Cuando desperté a la mañana dudé si había soñado. No podía ser cierto. Me levanté y el desayuno me estaba esperando.
Nos sentamos con mi mujer a desayunar.
- ¿ Pensaste en lo que te conté anoche? Preguntó mi esposa demostrando que no había soñado.
La miré. Su rostro no mostraba arrepentimiento ni enojo. Se veía tranquila.
- Podrías haber consultado conmigo. No estoy seguro de que hubiera autorizado algo así.
- No había tiempo y tú no ibas a enterarte.
- Pero me enteré.
- Porque las cosas no salen como uno piensa. Y en este caso todo se desmadró.
Quedé aún más intrigado.
- ¿ En que sentido?
- En todo sentido. Primero que no terminó allí, me siguió persiguiendo y amenazando con terminar con tu carrera si no le daba el gusto.
La miré incrédulo. ¿ Que me quería decir?
- Mira Judith, ahora es cuando tienes que contarme todo. Luego veremos como resolvemos la situación, pero no da para mas.
- Lo sé. Y te mereces saber todo.
“ Luego de ese día, traté de que todo volviera a la normalidad, pero no me fue posible.
- Y por eso no quieres ir a la cena, dije tratando de entender.
- No es solo eso. Unos días después de nuestro encuentro, atiendo la puerta y allí estaba el nuevamente. Lo dejé pasar, y nos sentamos a conversar. Me dijo que había disfrutado mucho lo del otro día, y que necesitaba estar mas tiempo conmigo. Le dije que eso era imposible, pero se acercó y me besó, asustada, me aparté, y le dije que era imposible porque mis hijos estaban en casa.
Se separó y me ordenó que fuera a ver que estaban haciendo. Como una autómata fui a la habitación de los niños. Estaban mirando tele, así que cerré la puerta y los dejé. Volví al salón y le comenté. Me tomó de la mano y me llevó al baño. Traté de resistirme, pero me preguntó si estabas cómodo en el trabajo, y si no sería complicado salir a buscar otro. Entramos y cerro la puerta con llave. Me volvió a besar mientras sus manos me acariciaban, y luego de unos minutos, me desnudó, me colocó de frente al lavabo, y abriendo su pantalón extrajo su verga dura y fibrosa y me ensartó de un solo envión, comenzando a follarme de manera profunda y sensual. Te puedo asegurar que no sentí nada, pero tuve que disimular haciendo que disfrutaba para asegurar nuestro futuro. Y el se corrió dentro mío, inundándome por completo. Se vistió y esperó que yo me vistiera.
- Judith, te prometo que el primer ascenso que haya en la empresa será para tu esposo, pero necesito que seas buena y obediente conmigo. Vendré todas las semanas. Dime en que horario estás sola.
- Es una locura, se van a enterar, dije
- Nadie se va a enterar, dime cuando puedo venir. Sino olvídate del ascenso y del trabajo.
Y así combinamos un día a la semana y todas las semanas desde ese día, viene y me posee. Es algo puramente físico, te aseguro, pero cumplió con lo del ascenso.
- Esto no puede seguir así.
- Y por eso no quiero ir a la reunión. Esto no va a seguir así. La situación se va a complicar. En esa reunión va a haber dos miembros del consejo de accionistas, y el gerente quiere que me los tire para tenerlos contentos. Y tu eso no podrás ignorarlo. Por eso te lo cuento. Esa noche me la pasaré en brazos de otros hombres, y tu tendrás que disimular.
- Eres una puta barata.
- Soy una puta, quizás, como tu dices, pero te aseguro que para nada barata. Me prometió el cargo de Gerente para tí, si consigo que lo asciendan a la junta directiva.
- No se que decir ni que hacer.
- No hay problemas, piénsalo. Si quieres ser Gerente, iremos a la fiesta y no oíras, ni verás, ni dirás nada. Si quieres divorciarte, no hay problemas, sería una pena porque te amo, y si decides que sigamos casados y no ir a la fiesta, tendrás que buscarte otro trabajo. Ahora ve a trabajar y piensa en lo que te he dicho.
Tomé mis cosas y salí de mi casa. Tenía mucho que pensar.
Ese día en el trabajo, no pude concentrarme. Yo que pensaba que las cosas las conseguía por mi esfuerzo y resulta que el cuerpo de mi mujer era lo que nos aseguraba la vida. Pensé que esto tenía que terminar. Iba a buscarme otro trabajo y alejarme de esa manga de degenerados que trabajaban conmigo y que habían corrompido a mi esposa. Además me vengaría. No sabía como pero lo haría. Y de pronto vi todo muy claro. Había otra alternativa. Llegar a la Gerencia. Desde allí podría vengarme. Por otro lado, una vez que llegara a ese puesto nadie más podría extorsionar a mi sufrida esposa. Está bien, tenía que soportar que se la beneficiaran un par de accionistas, pero sería la última vez. Cuando me ascendieran nadie más la molestaría.
Esa noche al llegar a casa, nos sentamos a charlar con mi esposa.
- Mira querida, estuve pensando en esta situación y estoy convencido de que no tienes la culpa de nada. Las circunstancias te obligaron a tomar decisiones extremas y yo te lo agradezco, pero esto hay que terminarlo.
- estoy de acuerdo, mi amor. Pero no se me ocurre como.
- El día que yo sea Gerente, nadie mas podrá presionarte, dije
Se quedó mirándome.
- ¿ Qué me estás pidiendo?
- No te pido nada, simplemente hice un comentario. La otra opción es renunciar ya y buscar otro empleo.
- ¿ Tu quieres que me acueste con los accionistas? ¿ Eso es lo que pensaste?
- Mira querida, no será mucho peor de lo que has pasado hasta ahora, pero cuando tenga una posición de poder todo cambiará.
Se quedó en silencio.
- No se si entiendes, querido. Tenemos que ir a la fiesta, y allí me tienes que entregar voluntariamente al gerente para que le sirva toda la noche. No quiere problemas porque tu estás allí. Quiere tu conformidad, y luego quiere que yo disfrute, o por lo menos que simule muy bien para que los accionistas se sientan deseados.
- Yo.... simplemente no miraré, no diré nada. Haré de cuenta que nada está pasando, dije dudando.
- No se, no se. ¿ Estás seguro de tolerar saber que estoy tirando con otros hombres a escasos metros tuyo?
- Puedo intentarlo, si, puedo intentarlo, porque se que después todo será distinto.
- Pues dejame pensarlo. Mañana te contesto. Pero tendré que decirle al gerente que estás al tanto de todo y que estás de acuerdo, si acepto.
- Piensalo y me dices.
Nos sentamos con mi mujer a desayunar.
- ¿ Pensaste en lo que te conté anoche? Preguntó mi esposa demostrando que no había soñado.
La miré. Su rostro no mostraba arrepentimiento ni enojo. Se veía tranquila.
- Podrías haber consultado conmigo. No estoy seguro de que hubiera autorizado algo así.
- No había tiempo y tú no ibas a enterarte.
- Pero me enteré.
- Porque las cosas no salen como uno piensa. Y en este caso todo se desmadró.
Quedé aún más intrigado.
- ¿ En que sentido?
- En todo sentido. Primero que no terminó allí, me siguió persiguiendo y amenazando con terminar con tu carrera si no le daba el gusto.
La miré incrédulo. ¿ Que me quería decir?
- Mira Judith, ahora es cuando tienes que contarme todo. Luego veremos como resolvemos la situación, pero no da para mas.
- Lo sé. Y te mereces saber todo.
“ Luego de ese día, traté de que todo volviera a la normalidad, pero no me fue posible.
- Y por eso no quieres ir a la cena, dije tratando de entender.
- No es solo eso. Unos días después de nuestro encuentro, atiendo la puerta y allí estaba el nuevamente. Lo dejé pasar, y nos sentamos a conversar. Me dijo que había disfrutado mucho lo del otro día, y que necesitaba estar mas tiempo conmigo. Le dije que eso era imposible, pero se acercó y me besó, asustada, me aparté, y le dije que era imposible porque mis hijos estaban en casa.
Se separó y me ordenó que fuera a ver que estaban haciendo. Como una autómata fui a la habitación de los niños. Estaban mirando tele, así que cerré la puerta y los dejé. Volví al salón y le comenté. Me tomó de la mano y me llevó al baño. Traté de resistirme, pero me preguntó si estabas cómodo en el trabajo, y si no sería complicado salir a buscar otro. Entramos y cerro la puerta con llave. Me volvió a besar mientras sus manos me acariciaban, y luego de unos minutos, me desnudó, me colocó de frente al lavabo, y abriendo su pantalón extrajo su verga dura y fibrosa y me ensartó de un solo envión, comenzando a follarme de manera profunda y sensual. Te puedo asegurar que no sentí nada, pero tuve que disimular haciendo que disfrutaba para asegurar nuestro futuro. Y el se corrió dentro mío, inundándome por completo. Se vistió y esperó que yo me vistiera.
- Judith, te prometo que el primer ascenso que haya en la empresa será para tu esposo, pero necesito que seas buena y obediente conmigo. Vendré todas las semanas. Dime en que horario estás sola.
- Es una locura, se van a enterar, dije
- Nadie se va a enterar, dime cuando puedo venir. Sino olvídate del ascenso y del trabajo.
Y así combinamos un día a la semana y todas las semanas desde ese día, viene y me posee. Es algo puramente físico, te aseguro, pero cumplió con lo del ascenso.
- Esto no puede seguir así.
- Y por eso no quiero ir a la reunión. Esto no va a seguir así. La situación se va a complicar. En esa reunión va a haber dos miembros del consejo de accionistas, y el gerente quiere que me los tire para tenerlos contentos. Y tu eso no podrás ignorarlo. Por eso te lo cuento. Esa noche me la pasaré en brazos de otros hombres, y tu tendrás que disimular.
- Eres una puta barata.
- Soy una puta, quizás, como tu dices, pero te aseguro que para nada barata. Me prometió el cargo de Gerente para tí, si consigo que lo asciendan a la junta directiva.
- No se que decir ni que hacer.
- No hay problemas, piénsalo. Si quieres ser Gerente, iremos a la fiesta y no oíras, ni verás, ni dirás nada. Si quieres divorciarte, no hay problemas, sería una pena porque te amo, y si decides que sigamos casados y no ir a la fiesta, tendrás que buscarte otro trabajo. Ahora ve a trabajar y piensa en lo que te he dicho.
Tomé mis cosas y salí de mi casa. Tenía mucho que pensar.
Ese día en el trabajo, no pude concentrarme. Yo que pensaba que las cosas las conseguía por mi esfuerzo y resulta que el cuerpo de mi mujer era lo que nos aseguraba la vida. Pensé que esto tenía que terminar. Iba a buscarme otro trabajo y alejarme de esa manga de degenerados que trabajaban conmigo y que habían corrompido a mi esposa. Además me vengaría. No sabía como pero lo haría. Y de pronto vi todo muy claro. Había otra alternativa. Llegar a la Gerencia. Desde allí podría vengarme. Por otro lado, una vez que llegara a ese puesto nadie más podría extorsionar a mi sufrida esposa. Está bien, tenía que soportar que se la beneficiaran un par de accionistas, pero sería la última vez. Cuando me ascendieran nadie más la molestaría.
Esa noche al llegar a casa, nos sentamos a charlar con mi esposa.
- Mira querida, estuve pensando en esta situación y estoy convencido de que no tienes la culpa de nada. Las circunstancias te obligaron a tomar decisiones extremas y yo te lo agradezco, pero esto hay que terminarlo.
- estoy de acuerdo, mi amor. Pero no se me ocurre como.
- El día que yo sea Gerente, nadie mas podrá presionarte, dije
Se quedó mirándome.
- ¿ Qué me estás pidiendo?
- No te pido nada, simplemente hice un comentario. La otra opción es renunciar ya y buscar otro empleo.
- ¿ Tu quieres que me acueste con los accionistas? ¿ Eso es lo que pensaste?
- Mira querida, no será mucho peor de lo que has pasado hasta ahora, pero cuando tenga una posición de poder todo cambiará.
Se quedó en silencio.
- No se si entiendes, querido. Tenemos que ir a la fiesta, y allí me tienes que entregar voluntariamente al gerente para que le sirva toda la noche. No quiere problemas porque tu estás allí. Quiere tu conformidad, y luego quiere que yo disfrute, o por lo menos que simule muy bien para que los accionistas se sientan deseados.
- Yo.... simplemente no miraré, no diré nada. Haré de cuenta que nada está pasando, dije dudando.
- No se, no se. ¿ Estás seguro de tolerar saber que estoy tirando con otros hombres a escasos metros tuyo?
- Puedo intentarlo, si, puedo intentarlo, porque se que después todo será distinto.
- Pues dejame pensarlo. Mañana te contesto. Pero tendré que decirle al gerente que estás al tanto de todo y que estás de acuerdo, si acepto.
- Piensalo y me dices.
1 comentarios - Los 3 monos sabios ( parte 3) ( versión del esposo)