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El casamiento de Silvana

El Casamiento de Silvana

Me sentía raro, había algo que no me terminaba de cerrar. Por lo pronto me disponía a disfrutar lo mejor de la fiesta que hasta ese momento eran unos calentitos de jamón y queso y cerveza tirada que me traía una señora mayor. El dj era un conocido mío al cual hacía mucho que no veía, cambiamos unas palabras de rigor, el tipo siguió en lo suyo y yo en lo mío, que no sabía bien que era, a un costado de él, era una especie de ayudante de dj. Silvana venía cada tanto a ver como marchaba todo y se iba. En un momento el dj se me acerca y me dice:
- En un rato vuelvo hay bastante musica, cualquier cosa Silvana tiene mi celu.
Y se fué. Al rato volvieron a abastecerme comida y cerveza pero esta vez lo hizo una prima de Silvana, que supo ser una inocente nena, hacía siete u ocho años que no la veía y había pasado a ser una poderosa morocha, que rompía los ojos. La reconocí por un lunar en su mejilla y por sus vivaces ojos negros. Obviamente la última vez que la ví no tenía las tetas que exponía en su escote ahora. Vino un par de veces, eso me alentó. Mas preciosa que simpática y eso era mucho decir. En un momento llega Silvana y sutilmente la saca del medio.
- Fea tu actitud. - le dije.
- Ella va a tener su momento. Como estas? -me dijo.
- Bien, me refería a que me traigas a tu casamiento, cual es la onda? ver si salta el cd mientras vos te cagas de risa y disfrutas de la fiesta con Sergio?
- No bombon, sabes que te aprecio mucho, y creo entenderte...
- No parece. -la interrumpí. Mucha gracia no me causa estar acá. Que te hice?
- Nada malo, todo bueno.
- Y entonces?
- Entonces te elegí a vos.- Me dijo desde la puerta de la sala que hacía de cabina de dj. En un rato vuelvo. Y lo vas a entender.

Cumplió. Al rato volvió y empecé a entender. Estaba mas linda que nunca. Silvana era una amiga y vecina con la cual nos habiamos dado unos besos picantes en la adolescencia, pero que lamentablemente no pasaron de eso y me había dejado toda la leche acumulada, hasta el día de la fecha. Desde chicos fuimos cómplices y compinches. Tambien habia sido la fuente de inspiración de mi primera paja (y de muchisimas mas). Cuestión que vivía enfrente de mi casa. Ella es dos años mayor que yo, de pelo castaño, ojos marrones, labios carnosos y un cuerpo que siempre trató de salir de las escasas ropas que lo cubrían. Una cola reconocida y premiada mas allá de los límites del barrio. Un muy buen par de tetas hasta que se las operó y quedaron mejor.

- Sabes lo que pasa? No me banco que me tomen por pelotuda. - Me dijo mientras cerraba la puerta con llave y apoyaba el platito de bombitas de crema entre cajitas de cd.
- Y quién te toma por pelotuda? - le pregunté.
- En general... a la mina que se casa los hombres la toman por pelotuda. Ejemplo: los amigos dominados secaplatos de Sergio, y Sergio tambien me toma por boluda. Mirá, todos los casamientos tienen su previa despedida de soltero de rigor y sabemos perfectamente lo que pasa en ellas. Se arman altas festicholas, se cogen cuanta puta anda cerca y eso. Pero me parece bien, la historia de la humanidad esta llena de ritos y este será uno de ellos.
Yo escuchaba sin meter bocado que no sean monosilabos. Ella siguió:
- Resumiendo yo ya me la veía venir y como también tenía mi despedida esa misma noche, le dije: 'Sergio somos grandes y sabemos lo que son las despedidas de soltero, hagamos una cosa, desde las nueve de la noche del sábado hasta las nueve del domingo no nos hablamos. El domingo nos vemos pero no nos podemos preguntar nada de nuestras despedidas. Es un pacto, como si ese día nunca hubiese existido. Y el muy boludo me dice que no, que no iba a haber nada extraño y un montón de pavadas mas. El domingo siguiente al de la despedida nos encontramos con uno de sus amigos, que estaba con la pelotuda de su esposa, y le dice: Sergioooo, que buena carne comimos ayer, eh!! En evidente doble sentido para ellos, como si yo fuera a pensar que se refiere a un asadito!!! Sergio la dejó pasar pero yo la anoté. Eso es tratarme de pelotuda! Querer cargarme gratuitamente, y no me lo banco. Esas cosas me sacan. Y pensé 'Ah, son vivos? entonces yo voy a ser una hija de puta.- me dijo mientras seguía la fiesta desde la ventana vidriada.
Mi cabeza trataba de autoconvencerse de que lo que estaba imaginando no podia ser real.
- Yo te entiendo - le dije. Pero que culpa tengo? no me histeriquees justo a mi, sabés que siempre me volaste la cabeza. Desde que eramos pendejos y me cruzaba a hablar con vos.
- Si, ya se. - Lanzó abriendo una botellita de soda.
- Es mas - le dije- Para lo único que me cruzaba era para mirarte las tetas un rato. Y si ademas podía enlazar un par de palabras no me molestaba. Despues volvía a mi casa directo al baño!
- Que hijo de puta - esbozó mientras sonreía. Lo hacias?
- Creo que todas las veces. Es más, sabes que me hice la primera paja mirandote a vos?
- Nooo! como saberlo? Nunca me lo dijiste. Como fue que me miraste? - me preguntó, mientras se apoyaba en la mesa frente a mi.
- Bueno, sabelo entonces. Que se yo...tendría unos doce o trece años, estaba sentado en el escritorio de mi casa, viste que tiene una ventana delante que da a la calle? estaba solo, tenía que hacer algo para la escuela, no tenía ganas y justo veo que se abre la puerta de tu casa y salís vos con una mini de jean y una remerita ajustada ayudando a tu vieja con la maquina de cortar pasto. La levantaron para bajar la escalera, la llevaron hasta el pastito de la vereda y para apoyarla en el piso te pusiste de espaldas a mí y al bajarla se te levantó la pollerita hasta la cintura mas o menos, tenías una tanguita blanca. Me calentó tanto que me empecé a pajear ahi nomas, tu vieja se metió de nuevo a la casa y vos te quedaste haciendo cosas en la vereda y mientras me pajeaba vos te movias de un lado a otro, ofreciéndome sin querer tus piernas, tu tetas. Fue una paja frenética, me acuerdo de todo!
- Que hijo de puta!
- Fue inolvidable.
- O sea que te desvirgué de pajas!! - me dijo entre sonrisas.
- Exacto. Me cogiste muchas veces!!
- Pero nunca como hoy. - me fusiló cuando se paraba detras mío y me acariciaba dulcemente la cabeza.
- Que perra preciosa! Lindo momento elegiste!
- Las mujeres podemos ser mucho mas hijas de puta que ustedes, sabelo, porque somos frías, especuladoras, actuamos y ustedes, por lo general compran. En cinco minutos voy a tener tu pija en mi boca y en veinte voy a estar besando a Sergio y diciéndole que me hace muy feliz.
- No lo dudo! - le dije mientras llevaba su mano al interior de mi jean.
- Mejor para vos. - me dijo. Mientras acariciaba la piel de mi sexo, después de un intenso choque de bocas.
Se puso delante mío, se levantó el vestido. Tenía las ligas, medias que cubrían todo el muslo, y una tanga transparente que separó de su piel metiendo su mano hasta sus labios, todo en un blanco purísimo. Me recosté en la silla mientras ella sonreía. De ahí en adelante se mantuvo casi sin hablar, en una complicidad amena. Llegó hasta los botones de mi jean, los desabrochó con destreza con una sola mano mientras me apoyaba la palma de la otra en mi cara. Se la lamí. Ella a mí, de manera increible, con soltura y desfachatez. Se me puso bien dura. Se daba golpecitos en la nariz y sonreía en silencio. Agarró una bombita del plato que habia traído, le sacó la crema y la puso sobre mi glande. Lo que le sobró en el dedo lo desparramó en el cuerpo de mi pene justo sobre una vena. Se lamió el dedo mirándome y luego pasó a mi pija. Su saliva se mezclaba con la crema y hacían un jugo viscoso y blancuzco. Quedaban hilitos entre sus labios y mi piel. Se incorporó corrió todo lo que había en la mesa debajo de la ventana que daba a la fiesta y se sentó en ella, se levantó el vestido y apoyando sus tacos blancos en el borde de la mesa me ofreció su perfumado sexo. Sin dudar llevé mi lengua hacia ella, la escarbé y la besé. Mordí sus labios con los míos en una humedad ya perceptible. No dejó de acariciar mi pelo con sus manos, desde ahí abajo la miré, apoyó delicadamente un pié izquierdo en mi hombro derecho y me corrió hacia atrás, sin abandonar una mueca irónica. Se bajó, se arrodilló y me la chupó un instante más. Luego me dió la espalda, los muslos de las piernas tocaban el filo de la mesa, volvió a subirse el vestido y se inclinó hasta que sus tetas tocaron el grueso mantel bordó. En esa posición se corrió la diminuta tanga mirándome, y metió su dedo anular entre sus labios vaginales. Yo estaba masajeandomelo en la silla contemplando la escena de mis sueños. Llegué hasta ella, le dí unos dulces golpecitos en las nalgas con mi pija. Separó sus labios y se la puse. Con sus manos siguió abriendo su sexo. Me agarré de su firme cadera y recorrí su interior. Todas las pajas de mi adolescencia se agolpaban en mi mente. Ella levantó un pié y lo puso sobre una silla, facilitando el ingreso de mi carne en la suya. Su cara estaba casi contra el vidrio de la ventana. Las luces azules y rojas se reflejaban en el perfil de su cara y le daban un brillo especial a sus ojos. Empezó a sonar musica fiestera, Autenticos Decadentes. Yo no me podía separar de ella, no me importaba absolutamente nada. Abajo empezaban a revolear al novio por los aires y, obviamente, despues seguía ella. No podía creer la situación que estaba viviendo.
- Silvana te van a buscar. - le dije mientras le chirlos en la cola.
- Dame! Dame! - me repetía casi como una orden.
- Boluda te toca a vos.
- Dale acabame toda y voy. En el vestido, dale! - me dijo detonando mi cerebro.
Le saqué la pija y se la apoyé entre las nalgas, la apreté y bombeé un par de veces rozando su piel y su tanga. Cuando iba a acabar hice presión con mi pulgar en la base de mi pene para que quede mas erguido. El primer latigazo de semen le atraveso la tanga, el segundo fue mas lejos y llegó a su arrugado vestido. Ella miraba todo sin abandonar el sarcasmo en su gesto. Se incorporó y se agacho delante mio, recorrió mi pija que todavía emanaba semen con su lengua, me siguió con esos ojazos. Me preguntó si tenía alguna mancha de semen en la cara, le indiqué donde, se limpió con un dedo y se lo chupó.
- Hoy empezamos. -me dijo.
Agarró el cotillón de una caja que estaba debajo de una mesa, se puso una vincha que tenía unas plumas de típico indio Piel Roja que se ve en las películas, cambió sus tacos por zapatillas deportivas y bajo las escaleras a los saltos. Fue directo a buscar a Sergio. Afortunadamente, ella cumplia sus promesas.

5 comentarios - El casamiento de Silvana

AmantesHoT
buenisimo relato, sabiendo que las minas son el ser mas dañido frio y calculador del mundo pero QUE CALIENTES NOS PONEN!!!
peladon +1
👏 👏 👏 👏 👏
SopranoTony
Buen relato brother te comiste la mina que te volaba la cabeza espero que halla dseguido todo esto... gracias por compartir te invito a pasar por el mio abrazo