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Pasiones Familiares

Hola.

Soy Natalia y este es mi primer relato. La historia que les presento es imaginaria. Espero que la disfruten al leerla tanto como yo he disfrutado escribiéndola.

Soy una chica mexicana, rubia, cabello dorado y largo hasta las caderas, mi cuerpo cumple con los antiguos estándares de belleza, aunque algunas amigas dicen que estoy un poco pasada de peso. Mido 1,65, 100 de busto hecho de dos enormes tetas en forma de pera y grandes pezones (¡Son mi orgullo!).

Mido 65 de cintura y 100 de cadera en un culo levantado que es imán de las miradas masculinas y envidia de las femeninas. Mis piernas son torneadas y de muslos poderosos. Soy coqueta, extrovertida y, como lo descubrí, bastante piruja.

¡Me gusta el sexo en cualquiera de sus formas y me fascinan los relatos eróticos!

Esta historia ocurrió cuando yo tenía 20 años. Siempre fui muy apegada a mi hermano Rodrigo, que es un año mayor que yo. Él conoció a una chica llamada Mónica, con quien inició un noviazgo.

Me presentaron a Adrián, el hermano de Mónica, me pareció simpático e inicié una relación con él.

Éramos dos parejas de hermanos intercambiados que salíamos juntos a todas partes y nos divertíamos de la forma más normal. Los padres de Mónica y Adrián tenían una cabaña en La Marquesa, a veces los 4 íbamos ahí en fin de semana. Paseábamos, nadábamos, montábamos a caballo y nos divertíamos sanamente, sin imaginar lo que nos esperaba.

Aquella vez fuimos a la cabaña. Asamos carnes, bebimos cervezas, escuchamos música y la pasamos de lo más normal.

A las 10 de la noche ya estábamos un poco tomados. Nos acomodamos en la estancia, la cual tenía 2 sofás, puestos uno frente al otro y vimos televisión.

Rodrigo puso una película que, sin ser porno, tenía mucho contenido erótico. Adrián se acostó en nuestro sofá y yo me acomodé a su lado, mi hermano y mi cuñada ocuparon el sofá de enfrente en una posición parecida.

Describiré a los demás: Mi novio Adrián es alto y robusto, con un cuerpo bien trabajado, el único pero que le pongo es el largo de su verga, de unos 15 centímetros.

Mi cuñada Mónica es delgada, tiene un cuerpo de modelo de pasarela, pechos pequeños, cintura estrecha y breves caderas.

Mi hermano Rodrigo es otro cantar…

Alto, delgado, moreno y, según comprobé esa noche, es dueño de una verga sensacional, excepcional por su largo y su grosor.

A media película el generador eléctrico de la cabaña comenzó a fallar y los muchachos decidieron que lo más prudente era apagarlo. Encendieron algunas lámparas solares y no nos quedamos a oscuras, pero nos perdimos el final del filme. Todos estábamos un poco cachondos por la trama.

- ¿Y ahora qué hacemos? – Preguntó mi novio, abrazándome de cucharita en el sofá.

- Yo no tengo sueño – Dijo mi hermano besando a su novia en la boca.

- Si estamos juntos no podemos aburrirnos – Dijo Mónica después del beso de mi hermano.

Imaginé que sería como en otras ocasiones. Todos nos pondríamos cachondos, alguna pareja se iría al dormitorio y cada quien haría el amor con su respectivo compañero, siempre respetando el pudor y la privacidad, aunque reconozco que escuchar a mi hermano y a mi cuñada cogiendo me calentaba bastante y me hacía más receptiva al follar con mi novio.

Mi hermano y mi cuñada comenzaron a morrearse y fajar. Sorprendentemente no hicieron nada por apartarse de nosotros. Viendo el espectáculo, mi novio se calentó y me sobó las tetas. Al principio no quise que nos vieran, por respeto a mi hermano pero lo fui disfrutando y pronto ya le estaba sobando la polla sobre el pantalón.

Rodrigo le quitó la blusa y el sujetador a su novia, enseñándonos sus pechos y dijo:

- Vamos a hacer algo. Nosotros nos ofrecemos a coger elante de ustedes y ustedes hagan lo mismo. Nos quedamos sin ver el final de la película y no es justo que nos vayamos a dormir sin un buen espectáculo.

- ¡No chingues, eso es muy fuerte! – Dijo mi novio, sorprendidopero sin apartar la mirada de las tetas de su hermana.

- ¡Uy hermanito! - Dijo Mónica - ¿Eres cobarde o anticuado? ¡Se me hace que las dos cosas jajajajaja!-

- ¡Ni una ni otra! – Gritó Adrián, tomándome del filo de mi top y jalándolo hacia arriba.

Yo estaba muy cachonda pero intenté impedírselo. Mi novio me besó en el cuello y me susurró al oído:

- Ándale, déjate, esto se puede poner bueno. ¿Qué podemos perder? Yo no quiero que se burlen de nosotros y ellos van a coger delante de nosotros de todas maneras.

Nunca uso sujetador. Me daba un poco de pena (corte) que mi hermano me viera las tetas. En una ocasión en casa me sorprendió desnuda accidentalmente cuando acababa de bañarme. Aunque ninguno de los 2 dijo nada lo vi cortado conmigo casi un mes.

Mónica desabrochó los pantalones de Rodrigo sin esperar nuestra respuesta y le sacó la verga.

¡Era enorme!

Mi cuñada me miró a los ojos mientras masturbaba a mi hermano lentamente. Subía y bajaba su mano por aquel pollón que más que un miembro viril parecía un monumento al pene.

Quedé como hipnotizada por el espectáculo, rodrigo sobaba las tetas de su novia y hacía como si se las ofreciera a mi novio. Yo estaba tan ensimismada con lo que veía que no tuve fuerzas para resistirme cuando mi Adrián tironeó de mi top para quitármelo.

Mis monumentales tetas quedaron al aire y pude notar que la polla de mi hermano dio un respingo mientras él me guiñaba un ojo y me lanzaba un beso. Mónica se agachó y se metió la verga de Rodrigo en la boca, mamando furiosamente mientras Adrián succionaba mis pezones.

Mi hermano y mi cuñada se desnudaron completamente y formaron un 69 muy ardiente con ella arriba. Él le metía dedos en el coño mientras mamaba su clítoris.

Los gemidos de Mónica eran sensacionales. Mi novio se desvistió y tironeó de mi pantalón. Yo misma levanté el culo para permitir que me lo quitara y luego me deshice del tanga.

Abrí las piernas en “V” para mostrarle a mi novio mi vagina depilada, él se lanzó a comérmela con deleite estimulando mis labios y mi clítoris. Yo me sobaba las tetas, en el otro sofá el espectáculo era supoercaliente, pero pronto cerré los ojos abandonándome a mis gemidos y jadeos.

Llegó mi primer orgasmo de la noche, empapando la boca de mi novio con mis jugos vaginales. De repente lo escuché gemir, abrí los ojos y me incorporé.

¡Mónica estaba mamando la verga de Adrián!

¡Mi cuñada estaba teniendo sexo oral con su propio hermano delante de mí!

Mi novio se sentó en el sofá y su hermana se acomodó entre sus piernas, engullendo por completo la verga incestuosa. En el otro sofá mi hermano se masturbaba suavemente, mirando mi cuerpo desnudo. No pude contenerme y comencé a meterme dedos en la vagina al ritmo de la paja de Rodrigo.

Mónica se sacó la verga de Adrián de la boca y me dijo:

- ¡Atiende a tu hermano! ¿Qué no ves que estoy ocupada? –

La miré sorprendida y quise negarme pero Rodrigo se levantó, se puso en pie frente a mí, me tomó de las muñecas y me obligó a pararme.

Mi hermano me abrazó y me agarró por las nalgas, besándome e impidiéndome protestar.

Estábamos de pie, desnudos frente a frente. Puso su verga entre mis muslos iniciando un movimiento copulatorio que estimulaba mi clítoris y labios vaginales sin llegar a penetrarme.

Ardía de calentura cuando mi hermano me llevó a su sofá y comprendí que esa era mi noche y que todo se desmadraría a partir de ese momento. Mi hermano no se conformaría con unos magreos o una masturbación.

Rodrigo se acostó y yo me coloqué sobre él como antes hizo mi cuñada, en la posición de 69. Introdujo 2 dedos en mi coño anhelante mientras succionaba mi clítoris con deleite.

A través de mi cuerpo sentía el calor de la piel de mi hermano, mis tetas se aplastaban sobre su abdomen y su verga golpeaba mi cara. Su boca y sus dedos provocaban sensaciones deliciosas en mi sexo. En el otro sofá Adrián estaba sentado y Mónica lo cabalgaba violentamente. Ambos nos veían con morbo en los ojos.

Era una locura. La verga de mi novio se perdía en la incestuosa vagina de su hermana mientras mi propio hermano hurgaba en mi intimidad haciéndome jadear apasionadamente.

Me introduje parte de la verga de mi hermano en la boca, mamándola con fuerza. Me la llevaba hasta la garganta y hacía presión para darle placer. A veces me la sacaba casi toda para succionar solamente su glande, o me golpeaba la lengua con el tronco o me daba ligeras bofetadas con el miembro viril de mi hermano. Todo esto mientras sentía que un nuevo orgasmo se avecinaba.

Me corrí deliciosamente en la boca de mi hermano mientras Mónica gritaba también su orgasmo, antes de que Rodrigo eyaculara me incorporé, me acomodé sobre sus muslos y coloqué su verga entre mis tetas. Siempre quise hacer una buena cubana, pero las cortas medidas de la polla de mi novio hacían que esta se perdiera entre mis senos. Con mi hermano fue distinto, su verga parecía matemáticamente diseñada para caber entre mis melones y darnos placer a los dos.

Escuché que Mónica se volvía a correr, esta vez su hermano eyaculó dentro de ella.

Yo ya no tenía control de mis actos y cuando se desacoplaron corrí a mamar la aún erecta verga de mi novio.

Me puse a 4 patas sobre la alfombra y me metí toda la polla de Adrián en la boca. Sabía a semen y a los flujos vaginales de su hermana. Era la primera vez que probaba el sabor de un sexo femenino, pero no sería la última.

En ese momento sentí que unas poderosas manos sujetaban mis caderas y comprendí que mi hermano deseaba penetrarme. Yo estaba muy caliente y no me negué. Necesitaba ser penetrada y mi hermano era el único que no se había corrido.

Mi hermano colocó su glande en la entrada de mi coño y empujó con fuerza, incrustando dentro de mi vagina la mitad de su verga. Boqueé y gemí, era tan larga y gruesa que por un momento sentí que me estaba volviendo a desvirgar. Rodrigo empujó más y esta vez terminó de penetrarme.

Era una situación surrealista, yo mamaba la verga de mi novio mientras su hermana se masturbaba a nuestro lado y mi propio hermano me follaba por atrás. La verga de mi hermano parecía diseñada a medida de mi coño, su glande chocaba contra mi útero cada vez que me la clavaba a fondo. En cada poderosa arremetida sus cojones golpeaban mis nalgas y mis tetazas se bamboleaban furiosamente.

Mi cuerpo reaccionaba lanzando automáticamente las caderas al encuentro de la verga de mi hermano. Adrián me liberó de su polla y yo quedé recargada en el asiento del sofá. Solo se escuchaban mis gritos de placer, los jadeos de Rodrigo y los impactos de nuestros cuerpos sudorosos cuando mi trasero chocaba con el abdomen de mi hermano. Yo me corría en una larga cadena de orgasmos múltiples. Rodrigo se apoderó de mis tetas y jugó con ellas con movimientos parecidos a un ordeño.

En medio de mi frenesí orgásmico Rodrigo me clavó su verga hasta el fondo y eyaculó poderosamente. El semen de mi propio hermano irrigó mis entrañas y me calentó mucho imaginar que remojaba todo mi aparato reproductor. A esas alturas mi orgasmo fue avasallador.

Cuando la verga de mi hermano desocupó mi coño me arrastré sobre el sofá, me acosté con las piernas juntas. Me encanta retener en mi interior la mayor cantidad de semen. En este caso la lefa filial era tan abundante que una parte se escurría entre el canalillo de mis nalgas, llegando a mi ano.

- ¿Nadie trajo cigarros? – Preguntó Rodrigo.

Todos negamos con la cabeza.

- Adrián acompáñame a la tienda. Siempre me gusta fumar después de una buena cogida. – Solicitó mi hermano.

Los chicos se vistieron. La tienda más cercana quedaba a unos quince kilómetros, por lo que se tardarían un rato.

Cuando mi cuñada y yo nos quedamos solas me sumí en la placidez que sigue a una buena sesión de sexo e ingenuamente pensé que todo había terminado por esa noche. No estaba arrepentida porque las sensaciones que mi hermano me proporcionó fueron maravillosas.

Mi cuñada se acosito a mi lado recostando su cabeza en mi hombro.

- Tienes unas tetas admirables. – Me dijo al oído – Me hubiera gustado que las mías fueran así ¿Puedo tocarlas para ver cómo se sienten? –

Con esas palabras desperté de mi ensoñación. Mónica fue más rápida que yo y comenzó a amasar mis voluminosos senos suave pero firmemente.

Suspiré. Hasta entonces nunca había pensado en el sexo lésbico. El contacto con las manos de mi cuñada era muy agradable y me dejé hacer.

- Tu hermano soñaba con cogerte desde el día que te vio desnuda accidentalmente. – Dijo Mónica.

- Si me lo hubiera pedido me habría scandalizado, ahora que ha sucedido me encantó. – Respondí.

Cerré los ojos. Mónica me besó el cuello y amasó mis tetas un rato más, luego me empujó para hacer que me sentara. Se colocó tras de mí abrazándome. Sentí en mis nalgas la humedad de su coño lleno del semen de mi novio. Sopesó mis tetas y jugó con mis pezones hasta endurecerlos de nuevo. Besó mis orejas, mi nuca y mi cuello.

- No sé hacer esto. – Murmuré estremecida.

- Déjate llevar. – Respondió ella. - No tienes que hacer nada, déjamelo todo a mí.

Volvió a acostarme separando mis muslos. Me besó larga y tiernamente en la boca. Se tendió sobre mí, nuestras tetas se juntaron y nuestros pezones erectos sintieron la suavidad de nuestras pieles femeninas.

Mónica se agachó y me mamó primero uno y luego el otro pezón, parecía obsesionada con mis senos. Luego de un rato su boca descendió lentamente por mi vientre, su lengua jugó en mi ombligo y finalmente llegó a mi zona genital.

Moví mis caderas instintivamente en busca de una nueva penetración. Mi cuñada comprendió que deseaba placer y no me lo negó.

Sus labios se apoderaron de mi clítoris hinchado, yo estaba hipersensible y mi cuerpo reaccionó placenteramente cuando inició el cunnilingus lésbico.

Con sus dedos hurgó mi cavidad vaginal, como queriendo rescatar y devorar el semen que mi hermano había depositado ahí. Sentí que se acercaba un nuevo orgasmo. Mónica jugó con la entrada de mi ano lubricándolo con el semen de Rodrigo, su saliva y mis flujos vaginales. A esas alturas yo sólo deseaba más placer. Me retorcía de gusto y permitía que ella actuara como quisiera. Su lengua abandonó mi coño para serpentear sobre mi ojete introduciéndose un poco. Luego separó mis nalgas todo lo que pudo e introdujo un dedo lubricado por mi entrada posterior.

Nunca había practicado el sexo anal. Quise detenerla pero la entrada de un segundo dedo venciendo la resistencia de mi esfínter sustituyó con un grito de placer cualquier protesta.

Mi orgasmo se avecinaba, acumulándose por momentos a la espera de más estímulos. Mi cuñada separaba y juntaba sus dedos dentro de mi recto, dilatándolo y dándome nuevas sensaciones de placer.

Con los dedos de la otra mano realizaba movimientos de mete y saca en mi encharcada vagina haciéndome gritar e iniciando a mi cuerpo en los deleites de una doble penetración. Seguimos de este modo hasta que estallé en un tremendo orgasmo, con el que grité mientras crispaba mis puños con fuerza.

Al terminar volvió a acostarse a mi lado. Besó nuevamente mi boca, convidándome el sabor de mi propio sexo y del semen de mi hermano.

Rato después llegaron nuestros hombres. Traían dos six de cervezas, cigarros y botanas. Nos encontraron desnudas, abrazadas en el sofá.

Sentí un poco de pudor por lo que pudieran pensar, pero inmediatamente me tranquilicé. Esa noche había cogido con mi propio hermano y con otra mujer. Mi vida sexual acababa de convertirse en un nuevo referente de depravación.

La noche no terminó ahí…

Aprovechando la cercanía de Mónica besé su boca., mi cuñada correspondió con calentura. Mi novio trató de protestar pero mi hermano lo calló.

En nuestro encuentro lésbico mi cuñada no se había corrido, decidí recompensarla por las sensaciones que me acababa de regalar. Placer con placer se paga.

Me puse sobre ella con mi coño contra el suyo. Nuestras tetas volvieron a tocarse plenamente, las mías enormes como melones, las de ella pequeñas y cónicas, como Kisses de Hersheys. Comencé con un movimiento parecido al que haría un hombre que se la estuviera follando.

Luego me acomodé mejor, quedando en un 69 sobre ella. Estaba decidida a probar por primera vez el sexo de otra mujer directamente. Su sabor me gustó, era diferente al mío. Era una mezcla de sus jugos vaginales y el semen de su hermano. Pegué un respingo al sentir que Mónica metía dos dedos en mi ano. Parecía obsesionada con mi entrada posterior, pronto descubriría que no era la única.

Los chicos se desnudaron inmediatamente y comenzaron a sobar sus duras vergas. Yo me dediqué a estimular el coño de mi cuñada mientras ella lamía el mío y dilataba mi culo.

- ¡A las carnalas! –Gritó Rodrigo invitando a Adrián a acercarse a nosotras.

- ¡Que buenas son las carnes de las carnalas! – Respondió mi novio emocionado.

Mi hermano se acomodó detrás de mí y metió su verga en la boca de su novia. Adrián me puso su miembro en la cara y se lo mamé desesperadamente. Luego mi hermano me penetró de golpe, mandando dentro de mi vagina toda su verga de un solo envío. Bombeaba con fuerza haciendo chocar sus pelotas en mis nalgas, sobre la cara de su novia y haciéndome gritar de gusto. Luego tiró de mis caderas hacia atrás y perdí contacto con la verga de mi novio.

Sacó el miembro de mi vagina y se agachó para lamer mi ano, regalándome un beso negro estremecedor. Yo quedé sobre Mónica dándole mis tetas en la cara y teniendo sus senos al alcance de mi boca, formando un candente 69 mamario.

Adrián aprovechó la posición de su hermana para subir las piernas de ella a sus hombros y penetrar su vagina empapada.

Mi hermano me metió 2 dedos en el culo haciéndome gemir mientras me dilataba durante varios minutos. Confieso que tuve miedo a lo que seguiría pero las ganas de disfrutar pudieron más.

Rodrigo se acomodó de rodillas detrás de mi nalgatorio. Puso su glande lubricado con los líquidos de mi coño sobre mi ano y lo hizo girar lentamente, sin meterlo pero dándome mucho placer. Me calentaba pensar que mi propio hermano desvirgaría mi culo.

Cuando Rodrigo se cansó de jugar con la entrada de mi ano lo penetró lentamente. Fue suave pero no se detuvo. Yo estaba dilatada, cachonda y sorprendida porque no me doliera tanto como imaginaba. Gemí apasionadamente mientras mi propio hermano rompía mi virginidad anal.

Cuando toda su verga se acomodó dentro de mi culo arqueé la espalda como yegua en celo que disfruta de ser montada por su semental incestuoso. Inició un movimiento acompasado que me hizo gritar de placer con cada arremetida. Sus enormes cojones e estrellaban contra mis nalgas y mi cuerpo reaccionaba positivamente a la sodomización que me daba mi hermano. Mi cuñada y mi novio también gozaban. Adrián embestía frenéticamente el coño de su hermana mientras se le iban los ojos viendo cómo mi hermano me cogía por el culo. Mónica gemía con su cara sepultada debajo de mis tetas.

Sentí un placer indescriptible al encadenar una serie de orgasmos mientras mi hermano se empeñaba en romperme el culo. Éramos cuatro bestias sedientas de sexo que sudaban, gemían, exigían más y más, en medio del paroxismo orgiástico.

Mónica se corrió mordiendo uno de mis pezones y Adrián eyaculó dentro del sexo de su hermana. Yo sentí el orgasmo más poderoso de mi vida y grité desesperada. Mi hermano clavó su verga completa hasta el fondo de mis intestinos y se corrió irrigándome toda por dentro.

La noche no terminó ahí…

Los chicos nos follaron en diferentes posturas, nos dieron por el culo a Mónica y a mí, nos hicieron unas memorables dobles penetraciones, se corrieron en nuestras bocas y sobre nuestras tetas.

Durante varios meses nos estuvimos reuniendo los 4 para disfrutar de bacanales desenfrenados, hasta que nos separamos. Los padres de Mónica y Adrián los sorprendieron cogiendo y los corrieron de su casa. Se fueron a vivir juntos al norte del país. Rodrigo y yo seguimos siendo amantes, aunque cada quien tiene pareja para guardar las apariencias.

¡Espero que les haya gustado este relato!

Es el primero que escribo y subo a esta web. Me gustaría conocer sus opiniones y comentarios, tengo muchas vivencias reales, fantasías e ideas que quisiera compartir con todos ustedes.

Escríbanme a natjazvasidra@yahoo.com

Quiero pedirles un favor. Si alguno de ustedes tiene el ebook de “Para Excitarlas”, de J. Aphrodite, le agradecería que me lo enviara a mi mail. No me manden el link, mándenme el archivo en Word o PDF porque luego no sé cómo descargarlo.

Si alguien me manda este libro les contaré cómo fue que mi papá y mi hermano me descubrieron leyendo la versión en papel y la candente historia de lo que sucedió después.

Una cosa más. Hace mucho tiempo leí en Internet el relato de una orgía protagonizada por una maestra y varios alumnos. Los personajes apostaron sobre sus calificaciones (notas) de un examen, si los chicos reprobaban tendrían que pintar la casa de la maestra, si ellos pasaban se la podrían follar entre todos. Los muchachos hicieron trampa y aprobaron, cogiéndose a la profesora, luego se arrepintieron de la trampa y pintaro su casa cogiéndosela también. Si alguno de ustedes reconoce esta historia, le agradecería que me pasara la dirección desde donde pueda leerla, la he buscado y rebuscado sin encontrarla.

Les envío un beso de lengüita, ustedes sabrán dónde lo ponen o qué hacen con él.

8 comentarios - Pasiones Familiares

tonyloco21
Tremenda revolcada se dieron.
loquillo212
Excelente relato, te felicito y te sigo...
nestoralv
Excelente el relato, pero deberías de contar también como fue la doble penetración, a quien penetraron primero los dos al mismo tiempo.
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