"Casados... con hijos"
Los años pasaron, y Moni veía como sus chicos ya habían crecido. Dejaron de ser adolescentes, y aun no se habían ido de la casa. Pepe rugía de cansancio cada vez que volvía de la zapatería y tenia a Paola y Coky en casa. Los Argento seguían sus vidas como siempre. Pepe y su Racing. Moni y sus cafecitos. Paola y sus amantes. Y Coky y sus pajas. En frente, Sus vecinos María Elena y Dardo Fuseneco continuaban soportando todas sus disparatadas desventuras.
Caía la noche del viernes, y como era costumbre Dardo cogía fuertemente a María Elena, descargando la tensión de toda la semana laboral.
-Asi Dardo, dame más! Dame más, te digo! No seas pelotudo!
-Si, mi amorcito! Si, si!
-Siiiii! Siiiiii!- gritaba María Elena, siendo cada vez más eufórica.
Desde la casa de en frente, Coky sacudía su pene de arriba abajo furiosamente escuchando los gemidos de María Elena, a quien observaba con binoculares todas las noches desde hacia ya varios años. A su vez, Moni jugaba con sus juguetes vibradores oyendo a María Elena e imaginándose siendo penetrada por Pepe y Dardo a la vez. Moni se revolcaba en la cama, gemía en voz baja, pero su placer era enorme. Hundía sus consoladores a más no poder. De a uno a la vez o en sincronía. Hacia años que solía tener ese tipo de fantasías, ya que Pepe no la tocaba ni con un palo.
-Si, Pepe! Segui asi! Cogeme toda!- decía al ritmo que su consolador naranja a rayas se incrustaba más. –Dale Dardo, no te quedes atrás, hundila toda en mi cola!- deliraba mientras se cogía el culo con un dildo verde y negro especial para usarlo analmente.
Tuvo 4 orgasmos antes de que María Elena gritara desaforadamente en su último orgasmo, producto del polvazo con Dardo.
Minutos más tarde, Paola entraba a la casa con dos amigotes. Dos rubios altos, del equipo de basket del club River Plate. Mientras Pepe miraba el partido de Racing contra Newell’s, Paola se escabullía hacia su cuarto con los muchachos. Acto seguido, puso el cerrojo de la puerta, al tiempo que los chavones se iban sacando sus ropas, quedando en calzones. Paola los sentó en la cama, y haciendo un strip tease, fue quedando en un hermoso conjuntito rosa que resaltaba sus pechos y su cola. Acercando su cara a sus entrepiernas, comenzó un doble pete. Mientras devoraba uno, al otro lo manueleaba. Eran dos pijas de veinte y dieciocho centímetros, pero Paola sabia como hacerlas desaparecer dentro de su boca. Al cabo de un minuto, ya estaban vigorosamente erectas. Uno de los muchachos, se levantó y colocó a Paola sobre la cama y se la empezó a garchar mientras que ella seguía chupándole la pija al que la tenia mas grande. Ella gemía tratando de no atragantarse con la poronga que estaba lastrando. Unos segundos más tarde, le llegó su primer orgasmo. El muchacho al que le estaba haciendo el pete, se levantó y se acomodó para que Paola se le subiera encima, levantando la cola para que el otro tipo le comenzara a meter un dedo con vaselina en el culo. Paola comenzaba a gozarlo. Ya con las dos pijas adentro, Paola comenzó a sentirse la puta más puta.
-Si, cojanme toda! Oh, si! … vos, tírame del pelo!... y vos, dame chirlos en la cola!- les ordenaba a los muchachos -Que soy?
-Sos la putita de todos!- al unísono respondían los muchachos.
-Si, bebes, denme por todos lados!
Los muchachos cambiaron el orden, ahora, la pija más grande la tenia en el culo. Paola dejaba caer unas lágrimas de dolor mientras se daba una fiesta a lo grande. Las dos pijas entraban y salían de Paola como si nada. Los tipos ya no daban más.
-A ver Paolita, queres la lechita?- preguntaba uno de los chabones con vos juguetona.
-Si, la quiero toda!... quiero mi lechita, toda toda en la boquita!- pedía haciéndose la bebota.
Sacaron sus pijas de dentro de ella, y se las arrimaron a la cara. El de la pija más grande fue el primero en venirse con tres lechazos, uno le dio en la nariz y los otros dos en la boca.
-Mmmm… que rica la lechita calentita!... Quiero más!... Te toca a vos darme la lechona!- decía mirando de reojo al otro tipo.
-Si, mi amor, tómala toda!
El muchacho descargo dos potentes lechazos bien cargados dentro de la boquita de Paola, quien saboreo y trago todo. Una vez satisfechos, entre los tres se limpiaron, se vistieron y salieron del cuarto como si no hubiera pasado nada, salvo que Paola rengueaba un poco por la cogida que le habían pegado.
-Adiós, Sr. Argento!- dijeron los muchachos al salir por la puerta de casa.
-Si, si, adiós!- saludaba Pepe, al aire, mientras sufría por el resultado 0-1 desfavorable para la academia.
-Que buena hija que tiene!- mencionó uno antes de cerrar la puerta.
-Lo sé, lo sé.- acotó perdido.
Claramente, Pepe estaba acostumbrado que su hija llevara “amigos” y amigas a su casa. La verdad no le importaba, salvo cuando aparecía alguna minita que le moviera el piso y lo ayudara a ratonearse un rato.
Después de la cena. Dardo y María Elena tocaron timbre en casa de los Argento. Atendió Pepe.
-Hooola Dardo… y María Enema! Como les va?
-Bien Pepe!- saludo Dardo.
-Quien es?- preguntaba Moni desde arriba.
-Son Dardo y María Elena, Moni.- contestaba Pepe.
-Que sorpresa! Quieren pasar a tomar un cafecito?- invitaba Moni, con la hospitalidad de siempre.
-Bueno, bueno… vinimos a preguntarles si ustedes podrían cuidar la casa mientras nosotros nos vamos a pasar el sábado a Mar del Plata.- se mostraba sonriente María Elena.
-Uy, nosotros? Su casa?- preguntaba Pepe.
-Si, Pepe! Es que no conseguimos a nadie y bueno, queríamos hacer este viaje hacia rato.- se excusaba Dardo. –Ustedes pueden?
-Claro, Dardo. No se hagan problema, que les cuidamos la casa- decía Moni, mientras le fichaba el bulto a Dardo, y se mordía los labios.
María Elena y Dardo se fueron a casa. Moni y Pepe se fueron a acostar. Paola salía, y Coky se encerraba a manuelearse. Así terminaba la noche del viernes.
Durante el sábado, Moni y Pepe fueron a casa de Dardo y María Elena, una vez que se fueron. Empezaron a ver que tenían, y queriendo llevarse una estufa, rompieron un tubo de gas. Haciéndose los boludos, como siempre. Cerraron el gas y se volvieron para su casa.
Las cosas transcurrieron en orden como cualquier sábado en casa de los Argento.
El domingo a la noche, Dardo y María Elena golpearon en casa de Pepe. Moni atendió.
-Dardo! María Elena, tanto tiempo! Como les fue?-
-Moni, vos sabes porque se rompió un tubo de gas?- preguntaba furiosa María Elena.
-No, María Elena, ni idea. Qué pasó?
-Que nada! Alguien entró a la casa, y al querer sacar la estufa, rompió el tubo de gas!- criticaba mirando despectivamente a Moni.
-Bueno, no es para tanto, Amor!- trataba Dardo de tranquilizar a su esposa. –Moni, nos podremos quedar en tu casa, solo por esta noche, que hace un frío de cagarse y no tenemos gas hasta que el gasista arregle el caño mañana?- preguntaba a Moni.
-Si, claro, Dardo! Pasen, pasen!- invitándolos a entrar. –Pepe!!! Dardo y María Elena se quedan esta noche en casa!- Moni gritaba desde el living.
Pepe, desde la cocina, puteaba al cielo, preguntándose que había hecho mal para merecer eso. Segundos más tarde, baja las escaleras Coky con una sonrisa de oreja a oreja.
-Uh que bueno! María Elena se queda a dormir esta noche en casucha!- mientras aplaudía reiteradamente.
-Si, pibe, vamos a dormir acá! Pero vos, quédate tranquilito!- amenazaba Dardo a Coky, quien acariciaba los brazos de María Elena, mientras ella ponía cara de retorcida.
-Bueno, bueno. Ahora pasen y…cafecito!!!- invitaba Moni.
Luego del cafecito, Moni y María Elena se pusieron a preparar un pollo al horno con papas. Dardo y Pepe miraban la televisión, cuando Paola baja al living.
-Hola papucho! Hola Dardin! Como estas?- saludaba Paola guiñándole un ojo.
-Hola Paola! Bien, por suerte. Vos? Que linda que estas con esa pollerita de colegiala.- halagaba Dardo, con aire paternal, pero por dentro se moría de ganas de partirla al medio.
-Bien!- contestaba cortante. –Papucho, me voy a lo de Romina, vuelvo después de cenar, si?
-Anda, Paola!- resignaba Pepe.
-Que grande que esta Paolita!- comentaba Dardo, al cerrarse la puerta.
-Si, pero cada vez más boluda!- contestaba Pepe.
-A cenar!- interrumpió María Elena.
Ambos se levantaron. Moni miraba atentamente a Dardo, a quien se le había remarcado un poquito el bulto al ver a Paola. Ella se relamía el labio. Se colocó en el marco de la puerta de tal forma, que Dardo tuvo que apoyarla para poder pasar. Moni empezaba a calentarse, y Dardo también.
Por su parte, Coky felicitaba a María Elena por la cena, abrazándola y tocándole muy sutilmente una teta. A lo que ella reaccionó sacándoselo de encima.
Durante la cena, todo transcurrió normalmente. Pepe jodía a sus invitados. María Elena hacía callar a Pepe. Moni solo pensaba en el palo de Dardo. Coky intentaba mirarle el escote a María Elena. Y Dardo, solo comía.
A la hora de irse a acostar. Dardo y María Elena se quedaron en el sillón del living de los Argento. Moni y Pepe se despidieron hasta a siguiente mañana y todos fueron a dormir.
Unas horas después, Dardo tenía ganas de coger, pero María Elena estaba profundamente dormida. Dardo se acomodo como para cucharearla y sobarle las tetas, pero ella tan solo le dijo que no quería hacerlo, y que se dejara de joder. Dardo, resignado, terminó sus intentos por tener sexo.
Unos minutos más tarde, Paola abrió la puerta de entrada. Eran la una y veinte de la mañana. Dardo, aún estaba despierto.
-Hola Paola!- dijo en voz baja.
-Uy, hola Dardin, que haces despierto a estas horitas?
-Nada, no podía dormir.
-Bueno, Dardin, tengo sueñucho así que me voy a la camucha, si?
-Bueno, anda.
Mientras Paola decía esto, giraba sensualmente dejando ver su cola adornada con una pollerita de colegiala. Dardo posó sus ojos en esos dos cachetes, y notó que la pollerita tenía una gran mancha blanca esparcida. “No solo es una pendeja calienta pava, sino también es una putita!” pensó. No dudo ni un momento, se levantó del sillón y alcanzó a Paola en el medio de la escalera.
-Que haces Dardin?
-Qué que hago? Mira Paolita, desde ya hace un tiempo que me traes re caliente. Y no dudo de que sos toda una putita!
-Pero para!- ella intento sacárselo de encima.
-No, no! La leche que traes en la pollera te delata. Sos toda una putita, y te encanta la verga!- llevándole la mano a su entrepierna.
-Uy, el boludo de Joaquín!- dijo en voz baja. –Y que vas a hacer? Me queres coger? Me queres romper la colita, Dardin?- intentaba provocarlo.
-Obvio mi amor! Te voy a romper toda!- mientras le ponía un dedo en la boca.
-Mmm... y parece que tenes con que!- ella le acariciaba la pija por sobre el pantalón. -Veni, Dardin, veni a la pieza!
Paola lo llevó hasta su cuarto. Una vez cerrada la puerta, él la besaba apasionadamente, mientras que ella le manoteaba el ganso. Con su mano, obligó a Paola a bajar, para que le chupase la verga. Al sacársela del pantalón, Paola se asombró de ver una verga de veintidós centímetros y bastante gruesa. Dardo estaba apoyado contra la puerta recibiendo una increíble mamada por parte de Paola.
-Sabía que eras putita!
-Ejem!- intentaba decir con la boca llena.
Dardo volaba. Veía como Paolita se tragaba toda la pija, hasta el punto de ahogarse, y a su vez, lo miraba fijamente con cara de trola en celo. Tenía muchas ganas de explotar ahí, en la garganta de Paola, pero prefirió o hacerlo. Levantó a Paola y la llevó hasta la cama. Le bajó la bombachita, una tanga rosa transparente. Le saco la camisa y el corpiño, dejando al aire ese par de tetas duras. Solamente le dejó la pollera de colegiala manchada de leche de algún “amiguito” de ella. La ubicó boca arriba en la cama, y le abrió las piernas. Asomó su rostro hacia su concha, y empezó con tímidos lengüetazos. Primero, Paola gemía despacio; pero luego se dejó llevar y sus gemidos empezaron a crecer con cada lamida de Dardo.
Los gemidos de Paola resonaban en la pieza de al lado. Moni se despertó tras oír lo que creyó ser a su hija llorar.
-Ay Pepe! Escuchaste ese ruido?... Pepe? Pepe?
Al darse cuenta de que su esposo dormía profundamente. Decidió ir a ver que le pasaba a su hija. Pero, a medida de que se acercaba, podía oír que Paola no lloraba, sino que gozaba.”Otra vez esta chica con sus amigotes!” pensaba Moni. Pero al intentar abrir la puerta muy ligeramente para ver de quien se trataba, notó que era Dardo el que estaba en bolas frente a su hija, haciéndola delirar de pasión.
-Con que… cogiéndote a la nena, Dardo!- interrumpió Moni en la habitación.
-Uy, Moni. Que haces? No es lo que parece!- intentaba disimular.
-No? Pero si tenes tu pija gorda a punto de penetrar a Paola.
-Uy, mamucha! Pero si vos también queres que te coja Dardo! Veni, y participa!- invitó Paola.
Moni se quitaba el camisón, mientras Dardo, la tomaba de la cintura y le sobaba esas dos grandes tetas.
-Ay, si, Dardo! Que pija grande que tenes! Con razón Paola quería que se la dieras. Queres cogerte a Paolita, eh Dardo? Veni, vamos a cogernos a Paolita!
-Si, Moni, Si!!!
Moni llevó de la mano a Dardo, hasta donde Paola estaba tirada en la cama. Le chupó un poco la pija y lo ayudo a colocársela. Paola se estremecía. Moni se fue colocando encima de la cara de Paola.
-A ver mi hijita, chupale la concha a mami!- le ordenaba Moni a Paola.
Así comenzó un fabuloso trío entre madre e hija con su vecino. Dardo estaba maravillado. De tal palo, tal astilla. Paola era una putita excepcional y sin dudas lo había sacado de Moni. No podía creer que Pepe no quisiera coger con ella todas las noches.
Al llegar al orgasmo, Paola se levanto, e intercambio lugares con su madre. Ahora, Dardo, cogía bestialmente a Moni, mientras ella le chupaba la concha depilada a Paola.
-Ay mamucha, que rica lengua!
-Toma Moni, siempre me miraste el bulto, ahora bancatela!- rugía Dardo.
Moni se estremecía de placer. No solo estaba siendo cogida por la pija de Dardo, sino que le estaba chupando la concha a su propia hija. El cuarto se inundaba de olor a sexo.
En otra habitación, Coky se estaba despertando con el ruido a cama que venia del cuarto de su hermana. “Uh las partuzas de Paolita!” pensaba mientras hacia un juego de manos y abría bien grande los ojos. Coky, salió del cuarto a paso ligero. Se acercó hasta la habitación de su hermana y pegó la oreja contra la puerta. Se quedó pensativo. Eran tres voces. Se ilusionó más. En su cabeza maquinaba la idea de que Paola estuviera haciendo un trío con una amiga de las que tanto deseaba él, junto con algún afortunado. Se quedó quieto escuchando del otro lado de la puerta, esperando algún momento de ruido, para intentar mover el picaporte. Los gemidos que oía le iban provocando una erección más que notable al pobre Coky. Pero las ganas le pudieron, y muy lentamente bajo el picaporte y empujó suavemente la puerta hacia delante, lo suficiente como para poder ver quienes estaban ahí.
Su asombro fue tal que casi se desmaya. Estaba viendo a su madre ser cogida por su vecino, y su hermana estaba recibiendo sexo oral por parte de su propia madre. Segundos después del shock. Coky tenía una erección terrible. Su pija de dieciocho centímetros quería salir de su pantalón pijama. Se asomó nuevamente a la puerta, y sin darse cuenta, estaba sobándose la pija. “Demasiado morboso lo mío”. Luego entró en sí. Dardo estaba cogiendo con su madre y hermana, por lo tanto, María Elena estaría sola, y ante cualquier problema tendría con que extorsionar a Dardo para que lo dejase moverse a su mujer.
Coky se dirigió hacia abajo rápidamente. María Elena estaba placidamente dormida, acostada boca abajo, sacando cola para arriba y con la boca abierta. Coky quedó de pie frente a la cara de María Elena.
-Mira María Elena, mírala bien. Esta pija es la que te va a coger. Jojo!
Coky se acurrucó sobre ella. Con su pija punteaba la argolla de María Elena. Sus manos fueron directamente a las pequeñas tetas de ella.
-Mmm Dardo, que rico! Mmmm- decía María Elena entre sueños.
Coky aprovechó la confusión de María Elena para continuar su cometido. Cogérsela.
Mientras tanto, Dardo le estaba untando vaselina en el culo a Moni, y era ayudado por los dedos de Paola quien masturbaba a su madre por en culo.
-Si, Dardo! Métemela por el culo! Vas a ver Paola, mira bien a mamucha y aprende a tener sexo anal!!!
-Ahí va, Moni!!!
Dardo apuntó su pija directo al ano dilatado de Moni. La metía un poco, la sacaba y se la ponía en la boca a Paola. Varias veces.
-Te gusta la pija con sabor a culo de mami, Paolita?
-Mmm, me encanta! Rómpele el culo a mamucha! Pero guarda energías que me lo tenes que hacer a mi!
Dardo fue hundiendo más y más su pija en el culo de Moni; hasta que se la metió entera. Moni pegó un grito de dolor. Jamás tuvo en el culo una verga de veintidós centímetros. Dardo comenzó a meterla con fuerza hasta el fondo. Moni lloraba de placer. Su rostro se transformaba. Pasó de ser una expresión de dolor, a una de gata en celo. Ya lo disfrutaba plenamente.
-Si, Dardo, así!... Metela! Metela!
-Uf! Si, Moni! Toma!
Paola miraba atenta como del ojete de su madre entraba y salía aquella gran pija. Ese culo se dilató tanto que ya pasaba así nomás. Paolita no pudo resistir más y comenzó a colar un dedo en su conchita y otro en su colita. Su madre estaba a punto de tener un divino orgasmo anal.
No solo estaban disfrutando ellos tres. En planta baja, Coky estaba garchando a María Elena; quien aún dormida, gozaba de la cogida que le estaba dando Coky, creyendo que él era su esposo. Coky estaba cumpliendo su fantasia.
-Si, Dardo, así!... Metela, metela!!!- decía una María Elena media dormida.
Coky solo asentaba y le besaba el cuello. Le sobaba las tetas, pero intentaba que no despertara y saliera gritando.
Un grito retumbo en la casa.
-Siii!!!!!- sonaba una voz femenina que iba agravándose.
Moni acababa de tener un orgasmo anal; y no se privó de contenerlo. Este grito solo hizo acelerar las embestidas de Coky. Pero en otro rincón de la casa, Pepe despertaba tras aquel grito.
-Que mierda pasa? Ahora, uno no puedo dormir en paz! De donde viene?... Y Moni? Donde se habrá metido esta yegua?
Pepe se levantó de la cama. En la casa parecía reinar un clima de tranquilidad. Pero era una tranquilidad aparente.
Cuando Pepe se dispuso a cruzar por delante del pasillo del cuarto de Paola, en este no había ningún ruido. Lo que hizo que Pepe siguiera rienda suelta hasta la planta baja. No había ningún ruido porque Moni se retorcía de placer, mientras que Paola le chupaba la pija a Dardo a modo de lubricarla para que le rompa el culo.
Pepe llegó al living, y vio como su hijo se estaba cogiendo a María Elena. Se acerco hasta ellos, y le hizo un gesto de que se mantuviera callado a Coky.
-María Elena!... María Elena!- la llamaba Pepe, para que despertara.
-Eh? Que pasa?... Dardo, que pasa?
-Eh no soy Dardo, María Elena!- respondía Coky con temor.
-Que?!!?!?!?- preguntaba María Elena, mientras saltaba del sillón.
-Opa, María Elena. Mira como te vengo a encontrar. En el sillón, garchando con mi hijo.
-Eh, no! No pudo haber pasado! Pepe, esto esta mal! Nooo!!!- se negaba a sí misma.
-No parece ningún error. Más bien un momento de calentura!- acotaba Pepe.
-Dale María Elena, si te gusta!- tiraba Coky.
-No, nene. Salí!
-Creo que Coky, que es medio pelotudo, tiene razón! No solo te gusta una, capaz… necesitas dos!
Habiendo dicho eso, Pepe tomó del pelo a María Elena y se sacó la pija de dentro del pijama. Ella se rehusó a chuparle la pija. Pero como Coky le tenía los brazos, Pepe le tapó la nariz y tuvo que abrir la boca. Apenas abrió la boca, Pepe le introdujo su pija media muerta en la boca. Así, padre e hijo comenzaron a cogerse a su vecina.
En el cuarto de Paola, Dardo estaba listo para hacerle el culo a la joven. La puso en cuatro patas en la cama. Ella levantaba la cola. Moni le separaba los cachetes. Se podía ver un asterisco hermoso, algo dilatado, que pedía pija. Dardo no dudo. Fue introduciendo lentamente su pija. El culo de Paolita era mucho más estrecho que el de Moni, pero más suave. Cuando logró meterla hasta el fondo. Empezó con embestidas brutas. Estaba decidido a rompérselo, literalmente. Dardo se había convertido en una bestia. Penetraba muy fuerte a Paola, quien lloraba sobre las tetas de su madre, pues Moni se las pasaba por la cara. Paola gemía y lloraba, su madre se había colocado debajo de ella comiéndole la concha. Dardo no aguantaba más, se notaba en su rostro que quería eyacular. Las embestidas fueron tan fuertes que en la última, se la enterró hasta el fondo y eyaculó adentro del culo de Paola. Ella sentía como la inundaba por dentro. El gemido de Dardo se escuchó en toda la casa. Dardo retiró su pene del culo de Paola, y ella dejó salir toda la leche, la cual escurría por su cuerpo y caía sobre la boca de Moni.
-Te gusta el sabor de la lechita con gusto a culo de tu hija, no?- preguntaba Dardo.
-Mmmm si!!!- respondía Moni, llenándose la boca.
-Ahora, dale un poquito a tu hija también.
Moni se levantó y le compartió la leche en un beso profundo. Dardo no tenía más fuerzas, pero el espectáculo que veía era lo suficientemente fuerte como para intentar pararle la pija de nuevo. Pero no pudo ser.
El gemido final de Dardo retumbo abajo. María Elena se quedo congelada. Pepe no entendía que pasaba. Coky comentó lo interpretado.
-Uh, ese debe ser Dardin, que se estaba cogiendo a mamucha y a Paola.
-Que?!?!?- se preguntaba María Elena aturdida.
-Uy, me salieron re putas!- se resignaba Pepe.
-Ah pero si este pajero se piensa que se puede curtir a madre e hija, yo me curto a padre e hijo!- dijo María Elena vengativamente. –Dale Coky, cogeme bien fuerte pendejo! Y vos Pepe, que se te pare rápido, que tengo otro agujero disponible!
María Elena se puso en cuatro, Coky se la estaba cogiendo a lo perrito, mientras que le chupaba la ya erecta pija a Pepe. Pepe tenía una verga de dieciséis centímetros. Cada vez que María Elena para de petearlo para acomodarse en el sillón, Pepe le pegaba con la pija en la cara.
-Bueno Pepe, dale, que esperas! Rompeme toda!- le exigió María Elena.
Pepe acomodó a María Elena encima de Coky, sacando el culo de ella para afuera. Se ensalivo la pija, y sin titubear se la incrustó de una hasta el fondo.
-Ahhh!!! Siiii!!! Pepe, partime toda!!! Siii, gozame!!! Metela hasta el fondo!!!
María Elena había comenzado a transformarse en la yegua en celo que era todos los viernes por la noche, cuando su marido la cogía. Los movimientos de María Elena hacían que Pepe y Coky no aguantaran más. Pepe se la sacó, y se la puso a la altura de la cara a María Elena. Eyaculó tres fuertes lechazos: uno sobre el pelo, otro sobre la nariz, y el último sobre la boca de ella. Coky no duró más, e inundo la concha de María Elena.
-Vos sos idiota! Me acabaste adentro! Me vas a dejar embarazada!- enloquecía María Elena.
-Uh, me salió pelotudo!- dijo Pepe.
Continuará
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