El compañero de clase
Estaba sentada en el sofá con el portátil cuando llamaron al telefonillo. Era Pedro, el compañero de clase de Julia. Habían quedado para hacer un trabajo, pero ella no estaba. Lo conocía de la fiesta de cumpleaños de Julia. Habíamos hecho una fiesta en una piscina el verano anterior y allí fue cuando me fijé en Pedro. Le tenía muchas ganas pero debía contenerme por Julia.
Por cortesía le ofrecí algo de beber mientras llegaba mi compañera de piso. Cuando iba llegando hasta donde estaba Pedro me tropecé y le tiré todo el refresco por encima. Corriendo intenté quitarle lo máximo posible con servilletas, pero estaba empapado. Cuando me quise dar cuenta estaba arrodillada entre sus piernas, frotando con muchas ganas sus pantalones con un puñado de servilletas mojadas. Mis ojos se posaron en el bulto que sobresalía de su entrepierna. ¡Estaba empalmado!
Me levanté poco a poco, poniendo mi escote a escasos centímetros de su boca. Entonces le ofrecí ir a mi habitación, donde podría quitarse esa ropa y lavarse un poco en mi baño. Yo también me había manchado la camisa blanca que llevaba . Fuimos juntos hacia mi cuarto y una vez en la puerta me agarró por la cintura y me pidió que entrara con el. Él entró en el baño, dejando la puerta entreabierta. Yo empecé a buscar en el armario algo para cambiarme.
Cogí un vestido estampado bastante cortito y me senté en la cama, desde donde veía como Pedro se iba desnudando para terminar metiéndose en la ducha. Podía ver su torso desnudo, no era de los que se depilaban y eso me gustaba. Estaba bastante fuerte, no marcado pero igualmente se notaba que estaba en forma.
En ese momento empecé a recordar aquel día en la piscina, era el único que me salvaba de que me hicieran ahogadillas. Entonces recordé que había quitado las toallas. Cogí una del armario y entré en el baño. Estaba enfrente de la ducha, viendo como se enjabonaba. Empecé a desnudarme, mientras el miraba desde el otro lado de la mampara la escena. Me quité el vestido, quedándome en ropa interior. Me quité el sujetador negro quedándome con mi tanga rojo. Cogí las tiras del tanga y empecé a bajar poco a poco, dejando ver mi coñito. Una vez desnuda me metí en la ducha con el.
Empezó a enjabonarme primero con la esponja y después con las manos. Yo cogí el gel y me puse a masturbarlo. Tras un rato tocándonos salimos de la ducha con un calentón enorme. Nos tiramos en la cama estando aún mojados, el empezó a comerme el coño. Nunca antes me lo había hecho alguien con perilla y me encantó. La sensación de cosquilleo que sentía gracias a los pelos era maravillosa. Cuando terminó me incorporé para chupársela, agarrándola con las manos. La tenía super dura. Me la metí en la boca entera, su cara lo decía todo. Podía notar como la sangre recorría aquella polla por sus enormes venas. Me dijo que le encantaba como se la estaba chupando, mientras con sus manos empujaba mi cabeza hacia él. Entonces me levantó, me dio la vuelta y me dijo al oído “ponte a cuatro patas que te la voy a meter enterita”. No solo me puse a cuatro patas, si no que me puse con el culo en pompa, abriéndome con las manos los cachetes para que lo viera todo a la perfección.
Estaba cachonda como una perra y mi coño chorreaba. Pedro me metió la polla hasta el fondo sin problemas, agarrándome por las caderas. Prácticamente entraba sola de lo abierto y mojado que lo tenía. Al principio me la metía a un ritmo normal, pero después empezó a darme más y más fuerte. Ambos nos mirábamos en el espejo de cuerpo entero que tenía colgado en la pared. Estaba disfrutando muchísimo y decidí meterme un dedito en el culo. Cuando acerqué mi dedo vi que lo tenía completamente abierto. Entonces empecé a meterlo y sacarlo poco a poco. Cuando miré hacia el espejo pude ver como Pedro miraba con asombro lo que estaba haciendo. Parecía que no se lo creía. El ver la cara de asombro que tenía me puso más cachonda aún y sin darme cuenta me corrí en un sonoro orgasmo. Él aún no había llegado, por lo que le dije que me la metiera por el culo. Quería sentir aquella polla practicándome sexo anal. No se atrevía a meterla entera, entonces fui empujando mi culo hacia su polla. Poco a poco fue entrando hasta desaparecer por completo. En ese momento Pedro comprendió que podía meterla y sacarla a su antojo de mi culo y me agarró del pelo muy fuerte a la vez que me daba fuertes embestidas. Mi coño chorreaba, así que cogí mi pequeño consolador que estaba entre mis sabanas, de haberlo usado la noche anterior. Estaba disfrutando muchísimo cuando Pedro me dijo que estaba apunto de correrse.
La sacó y empezó a masturbarse hasta que sentí su semen caliente chorreando por mi espalda y resbalando por mi culo. Nos vestimos y fuimos al salón. Tras unos minutos llegó Julia y nos despedimos como si nada de aquello hubiese ocurrido. Ambos se fueron a la biblioteca para hacer el trabajo.
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1 comentarios - El compañero de clase (Relato Real)
Y muy caliente!
Gracias por compartir