El pueblito es agradable, un paisaje paradisíaco lo enmarca; el casco urbano es pequeño y el resto son puras chacras, casi es un pueblo de juguete. Esa proximidad y lo reducido de su población lo forjaron con características muy particulares, las que me propongo volcar al escrito para preservar la memoria y el testimonio.
Una de las cosas que más llama la atención es la rapidez de los “canales no convencionales de información”, es decir que si uno se tira un pedo desde el otro lado del pueblo le dicen: ¡Salud!; esto es muy importante a la hora de entender la existencia del “secreto público”, es decir aquel asunto que es secreto pero que todo el mundo lo sabe.
En este tenor de cosas nos podemos permitir revelar algunas de ellas con el fin de reírnos un poco…con la desgracia ajena.
Él llegó una mañana fría a trabajar y en la sala de profesores era el solo comentario: en un portal informativo se había publicado la noticia en policiales; el padre de una alumna había enloquecido tomando a su familia de rehén y atrinchérese en un galpón en los fondos de su casa. Las fuerzas del orden desplegaron impresionante operativo (6 agentes) para reducirlo; tras el heroico y exitoso procedimiento uno de los miembros de la dotación resultó herido en acto de servicio. La conmoción duró hasta las nueve de la mañana, cuando nuevas informaciones ampliaron el panorama: el buen hombre había regresado alegremente a su casa esperando encontrar a su amante esposa…y la encontró…pero ensartada hasta la garganta por la enorme boa constrictora que portaba…el agente de policía que recorría la zona; pobre y enloquecido hombre, aún no se sabe si su reacción fue por la infamia del adulterio, el ver su propiedad invadida por un intruso que se suponía debía protegerlo o, por la envidia de ver tamaño animal agrandando el talle de una prenda que cada vez le quedaba más grande. Sin mediar palabra y con premura tomó el arma que guardaba y abrió fuego contra el monstruo alienígena en fuga. Afortunadamente, producto de la indignación imagino, el pulso le jugó una mala pasada y de la estruendosa balacera solo logró un triste raspón.
Es desde entonces que se dice que las fuerzas del orden no siempre son heridas en acto de servicio; a veces son heridas por prestar un placentero servicio.
(Próximamente en esta serie, el segmento: Relatos de hospital)
Una de las cosas que más llama la atención es la rapidez de los “canales no convencionales de información”, es decir que si uno se tira un pedo desde el otro lado del pueblo le dicen: ¡Salud!; esto es muy importante a la hora de entender la existencia del “secreto público”, es decir aquel asunto que es secreto pero que todo el mundo lo sabe.
En este tenor de cosas nos podemos permitir revelar algunas de ellas con el fin de reírnos un poco…con la desgracia ajena.
Él llegó una mañana fría a trabajar y en la sala de profesores era el solo comentario: en un portal informativo se había publicado la noticia en policiales; el padre de una alumna había enloquecido tomando a su familia de rehén y atrinchérese en un galpón en los fondos de su casa. Las fuerzas del orden desplegaron impresionante operativo (6 agentes) para reducirlo; tras el heroico y exitoso procedimiento uno de los miembros de la dotación resultó herido en acto de servicio. La conmoción duró hasta las nueve de la mañana, cuando nuevas informaciones ampliaron el panorama: el buen hombre había regresado alegremente a su casa esperando encontrar a su amante esposa…y la encontró…pero ensartada hasta la garganta por la enorme boa constrictora que portaba…el agente de policía que recorría la zona; pobre y enloquecido hombre, aún no se sabe si su reacción fue por la infamia del adulterio, el ver su propiedad invadida por un intruso que se suponía debía protegerlo o, por la envidia de ver tamaño animal agrandando el talle de una prenda que cada vez le quedaba más grande. Sin mediar palabra y con premura tomó el arma que guardaba y abrió fuego contra el monstruo alienígena en fuga. Afortunadamente, producto de la indignación imagino, el pulso le jugó una mala pasada y de la estruendosa balacera solo logró un triste raspón.
Es desde entonces que se dice que las fuerzas del orden no siempre son heridas en acto de servicio; a veces son heridas por prestar un placentero servicio.
(Próximamente en esta serie, el segmento: Relatos de hospital)
1 comentarios - Pueblo Chico…infierno caliente 3