Como les relate en Lección de Piano I, concurrí a darle lecciones de piano al domicilio de Elisa, la que aparentemente, estaba interesada en aprender a tocar en ese instrumento, tangos.
Ya en la primer lección había podido cogerla en su propio dormitorio y ella quedó lo suficientemente caliente como para que esperara ansiosa la segunda lección.
Como combinamos para el jueves tener la segunda, yo di por sentado que ese día, aparte del piano, tendría algo más, visto la calentura que esa mujer había puesto de manifiesto.
El Jueves por la mañana suena mi celular y era ella, que con una voz acariciante, me pregunta: “corazón, me estás deseando...?, porque yo si lo estoy , te llamo para avisarte, que mejor que hoy va a ser que vengas mañana a las siete de la tarde, yo después te explico, no te enojas? ”.
Como para mí era lo mismo un día que otro, ya que mi trabajo nocturno no empieza antes de las 12 de la noche, le dije que no había problema, y así quedamos para el día siguiente.
Se despidió con un beso, diciendo que sería muy larga la espera, y cortó.
Al día siguiente a las siete, me presento en su departamento y me hace pasar a la sala del piano, Elisa, esta vez con unas minis bien cortitas y un blusa casi transparente que mostraba que no llevaba corpiño bajo la misma, pero que también mostraba que los pechos se encontraban bien erguidos a pesar de la edad de su dueña.
Al llegar al lado mío, me dio un beso en la mejilla, casi pegado a la boca, y tomándome de las dos manos me llevó hasta el sillón de la otra vez y me hizo sentar junto a ella.
Con una voz susurrante me dijo. “Cariño, cambié el día de nuestro encuentro, porque hoy mi esposo se fue a un Congreso Médico y no regresa hasta el Domingo, por lo que quise brindarte una pequeña sorpresa, ya que tanto me hiciste gozar el otro día”.
Sin comprender a donde apuntaba la sorpresa, le agradecí su idea y ella con mucha delicadeza, acercándose bien a mí y poniendo su mano sobre mi pierna, mejor dicho sobre mi pija, me dijo: “Como el Martes me hiciste alcanzar tanto placer, que hacia mucho tiempo no tenía, no pude dejar de contárselo a mis amigas, ya las conoces, las que estuvieron aquel Sábado en que te conocí en tu actuación, y ellas se calentaron tanto con lo que les conté, que pensaron que dirías vos si ellas dos y yo tenemos sexo contigo....? ”
Al decir esto, casi se tiró sobre mí, y con sus labios entreabiertos, continuó, “Pero eso sí, la mejor parte será para mí, yo quiero que me cojas más que a ninguna, te parece bien....? ”, al tiempo que me estampaba un beso de lengua infartante.
“Cuidado, le dije, puede venir tu personal”, “no tengas cuidado, como descontaba que aceptarías, les di la noche libre, así que ya estamos solos... qué me respondes?, te gusta la idea de tener a tres señoras para cogértelas?”
De haberlo sabido, le respondí, me hubiera entrenado, claro que me gusta la idea, pero creo que van a tener que trabajar bastante las tres, para que pueda cumplirlas a gusto....”
“ Déjalo por nuestra cuenta,” dijo Elisa, “voy a llamar a mis amigas para decirles que vengan, y mientras tanto nosotros adelantaremos la parte que me toca a mí”, y diciendo esto, me apretó bien fuerte mi pija por sobre el pantalón, y tomando el teléfono que estaba sobre la mesita junto al sillón, les avisó que vinieran.
A continuación, me hizo levantar y me condujo por el pasillo hasta su cuarto, mientras que nos íbamos tocando ansiosamente por todos lados.
No bien entrar, y dándose vuelta se colocó delante de mí de espaldas, a lo que yo correspondí abrasándola por su cintura, mientras comenzaba a acariciarle sus tetas, a lo que ella respondía moviendo sus nalgas contra mi pelvis y deteniéndose para sentir mi pija, la que ya estaba bastante dura, entre las mismas.
Procedí a meter mis manos por debajo de su blusa, tocando sus pezones y dando unos pequeños pellizcos, que le hicieron arrancar unos gemidos de sus labios, al tiempo que se inclinaba más hacia delante, para sentir mejor a mi pija contra su culo.
Levanté su falda, y observe al tocar, que tenía puesto una tanga, que atrás se le metía totalmente entre los cachetes de su cola, a lo que de inmediato, sacando mi pija de su encierro, comencé a restregar entre sus nalgas, tanteando la posibilidad de enterrársela en ese culo paradito que tenía.
“Ah, sinvergüenza”, me dijo, “quieres empezar con mi culito, no es cierto?”, “sabes que mi marido, como no le gusta por allí, casi nunca lo usa, por lo que cuando quiero sentirme penetrada me tengo que poner un consolador que me he comprado”.
“Como puede desperdiciar el doctor tan lindo tesoro, respondí, si es una delicia el poder cogértelo”.
Dicho lo cual, sacándole totalmente su tanga, la incliné sobre una cómoda que se encontraba junto a nosotros, y comencé a recorrer con mi pija todo el canal que va desde su culo hasta su sexo, aprovechando al llegar a él, para humedecerlo con los juguitos que el mismo había empezado a producir.
Con el glande de mi pija suficientemente lubricado, lo puse en la entrada de su culo, y Elisa, abrió más sus piernas, para facilitarme la entrada, cosa de hice de un solo movimiento, comprobando que de usar su consolador, Elisa lo había acostumbrado a dilatarse correctamente.
Ni bien me sintió dentro suyo, se comenzó a mover en forma circular, para que mi pija rozara todos los espacios de su culo, mientras que yo tomándola con una mano de la cintura y con la otra del pelo, comencé a entrar y salir entre las exclamaciones de pasión y gozo de la mujer.
“Ay querido métemela hasta el fondo, rompémelo todo, que hace tanto que no tengo una buena pija dentro de mi culo, cuanto placer me estás dando, cojéeme más, quiero sentirte todo dentro mío, seguiiiiiiii , seguiiiiiiiii , quiero acabar como nunca, dale, más, quiero más........”, a lo que yo correspondía metiendo y sacando mi pene de ese culo delicioso, a la par que le decía, “ te gusta como te entierro mi pija en ese culito?, la sentís bien adentro mamita, sentí como te estoy por acabar, mamaaaaaa.....”
Yo sentía como los músculos de su culo se dilataban y contraían con cada empellón que daba, y eso hacía que mi pija se encontrara por momentos bien oprimida y por momentos liberada de esa opresión.
Dejé de tomarla por lo cabellos, y con la mano libre, le propiné un cachetazo en una de sus nalgas, a lo que ella respondió, “ Siiiiiiiii , así me gusta, pégame que quiero sentirme tu putaaaaaaa, rómpeme, toda, más quiero más, así, asíiiiiii......”
Mientras decía estas cosas, con sus dos manos, no paraba de acariciarse su concha, con una mano acariciaba su clítoris y con dos dedos de la otra se los metía a manera de un pene, dentro de la misma.
“ Dale amor, seguí haciéndote la paja, con tus dedos, mientras te entierro bien adentro mi pija que esta por explotar, seguí así, mi reina...., que rico te siento”
Viendo que ya estaba por acabar yo, aumenté el ritmo de mis movimientos, entrando y saliendo de su culo hasta que sentí que una oleada de placer partía desde mi cerebro hasta mi pija y le exploté dentro de ella una buena cantidad de leche.
Al sentir ella mi descarga, al momento se desprendió y dándose vuelta, comenzó a chupar los restos de leche que quedaban mientras que yo con mis dedos, la hacía acabar a ella también, derramando por sus piernas una buena cantidad de sus jugos.
Nos abrazamos y besamos, diciéndonos muchas cosas lindas entre beso de lengua y beso de lengua y mientras, nuestros sexos se rozaban y nos producían una sensación de placer increíble de lo sensible que habían quedado.
Mientras descansábamos me dijo: “ Qué bueno que me cojiste por el culo ahora, porque a pesar de conocer a mis amigas desde hace mucho, nunca hicimos algo de esto, y no sé como lo tomarían ellas, creo que las dos, para ser infieles, se contentan solo por ser cogidas por la concha.”
Cómo iba a saber yo a esas alturas que ese pronóstico iba a estar tan equivocado..como pronto lo verán ustedes.
Yo le confesé a Elisa, que esperando tener esa noche una sesión de sexo solo con ella, pero más intensa que la vez anterior, me había tomado por precaución una pastilla de viagra, de lo que estaba altamente complacido, ya que no solo iba a ser ella la atendida, sino también sus dos amigas.
Para que no fuese tan evidente lo que habíamos hecho unos momentos antes, nos lavamos, recompusimos nuestra ropa, y sirviéndome una copa de whisky, nos fuimos a la sala a esperar la llegada de sus compañeras.
No transcurrió mucho tiempo, y el timbre del portero eléctrico, nos anunció que las dos damas estaban subiendo al piso.
Yo, disimulando, me senté al piano y empecé a ejecutar partes de distintos temas, mientras que Elisa se dirigió a recibir a sus amigas.
Entraron las tres riéndose, allí con buena luz, pude ver por vez primera que tipo de mujeres eran las amigas al levantarme del piano para saludarlas.
Una de ellas, la más alta de las tres, era una trigueña de largas piernas, cintura afinada y con unas tetas no muy grandes, pero que se destacaban por el trajecito bastante ajustado que traía puesto. Pude observar que también realzaba una cola grandecita y bastante parada, fruto seguro de muchas horas de gimnasio.
La segunda era pelirroja, un poco más rechoncha de figura, pero con unas muy buenas tetas, y a pesar del vestido holgado que traía, tipo camisola, se le realzaba un buen culo, pero algo caído.
Elisa me recordó los nombres de cada una, siendo las más alta Alicia y la pelirroja de nombre Patricia.
Nos dimos un beso en la mejilla, y observé que las dos estaban un poco tensas, por lo insólito de la situación, por lo que les dije: “ porque no nos sentamos”, a lo que Elisa colaboró, ofreciéndoles un trago .
Ya cada uno con sus tragos, conversamos un momento sobre distintos temas para matizar, yo para romper un poco el hielo y hacer que se soltarán, me levanté de mi sillón y acercándome a Patricia, le pasé una mano sobre el hombro y le estampé un beso en la boca, consiguiendo que enseguida la abriera y jugáramos con nuestras lenguas.
Mientras, por el rabillo del ojo, observé que Elisa se sonreía mirando a Alicia mientras abría un poco sus piernas, en tanto que ésta, que nos miraba, apretaba las suyas con cierta fuerza.
Dejé a Patricia, a la que los colores le habían subido a su rostro, con la respiración bastante agitada para acercarme a Alicia, y cual no sería mi sorpresa, cuando ella dejando el trago sobre la mesita, se levantó y se apretó contra mí, poniendo todo su sexo contra mi pija y refregándose contra la misma, al tiempo que me daba un beso de lengua que me sacó la respiración.
Nos quedamos un rato en esa posición hasta que Elisa, levantándose, nos separó y me dijo. “ guarda algo para la dueña de casa, cariño, sino no voy a tener nada yo.”
Ante esa situación, decidí avanzar para romper del todo el hielo, así que tomándola por la cintura, la abracé con una mano, y con la otra, la deslicé debajo de su mini, y comencé a acariciarle su concha, cosa que hizo que de inmediato las otras dos exclamaran. “ ella tiene privilegios, ya que a nosotras solo nos has besado, eso no vale, no, no...”, dijeron con un sonrisa picara en sus caras.
Ante lo cual, dejé a Elisa, me acerqué a Alicia, y sin decir nada, le subí su falda y comencé a frotar su sexo con mi mano, a lo que ella respondió abriendo más sus piernas, dejándome comprobar que su tanga ya se encontraba bastante húmeda, mientras que con la otra, le sobaba bien sus pechos.
También Alicia, recibió una oleada de calor, que se le reflejó en su rostro y agitó su respiración.
Me volví hacia Patricia y sentándome junto a ella, comencé a acariciar sus pechos, mientras que levantando su falda, metí mis dedos bajo el elástico de su bombacha, para acariciar su monte de Venus e introducir mis dedos dentro de su vagina, la que estaba bien caliente y húmeda.
“Bueno chicas, todo está muy lindo, ustedes recibieron su ración de toqueteos, pero ninguna de ustedes se animó a tocarme a mi, les dije, sonriendo”
Como la que tenía más cerca era Patricia, ella ya sin tanta tensión, estiró su mano, la apoyó sobre mi pija y comenzó a deslizarla de arriba hacia abajo.
En eso estaba, cuando Alicia, a la que ya le había desaparecido toda la tensión, se acercó a nosotros y comenzó a bajarme el cierre del pantalón y me sacó la pija fuera del mismo, compartiendo ahora con Patricia las caricias y agregando también, las caricias a mis testículos.
Para completar el cuadro, Elisa se vino con nosotros, y poniéndose de rodillas, comenzó a mamármela, mientras las otras dos, me acariciaban los testículos, pudiendo observar en ese momento, que Patricia aprovechando la cercanía de Alicia, con la mano que tenía libre, la introdujo debajo de la falda de su amiga, y comenzó a frotarle el clítoris.
Alicia, para facilitar el trabajo de su amiga, se arrodilló levantándose la falda hasta la cintura, desplazó a Elisa de su lugar y comenzó a mamarme ella, demostrando una gran experiencia en esos menesteres.
En ese momento les dije a las tres. “por que no nos ponemos cómodos para no tener que levantar faldas, sacar pantalones, por que no vamos al dormitorio de Elisa?, no les parece....? ”
Riéndonos los cuatro, enfilamos para el cuarto que yo ya conocía, aprovechando el paseo, para ir tocando alternativamente el culo de cada una, mientras Patricia, que iba delante de mí, dio vuelta su cabeza y me ofreció sus labios entreabiertos.
Una vez en el cuarto, procedí a desvestir a cada dama, empezando por Alicia, a la que había elegido para ser la primera en cogerme.
Le quité su blusa y bajé el cierre de su pollera, observando que tenía puesto un conjunto de corpiño y tanga de color rojo, siendo ésta bien cavada, destacando su figura y sus largas piernas.
Aproveché para toquetear sus tetas, que reaccionaron de inmediato y también le pasé mi mano por su entrepierna, abriendo de inmediato las mismas, para facilitar mis caricias.
Me di vuelta y procedí a desvestir a Patricia, la que retirada la túnica que traía, quedó mostrando todo su esplendor, ya que disponía de un par de tetas bastante grandes y aún firmes, con unos pezones oscuros que se destacaban a través de su corpiño de color celeste. Su braga tenía solo un triángulo en la parte delantera, continuando con un pequeño hilo que desaparecía dentro de su hermoso culo.
A todo esto, y para no perder tiempo, Elisa se había quitado ya su blusa y su mini, quedando con un conjunto negro muy pequeño, que realzaba la blancura de su piel.
Mientras estaba desvistiendo a Patricia, siento que Alicia me toma por la cintura y se me pega a mi espalda, mientras que con una mano, comenzó a sacarme el cinturón de mi pantalón y con la otra a acariciar mi pija, que desde el salón, había quedado fuera del mismo.
Estábamos formando una especie de trencito entre Alicia, yo y Patricia, a la que le estaba metiendo los dedos por debajo de su tanga, hasta que tomando el elástico de su cintura, se la deslicé hasta las rodillas. Ella con un movimiento las hizo caer al piso.
Tenía su concha, si bien depilada en el cavado, con una buena mata de pelo rojizo que me agradó y me llevó a meter tres de mis dedos dentro de ella, sacándolos bastante mojados, y pasando a continuación a darle pellizquitos suaves a su clítoris.
Dejé a Patricia, la que hizo un mohín de desagrado, porque le gustaba lo que le hacía, y dándome vuelta, procedí a quitar el corpiño y la tanga a Alicia, al tiempo que ella me bajaba el slip, para quedar ambos totalmente desnudos y de frente.
La llevé suavemente hasta el borde de la cama, y poniéndome boca arriba, la coloqué sobre mí, haciendo que mi verga se frotara con su clítoris, a lo que ella rápidamente respondió moviéndose intensamente, y exclamando. “ Hay, que rico, como me calienta este roce, seguí corazón, hacéme más ....”, a lo que yo respondí intensificando mis movimientos, y diciéndole al oído: “ te vas a tragar toda mi pija amor?, mira que te elegí para ser la primera en coger, tenés que darme mucho placer mamita....”
Mientras en eso estábamos, observé que Elisa se había acercado a Patricia, y desnudándola, le estaba chupando sus tetas mientras que le masajeaba el clítoris con una mano y con la otra le acariciaba el culo.
Ya teniendo a Alicia bien caliente, le dije al oído. “espera que me pongo el preservativo...”, a lo que respondió: “no hace falta, las tres tenemos puesto el diú y quiero sentir dentro mío esa rica verga que tienes y que me acabes tu lechita adentro....”.
Dicho lo cual, la acomodé a caballo sobre mi verga y de un solo empellón, se la mandó dentro de ella, suspirando al decir: “ Hay cariño, que bien que se siente, tengo la sensación de estar empalada, sigue así , más , asíiiiiiii, como me gusta de esta manera, la siento toda dentro mío , hay que rico, cuanto disfruto, dale, papito, dame más....., que ricoooooo, cuanto me gusta......., que dura tenés tu pija....., cuanto hacía que no cogía asíiiiiii.....”, a lo que yo le decía: “si cariño te voy a hacer gozar como nunca, toma mi pija, sentí como está dentro tuyo, dame todos tus jugos, amorooooor”
Mientras nosotros continuábamos cogiendo en una forma muy intensa, Elisa y Patricia, estaban disfrutando de un brutal 69, en el que la boca de cada una, se comía la concha de la otra, con una pasión que me hacía a mí calentarme más aún.
Seguimos moviéndonos en forma desenfrenada, hasta que en un momento, Alicia arquea su cuerpo, y un temblor le recorre el cuerpo y me dice: “Seguí un poco más, papito, que estoy por acabar, dale, más adentro, perfórame con es pija tan rica, mássssss, quiero másssss, ya te acabo, seguí, hay que lindo, ya me vengo, ah, ah, ah, ” y sentí como en un último estremecimiento, su vagina se contrajo apretando mi pija y acabó un torrente de leche, que rebalsó la misma, acabando yo en ese instante , junto con ella.
Y al acabar, Alicia se desplomó sobre mí sin separarse de mi pija, respirando agitadamente.
Al tiempo que la acariciaba, y le besaba su cuello, Elisa y Patricia, que ya habían tenido su placer, se acercaron y comenzaron una a acariciarme los testículos y la otra empezó a acariciarle las tetas a Alicia, que poniendo una cara de felicidad, comenzó a lamerme y morderme mis pezones, diciendo entre chupada y chupada: “hacia años que no gozaba de esta manera, gracias papi, me distes un placer que no te imaginas”.
Nos entretuvimos durante un rato en toquetearnos por todas partes, esperando que mi miembro tuviera otra vez consistencia, mientras Patricia me decía al oído. “Ricardo, a mi también me vas a coger tan lindo...?, yo quiero mi ración de esa pijita..”
“Vení le dije al oído, a mi vez, colócate aquí arriba que te voy a empezar a calentar ”, con lo que la senté mirando hacia mí, sobre mi pecho, para así dejar su sexo al alcance de mi boca, y empecé a meter mi lengua dentro de su vagina, la que ya estaba bastante lubricada.
También aproveche para irle acariciando su clítoris, el que luego del jueguito que había tenido con Elisa, estaba bien paradito y sensible, y a continuación, comencé a introducir mis dedos dentro de su vagina, con la palma hacia arriba, buscando su punto G, el que una vez encontrado, comencé a friccionar con suavidad, produciendo en Patricia una sensación que la llevó a acabar un par e veces.
Mientras las otras dos señoras se entretenían acariciándose mutuamente, y simultáneamente, me estrujaban la pija y los testículos para apresurar mi erección.
Entonces, poniendo a Patricia en la posición del perrito, con su cola bien arriba, y las piernas bien abiertas, procedí a metérsela por su concha, en un mete y saca sin parar, golpeando con mi huevos la entrada de su concha, en cada embestida.
“ Hay que rico me lo estas haciendo, como la siento adentro, partímela que es toda tuya, quiero recibir toda tu leche, como me calienta sentir que me la enterrás, seguí, mi macho, cojéeme bien cogida, dame más, quiero más, seguiiiii, la quiero tener toda adentro mío, si papito, me gustaaaaaaa....., me siento feliz con tu pija en mi concha, dame más, así, así, ya te acabo, toma toda mi leche, dame la tuya......, Ah, que bueno, como me haces gozar desgraciado, no quiero otra pija más que la tuya, desde ahora......, me voy, ya estoy, acabame vos tambiénnnnnnn.
Y juntos terminamos de una manera increíble, yo estaba sorprendido, porque a pesar de haber tomado la pastilla, ya me había echado tres polvos, y sin embargo sentía que mi pene quería más.
Me levanté de la cama, donde Patricia se encontraba tirada reponiéndose del polvo que se había echado y me fui al cuarto de baño a lavarme un poco.
Mientras lo hacía, alcancé a escuchar a las mujeres que conversaban sobre lo sucedido: “es increíble lo que nos hizo gozar”, decían, y le preguntaron a Elisa, “ tu putita, que habías echo antes que llegáramos que estás tan tranquila que nos coja a nosotras y a vos todavía no te tocó...?”
No saben ustedes como me cogió por el culo Ricardo, nunca me habían echo gozar por allí como lo hizo él”
“ A mi me da miedo que con su verga que es grandota me haga doler, dijo Alicia, ”, mientras que Patricia, ya con su respiración más tranquila les dijo: “a mí aunque me lo rompa todo, no me importa, así no me pueda sentar por varios días, quiero que me la ponga, mi marido que la tiene chiquita, no me alcanza a penetrar y siempre me quedo con ganas.”
Así pensé para mí, “ ahora voy a tener que hacerles el culo a por lo menos dos de ellas, no creo que pueda.”
En esos pensamientos estaba, cuando se me ocurrió mirar mi reloj, viendo que ya eran casi las 10 de la noche, por lo que calculé que si tenía que dar servicio a las dos, esa noche no iba a trabajar, por lo que les dije a las tres.
“ Señoras, ustedes saben que yo debo trabajar y por la hora que es, no me queda ya mucho tiempo, así que les propongo algo que a lo mejor les va a gustar.”
“De que se trata ”,respondieron al unísono.
“Muy sencillo, nos entretenemos jugando un rato más los cuatro y si no tienen inconvenientes, una vez que termino mi trabajo, alrededor de las 2 de la mañana, regreso aquí y seguimos haciendo el amor los cuatro juntos, que les parece?”
Las tres se miraron y con una sonrisa cómplice me dijeron, “ te vamos a estar esperando, para que nos sigas dando placer, pero que pasa si una turista te lleva a su hotel?”
“Señoras se pueden quedar tranquilas, que yo más que nadie quiero comerme esos dos hermosos culos que tienen Patricia y Alicia, y tampoco me quiero olvidar de la dueña de casa, que tan brillante idea tuvo, así que a Elisa también la debo de atender...”
Todas se sonrieron y nos empezamos a chupar de una forma que no se sabía quién chupaba a quien, hasta que les avisé que debía irme. Me bañé mientras las tres me ayudaban a enjabonarme mientras me toqueteaban mi pija y los huevos. Me vestí y medio arrastrándome llegue al local donde trabajo.
Como les prometí, al terminar mi labor regresé al departamento, encontrándome a las tres un poco achispadas, porque habían tomado un poco de más. Me desvestí y ya un poco descansado, procedí a darle placer por el culo a Patricia primero, a la que recosté sobre la misma cómoda donde se lo había echo a Elisa y ya con mi pija mas recuperada, le puse la cabeza de mi pija en la puerta de su culo y ella al sentirla, empujo para atrás para que se metiera toda dentro suyo, al tiempo que volvía a repetir lo que escuchara desde el baño, rompémelo todo vida, metélo bien, así amor, seguí que me gusta, dale , dame mas seguí así, asiiiiii......., que rico como te siento.
Mientras yo le daba los chirlitos en sus nalgas y le decía, “ te gusta sentirla bien adentro, gózala mucho, que lindo culo tenés mama, como me la apretás, te voy a llenar de leche, cariño, HUY que LIndoooooooo.....”, llegando casi juntos a acabar, cuando Patricia, se recostó en contra mío de tal forma como queriendo clavarse toda mi estaca dentro de su culo.
Algo similar ocurrió con Alicia, a la que la lujuria se le reflejaba en sus ojos, al ver como me estaba cogiendo a su amiga, por lo que también recibió su ración por su culo, el que era estrecho y al principio costó algo de trabajo penetrar, pero luego gritó como una poseída cuando alcanzó el orgasmo, luego de lo cual, se bañaron, vistieron y nos despedimos con unos besos de lengua que presagiaban que todo iba a comenzar de nuevo, pero cada una se retiró a su casa, quedándome yo con Elisa, la que al cerrar la puerta del departamento luego de irse sus amigas, con aire de malicia de sus ojos me dijo, “ahora te tengo solo para mí, y me voy a cobrar con intereses.”
Demás esta decir como lo pasamos, cogiendo el resto de la noche, y por la mañana temprano me fui del departamento, antes que regresara el personal doméstico, y desde entonces por lo menos una vez a la semana individualmente, nos encontramos para coger con alguna de ellas, pero a la segunda vez que me reuní con Patricia, me confesó que no nos veríamos mas, porque ella era la amante del esposo de Elisa, y allí comprendí porqué Elisa estaba tan necesitada de sexo, ya que el doctor no la atendía como ella quería.
Ah, eso si, hablé con el doctor, el esposo de Elisa, y le dije que en realidad su esposa no tenía ni vocación ni deseos de aprender a tocar tangos, y que no quería abusar de su generosidad cobrándole nada, lo que me agradeció por mi honradez, invitándome a menudo a su casa y a sus reuniones, hasta que fui casi uno más de la familia.
En realidad, ya lo era, sin que el lo supiera, aunque estaba asombrado por el cambio que se había producido en su esposa, vaya uno a saber que remedio estaba tomando......., mientras que yo continué cogiendo con Elisa y con Alicia, alternando cada vez una casa distinta, para disimular nuestros encuentros, durante bastante tiempo.
Ya en la primer lección había podido cogerla en su propio dormitorio y ella quedó lo suficientemente caliente como para que esperara ansiosa la segunda lección.
Como combinamos para el jueves tener la segunda, yo di por sentado que ese día, aparte del piano, tendría algo más, visto la calentura que esa mujer había puesto de manifiesto.
El Jueves por la mañana suena mi celular y era ella, que con una voz acariciante, me pregunta: “corazón, me estás deseando...?, porque yo si lo estoy , te llamo para avisarte, que mejor que hoy va a ser que vengas mañana a las siete de la tarde, yo después te explico, no te enojas? ”.
Como para mí era lo mismo un día que otro, ya que mi trabajo nocturno no empieza antes de las 12 de la noche, le dije que no había problema, y así quedamos para el día siguiente.
Se despidió con un beso, diciendo que sería muy larga la espera, y cortó.
Al día siguiente a las siete, me presento en su departamento y me hace pasar a la sala del piano, Elisa, esta vez con unas minis bien cortitas y un blusa casi transparente que mostraba que no llevaba corpiño bajo la misma, pero que también mostraba que los pechos se encontraban bien erguidos a pesar de la edad de su dueña.
Al llegar al lado mío, me dio un beso en la mejilla, casi pegado a la boca, y tomándome de las dos manos me llevó hasta el sillón de la otra vez y me hizo sentar junto a ella.
Con una voz susurrante me dijo. “Cariño, cambié el día de nuestro encuentro, porque hoy mi esposo se fue a un Congreso Médico y no regresa hasta el Domingo, por lo que quise brindarte una pequeña sorpresa, ya que tanto me hiciste gozar el otro día”.
Sin comprender a donde apuntaba la sorpresa, le agradecí su idea y ella con mucha delicadeza, acercándose bien a mí y poniendo su mano sobre mi pierna, mejor dicho sobre mi pija, me dijo: “Como el Martes me hiciste alcanzar tanto placer, que hacia mucho tiempo no tenía, no pude dejar de contárselo a mis amigas, ya las conoces, las que estuvieron aquel Sábado en que te conocí en tu actuación, y ellas se calentaron tanto con lo que les conté, que pensaron que dirías vos si ellas dos y yo tenemos sexo contigo....? ”
Al decir esto, casi se tiró sobre mí, y con sus labios entreabiertos, continuó, “Pero eso sí, la mejor parte será para mí, yo quiero que me cojas más que a ninguna, te parece bien....? ”, al tiempo que me estampaba un beso de lengua infartante.
“Cuidado, le dije, puede venir tu personal”, “no tengas cuidado, como descontaba que aceptarías, les di la noche libre, así que ya estamos solos... qué me respondes?, te gusta la idea de tener a tres señoras para cogértelas?”
De haberlo sabido, le respondí, me hubiera entrenado, claro que me gusta la idea, pero creo que van a tener que trabajar bastante las tres, para que pueda cumplirlas a gusto....”
“ Déjalo por nuestra cuenta,” dijo Elisa, “voy a llamar a mis amigas para decirles que vengan, y mientras tanto nosotros adelantaremos la parte que me toca a mí”, y diciendo esto, me apretó bien fuerte mi pija por sobre el pantalón, y tomando el teléfono que estaba sobre la mesita junto al sillón, les avisó que vinieran.
A continuación, me hizo levantar y me condujo por el pasillo hasta su cuarto, mientras que nos íbamos tocando ansiosamente por todos lados.
No bien entrar, y dándose vuelta se colocó delante de mí de espaldas, a lo que yo correspondí abrasándola por su cintura, mientras comenzaba a acariciarle sus tetas, a lo que ella respondía moviendo sus nalgas contra mi pelvis y deteniéndose para sentir mi pija, la que ya estaba bastante dura, entre las mismas.
Procedí a meter mis manos por debajo de su blusa, tocando sus pezones y dando unos pequeños pellizcos, que le hicieron arrancar unos gemidos de sus labios, al tiempo que se inclinaba más hacia delante, para sentir mejor a mi pija contra su culo.
Levanté su falda, y observe al tocar, que tenía puesto una tanga, que atrás se le metía totalmente entre los cachetes de su cola, a lo que de inmediato, sacando mi pija de su encierro, comencé a restregar entre sus nalgas, tanteando la posibilidad de enterrársela en ese culo paradito que tenía.
“Ah, sinvergüenza”, me dijo, “quieres empezar con mi culito, no es cierto?”, “sabes que mi marido, como no le gusta por allí, casi nunca lo usa, por lo que cuando quiero sentirme penetrada me tengo que poner un consolador que me he comprado”.
“Como puede desperdiciar el doctor tan lindo tesoro, respondí, si es una delicia el poder cogértelo”.
Dicho lo cual, sacándole totalmente su tanga, la incliné sobre una cómoda que se encontraba junto a nosotros, y comencé a recorrer con mi pija todo el canal que va desde su culo hasta su sexo, aprovechando al llegar a él, para humedecerlo con los juguitos que el mismo había empezado a producir.
Con el glande de mi pija suficientemente lubricado, lo puse en la entrada de su culo, y Elisa, abrió más sus piernas, para facilitarme la entrada, cosa de hice de un solo movimiento, comprobando que de usar su consolador, Elisa lo había acostumbrado a dilatarse correctamente.
Ni bien me sintió dentro suyo, se comenzó a mover en forma circular, para que mi pija rozara todos los espacios de su culo, mientras que yo tomándola con una mano de la cintura y con la otra del pelo, comencé a entrar y salir entre las exclamaciones de pasión y gozo de la mujer.
“Ay querido métemela hasta el fondo, rompémelo todo, que hace tanto que no tengo una buena pija dentro de mi culo, cuanto placer me estás dando, cojéeme más, quiero sentirte todo dentro mío, seguiiiiiiii , seguiiiiiiiii , quiero acabar como nunca, dale, más, quiero más........”, a lo que yo correspondía metiendo y sacando mi pene de ese culo delicioso, a la par que le decía, “ te gusta como te entierro mi pija en ese culito?, la sentís bien adentro mamita, sentí como te estoy por acabar, mamaaaaaa.....”
Yo sentía como los músculos de su culo se dilataban y contraían con cada empellón que daba, y eso hacía que mi pija se encontrara por momentos bien oprimida y por momentos liberada de esa opresión.
Dejé de tomarla por lo cabellos, y con la mano libre, le propiné un cachetazo en una de sus nalgas, a lo que ella respondió, “ Siiiiiiiii , así me gusta, pégame que quiero sentirme tu putaaaaaaa, rómpeme, toda, más quiero más, así, asíiiiiii......”
Mientras decía estas cosas, con sus dos manos, no paraba de acariciarse su concha, con una mano acariciaba su clítoris y con dos dedos de la otra se los metía a manera de un pene, dentro de la misma.
“ Dale amor, seguí haciéndote la paja, con tus dedos, mientras te entierro bien adentro mi pija que esta por explotar, seguí así, mi reina...., que rico te siento”
Viendo que ya estaba por acabar yo, aumenté el ritmo de mis movimientos, entrando y saliendo de su culo hasta que sentí que una oleada de placer partía desde mi cerebro hasta mi pija y le exploté dentro de ella una buena cantidad de leche.
Al sentir ella mi descarga, al momento se desprendió y dándose vuelta, comenzó a chupar los restos de leche que quedaban mientras que yo con mis dedos, la hacía acabar a ella también, derramando por sus piernas una buena cantidad de sus jugos.
Nos abrazamos y besamos, diciéndonos muchas cosas lindas entre beso de lengua y beso de lengua y mientras, nuestros sexos se rozaban y nos producían una sensación de placer increíble de lo sensible que habían quedado.
Mientras descansábamos me dijo: “ Qué bueno que me cojiste por el culo ahora, porque a pesar de conocer a mis amigas desde hace mucho, nunca hicimos algo de esto, y no sé como lo tomarían ellas, creo que las dos, para ser infieles, se contentan solo por ser cogidas por la concha.”
Cómo iba a saber yo a esas alturas que ese pronóstico iba a estar tan equivocado..como pronto lo verán ustedes.
Yo le confesé a Elisa, que esperando tener esa noche una sesión de sexo solo con ella, pero más intensa que la vez anterior, me había tomado por precaución una pastilla de viagra, de lo que estaba altamente complacido, ya que no solo iba a ser ella la atendida, sino también sus dos amigas.
Para que no fuese tan evidente lo que habíamos hecho unos momentos antes, nos lavamos, recompusimos nuestra ropa, y sirviéndome una copa de whisky, nos fuimos a la sala a esperar la llegada de sus compañeras.
No transcurrió mucho tiempo, y el timbre del portero eléctrico, nos anunció que las dos damas estaban subiendo al piso.
Yo, disimulando, me senté al piano y empecé a ejecutar partes de distintos temas, mientras que Elisa se dirigió a recibir a sus amigas.
Entraron las tres riéndose, allí con buena luz, pude ver por vez primera que tipo de mujeres eran las amigas al levantarme del piano para saludarlas.
Una de ellas, la más alta de las tres, era una trigueña de largas piernas, cintura afinada y con unas tetas no muy grandes, pero que se destacaban por el trajecito bastante ajustado que traía puesto. Pude observar que también realzaba una cola grandecita y bastante parada, fruto seguro de muchas horas de gimnasio.
La segunda era pelirroja, un poco más rechoncha de figura, pero con unas muy buenas tetas, y a pesar del vestido holgado que traía, tipo camisola, se le realzaba un buen culo, pero algo caído.
Elisa me recordó los nombres de cada una, siendo las más alta Alicia y la pelirroja de nombre Patricia.
Nos dimos un beso en la mejilla, y observé que las dos estaban un poco tensas, por lo insólito de la situación, por lo que les dije: “ porque no nos sentamos”, a lo que Elisa colaboró, ofreciéndoles un trago .
Ya cada uno con sus tragos, conversamos un momento sobre distintos temas para matizar, yo para romper un poco el hielo y hacer que se soltarán, me levanté de mi sillón y acercándome a Patricia, le pasé una mano sobre el hombro y le estampé un beso en la boca, consiguiendo que enseguida la abriera y jugáramos con nuestras lenguas.
Mientras, por el rabillo del ojo, observé que Elisa se sonreía mirando a Alicia mientras abría un poco sus piernas, en tanto que ésta, que nos miraba, apretaba las suyas con cierta fuerza.
Dejé a Patricia, a la que los colores le habían subido a su rostro, con la respiración bastante agitada para acercarme a Alicia, y cual no sería mi sorpresa, cuando ella dejando el trago sobre la mesita, se levantó y se apretó contra mí, poniendo todo su sexo contra mi pija y refregándose contra la misma, al tiempo que me daba un beso de lengua que me sacó la respiración.
Nos quedamos un rato en esa posición hasta que Elisa, levantándose, nos separó y me dijo. “ guarda algo para la dueña de casa, cariño, sino no voy a tener nada yo.”
Ante esa situación, decidí avanzar para romper del todo el hielo, así que tomándola por la cintura, la abracé con una mano, y con la otra, la deslicé debajo de su mini, y comencé a acariciarle su concha, cosa que hizo que de inmediato las otras dos exclamaran. “ ella tiene privilegios, ya que a nosotras solo nos has besado, eso no vale, no, no...”, dijeron con un sonrisa picara en sus caras.
Ante lo cual, dejé a Elisa, me acerqué a Alicia, y sin decir nada, le subí su falda y comencé a frotar su sexo con mi mano, a lo que ella respondió abriendo más sus piernas, dejándome comprobar que su tanga ya se encontraba bastante húmeda, mientras que con la otra, le sobaba bien sus pechos.
También Alicia, recibió una oleada de calor, que se le reflejó en su rostro y agitó su respiración.
Me volví hacia Patricia y sentándome junto a ella, comencé a acariciar sus pechos, mientras que levantando su falda, metí mis dedos bajo el elástico de su bombacha, para acariciar su monte de Venus e introducir mis dedos dentro de su vagina, la que estaba bien caliente y húmeda.
“Bueno chicas, todo está muy lindo, ustedes recibieron su ración de toqueteos, pero ninguna de ustedes se animó a tocarme a mi, les dije, sonriendo”
Como la que tenía más cerca era Patricia, ella ya sin tanta tensión, estiró su mano, la apoyó sobre mi pija y comenzó a deslizarla de arriba hacia abajo.
En eso estaba, cuando Alicia, a la que ya le había desaparecido toda la tensión, se acercó a nosotros y comenzó a bajarme el cierre del pantalón y me sacó la pija fuera del mismo, compartiendo ahora con Patricia las caricias y agregando también, las caricias a mis testículos.
Para completar el cuadro, Elisa se vino con nosotros, y poniéndose de rodillas, comenzó a mamármela, mientras las otras dos, me acariciaban los testículos, pudiendo observar en ese momento, que Patricia aprovechando la cercanía de Alicia, con la mano que tenía libre, la introdujo debajo de la falda de su amiga, y comenzó a frotarle el clítoris.
Alicia, para facilitar el trabajo de su amiga, se arrodilló levantándose la falda hasta la cintura, desplazó a Elisa de su lugar y comenzó a mamarme ella, demostrando una gran experiencia en esos menesteres.
En ese momento les dije a las tres. “por que no nos ponemos cómodos para no tener que levantar faldas, sacar pantalones, por que no vamos al dormitorio de Elisa?, no les parece....? ”
Riéndonos los cuatro, enfilamos para el cuarto que yo ya conocía, aprovechando el paseo, para ir tocando alternativamente el culo de cada una, mientras Patricia, que iba delante de mí, dio vuelta su cabeza y me ofreció sus labios entreabiertos.
Una vez en el cuarto, procedí a desvestir a cada dama, empezando por Alicia, a la que había elegido para ser la primera en cogerme.
Le quité su blusa y bajé el cierre de su pollera, observando que tenía puesto un conjunto de corpiño y tanga de color rojo, siendo ésta bien cavada, destacando su figura y sus largas piernas.
Aproveché para toquetear sus tetas, que reaccionaron de inmediato y también le pasé mi mano por su entrepierna, abriendo de inmediato las mismas, para facilitar mis caricias.
Me di vuelta y procedí a desvestir a Patricia, la que retirada la túnica que traía, quedó mostrando todo su esplendor, ya que disponía de un par de tetas bastante grandes y aún firmes, con unos pezones oscuros que se destacaban a través de su corpiño de color celeste. Su braga tenía solo un triángulo en la parte delantera, continuando con un pequeño hilo que desaparecía dentro de su hermoso culo.
A todo esto, y para no perder tiempo, Elisa se había quitado ya su blusa y su mini, quedando con un conjunto negro muy pequeño, que realzaba la blancura de su piel.
Mientras estaba desvistiendo a Patricia, siento que Alicia me toma por la cintura y se me pega a mi espalda, mientras que con una mano, comenzó a sacarme el cinturón de mi pantalón y con la otra a acariciar mi pija, que desde el salón, había quedado fuera del mismo.
Estábamos formando una especie de trencito entre Alicia, yo y Patricia, a la que le estaba metiendo los dedos por debajo de su tanga, hasta que tomando el elástico de su cintura, se la deslicé hasta las rodillas. Ella con un movimiento las hizo caer al piso.
Tenía su concha, si bien depilada en el cavado, con una buena mata de pelo rojizo que me agradó y me llevó a meter tres de mis dedos dentro de ella, sacándolos bastante mojados, y pasando a continuación a darle pellizquitos suaves a su clítoris.
Dejé a Patricia, la que hizo un mohín de desagrado, porque le gustaba lo que le hacía, y dándome vuelta, procedí a quitar el corpiño y la tanga a Alicia, al tiempo que ella me bajaba el slip, para quedar ambos totalmente desnudos y de frente.
La llevé suavemente hasta el borde de la cama, y poniéndome boca arriba, la coloqué sobre mí, haciendo que mi verga se frotara con su clítoris, a lo que ella rápidamente respondió moviéndose intensamente, y exclamando. “ Hay, que rico, como me calienta este roce, seguí corazón, hacéme más ....”, a lo que yo respondí intensificando mis movimientos, y diciéndole al oído: “ te vas a tragar toda mi pija amor?, mira que te elegí para ser la primera en coger, tenés que darme mucho placer mamita....”
Mientras en eso estábamos, observé que Elisa se había acercado a Patricia, y desnudándola, le estaba chupando sus tetas mientras que le masajeaba el clítoris con una mano y con la otra le acariciaba el culo.
Ya teniendo a Alicia bien caliente, le dije al oído. “espera que me pongo el preservativo...”, a lo que respondió: “no hace falta, las tres tenemos puesto el diú y quiero sentir dentro mío esa rica verga que tienes y que me acabes tu lechita adentro....”.
Dicho lo cual, la acomodé a caballo sobre mi verga y de un solo empellón, se la mandó dentro de ella, suspirando al decir: “ Hay cariño, que bien que se siente, tengo la sensación de estar empalada, sigue así , más , asíiiiiiii, como me gusta de esta manera, la siento toda dentro mío , hay que rico, cuanto disfruto, dale, papito, dame más....., que ricoooooo, cuanto me gusta......., que dura tenés tu pija....., cuanto hacía que no cogía asíiiiiii.....”, a lo que yo le decía: “si cariño te voy a hacer gozar como nunca, toma mi pija, sentí como está dentro tuyo, dame todos tus jugos, amorooooor”
Mientras nosotros continuábamos cogiendo en una forma muy intensa, Elisa y Patricia, estaban disfrutando de un brutal 69, en el que la boca de cada una, se comía la concha de la otra, con una pasión que me hacía a mí calentarme más aún.
Seguimos moviéndonos en forma desenfrenada, hasta que en un momento, Alicia arquea su cuerpo, y un temblor le recorre el cuerpo y me dice: “Seguí un poco más, papito, que estoy por acabar, dale, más adentro, perfórame con es pija tan rica, mássssss, quiero másssss, ya te acabo, seguí, hay que lindo, ya me vengo, ah, ah, ah, ” y sentí como en un último estremecimiento, su vagina se contrajo apretando mi pija y acabó un torrente de leche, que rebalsó la misma, acabando yo en ese instante , junto con ella.
Y al acabar, Alicia se desplomó sobre mí sin separarse de mi pija, respirando agitadamente.
Al tiempo que la acariciaba, y le besaba su cuello, Elisa y Patricia, que ya habían tenido su placer, se acercaron y comenzaron una a acariciarme los testículos y la otra empezó a acariciarle las tetas a Alicia, que poniendo una cara de felicidad, comenzó a lamerme y morderme mis pezones, diciendo entre chupada y chupada: “hacia años que no gozaba de esta manera, gracias papi, me distes un placer que no te imaginas”.
Nos entretuvimos durante un rato en toquetearnos por todas partes, esperando que mi miembro tuviera otra vez consistencia, mientras Patricia me decía al oído. “Ricardo, a mi también me vas a coger tan lindo...?, yo quiero mi ración de esa pijita..”
“Vení le dije al oído, a mi vez, colócate aquí arriba que te voy a empezar a calentar ”, con lo que la senté mirando hacia mí, sobre mi pecho, para así dejar su sexo al alcance de mi boca, y empecé a meter mi lengua dentro de su vagina, la que ya estaba bastante lubricada.
También aproveche para irle acariciando su clítoris, el que luego del jueguito que había tenido con Elisa, estaba bien paradito y sensible, y a continuación, comencé a introducir mis dedos dentro de su vagina, con la palma hacia arriba, buscando su punto G, el que una vez encontrado, comencé a friccionar con suavidad, produciendo en Patricia una sensación que la llevó a acabar un par e veces.
Mientras las otras dos señoras se entretenían acariciándose mutuamente, y simultáneamente, me estrujaban la pija y los testículos para apresurar mi erección.
Entonces, poniendo a Patricia en la posición del perrito, con su cola bien arriba, y las piernas bien abiertas, procedí a metérsela por su concha, en un mete y saca sin parar, golpeando con mi huevos la entrada de su concha, en cada embestida.
“ Hay que rico me lo estas haciendo, como la siento adentro, partímela que es toda tuya, quiero recibir toda tu leche, como me calienta sentir que me la enterrás, seguí, mi macho, cojéeme bien cogida, dame más, quiero más, seguiiiii, la quiero tener toda adentro mío, si papito, me gustaaaaaaa....., me siento feliz con tu pija en mi concha, dame más, así, así, ya te acabo, toma toda mi leche, dame la tuya......, Ah, que bueno, como me haces gozar desgraciado, no quiero otra pija más que la tuya, desde ahora......, me voy, ya estoy, acabame vos tambiénnnnnnn.
Y juntos terminamos de una manera increíble, yo estaba sorprendido, porque a pesar de haber tomado la pastilla, ya me había echado tres polvos, y sin embargo sentía que mi pene quería más.
Me levanté de la cama, donde Patricia se encontraba tirada reponiéndose del polvo que se había echado y me fui al cuarto de baño a lavarme un poco.
Mientras lo hacía, alcancé a escuchar a las mujeres que conversaban sobre lo sucedido: “es increíble lo que nos hizo gozar”, decían, y le preguntaron a Elisa, “ tu putita, que habías echo antes que llegáramos que estás tan tranquila que nos coja a nosotras y a vos todavía no te tocó...?”
No saben ustedes como me cogió por el culo Ricardo, nunca me habían echo gozar por allí como lo hizo él”
“ A mi me da miedo que con su verga que es grandota me haga doler, dijo Alicia, ”, mientras que Patricia, ya con su respiración más tranquila les dijo: “a mí aunque me lo rompa todo, no me importa, así no me pueda sentar por varios días, quiero que me la ponga, mi marido que la tiene chiquita, no me alcanza a penetrar y siempre me quedo con ganas.”
Así pensé para mí, “ ahora voy a tener que hacerles el culo a por lo menos dos de ellas, no creo que pueda.”
En esos pensamientos estaba, cuando se me ocurrió mirar mi reloj, viendo que ya eran casi las 10 de la noche, por lo que calculé que si tenía que dar servicio a las dos, esa noche no iba a trabajar, por lo que les dije a las tres.
“ Señoras, ustedes saben que yo debo trabajar y por la hora que es, no me queda ya mucho tiempo, así que les propongo algo que a lo mejor les va a gustar.”
“De que se trata ”,respondieron al unísono.
“Muy sencillo, nos entretenemos jugando un rato más los cuatro y si no tienen inconvenientes, una vez que termino mi trabajo, alrededor de las 2 de la mañana, regreso aquí y seguimos haciendo el amor los cuatro juntos, que les parece?”
Las tres se miraron y con una sonrisa cómplice me dijeron, “ te vamos a estar esperando, para que nos sigas dando placer, pero que pasa si una turista te lleva a su hotel?”
“Señoras se pueden quedar tranquilas, que yo más que nadie quiero comerme esos dos hermosos culos que tienen Patricia y Alicia, y tampoco me quiero olvidar de la dueña de casa, que tan brillante idea tuvo, así que a Elisa también la debo de atender...”
Todas se sonrieron y nos empezamos a chupar de una forma que no se sabía quién chupaba a quien, hasta que les avisé que debía irme. Me bañé mientras las tres me ayudaban a enjabonarme mientras me toqueteaban mi pija y los huevos. Me vestí y medio arrastrándome llegue al local donde trabajo.
Como les prometí, al terminar mi labor regresé al departamento, encontrándome a las tres un poco achispadas, porque habían tomado un poco de más. Me desvestí y ya un poco descansado, procedí a darle placer por el culo a Patricia primero, a la que recosté sobre la misma cómoda donde se lo había echo a Elisa y ya con mi pija mas recuperada, le puse la cabeza de mi pija en la puerta de su culo y ella al sentirla, empujo para atrás para que se metiera toda dentro suyo, al tiempo que volvía a repetir lo que escuchara desde el baño, rompémelo todo vida, metélo bien, así amor, seguí que me gusta, dale , dame mas seguí así, asiiiiii......., que rico como te siento.
Mientras yo le daba los chirlitos en sus nalgas y le decía, “ te gusta sentirla bien adentro, gózala mucho, que lindo culo tenés mama, como me la apretás, te voy a llenar de leche, cariño, HUY que LIndoooooooo.....”, llegando casi juntos a acabar, cuando Patricia, se recostó en contra mío de tal forma como queriendo clavarse toda mi estaca dentro de su culo.
Algo similar ocurrió con Alicia, a la que la lujuria se le reflejaba en sus ojos, al ver como me estaba cogiendo a su amiga, por lo que también recibió su ración por su culo, el que era estrecho y al principio costó algo de trabajo penetrar, pero luego gritó como una poseída cuando alcanzó el orgasmo, luego de lo cual, se bañaron, vistieron y nos despedimos con unos besos de lengua que presagiaban que todo iba a comenzar de nuevo, pero cada una se retiró a su casa, quedándome yo con Elisa, la que al cerrar la puerta del departamento luego de irse sus amigas, con aire de malicia de sus ojos me dijo, “ahora te tengo solo para mí, y me voy a cobrar con intereses.”
Demás esta decir como lo pasamos, cogiendo el resto de la noche, y por la mañana temprano me fui del departamento, antes que regresara el personal doméstico, y desde entonces por lo menos una vez a la semana individualmente, nos encontramos para coger con alguna de ellas, pero a la segunda vez que me reuní con Patricia, me confesó que no nos veríamos mas, porque ella era la amante del esposo de Elisa, y allí comprendí porqué Elisa estaba tan necesitada de sexo, ya que el doctor no la atendía como ella quería.
Ah, eso si, hablé con el doctor, el esposo de Elisa, y le dije que en realidad su esposa no tenía ni vocación ni deseos de aprender a tocar tangos, y que no quería abusar de su generosidad cobrándole nada, lo que me agradeció por mi honradez, invitándome a menudo a su casa y a sus reuniones, hasta que fui casi uno más de la familia.
En realidad, ya lo era, sin que el lo supiera, aunque estaba asombrado por el cambio que se había producido en su esposa, vaya uno a saber que remedio estaba tomando......., mientras que yo continué cogiendo con Elisa y con Alicia, alternando cada vez una casa distinta, para disimular nuestros encuentros, durante bastante tiempo.
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