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Relato nº1 - Cuarta parte

Cuarta parte

La noche me embriaga pero me dejo consumir, como otras noches que sufrí el calor insoportable que podés hacerme sentir. Me vuelvo loco mientras me miras sobre tu hombro. Tus piernas se alzan sobre el piso y tiemblan en repentinos escalofríos. Tus manos se toman de las sábanas. Te noto ansiosa y excitada, mientras me ves mojándome la pija, con saliva. La empapo con mi mano y miro tu cola y tu espalda. Tus ojos me miran, cuando escupo mi mano y me acerco a tu vagina, mojando tus labios otra vez, esparciendo la humedad.

Llevo mi mano a la cadera, mientras vos, pícara, llevás tus manos a cada lado de tu cola. En mi mano tengo mi pija dura, mientras veo tus dedos estirar tu cuerpo hacia los lados, y tu cola abrirse. Tu cola frente a mí y tu vagina empapada, cuando la empiezo a acariciar con la cabeza de mi pija, arriba y abajo.

Ambos disfrutamos del juego. Te veo impaciente, cuando me adelanto y te penetro con la cabeza mojada, y más. Mi pija se abre paso dentro tuyo y te quema el calor, al entrar y al salir. La humedad baja por tus piernas, que rozan a las mías, mientras tus tetas se balancean con cada embestida. La seducción se termina cuando tomo tu cuerpo con ambas manos y me decido a embestirte sin parar.

Los movimientos son profundos y constantes, buscan llegar adentro tuyo, buscan tu placer. Son ahora rápidos y repetidos. Los huevos golpean en tu concha. Abrís tu cola aun más y se deja ver el color rosado de tus labios, y tu piel sensible, mientras mi pija entra y sale furiosamente. Los dos gemimos y nos tocamos, el placer es tremendo. Mis ansias de meter todo mi cuerpo dentro tuyo. Mi cola va hacia atrás y empuja con fuerza hacia adelante. Tus ojos buscan en los reflejos, a mi pija cogiéndote, y mis manos apretándote. Mis ojos se pierden entre tu cola, tu espalda, tu pelo. Dejo caer saliva y mi mano ayuda a mojar toda tu cola. Mi dedo morboso y sin escrúpulos se acerca, y empieza a jugar. Tus sentidos se agudizan, cuando encontrás mi mano inquieta jugando entre tu cola abierta, y mis dedos rozando lo más íntimo de tu cuerpo.

La sensación prohibida de mis manos recorriendo tu ano, sensible y húmedo, es imparable, a medida que me atrevo a cada vez más. La piel de tu cola comienza a abrirse, a medida que penetro con la punta de mi dedo, y mordés la cama para evitar el gemido. Cerrás los ojos con fuerza, cuando penetro suavemente con mi dedo, y tu placer se mezcla con dolor. Mi pija y mi dedo no dejan de moverse ahora, y tus manos aprietan con fuerza lo que pueden.

Mi sensación me supera y tus gemidos me quiebran. Te hablo al oído con la voz exhausta, estoy cerca del final. Te vuelvo a gemir. Puedo sentir mi cuerpo lleno, cerca del final, esperando a ese último golpe de calor para explotar. Tu rápida respuesta otra vez me sorprende y me termina.

El final. Saco la pija de tu vagina y me masturbo con fuerza, mientras me miras, esperando. Puedo verte relamiéndote y no tardo en explotar. Te mancho toda la cola y la espalda, pajeándome rápida y repetidamente. Podes sentir como cae por tus piernas y tu abdomen, mientras yo no puedo parar de moverme. Tu apetito y morbo se aprovechan de mi orgasmo, y de toda mi energía, mientras disfrutas calentándome.

Me desplomo sobre tu espalda, ensuciándonos los dos. Tus ojos se cierran otra vez, descansando, libres. Mi mente no piensa ya en nada, ni nadie. Por un instante no hay lugar, ni tiempo
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