-Ahora, dame más, por favor.. te pedí con un hilo de voz ahogada por tus besos...Tomaste mis manos, colocándolas detrás de mi cabeza mientras te deslizabas dentro de mí otra vez, quizá la última, la despedida.
Unas horas antes, bajaba la barranca y caminaba con toda la simulada soltura que la ansiedad y la expectativa me permitían, iba a tu encuentro en esa esquina bañada por el sol que en su ascenso desde el río confundía mi visión.
Vi una silueta masculina a contraluz y pensé ojalá que sea él...tiene que ser él.
Me detuve a unos metros y nos miramos, los dos pudimos reconocernos aún sin habernos visto nunca. Nuestra intimidad a la distancia, en la que deslizamos retazos de nuestras imágenes bastó para que ambos nos supiéramos.
Nos acercamos entre sonrisas y saludos amables. Sin planearlo, comenzamos a caminar observándonos mutuamente. Sabíamos que había tantas cosas para decir, pero deambulamos en silencio varios minutos, conscientes de que sólo teníamos ese día por delante. Un sólo día para vivir algo que hay que vivir aunque sea una sola vez en la vida.
Perdimos, o al menos yo perdí la conciencia del tiempo transcurrido entre charlas, café y miradas ansiosas. Hasta que me tomaste de la mano y me llevaste al hotel, con deseo, con ternura, con naturalidad.
Abusamos de nuestro inexorable enemigo, el tiempo, pero nada podía impedirnos reconocer nuestros cuerpos, nuestras pieles, besar, acariciar, explorar y gozar cada instante, con cada poro. Frente a frente al fin.
Tus caricias, tus palabras, tu sensualidad exacerbaban y exaltaban mis sentidos, todas las sensaciones se repotenciaban en la perfecta combinación de tu cuerpo y el mío.
Me invitaste a recibirte en mi, me acomodé a sobre tu cuerpo, mirándote a los ojos y tratando de captar ese instante para siempre en mi memoria.
Mi piel anhelante no podía despegarse de la tuya, mi sexo latía invadido por vos.
Y así bailamos por horas, fuimos desde el suave y romántico vals hasta el tango más lascivo. Entre pieza y pieza, a veces abrazados, a veces cada uno en su rincón, nos impregnábamos de los ritmos recién aprendidos, perfeccionándolos para la próxima entrada.
La tarde transcurrió, el reloj implacable nos devolvía a la realidad, cuando te pedí que me regalaras la última melodía...
33 comentarios - La última melodía
Excelente relato !
Gracias por compartir.
Angie te deja Besos y Lamiditas !!!
La mejor forma de agradecer la buena onda que se recibe es comentando, al menos al que te comenta. Yo comenté tu post, vos comentaste el mío?
Compartamos, comentemos, apoyemos, hagamos cada vez mejor esta maravillosa Comunidad !!!
ese estilo es inigualable!!.. adore! 😉
besoteeee 😉
🌹 🌹 🌹
Hoy va a ser un excelente Lunes.
Muy bello
👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏 👏
Felicidades! Hoy no me quedan puntos, pero volveré. 👏 👏
un placer
Excelente. Te debo los Porotos.
No podès! Sabelo!
Gracias por compartirlo
ME encanto!
Gracias por compartir
Me mató este párrafo que me pinta una danza en un ring, que la cosa es esa mezcla de dulzura y lucha... Que el suave y romántico vals y el lascivo tango se funden en una danza primordial....
Genial, como siempre!!! 😘
Debo...
me encanto! genial
Que lindo relato, me encanta leer y que las palabras me lleven.
Mañana vuelvo con puntos
Esa mezcla de poesia romantica con erotismo me vuelve loca...
Te dejo puntitos y besitos... 😘