Buenas hermosa comunidad como andan , espero que bien . Les dejo este relatito que lei en internet no es mio y me dejo re caliente , quiero comentarles que soy de capital federal (para que lo sepan las chicas jajaja) y como veran en mi relato anterior (con lenguaje medio basico y no tan hot , pero bueno espero ir mejorando en esta comunidad) tengo la gran fantasia de cojer en mi auto , es un auto con vidrios sin polarizar y hasta ahora ninguna chica se animo a cojer o hacer el amor en el mismo estando mojadisimas de la excitacion todas siempre terminamos en telo . Escucho propuestas , y espero conocerlas a algunas en la fiesta del sabado aver si puedo cumplir esa fantasia ya que la chica con la que salgo se fue de viaje y tengo libre este fin de semana . No los aburro mas vamos con el relato
Desliz en el auto
Cuántas cosas pasan en esta vida. Situaciones que no imagines
puedan suceder y acontecer en el momento en que menos lo esperas.
Una ocasión en que asistimos a una convención de la empresa
donde trabaja mi esposo, ésta se prolongó más de lo esperado y salimos después
de las diez de la noche de ahí. Uno de los compañeros de mi esposo no llevaba
coche y nos pidió de favor, que le diéramos un "aventón". Mi marido lo llevó
hasta su destino. Yo viajé en el asiento trasero, para dejar que ellos
platicaran cosas del trabajo y de los temas tratados en la convención. Cuando el
compañero se bajó, yo seguí sentada atrás, pues me dio flojera pasarme adelante.
Tomamos rumbo a nuestra casa, pero al llegar a un semáforo,
un muchacho como de unos veintitantos años se acercó a mi marido para pedirle un
"raid"(dinero). Le explicó que venía de una fiesta, pero había perdido su cartera y no
llevaba dinero para el taxi. Era nuestra noche de tener que dar "aventones",
pero no había problema, ya que este chico llevaba el mismo rumbo que nosotros. A
mi esposo no le gusta ser mala onda, así que le indicó que se subiera. El
muchacho abrió la portezuela trasera y se sentó a un lado mío. Me miró
sorprendido, ya que no se había dado cuenta de que yo iba ahí, pero comprendió
de inmediato.
Mi marido siguió manejando, poniendo atención en el camino,
mientras yo cerré los ojos, tratando de dormitar mientras llegábamos a casa. En
una vuelta, sentí que perdía el equilibrio y traté de apoyarme poniendo una mano
sobre el asiento, con tal suerte, que en lugar de hacerlo en el asiento, mi mano
fue a caer encima de la bragueta del chico. Sentí su miembro que aún flácido,
era de un tamaño considerable. Creo que se sonrojó, pero disimuló para no
apenarme. Me volví a acomodar tratando de olvidar el incidente, pero ya no pude
apartar de mi mente el haber sentido en mi mano ese grueso trozo de verga. De
inmediato mi vulva reaccionó con una deliciosa baba que mojó mi tanguita.
Observé a mi esposo, él ni cuenta se dio, seguía manejado
como si nada. Por mi mente empezaron a desfilar malos pensamientos y me empecé a
calentarme. Deseaba con todas mis fuerzas volver a sentir en mi mano la rica verga
de aquel muchacho. ¡No podía seguir así!... Volví a mirar a mi marido y
armándome de valor, estiré mi mano, atrapando descaradamente aquel falo bajo el
pantalón. El joven me miró sorprendido, yo le hice seña de que no hiciera ruido
y me entendió. Solo dejó que yo hiciera todo.
Hábilmente desabroché el pantalón, baje la cremallera, metí
la mano y sentí la tibieza de sus testículos. Su fierro empezó a tomar forma.
Sentí cómo se iba endureciendo. Cuando ya estuvo como yo lo quería, apreté
suavemente la verga. Era emocionante estar haciendo eso casi en los bigotes de
mi esposo. El riesgo de que me fuera a descubrir me excitaba más. El muchacho
cerró los ojos apretando los labios para no dejar escapar ningún gemido que nos
fuera a delatar, pues yo le apretaba la pija como puta desesperada.
De pronto, mi marido me vio por el espejo retrovisor y pensé:
¡Ya me cachó!... . Pero era casi imposible, dada la oscuridad en la parte
trasera. Sólo me dijo que pasaría a una tienda de esas que están abiertas las 24
horas, a comprar cigarrillos.
Yo le dije que lo esperaba en el auto y ya sabrán, en lo que
fue y vino, me subí la blusa, me desabroché rápidamente el sostén, luego me
incliné, coloqué la enorme verga de nuestro acompañante en medio de mis tetas y
comencé a frotarla haciendole una tremenda y rica turca. El pobre gemía como si estuviera en agonía, después de
examinar la punta de su macana, me la metí en la boca, dándole unas ricas
lamidas, se las merecía por estar bien vergudo. ¡Era una verga de esas de
película!... Él se dejaba llevar, casi sin poder respirar, me avisó que mi
marido venía de regreso.
Casi me descubre, pues alcanzó a ver cómo me levantaba. Yo le
dije que buscaba mi lápiz labial, que se me había caído. El muchacho se tapaba
jalando su suéter, pero por encima se le veía un gran bulto. Mi marido empezó a
manejar de nuevo. De pronto se metió por una oscura y solitaria calle. Yo me
quedé muda. Detuvo el auto, señaló en todas direcciones y luego me dijo:
¡Ya me di cuenta de todo lo que estás haciendo,
cabrona!...
El muchacho se asustó y quiso bajarse del coche, pero mi
esposo lo tranquilizó y lo animó a que se quedara, diciéndole que no le gustaba
que dejaran a su mujercita caliente, pues le podía hacer daño. Yo estaba
sorprendida, no atinaba a saber que se proponía el cabrón de mi marido. Me miró
y dijo que si quería terminar con el joven, me lo cogiera ahí en el auto, que él
vigilaría mientras yo estaba "ocupada". Sin importarme más, me quité la bombachita
, me alcé la falda, nos acomodamos de tal manera que mis piernas
quedaron alrededor de su cintura.
Hubieran visto el tamaño de aquella vergota. ¡Era
sensacional!... Empujé mis caderas y empecé a sentir como su rica vergota entraba
en mi concha. Se deslizaba bien rico, mientras mi marido estaba parado fuera del
auto presenciando la escena, con la verga bien parada. El chico y yo coordinamos
nuestro ritmo. Me tomó de las nalgas y me hizo galopar como una yegua hincándome
su endurecida pija hasta el fondo de mi vagina; yo me estaba retorciendo de placer, mientras me daba mil sentones sobre la babeante verga… ¡Qué aguante, qué
potencia de semental!... No miento si les digo que me hizo ver estrellitas. Me
estuvo dando duro y tupido, hasta que ya estando calientísimo, empezó a arrojar
semen en abundancia. ¡Qué baño tan calientito recibí en mi cuevita!...
Acto seguido deshicimos el nudo que habíamos formado y sin
limpiarse el miembro, se acomodó la ropa, acercó su boca a la mía y me dio un
beso. Se bajó del auto a cumplir con su turno de vigilancia, para
que mi esposo se subiera a darme una segunda ración de verga. Él ya estaba súper
excitado. Me volví a encaramar, de la misma forma que hice sobre el muchacho y
mi marido empezó a atacar con verdadera furia. Los senos me temblaban en cada
embate. Estaba gozando como una zorra. Había quedado muy sensible después de la
cogida que me diera el chico, así que no tardé en alcanzar un orgasmo, luego
otro, y otro… No sé cuántos, pues perdí la cuenta; y no podía dejar de gemir de
placer.
Después de un rato, mi esposo enterró profundamente su reata
en mi chocho y comenzó a derramarse, en cantidades no menores que las del
muchacho. Era tal la cantidad de leche, que gruesas gotas escapaban de mi
vagina, y su jugo se mezclaba con el que el joven había depositado en mi .
Era tanto el semen, que fue inevitable que manchara el asiento.
Después de recuperar el aliento, nos vestimos. El muchacho
volvió a tomar su lugar, mi marido aceleró y enfilamos hacia nuestro destino. En
el trayecto, los tres permanecimos callados, cada quien sumido en sus propios
pensamientos. Para ser sincera, les diré que pasada la calentura, si me entró un
poco de vergüenza y noté que mi marido también estaba un poco "sacado de onda".
El único feliz era el muchacho, pues no es cosa de todos los días cogerse a una
nena nalgona, con buenas tetas, caliente, sabrosa y putona como yo; pero lo
hecho, hecho estaba y ya ni modo.
Por fin llegamos al lugar donde el muchacho se bajó, dándonos
las gracias. No intentó saber nada sobre nosotros, pero desde entonces, cada que
mi marido lo recuerda, me coge como loco.
[/b]
1 comentarios - Desliz en el auto(y propuesta)
🙄