Tercera entrega de relatos, siguiendo con Sofia
1er relato
http://www.poringa.net/posts/relatos/2163652/Mi-cunado-y-concunada.html
2do
http://www.poringa.net/posts/relatos/2426193/La-curiosidad-mato-al-gato-y-cogio-a-Sofia.html
Aquella mañana me habían obligado a levantarme temprano,
¡Era un sábado por dios santo! Asique siendo las 6 de la mañana ya estaba en pie, mis padres habían decido ir a ver una hermana de mi madre que estaba enferma y tenían un par de horas en auto, mi madre insistía que alguien debía cuidar sus bebes, dos estúpidos caniches a los cuales yo aborrecía, mi madre me decia que con mi hermana mayor, Tamara apenas un año y unos meses solamente, los perros se ponían nerviosos, claro mi hermana les había declarado la guerra luego le que destrozaran un par de zapatillas, asique donde los veía y mi madre no los hacía volar de una patada, llegando el punto que cuando mi madre no estaba los animalitos se escondían bajo las camas.
Implore que se los llevaran pero la locura por los perros se extendía también a mi tía, la diferencia era que mi tía tenia perros útiles no estás alfombras con patas, un ovejero alemán y un dogo que era el orgullo de mi tío. Y como ellos no tenían hijos, esas bestias ocupaban ese lugar en la casa.
Por tanto los caniches hubieran sido no más que una entrada para aquellos otros dos.
Y así fue que mis padres dejaron la casa no sin antes soltarme el sermón típico de la casa, la noche y cuidados ya que no volverían hasta el domingo.
Fui a la cocina llene los platos de agua de los perros les puse comida en los cuencos y me volví a mi habitación con todas las intenciones de seguir durmiendo.
Estaba empezando a dormirme cuando el celular sonó, hundí la cabeza en la almohada y grite, enojada tome el celular y sin ver el identificador atendí.
- ¡Hola! - dije casi gritando.
-So, ¿estás en tu casa?, necesito hablar con vos.- era la voz de Mai quien sonaba por el auricular, sonaba triste y a punto de llorar.
- Si, Mai, me levantaron mis padres, no hay problema amor ven- intente disimular mi preocupación, me había sentado flexionando las rodillas esperando que me dijera algo mas, pero corto.
Tenia miedo, Mai era para mí alguien muy importante, no solo era mi mejor amiga, si no mi ejemplo en muchas cosas, en los años que la conocía nunca la había escuchado así, el carácter de Mai era particular en muchos sentidos, siempre alegre, era raro que estuviera triste por algo, pero aun así no era muy querida por el resto de nuestros compañeros, ella era brutalmente frontal, asique su grupo de amigos se reducía solamente a Seba y a mí.
Me daba vueltas en la cabeza que podía ser que alterara tanto a Mai, pensé en sus declaraciones hacia unos meses atrás, que se había dado cuenta de cuánto la atraían las mujeres.
¿Habrá confesando eso a su padre? Me pregunte.
Pensé en la facultad, le irá mal en alguna materia.
Seguí la línea de pensamiento más oscura que pude, la habrán asaltado, estará bien su padre o madrastra o hermanastra y así seguí saltando en escenarios posibles.
Sin darme cuenta el tiempo había pasado, y un mensaje de texto de Mai me decía que estaba en la puerta de mi casa.
Corrí a recibirla, y una vez que abrí la puerta me di cuenta que algo realmente andaba mal en ella,
estaba arreglada como si hubiera salido, unos jeans ajustados de tiro bajo y una musculosa blanca con los breteles más finos que los de su corpiño negro, su cabello ondulado recogido en una cola justo sobre su nuca y sobre su frente algunos bucles sueltos de color cobrizo.
Sus ojos estaban hinchados e irritados producto de las lágrimas, las manchas de delineador que corrían por sus mejillas le daban un aspecto realmente triste. No había rastro de la sonrisa que siempre vestía y a mi tanto me gusta ver.
El corazón se me encogió, los ojos se me cristalizaron en cuestión de segundos, aquella no era Mai era una triste sombra de mi amiga, sin decir nada me abalance a abrazarla, ella rompió en llanto.
Permanecimos así unos largos minutos sin decir palabra, hasta que recordé que yo solo vestía una remera larga, parada en la puerta de casa abierta de par en par era un espectáculo gratis para cualquiera que pasara. Fuimos directamente mi habitación, ella se ubico en la silla del escritorio se saco los zapatos y subió los pies poniendo su rostro entre sus rodillas.
Mientras me vestía, cosa que habíamos hecho infinidad de veces, note que evitaba mirarme.
Arrastre otra silla hasta quedar frente a ella, tome sus manos con las cuales abrazaba sus piernas.
-Mai,- dije, demoro en reaccionar para mirarme unos segundos y bajar nuevamente la mirada.
- ¿Que paso?- fue lo único que atine a preguntar, estaba aterrorizada, tenía que ser algo realmente grave.
Ella se limito a suspirar y decir.
- soy una estúpida.-
Abrí los ojos grandes sin entender.
- ella me lo dijo... - continúo. - me dijo que no esperara nada serio.-
- ¿Ella?... es tu... ¡la chica!...- dije torpemente.
- Si, Ana, desde un principio me dijo que no podíamos tener nada serio, que con su novia estaban en un tiempo...-
y volvió a sollozar escondiéndose tras sus piernas.
Suspire algo aliviado de que no fuera nada grave o realmente grave.
La abrase nuevamente y le pedí que me contara, entre sollozos y auto insultos logre entender que había pasado esa noche, E aquí mis interpretaciones.
Habían salido a bailar las dos a unos de los pocos boliches gay que hay en mi ciudad, para ser mas exactas solo hay dos, por tanto las posibilidades de encontrarse a un conocido son muchas, en el boliche en cuestión, Ana, se había encontrado con algunos amigos en común con su novia, y paso algunas horas usando a Mai para que ellos lo notaran, alguno de sus amigos llamo a la otra chica, que no entendí cual era su nombre gracias a las constantes interrupciones por llantos.
La Chica, ósea la novia original de Ana, se presento en el boliche cerca de las cuatro, al encontrarlas comenzó una discusión de proporciones épicas. También siguiendo una línea de interpretaciones de un idioma poco entendible, pareciera ser que las terminaron expulsando del boliche y una vez afuera la Chica a falta de nombre, le dio a elegir a Ana, si Mai o ella, cosa que Ana no dudo en su elección, según entendí de esa parte del relato, Ana se limito a volverse hacia Mai y decirle lo siento, así sin más se fueron. Las siguientes horas Mai se la paso deambulando por la ciudad sin atreverse a volver a su casa. Razones de eso, simplemente un misterio.
Me encontraba en silencio, y ahora entendía que para ella fuera grave, ¿pero tanto había aprendido a quererla en tan poco tiempo? no había sido mas de dos meses.
La obligue a que llamara a su padre para avisar que se quedaría en casa. La ayude a acostarse y ahí quedo en mi cama echa un ovillo durmiendo.
Cerca de las dos la desperté a comer, yo no había vuelto a acostarme, almorzamos junto a mi hermana, una de las pocas cualidades que puedo atribuirle a mi hermana es que interpreta muy los juegos de miradas y así sin hacer preguntas incomodas la paz reino. Habiendo dormido y tranquilizado un poco, Mai, decidió volver a su casa, la acompañe a la puerta e intente hacerla reír un poco, su sonrisa a mí me gustaba mucho y me dolía verla en ese estado.
Mientras nos despedíamos con abrazo me susurro.
-Se parece tanto a vos.- y como si hubiera dicho algo imperdonable se separo de mí y salió apresurada.
Yo quede petrificada en el lugar. ¿Que había sido esa confesión?, ¿era una confesión?
El resto de la tarde esas palabras ocuparon mi cabeza, en más de una oportunidad mi hermana me grito para que reaccionara o le respondiera alguna cosa que me hubiera dicho.
Cerca de las ocho de la noche Mai me llamo, atendí encerrándome en mi habitación,
- So, -que era como siempre me decía- , antes que digas algo... ya esta, ¿si?, no importa, no me hagas caso estaba mal, bueno... - dijo entrecortado
- Mai, no pasa nada, está bien- le decía en tono tranquilizador – me gustaría que me expliques pero si no quieres está bien, no...No...-
- no dejemos de ser amigas ¿si?- me interrumpió. - te dejo mañana hablamos, chau.- y corto
Mire el celular por unos largos segundos y recordé la conversación sobre el amigo se Seba, ¿estaba hablando de mi? En aquella oportunidad sus palabras me habían sonado extrañas, como si escondieran algo mas, ¿seria esto?
Busque a mi hermana y luego de negociar con ella que se encargara de los perros, lo cual me costó mucho más de lo que hubiera pagado, logre salir de la casa, sin saber que la deuda que acaba de contraer me traería en un futuro un fuerte dolor de cabeza que a su tiempo contare.
Lo más rápido que pude fui a lo de Mai, una vez allí, me atendió Vanesa la hermanastra de Mai, pregunte por ella. Dijo que se estaba bañando dejándome pasar, una vez dentro salude a su padre y madrastra, rogando que no me entretuvieran con nada, y como el padre me consideraba casi una hija más me dejaron llegar hasta la habitación de Mai.
Entre sin llamar y cerrando la puerta tras de mi le dije que teníamos que hablar.
Ella esta tirada sobre la cama mirando el techo sobre unos tallones aun mojada por el baño, totalmente desnuda, algunas gotas aun quedaban en su piel que hacían que el color beige brillara, alcance a ver como una diminuta gota corrió desde lo alto de su pequeño pezón adornado por una pequeña areola de un rosa intenso recorriendo el semicírculo que se formaba por sus pechos parados y duros.
Con la vista seguí el contorno delicado de la planicie de su abdomen, hasta ver como algunos vellos asomaban tímidamente en su monte de Venus, sus piernas levemente flexionadas marcaban sus firmes muslos, y la curva de su trasero asomaba entre los pliegues d aquellos toallones.
Me pareció lo más hermoso que había visto jamás.
Jamás había mirado a Mai en esa forma, es mas jamás había mirado una mujer lujuriosamente, y en cuanto a Mai no era la primera vez que la veía totalmente desnuda, pero esta vez me pareció hermosa.
Gire sobre mis talones avergonzada, y mire la pared.
- ¿¡Nadie te enseño a tocar, tarada!?- me grito al tiempo que se envolvía en los toallones.
-“te tocaría a vos” pensé. “ ¿¡ Que de donde había salido eso!?.
- ¡Bueno!, me dijeron que habías terminado.- replique aun pensado en lo anterior.
- ¿Ya?- pregunte- y... ¿desde cuándo me doy vuelta para que te cambies? - dije girando
el toalllon cubría sus pechos y por la forma en que lo agarraba hacia que estos se juntaran formando un hermosa i griega en lo alto, hacia abajo llegaba justo a la altura donde la cadera terminaba y comenzaban sus torneadas piernas, que apenas dejaban ver los labios de sus entrepierna. Torcí ligurmente la cabeza al descubrir que esa imagen tan sensual me excitaba.
- ¿Que pasa?,- pregunto
- Nada, quiero ver que estés bien, me quede preocupada.- conteste
- Ya, no importa, sabes que soy media tarada y bocana, voy a estar bien ya se me va a pasar...
- ¿que se te va a pasar?, ¿Que fue lo que me dijiste?- interrumpí levantando apenas la voz
- Nada. Déjalo ahí, no es importante.- subiendo en escala ella también
- Para mi si lo es, María Inés...- acababa de cometer un error, a ella le molestaba y mucho su nombre.
Bajo la cabeza, tomo aire y empezó, caminado hacia mí.
- ¿Que quieres saber? Hace cuanto me gustas, hace cuanto que quiero que me des un beso, que me duele que me digas mi amor, hermosa y hasta bebe y solo me veas como amiga.- a diferencia de muchas personas Mai no grita por el contrario baja el tono de vos hasta casi hacerlo un susurro. Que para mi es mas intimidante a que me griten.
- Haber, pensemos un segundo Sofía, vos crees que yo lo busque, que quise empezar a verte de otra forma, que cada vez que me llamas por teléfono o venís a verme todo lo demás dejaba de importarme. Vos crees que durante las vacaciones no me moría de ganas de verte, que no me dolía verte con el payaso ese con el que salías, por qué crees vos
- ya frente mí con su dedo índice me señalo - ¿que me aguante?
Tenía los ojos inyectados en sangre y algunas lágrimas habían brotado, el toallon se le había caído varios pasos atrás y me había acorralado contra la puerta.
Intente decir algo pero entre tartamudeos e intentos de aclarar mi voz nada salió.
Sin decir más nada, soltó una sonora carcajada-
-Estúpida, no puedo enojarme con vos, Sos linda hasta cuando te asustas... te... amo...- dijo al tiempo que apoyaba su mano en mi mejilla haciéndome una caricia, con una sonrisa radiante que nunca le había visto.
Suspiro derrotada y volvió sobre sus pasos dándome la espalda.
No pude resistir el impulso de abrazarla, me aferre a ella por detrás, podía sentir su piel aun húmeda, esto la tomo por sorpresa poniéndole la piel de gallina, bese su cuello tiernamente, ella ladeo su cabeza ofreciéndomelo, y yo continúe, poco a poco y sin darme cuenta seguí por sus mejilla, sentí el sabor salado de sus lagrimas, no tarde mucho en encontrar la comisura de sus labios carnosos, que bese tímidamente al principio, con ambas manos tome su rostro y la bese con tanta pasión como nunca lo había hecho con nadie, ella no opuso resistencia a que nuestras lenguas se encontraran, me tomo por la nuca con una de sus manos , y con su otro brazo rodeo mi cintura.
El tacto de su piel, su aroma y sus besos me excitaron y ella estaba teniendo el mismo efecto gracias mi, sentí sus pezones duros contra mis pechos.
En el caso de Mai, sus pechos, eran su mayor atractivo no por grandes, si por su forma, bien redondos y parados a la altura de los pezones. El roce me provocaba una sensación nueva, muy diferentes a las caricias de alguno de mis amantes hombres.
Mordió el labio inferior de mi boca y apretó con fuerza uno de los cachetes de mi cola, lo que me hizo lanzar un gemido, pero aun cuando había sido brusca seguía siendo dulce y suave a cualquier caricia que hubiera recibido, baje lentamente mis manos por su cuello hasta llegar a su firmes tetas, me entretuve acariciando su redondez hasta que busque con la yema e mis aquellos botoncitos rosados duros como roca, los apreté, pellizque y tire de ellos y a cada movimiento recibía un leve quejido de gusto de su parte, sin quedarse atrás sus dos manos masajeaban mi cola.
Sus besos ya habían hecho que me mojara, y quise saber si ella también lo estaba, baje con mi boca recorriendo el camino que antes habían hecho mis manos, desplace una de estas siguiendo el contorno de su cintura sin detenerme hasta sentir la firmeza de sus muslos. Desde un costado volví a subir esta vez por la cara interna, ella abrió ligeramente las piernas como invitándome a pasar, y así lo hice, mi primer contacto fueron los dedos sobre sus hinchados labios, sentí la cálida humedad que manaba de su orificio, recorrí los pliégales de los labios con los dedos y mientras más intentaba secar mas se mojaba.
La puerta sonó con un fuerte golpe y la voz de Vanessa nos llegaba desde el otro lado.
- Mai, los viejos salieron a cenar, avísame si Sofía se queda, en un rato preparo la cena- sus pasos se alejaron de la puerta y segundos después la voz de una cantante femenina se colaba débilmente hasta nuestros oídos.
Nos miramos unos segundos ambas agitadas, podía leer en sus ojos color miel su excitación su sonrisa dio paso dejo paso a una expresión picara y de un empujón me tiro sobre la cama. Ella subió colocando sus manos a los lados de mi cabeza y sus rodillas se acomodaron cerca de mi cadera, por un segundo vi como un delgado hilo de su intimo liquido bajo.
- ¿Sabes hace cuanto que sueño con esto?- me pregunto con una voz tan llena de lujuria que no me pude resistirme a besarla otra vez a modo de aprobación a lo que pasaría luego.
Bajando su cuerpo poso su muslo entremedio de mis piernas abiertas, comenzando un roce rítmico sin dejar de besarme, la humedad que ella iba dejando en la tela de mi pantalón ya era notoria podía sentirla su calidez.
Se separo unos segundos y sus manos encontraron mi pecho subiendo mi remera y liberándolos de el corpiño sin quitármelos, los tomo con ambas manos juntándolos, su boca alternaba entre uno y otro lamiendo mis pezones o los cuales atrapaba entre sus labios y tiraba de ellos, teniendo las manos libres, desabroche mi pantalón, mientras ella jugaba, jamás había pensado que tarea tan sencilla pudiera verse interrumpida incontablemente incontable cantidad de veces debido a la excitación, segundos después ella bajaba con su boca dejando a mi piel al rojo vivo con sus besos, paso por mis costillas, llego a mi abdomen, se detuvo unos segundos en mi ombligo dejando una pequeña gota de saliva como si de una piscina se tratara, siro de mis pantalones junto con mi ropa interior, para dejarlos caer a un costado de la cama.
Sentí su labios posándose sobre mi monte de Venus, sus manos separaron mis muslos desde la cara interna dejándome totalmente a su merced, un rayo de electricidad me corrió por todo el cuerpo cuando su lengua comenzó a recorrer los labios externos se mi vagina, por lo que tuve que tapar mi boca para no gritar, levante la cola casi instintivamente, acción que aprovecho para separar mis labios con los dedos, su lengua recorrió desde el límite inferior de mi tajo hasta mi clítoris haciendo mas presión al final.
Busque sus ojos con mi mirada, los encontré cerrados y su rostro mostraba una profunda expresión de concentración, estalle en un orgasmo intenso y ella hundió mas su boca en mi entrepierna tomando como rehén mi sensible clítoris entre sus labios que hico que la intensidad de aquella oleada de placer fuera más fuerte.
Me desplome violentamente casi exhausta.
Volví a abrir los ojos cuando me beso nuevamente ya a mi lado, esta vez fui yo quien subió sobre ella, me libere de los resto de mi ropa, baje para encontrar su cuello el cual mordí y bese, seguí por sus pechos, deteniéndome a unos minutos jugando como si de un caramelo se tratara, dando pequeñas laminitas y mordiendo suavemente, seguí mi camino hasta llegar a donde quería, su entrepierna, la mire durante unos segundos ya que era la primera vez para mí que tenía el sexo de otra muer tan cerca y en vivo. Introduje mi dedo primero, ella se arqueo de placer, saque la lengua y la deje reposar sobre su punto más sensible, comencé a lamer con firmeza, a cada intento ella se retorcía y ahoga gemidos mordiéndose los dedos.
Rodee con mis brazos su cadera y la obliga a separarla de la cama levantándola lo suficiente para que mi boca pudiera alcanzar cualquier rincón de su hermosa vagina, devolviendo sutilezas, lleve mi lengua hasta lo más abajo que pude, recorrí el pequeño camino que separaba su año de su sexo, me detuve en la entrada y lentamente introduje mi lengua en ella, se sentía cálido, la agite con fuerza en su interior, salí y seguí camino con la lengua hasta llegar otra vez a su clítoris, repetí esta acción varias veces mas y en cada una de ellas su respuesta era un gemido seguido de un espasmo cada vez más fuerte, sabiendo que su clímax estaba cerca me concentre en su clítoris, separando los labios que lo ocultaban con los dedos, mi otro mano la concentre en uno de sus pechos pellizcando si pezón que empezaba a tomar un color apenas morado.
Se tapo la cara con una almohada y grito, rápidamente introduje mi lengua en ella y con los dedos con los que había estado abriéndola apreté el clítoris, que note duro e hinchado, sobre mi lengua sentí las contracciones producto del placer,
la deje allí hasta que estas dejaron de darse.
Me acomode a su lado recostada sobre mi hombro. Ella se acomodo hasta que quedamos enfrentadas, nos besamos, al principio tímidamente y fuimos subiendo la intensidad.
-Quiero que términos juntas.- me dijo
Algo incrédula, hasta ese momento mi conocimiento sobre sexualidad lésbica era bastante limitado me deje guiar. Me puse de espaldas y ellas se acomodo entrelazando nuestras piernas de tal manera que nuestros sexos quedaron juntos, su solo contacto húmedo y la sensación de la piel caliente y suave de su vagina ya me excitaba, ella al haber quedado arriba comenzó a marcar el ritmo, que ayudada por lo mojadas que estábamos ambas le resulto fácil a pesar de mi inexperiencia, el vaivén rítmico comenzaba a acelerar al tiempo que yo no podía dejar mirar su rostro que reflejaba su placer, mordía su labio y cerraba sus ojos con fuerza, sus jadeos encortados, todos mis sentidos eran estimulados, tacto por su piel, vista al verla tan excitada y radiante, escucharla gemir en un punto casi inaudible por miedo a que nos oyeran, aun tenía el sabor de sus mas íntimos licores que me embriagaban y llegándome el perfume de su piel.
Casi llegando al punto culmine de nuestro acto volvió a subirse sobre mí de espaldas, pero esta vez dejando a la altura de mi rostro su aun goteante sexo, cole un dedo primero, al tiempo que recogía las perlinas gotas que manaban de ella.
Ella se sumerguio en mi undiendo su lengua entre los labios de mi vagina, lami y succione, al tiempo que mis dedos no dejaban de entrar y salir de ella, su lengua pasando sobre mi clitoris me hiso alcansar un nuevo orgasmo, segundos despues cuando yo aun sentia el placer de aquella gloriosa sensacion ella tambien llego. Nos abrazamos fuertemente sintiendo como nuestros cuerpos se tensionaban casi en simultaneo dos, tres, cuatro veces, hasta que poco a poco los músculos fueron quedando relajados.
Nos metimos bajo las sabanas mirándonos ambas agotadas acariciándonos suavemente.
- So, sabes que lo que dije lo dije en serio...- me susurro mientras me acomodaba un mechón de pelo rebelde que había caído sobre mis ojos.
- Sip- le dije sonriendo, y continúe – ¿sabes que mi amor?, yo también te amo, asique no busques a nadie que se parezca a mi.- sentencie.
Me acurruque sobre su pecho muestras escuchaba como poco a poco su corazón volvía a latir con normalidad hasta quedarme dormida, después de todo mis padres me habían levantado temprano, pero no de ser por ellos quizás estas revelaciones no se hubieran dado.
1er relato
http://www.poringa.net/posts/relatos/2163652/Mi-cunado-y-concunada.html
2do
http://www.poringa.net/posts/relatos/2426193/La-curiosidad-mato-al-gato-y-cogio-a-Sofia.html
Aquella mañana me habían obligado a levantarme temprano,
¡Era un sábado por dios santo! Asique siendo las 6 de la mañana ya estaba en pie, mis padres habían decido ir a ver una hermana de mi madre que estaba enferma y tenían un par de horas en auto, mi madre insistía que alguien debía cuidar sus bebes, dos estúpidos caniches a los cuales yo aborrecía, mi madre me decia que con mi hermana mayor, Tamara apenas un año y unos meses solamente, los perros se ponían nerviosos, claro mi hermana les había declarado la guerra luego le que destrozaran un par de zapatillas, asique donde los veía y mi madre no los hacía volar de una patada, llegando el punto que cuando mi madre no estaba los animalitos se escondían bajo las camas.
Implore que se los llevaran pero la locura por los perros se extendía también a mi tía, la diferencia era que mi tía tenia perros útiles no estás alfombras con patas, un ovejero alemán y un dogo que era el orgullo de mi tío. Y como ellos no tenían hijos, esas bestias ocupaban ese lugar en la casa.
Por tanto los caniches hubieran sido no más que una entrada para aquellos otros dos.
Y así fue que mis padres dejaron la casa no sin antes soltarme el sermón típico de la casa, la noche y cuidados ya que no volverían hasta el domingo.
Fui a la cocina llene los platos de agua de los perros les puse comida en los cuencos y me volví a mi habitación con todas las intenciones de seguir durmiendo.
Estaba empezando a dormirme cuando el celular sonó, hundí la cabeza en la almohada y grite, enojada tome el celular y sin ver el identificador atendí.
- ¡Hola! - dije casi gritando.
-So, ¿estás en tu casa?, necesito hablar con vos.- era la voz de Mai quien sonaba por el auricular, sonaba triste y a punto de llorar.
- Si, Mai, me levantaron mis padres, no hay problema amor ven- intente disimular mi preocupación, me había sentado flexionando las rodillas esperando que me dijera algo mas, pero corto.
Tenia miedo, Mai era para mí alguien muy importante, no solo era mi mejor amiga, si no mi ejemplo en muchas cosas, en los años que la conocía nunca la había escuchado así, el carácter de Mai era particular en muchos sentidos, siempre alegre, era raro que estuviera triste por algo, pero aun así no era muy querida por el resto de nuestros compañeros, ella era brutalmente frontal, asique su grupo de amigos se reducía solamente a Seba y a mí.
Me daba vueltas en la cabeza que podía ser que alterara tanto a Mai, pensé en sus declaraciones hacia unos meses atrás, que se había dado cuenta de cuánto la atraían las mujeres.
¿Habrá confesando eso a su padre? Me pregunte.
Pensé en la facultad, le irá mal en alguna materia.
Seguí la línea de pensamiento más oscura que pude, la habrán asaltado, estará bien su padre o madrastra o hermanastra y así seguí saltando en escenarios posibles.
Sin darme cuenta el tiempo había pasado, y un mensaje de texto de Mai me decía que estaba en la puerta de mi casa.
Corrí a recibirla, y una vez que abrí la puerta me di cuenta que algo realmente andaba mal en ella,
estaba arreglada como si hubiera salido, unos jeans ajustados de tiro bajo y una musculosa blanca con los breteles más finos que los de su corpiño negro, su cabello ondulado recogido en una cola justo sobre su nuca y sobre su frente algunos bucles sueltos de color cobrizo.
Sus ojos estaban hinchados e irritados producto de las lágrimas, las manchas de delineador que corrían por sus mejillas le daban un aspecto realmente triste. No había rastro de la sonrisa que siempre vestía y a mi tanto me gusta ver.
El corazón se me encogió, los ojos se me cristalizaron en cuestión de segundos, aquella no era Mai era una triste sombra de mi amiga, sin decir nada me abalance a abrazarla, ella rompió en llanto.
Permanecimos así unos largos minutos sin decir palabra, hasta que recordé que yo solo vestía una remera larga, parada en la puerta de casa abierta de par en par era un espectáculo gratis para cualquiera que pasara. Fuimos directamente mi habitación, ella se ubico en la silla del escritorio se saco los zapatos y subió los pies poniendo su rostro entre sus rodillas.
Mientras me vestía, cosa que habíamos hecho infinidad de veces, note que evitaba mirarme.
Arrastre otra silla hasta quedar frente a ella, tome sus manos con las cuales abrazaba sus piernas.
-Mai,- dije, demoro en reaccionar para mirarme unos segundos y bajar nuevamente la mirada.
- ¿Que paso?- fue lo único que atine a preguntar, estaba aterrorizada, tenía que ser algo realmente grave.
Ella se limito a suspirar y decir.
- soy una estúpida.-
Abrí los ojos grandes sin entender.
- ella me lo dijo... - continúo. - me dijo que no esperara nada serio.-
- ¿Ella?... es tu... ¡la chica!...- dije torpemente.
- Si, Ana, desde un principio me dijo que no podíamos tener nada serio, que con su novia estaban en un tiempo...-
y volvió a sollozar escondiéndose tras sus piernas.
Suspire algo aliviado de que no fuera nada grave o realmente grave.
La abrase nuevamente y le pedí que me contara, entre sollozos y auto insultos logre entender que había pasado esa noche, E aquí mis interpretaciones.
Habían salido a bailar las dos a unos de los pocos boliches gay que hay en mi ciudad, para ser mas exactas solo hay dos, por tanto las posibilidades de encontrarse a un conocido son muchas, en el boliche en cuestión, Ana, se había encontrado con algunos amigos en común con su novia, y paso algunas horas usando a Mai para que ellos lo notaran, alguno de sus amigos llamo a la otra chica, que no entendí cual era su nombre gracias a las constantes interrupciones por llantos.
La Chica, ósea la novia original de Ana, se presento en el boliche cerca de las cuatro, al encontrarlas comenzó una discusión de proporciones épicas. También siguiendo una línea de interpretaciones de un idioma poco entendible, pareciera ser que las terminaron expulsando del boliche y una vez afuera la Chica a falta de nombre, le dio a elegir a Ana, si Mai o ella, cosa que Ana no dudo en su elección, según entendí de esa parte del relato, Ana se limito a volverse hacia Mai y decirle lo siento, así sin más se fueron. Las siguientes horas Mai se la paso deambulando por la ciudad sin atreverse a volver a su casa. Razones de eso, simplemente un misterio.
Me encontraba en silencio, y ahora entendía que para ella fuera grave, ¿pero tanto había aprendido a quererla en tan poco tiempo? no había sido mas de dos meses.
La obligue a que llamara a su padre para avisar que se quedaría en casa. La ayude a acostarse y ahí quedo en mi cama echa un ovillo durmiendo.
Cerca de las dos la desperté a comer, yo no había vuelto a acostarme, almorzamos junto a mi hermana, una de las pocas cualidades que puedo atribuirle a mi hermana es que interpreta muy los juegos de miradas y así sin hacer preguntas incomodas la paz reino. Habiendo dormido y tranquilizado un poco, Mai, decidió volver a su casa, la acompañe a la puerta e intente hacerla reír un poco, su sonrisa a mí me gustaba mucho y me dolía verla en ese estado.
Mientras nos despedíamos con abrazo me susurro.
-Se parece tanto a vos.- y como si hubiera dicho algo imperdonable se separo de mí y salió apresurada.
Yo quede petrificada en el lugar. ¿Que había sido esa confesión?, ¿era una confesión?
El resto de la tarde esas palabras ocuparon mi cabeza, en más de una oportunidad mi hermana me grito para que reaccionara o le respondiera alguna cosa que me hubiera dicho.
Cerca de las ocho de la noche Mai me llamo, atendí encerrándome en mi habitación,
- So, -que era como siempre me decía- , antes que digas algo... ya esta, ¿si?, no importa, no me hagas caso estaba mal, bueno... - dijo entrecortado
- Mai, no pasa nada, está bien- le decía en tono tranquilizador – me gustaría que me expliques pero si no quieres está bien, no...No...-
- no dejemos de ser amigas ¿si?- me interrumpió. - te dejo mañana hablamos, chau.- y corto
Mire el celular por unos largos segundos y recordé la conversación sobre el amigo se Seba, ¿estaba hablando de mi? En aquella oportunidad sus palabras me habían sonado extrañas, como si escondieran algo mas, ¿seria esto?
Busque a mi hermana y luego de negociar con ella que se encargara de los perros, lo cual me costó mucho más de lo que hubiera pagado, logre salir de la casa, sin saber que la deuda que acaba de contraer me traería en un futuro un fuerte dolor de cabeza que a su tiempo contare.
Lo más rápido que pude fui a lo de Mai, una vez allí, me atendió Vanesa la hermanastra de Mai, pregunte por ella. Dijo que se estaba bañando dejándome pasar, una vez dentro salude a su padre y madrastra, rogando que no me entretuvieran con nada, y como el padre me consideraba casi una hija más me dejaron llegar hasta la habitación de Mai.
Entre sin llamar y cerrando la puerta tras de mi le dije que teníamos que hablar.
Ella esta tirada sobre la cama mirando el techo sobre unos tallones aun mojada por el baño, totalmente desnuda, algunas gotas aun quedaban en su piel que hacían que el color beige brillara, alcance a ver como una diminuta gota corrió desde lo alto de su pequeño pezón adornado por una pequeña areola de un rosa intenso recorriendo el semicírculo que se formaba por sus pechos parados y duros.
Con la vista seguí el contorno delicado de la planicie de su abdomen, hasta ver como algunos vellos asomaban tímidamente en su monte de Venus, sus piernas levemente flexionadas marcaban sus firmes muslos, y la curva de su trasero asomaba entre los pliegues d aquellos toallones.
Me pareció lo más hermoso que había visto jamás.
Jamás había mirado a Mai en esa forma, es mas jamás había mirado una mujer lujuriosamente, y en cuanto a Mai no era la primera vez que la veía totalmente desnuda, pero esta vez me pareció hermosa.
Gire sobre mis talones avergonzada, y mire la pared.
- ¿¡Nadie te enseño a tocar, tarada!?- me grito al tiempo que se envolvía en los toallones.
-“te tocaría a vos” pensé. “ ¿¡ Que de donde había salido eso!?.
- ¡Bueno!, me dijeron que habías terminado.- replique aun pensado en lo anterior.
- ¿Ya?- pregunte- y... ¿desde cuándo me doy vuelta para que te cambies? - dije girando
el toalllon cubría sus pechos y por la forma en que lo agarraba hacia que estos se juntaran formando un hermosa i griega en lo alto, hacia abajo llegaba justo a la altura donde la cadera terminaba y comenzaban sus torneadas piernas, que apenas dejaban ver los labios de sus entrepierna. Torcí ligurmente la cabeza al descubrir que esa imagen tan sensual me excitaba.
- ¿Que pasa?,- pregunto
- Nada, quiero ver que estés bien, me quede preocupada.- conteste
- Ya, no importa, sabes que soy media tarada y bocana, voy a estar bien ya se me va a pasar...
- ¿que se te va a pasar?, ¿Que fue lo que me dijiste?- interrumpí levantando apenas la voz
- Nada. Déjalo ahí, no es importante.- subiendo en escala ella también
- Para mi si lo es, María Inés...- acababa de cometer un error, a ella le molestaba y mucho su nombre.
Bajo la cabeza, tomo aire y empezó, caminado hacia mí.
- ¿Que quieres saber? Hace cuanto me gustas, hace cuanto que quiero que me des un beso, que me duele que me digas mi amor, hermosa y hasta bebe y solo me veas como amiga.- a diferencia de muchas personas Mai no grita por el contrario baja el tono de vos hasta casi hacerlo un susurro. Que para mi es mas intimidante a que me griten.
- Haber, pensemos un segundo Sofía, vos crees que yo lo busque, que quise empezar a verte de otra forma, que cada vez que me llamas por teléfono o venís a verme todo lo demás dejaba de importarme. Vos crees que durante las vacaciones no me moría de ganas de verte, que no me dolía verte con el payaso ese con el que salías, por qué crees vos
- ya frente mí con su dedo índice me señalo - ¿que me aguante?
Tenía los ojos inyectados en sangre y algunas lágrimas habían brotado, el toallon se le había caído varios pasos atrás y me había acorralado contra la puerta.
Intente decir algo pero entre tartamudeos e intentos de aclarar mi voz nada salió.
Sin decir más nada, soltó una sonora carcajada-
-Estúpida, no puedo enojarme con vos, Sos linda hasta cuando te asustas... te... amo...- dijo al tiempo que apoyaba su mano en mi mejilla haciéndome una caricia, con una sonrisa radiante que nunca le había visto.
Suspiro derrotada y volvió sobre sus pasos dándome la espalda.
No pude resistir el impulso de abrazarla, me aferre a ella por detrás, podía sentir su piel aun húmeda, esto la tomo por sorpresa poniéndole la piel de gallina, bese su cuello tiernamente, ella ladeo su cabeza ofreciéndomelo, y yo continúe, poco a poco y sin darme cuenta seguí por sus mejilla, sentí el sabor salado de sus lagrimas, no tarde mucho en encontrar la comisura de sus labios carnosos, que bese tímidamente al principio, con ambas manos tome su rostro y la bese con tanta pasión como nunca lo había hecho con nadie, ella no opuso resistencia a que nuestras lenguas se encontraran, me tomo por la nuca con una de sus manos , y con su otro brazo rodeo mi cintura.
El tacto de su piel, su aroma y sus besos me excitaron y ella estaba teniendo el mismo efecto gracias mi, sentí sus pezones duros contra mis pechos.
En el caso de Mai, sus pechos, eran su mayor atractivo no por grandes, si por su forma, bien redondos y parados a la altura de los pezones. El roce me provocaba una sensación nueva, muy diferentes a las caricias de alguno de mis amantes hombres.
Mordió el labio inferior de mi boca y apretó con fuerza uno de los cachetes de mi cola, lo que me hizo lanzar un gemido, pero aun cuando había sido brusca seguía siendo dulce y suave a cualquier caricia que hubiera recibido, baje lentamente mis manos por su cuello hasta llegar a su firmes tetas, me entretuve acariciando su redondez hasta que busque con la yema e mis aquellos botoncitos rosados duros como roca, los apreté, pellizque y tire de ellos y a cada movimiento recibía un leve quejido de gusto de su parte, sin quedarse atrás sus dos manos masajeaban mi cola.
Sus besos ya habían hecho que me mojara, y quise saber si ella también lo estaba, baje con mi boca recorriendo el camino que antes habían hecho mis manos, desplace una de estas siguiendo el contorno de su cintura sin detenerme hasta sentir la firmeza de sus muslos. Desde un costado volví a subir esta vez por la cara interna, ella abrió ligeramente las piernas como invitándome a pasar, y así lo hice, mi primer contacto fueron los dedos sobre sus hinchados labios, sentí la cálida humedad que manaba de su orificio, recorrí los pliégales de los labios con los dedos y mientras más intentaba secar mas se mojaba.
La puerta sonó con un fuerte golpe y la voz de Vanessa nos llegaba desde el otro lado.
- Mai, los viejos salieron a cenar, avísame si Sofía se queda, en un rato preparo la cena- sus pasos se alejaron de la puerta y segundos después la voz de una cantante femenina se colaba débilmente hasta nuestros oídos.
Nos miramos unos segundos ambas agitadas, podía leer en sus ojos color miel su excitación su sonrisa dio paso dejo paso a una expresión picara y de un empujón me tiro sobre la cama. Ella subió colocando sus manos a los lados de mi cabeza y sus rodillas se acomodaron cerca de mi cadera, por un segundo vi como un delgado hilo de su intimo liquido bajo.
- ¿Sabes hace cuanto que sueño con esto?- me pregunto con una voz tan llena de lujuria que no me pude resistirme a besarla otra vez a modo de aprobación a lo que pasaría luego.
Bajando su cuerpo poso su muslo entremedio de mis piernas abiertas, comenzando un roce rítmico sin dejar de besarme, la humedad que ella iba dejando en la tela de mi pantalón ya era notoria podía sentirla su calidez.
Se separo unos segundos y sus manos encontraron mi pecho subiendo mi remera y liberándolos de el corpiño sin quitármelos, los tomo con ambas manos juntándolos, su boca alternaba entre uno y otro lamiendo mis pezones o los cuales atrapaba entre sus labios y tiraba de ellos, teniendo las manos libres, desabroche mi pantalón, mientras ella jugaba, jamás había pensado que tarea tan sencilla pudiera verse interrumpida incontablemente incontable cantidad de veces debido a la excitación, segundos después ella bajaba con su boca dejando a mi piel al rojo vivo con sus besos, paso por mis costillas, llego a mi abdomen, se detuvo unos segundos en mi ombligo dejando una pequeña gota de saliva como si de una piscina se tratara, siro de mis pantalones junto con mi ropa interior, para dejarlos caer a un costado de la cama.
Sentí su labios posándose sobre mi monte de Venus, sus manos separaron mis muslos desde la cara interna dejándome totalmente a su merced, un rayo de electricidad me corrió por todo el cuerpo cuando su lengua comenzó a recorrer los labios externos se mi vagina, por lo que tuve que tapar mi boca para no gritar, levante la cola casi instintivamente, acción que aprovecho para separar mis labios con los dedos, su lengua recorrió desde el límite inferior de mi tajo hasta mi clítoris haciendo mas presión al final.
Busque sus ojos con mi mirada, los encontré cerrados y su rostro mostraba una profunda expresión de concentración, estalle en un orgasmo intenso y ella hundió mas su boca en mi entrepierna tomando como rehén mi sensible clítoris entre sus labios que hico que la intensidad de aquella oleada de placer fuera más fuerte.
Me desplome violentamente casi exhausta.
Volví a abrir los ojos cuando me beso nuevamente ya a mi lado, esta vez fui yo quien subió sobre ella, me libere de los resto de mi ropa, baje para encontrar su cuello el cual mordí y bese, seguí por sus pechos, deteniéndome a unos minutos jugando como si de un caramelo se tratara, dando pequeñas laminitas y mordiendo suavemente, seguí mi camino hasta llegar a donde quería, su entrepierna, la mire durante unos segundos ya que era la primera vez para mí que tenía el sexo de otra muer tan cerca y en vivo. Introduje mi dedo primero, ella se arqueo de placer, saque la lengua y la deje reposar sobre su punto más sensible, comencé a lamer con firmeza, a cada intento ella se retorcía y ahoga gemidos mordiéndose los dedos.
Rodee con mis brazos su cadera y la obliga a separarla de la cama levantándola lo suficiente para que mi boca pudiera alcanzar cualquier rincón de su hermosa vagina, devolviendo sutilezas, lleve mi lengua hasta lo más abajo que pude, recorrí el pequeño camino que separaba su año de su sexo, me detuve en la entrada y lentamente introduje mi lengua en ella, se sentía cálido, la agite con fuerza en su interior, salí y seguí camino con la lengua hasta llegar otra vez a su clítoris, repetí esta acción varias veces mas y en cada una de ellas su respuesta era un gemido seguido de un espasmo cada vez más fuerte, sabiendo que su clímax estaba cerca me concentre en su clítoris, separando los labios que lo ocultaban con los dedos, mi otro mano la concentre en uno de sus pechos pellizcando si pezón que empezaba a tomar un color apenas morado.
Se tapo la cara con una almohada y grito, rápidamente introduje mi lengua en ella y con los dedos con los que había estado abriéndola apreté el clítoris, que note duro e hinchado, sobre mi lengua sentí las contracciones producto del placer,
la deje allí hasta que estas dejaron de darse.
Me acomode a su lado recostada sobre mi hombro. Ella se acomodo hasta que quedamos enfrentadas, nos besamos, al principio tímidamente y fuimos subiendo la intensidad.
-Quiero que términos juntas.- me dijo
Algo incrédula, hasta ese momento mi conocimiento sobre sexualidad lésbica era bastante limitado me deje guiar. Me puse de espaldas y ellas se acomodo entrelazando nuestras piernas de tal manera que nuestros sexos quedaron juntos, su solo contacto húmedo y la sensación de la piel caliente y suave de su vagina ya me excitaba, ella al haber quedado arriba comenzó a marcar el ritmo, que ayudada por lo mojadas que estábamos ambas le resulto fácil a pesar de mi inexperiencia, el vaivén rítmico comenzaba a acelerar al tiempo que yo no podía dejar mirar su rostro que reflejaba su placer, mordía su labio y cerraba sus ojos con fuerza, sus jadeos encortados, todos mis sentidos eran estimulados, tacto por su piel, vista al verla tan excitada y radiante, escucharla gemir en un punto casi inaudible por miedo a que nos oyeran, aun tenía el sabor de sus mas íntimos licores que me embriagaban y llegándome el perfume de su piel.
Casi llegando al punto culmine de nuestro acto volvió a subirse sobre mí de espaldas, pero esta vez dejando a la altura de mi rostro su aun goteante sexo, cole un dedo primero, al tiempo que recogía las perlinas gotas que manaban de ella.
Ella se sumerguio en mi undiendo su lengua entre los labios de mi vagina, lami y succione, al tiempo que mis dedos no dejaban de entrar y salir de ella, su lengua pasando sobre mi clitoris me hiso alcansar un nuevo orgasmo, segundos despues cuando yo aun sentia el placer de aquella gloriosa sensacion ella tambien llego. Nos abrazamos fuertemente sintiendo como nuestros cuerpos se tensionaban casi en simultaneo dos, tres, cuatro veces, hasta que poco a poco los músculos fueron quedando relajados.
Nos metimos bajo las sabanas mirándonos ambas agotadas acariciándonos suavemente.
- So, sabes que lo que dije lo dije en serio...- me susurro mientras me acomodaba un mechón de pelo rebelde que había caído sobre mis ojos.
- Sip- le dije sonriendo, y continúe – ¿sabes que mi amor?, yo también te amo, asique no busques a nadie que se parezca a mi.- sentencie.
Me acurruque sobre su pecho muestras escuchaba como poco a poco su corazón volvía a latir con normalidad hasta quedarme dormida, después de todo mis padres me habían levantado temprano, pero no de ser por ellos quizás estas revelaciones no se hubieran dado.
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