vi, y él me vio, camino hacia a mí con paso seguro moviendo los brazos con una seguridad indescriptible, se acercó a la ventanilla de mi auto y me dijo:
-Hola me llamo Sebastián.
Me paralice por unos instantes, aquel extraño por el que yo me había masturbado hace apenas unas horas estaba ahora enfrente de mí, debía de controlarme y no parecer una idiota.
-Mucho gusto Sebastián, mi nombre es Lilith.
No habíamos nunca intercambiado palabras antes, ahora estaba enfrente de mí, yo admiraba su pecho y estoy segura de que el admiraba el mío.
Siguiendo con la plática Sebastián dijo:
-Oye tendré una fiesta en mi casa esta noche con algunos amigos, ¿Te gustaría ir?
-Sí, claro me encantaría ir-Tenia que responder con afirmación a su propuesta, solo una estúpida dejaría escapar una invitación así.
-De acuerdo Lilith te veo a las 8:30 en mi casa, hasta entonces.
Sin darme la oportunidad para despedirme, se fue. No lo podía creer ahora tenía la chance de verlo y estar con él. Tenía que estar radiante esa noche. Tenía que ser la mejor chica de la noche...
0 comentarios - Mi nombre es Lilith I