Les cuento otra de mis tantas historias.
No se por qué, pero cuando tomo, sólo quiero tener sexo desenfrenado.
Era una noche de amigos, como las de siempre, en donde nos juntabamos a comer, tomar y pasar un buen rato.
Había uno de mis amiguitos en particular, con el que siempre aprovechábamos el tiempo; siempre que iba a la casa, buscábamos cualquier momento para tener muy buen sexo anal.
Terminó la reunión, un amigo y yo nos quedamos a dormir en la casa de los hermanos (mi amigo con derechos y su hermano).
Nos acostamos, uno de los hermanos conmigo y los otros dos en otra cama.
Luego de un rato, el deseo se hizo un tanto notorio y comenzamos a tocarnos. No lo pude resistir y lo dejé penetrarme, tapándome la boca para contener el placer, para que los demás no lo noten.
Pero el hermano de mi amigo lo notó.
-Ah no, en esta casa se comparte.
Casi sin que me diera cuenta, tenía a los dos hermanitos penetrándome sin piedad, haciéndome gritar como nunca.
Sólo faltaba mi otro amigo, el cuál era un tanto vergonzoso; sólo se limitaba a mirarnos y masturbarse.
Ambos hermanitos acabaron adentro mio: uno me llenó la cola de leche muy tibia, el otro me hizo tragar todo su sémen, metiéndome su miembro hasta la garganta.
Luego de eso sólo quería dormir, estaba exhausta.
Pero no, aún no terminaba.
El chico que faltaba se levantó,se acercó y metió su gran vergota en mi culito, el cuál ya no aguantaba más de tanto sexo. La tenía enorme!
Grité de placer. Los tres juntos se encargaron de bañarme todo el cuerpo con su rico semen.
Fue la mejor noche de sexo de mi vida.
No se por qué, pero cuando tomo, sólo quiero tener sexo desenfrenado.
Era una noche de amigos, como las de siempre, en donde nos juntabamos a comer, tomar y pasar un buen rato.
Había uno de mis amiguitos en particular, con el que siempre aprovechábamos el tiempo; siempre que iba a la casa, buscábamos cualquier momento para tener muy buen sexo anal.
Terminó la reunión, un amigo y yo nos quedamos a dormir en la casa de los hermanos (mi amigo con derechos y su hermano).
Nos acostamos, uno de los hermanos conmigo y los otros dos en otra cama.
Luego de un rato, el deseo se hizo un tanto notorio y comenzamos a tocarnos. No lo pude resistir y lo dejé penetrarme, tapándome la boca para contener el placer, para que los demás no lo noten.
Pero el hermano de mi amigo lo notó.
-Ah no, en esta casa se comparte.
Casi sin que me diera cuenta, tenía a los dos hermanitos penetrándome sin piedad, haciéndome gritar como nunca.
Sólo faltaba mi otro amigo, el cuál era un tanto vergonzoso; sólo se limitaba a mirarnos y masturbarse.
Ambos hermanitos acabaron adentro mio: uno me llenó la cola de leche muy tibia, el otro me hizo tragar todo su sémen, metiéndome su miembro hasta la garganta.
Luego de eso sólo quería dormir, estaba exhausta.
Pero no, aún no terminaba.
El chico que faltaba se levantó,se acercó y metió su gran vergota en mi culito, el cuál ya no aguantaba más de tanto sexo. La tenía enorme!
Grité de placer. Los tres juntos se encargaron de bañarme todo el cuerpo con su rico semen.
Fue la mejor noche de sexo de mi vida.
7 comentarios - Mis tres amigos juguetones
emm ... ¿Puedo ser tu amigo? ..jeje
exelente relato!!!!! 💞 💞
Buen Relato
saludos