El domingo a la tarde, mas o menos recuperado, fue a la casa de Norma. Apenas cruzar la puerta, ya Norma le había saltado encima. El tratamiento que le dio fue tan sensual que consiguió excitarse a pleno.
Esta vez, en el sofá del living la puso en cuatro y empezó un cunnilingus perfecto. Norma empezó a suspirar y se levantó.
- Espera, vamos a hacerlo más divertido y acostándolo en el sofá se ubicó sobre él apoderándose de su herramienta y dejando su cueva para que la lengua de Mario le diera placer. El deseo se potenciaba en ellos, a partir de las sensaciones que recibían del trabajo oral del otro. Estuvieron así largos minutos, favorecidos por el hecho de que Mario estaba bastante al día en cuanto a sexo.
Por fin, se fue deslizando hasta salir de debajo de Norma y en esa posición se acopló detrás de ella y la penetró.
- Ahhh, como me clavas, nene, como me clavas, gemía Norma al sentirse empalada.
Mario empezó lentamente a bombearla cada vez más rápido, y la hembra se dejó llevar alcanzando un buen orgasmo. Cuando terminó cayó sobre el sofá.
Mario se retiró y aprovechó para recuperar el aire.
Norma se levantó del sillón y tomándolo de la mano lo llevó al dormitorio.
Una vez allí, lo hizo sentarse en la cama, y dándose vuelta se sentó sobre su verga clavándosela de nuevo. Luego, apoyándose en sus piernas comenzó a bajar y subir, buscando el ritmo que le parecía mas excitante.
- Que placer Marito, que placer. ¿ Sabés lo que necesito?
- En que puedo servirte? Le preguntó el joven.
- Necesito que me encules pero duro, duro, le pidió. Como Raquel no te lo permite.
- Te voy a partir el culo, no te preocupes, le dijo Mario al oído, provocando que la hembra reaccionara apretando su verga con su vagina, ante la imagen de esa verga abriendo su culo.
Siguieron un rato más, y a la montada de la hembra, Mario agregó sus dedos acariciando y entrando y saliendo de su agujero posterior, preparando la sodomía.
Cuando ya dos dedos entraban sin problemas, Norma se levantó y quiso acomodar la verga para que la enculara, pero Mario se negó.
La acostó sobre la cama boca arriba.
- Vamos a probar algo nuevo, le dijo, ubicándose entre sus piernas.
Norma lo miró extrañada.
Mario tomó las piernas de la hembra y la puso sobre sus hombros, quedando a la vista toda su entrepierna. En esa posición, apoyó la cabeza de su verga en la entrada del ano de Norma. La hembra en esa posición se sentía muy vulnerable. No iba a poder controlar la penetración.
- No, bájame, bájame, me vas a matar, suplicaba.
Mario avanzó, y apoyando la cabeza con el peso de su cuerpo atravesó el esfinter de Norma, que gritó desesperada.
- ¿ No la querías duro, putita? Muy duro va a ser, dijo mientras su cuerpo se dejaba caer y media verga se enterraba en la hembra.
- ¡No, por favor! Me partes, me partes, gemía y lloraba Norma, pero no había forma de hacer que Mario cambiara de idea.
- Mirame puta, le ordenó, y cuando los ojos llorosos de Norma se clavaron en los suyos, se dejó caer por completo, enterrandole su herramienta hasta los huevos. Los ojos de Norma se pusieron en blanco. Se sentía empalada y destrozada.
- Shhh, silencio. Vamos a esperar que estés lista. Quiero que gozes, no lastimarte, así que quietita, le dijo Mario al oído.
Se quedaron allí. Solo se oía el sollozo de Norma y la respiración profunda de Mario. En unos minutos los sollozos pararon y fueron reemplazados por una respiración entrecortada. Luego esta respiración se normalizó y se hizo profunda.
- Ahora muévete, por favor, suplicó Norma, y Mario, apoyándose en los muslos de la hembra se retiró unos centímetros, para luego volver a dejarse caer. Ahora solo un gemido, mas de placer que de dolor, acompañó el movimiento, por lo que Mario volvió a repetirlo, esta vez, retirándose un poco más. En minutos estaba saliendo casi por completo y entrando hasta el fondo, mientras Norma transitaba de un orgasmos al siguiente, sin solución de continuidad.
Media hora de este tratamiento, dejó agotada a Norma y Mario por fin, se vació, quemándola con su semen. Cayeron los dos de costado y quedaron unos minutos así, mientras Sus bocas de buscaban y se comían. Por fin Mario se retiró. El ruido fue similar a un corcho que saliera de una botella. Los dos se fueron quedando dormidos. A la madrugada, Mario despertó al sentir que Norma se había apoderado de su verga y se la estaba chupando. Simuló seguir dormido y por fin se vació en la boca de Norma que se tragó todo y luego siguió durmiendo.
El lunes Mario volvió al trabajo. Estaba agotado. Entre Marina y Norma le habían dejado seco. Y ahora lo esperaba Raquel. La situación se estaba poniendo muy compllicada.
Cuando Raquel lo llamó a su oficina, Mario juntaba fuerzas, para tratar de satisfacerla.
- Hola Mario, una alegría verte, le dijo
- Hola Raquel, ¿ Cómo te fue?
- Muy bien, y por eso te llamé.
Mario ya se veía con los pantalones bajos.
- Mira, no lo tomes a mal, pero conocí un hombre en este viaje, y estoy empezando una relación seria, le dijo de un tirón.
Mario respiró de alegría, pero disimuló.
- ¿ Y lo nuestro? Preguntó
- Estuvo muy bueno, pero a mi edad necesito una pareja estable. No te enojes, por favor, pero quiero explorar esta posibilidad.
- Me parece muy bien por vos, y espero que tengas suerte, pero me gustaría, de vez en cuando, que recordáramos nuestros momentos. Algunos días te puedo necesitar, dijo acariciándole el rostro.
- No te prometo nada. Vamos a ver como viene todo. Pero quiero que sepas que la pasé muy bien contigo y que no voy a olvidarte.
- Yo tampoco Raquel, Yo tampoco, y ahora vuelvo al trabajo, dijo simulando estar apenado.
Raquel le tuvo lástima. Lo despidió con un beso e interiormente pensó en darle alguna alegría de vez en cuando.
Mario salió de allí contento. Ya no necesitaba a Raquel, y necesitaba mas tiempo para las otras .
Y para colmo, después del mediodía, Carina con toda la información que le había dado Marina, que sin embargo, no había mencionado a Roberto, al que empezó a saludar con simpatía, no aguantó mas y decidió buscarle la vuelta para poder disfrutar de Mario y a la vez, meterle unos cuernos de campeonato a su molesto y celoso marido.
Se encontraron en la cocina y Carina le preguntó como iban sus cosas. La mirada mostraba que ella sabía más de lo que decía.
- Bien, dentro de todo.
- ¿ Y tus cosas personales?
- Normal
- No es lo que se comenta por aquí, le dijo sin mirarlo mientras tomaba su café.
- ¿ Y que se comenta?
- Que estás en muy buena relación con algunas compañeras de trabajo, dijo buscándolo
- Si son buenas conmigo, yo soy bueno con ellas, dijo mirándola a los ojos.
- ¿ Yo soy mala?, le preguntó mirándolo
- Me imagino que podrías ser muy buena, pero tendrías que liberarte.
- Es dificil. Soy casada y tengo obligaciones.
Mario saludó y salió convencido que ella ya estaba lista. Solo necesitaba un plan, y el iba a dársela.El le iba a explicar a Carina como tenía que hacer para meterle los cuernos a su esposo.
El jueves coincidieron nuevamente en la cocina. Charlaron un poco de bueyes perdidos, pero se notaba que Carina estaba esperando alguna insinuación por parte de Mario. El joven de a poco la llevó al tema de su matrimonio, y Carina comenzó a quejarse amargamente de los celos de su esposo.
- Pero Carina. Tienes que curarlo, o al menos si cree que tiene cuernos , ponérselos en toda la regla para que no le queden dudas, dijo sonriendo.
- Te ríes para no es tan fácil, dijo Carina
- Yo te puedo ofrecer un plan seguro, le dijo simulando frialdad.
- A ver sabelotodo, dijo Carina con curiosidad
- Es simple. Si quisieras, no podrías encontrarte con tu posible amante en ninguna parte porque tu esposo te vigila.
- Es verdad. No puedo salir de mi casa sin sentirme vigilada.
- Entonces los cuernos tienes que ponerselos en tu casa. Es muy facil, como verás.
- ¿ En mi casa? Si , y con la bendición de mi esposo, imagino, dijo riendo a carcajadas.
- Si te digo la manera, que me das?, preguntó con simpatía.
- No sé. No tengo mucha plata, dijo Carina con intención.
- No es plata, Carina. Veamos. Me darás un beso. Y si la idea te gusta, luego de que te lo cuente me darás otro, vale?
- Eres muy lanzado sabés. Pero despertaste mi curiosidad, dijo acercándose a él y besándolo en la mejilla.
- No era lo que tenía en mente, pero está bien, dijo Mario luego del beso.
- Vamos, habla de una vez, a ver que chorrada se te ha ocurrido.
- Me llevarás a cenar a tu casa, dijo rapidamente
- ¿ Estás loco? Mi esposo nos mataría a ambos.
- No creo que el machote se enoje conmigo, dijo Mario aflautando la voz y simulando ser gay.
Carina se largó a reir.
- Eres cómico.
- No, no soy cómico. Me invitas a visitar tu casa. Voy varias veces y convenzo a tu esposo de que soy muyyyy puto. Cuando esté convencido no tendrá ningún problema en que vaya a tu casa cuando estés sola, dijo completando la idea.
A Carina le gustó.El plan era simple, arriesgado, pero realizable.
- Es interesante, puede tener éxito, dijo, y Mario acercándose a ella se adueñó de su boca, besándola por un rato largo, hasta dejarla sin aire. Mientras la besaba una de sus manos se perdió entre sus piernas y acarició su sexo.
Cuando ella pudo despegarse, claramente excitada, tomó una pose de ofendida.
- No era el tipo de beso que pensaba darte, dijo, y sin manos.
- No es ni una muestra gratis de lo que voy a hacer contigo cuando se den las condiciones, dijo, y recuerda que esta noche vamos a tu casa a cenar.
- Está bien, pero y luego como seguimos?
- Despacio, muy despacio, dijo, saliendo de la cocina. Volvió sobre sus pasos, se acercó a Carina y le habló al oído.
- Imagina cuando te parta en cuatro en la misma cama donde te coge tu marido, y entonces sí salió de la cocina. Carina sintió que su sexo se humedecía ante la imagen sugerida por Mario.
* * *
- Me parece una locura que traigas un compañero del trabajo a cenar con nosotros. ¿ Quieres que me vuelva loco y que te mate? ¿ Que, es tu nuevo amante? Gritaba su esposo cuando se enteró.
- Querido, deja la paranoia. Tenme fé. Esta noche después de la cena hablamos, si?
- Está bien, pero ten cuidado porque te juro que te vas a acordar de mí toda la vida
Carina envió a sus hijos con la abuela, así solo estarían los adultos.
A las 9 sonó el timbre, y Marcelo, el marido de Carina fue a abrir la puerta.
Un joven de pantalones ajustados, camisa rosa dior, chaleco de lana tejido, anteojos oscuros, y peinado con mucho gel, lo besó en ambas mejillas.
- Ay tu debes ser Marcelo. Carina habla maravillas de tí. Casi que eres lo que ando buscando, ja, ja, no te pongas colorado que fue una broma, nada mas, dijo mientras entraba a la casa. Marcelo primero se sorprendió y luego le hizo gracia. Era el muchacho mas gay que había conocido en su vida.
La cena trancurrió en paz y armonía. Mario era todo un artista y Marcelo se divertía como loco.
Cuando quedaron solos, Carina le preguntó que le parecía Mario.
- Es muyy puto, querida, muy puto. Tendré que tener cuidado de no quedarme a solas con él, dijo entre carcajadas.
-Pero a mi me gusta su compañía, dijo inocente Carina
- Puedes traerlo a casa todas las veces que quieras, querida, no hay problemas, dijo antes de irse a dormir.
Y de allí en mas, un día por semana, Mario visitaba a Carina, con la presencia de su esposo. El día variaba, hasta que por fin, llegó a visitarla casualmente el día que Marcelo todos los meses se juntaba con sus amigos a jugar al póker. Ese día salía después de cenar y no regresaba hasta la madrugada. Y por la inseguridad, le llamaba por celular cuando estaba a unos 10 minutos de la casa para que ella estuviera atenta para abrirle el garaje y entrar con el auto. La pareja de infieles había planeado todo al detalle. Carina ya había enviado a sus hijos nuevamente de la abuela.
Mario llegó en forma sorpresiva por la tardecita
- Hola Mario, dijo Carina, simulando para su esposo que estaba sentado leyendo el diario.
- Hola Cari, como estás? Dijo entrando en la casa. Ayy Marcelito, siempre tan intelectual lo tuyo, dijo dirigiéndose al marido.
- Hola Mario, y... solo trato de mantenerme informado, dijo y siguió con la lectura.
- Encargué un pollo asado para esta noche espectacular, dijo sonriendo
- Que lastima, Mario, pero hoy no va a poder ser. Marcelo va a salir.
- Ohhh, que pena, dijo Mario.
- Por mi no se preocupen. Si quieren cenar Uds. está bien, dijo Marcelo sin levantar la vista del diario.
- ¿ te parece querido? Insistió Carina
- Si, mi amor. Así estarás acompañada y no te aburrirás. De paso, cuando terminamos la partida, iremos con los chicos a tomar algo. Nunca los acompaño para no dejarte sola hasta tan tarde, pero si Mario te hace compañía, estaré mas tranquilo. Inclusive podría quedarse a dormir, sugirió.
- Dalo por hecho Marce. No te prometo tanto pero esperaré al menos que regreses, dijo sonriendo.
A las 9 llegó la comida encargada. Cenaron los tres, y Marcelo, apurado, comió unos bocados y fue a cambiarse para salir.
Mario y Carina se quedaron sentados sin hablar. Las miradas que se cruzaban lo decían todo. La lujuria y el deseo los invadía minuto a minuto. Ambos dejaron de comer. Querían estar livianos para lo que vendría apenas Marcelo se fuera. Carina notó que empezaba a mojarse, de solo imaginar las próximas horas.
Por fin, Marcelo saludó y se fue. El marido desconfiado esta vez no notó la tensión sexual que había en el ambiente convencido de que Mario era gay. Y pagaría caro su seguridad.
Siguieron conversando de cualquier cosa, dejando pasar un rato, por las dudas que Marcelo se hubiera olvidado algo y regresara, pero a medidas que pasaban los minutos, la charla se fue volviendo más íntima. Cuando Mario se levanto y acercándose de atrás tomó de los hombros a Carina para empezar a besarla en el cuello, fue la señal de largada de una maratón sexual muy deseada.
Carina lo dejó hacer a Mario. Con los ojos cerrados se quedó quieta sintiendo el roce de los labios de Mario. Cuando las manos del macho bajaron para tomar posesión de sus tetas por encima de su vestido, comenzó a suspirar. Mario bajó los breteles del vestido, desabrochó el corpiño, y dejó a Carina desnuda de la cintura para arriba. Dos tetas rotundas y turgentes quedaron al alcance de sus manos, que no perdieron tiempo en tomarlas y magrearlas.
Carina tiró la cabeza hacia atrás, y la boca de Mario se apoderó de la suya. La visión de esas tetas desde arriba lo excitaban mucho.
- Esta noche sos mía, perrita, mía nada más, le decía al oído cuando dejaba de besarla.
- Siiiii, soy tuya, soy tuya, respondía Carina, pero espera un momento, dijo levantándose de la silla.
- ¿ Qué pasa?
- Quiero asegurarme de que mi marido está con los amigos, dijo y tomando el celular lo llamó.
Del otro lado escuchó varios hombres charlando y la voz de su esposo que sobresalió sobre ellas.
- ¿ Que pasa?
- Nada mi amor. Solo que le comenté a Mario que habías ido al Liceo Militar de joven y quería ver tus fotos de esa época y no las encuentro. ¿ Recuerdas donde están?
- Si. Fíjate en la cómoda en el último cajón. Y trata de que no se las lleve al baño para masturbarse con ellas, dijo riendo.
- Que malo eres, un beso, le contestó Carina
- Un beso mi amor, y colgó.
Mientras Carina hablaba, Mario terminó de sacarle el vestido dejándola solo con la bombacha y los zapatos de taco. La imagen era fascinante.
Luego la tomó del brazo y la llevó hasta el dormitorio, mientras ella se despedía de su esposo.
Una vez allí, Carina fue hasta la cómoda. Se puso un baby doll negro, se quitó la bombacha, y quiso quitarse los zapatos de taco aguja, pero Mario no la dejó. Ex profeso se agachó hasta el último cajón, revolvió y sacó el album de fotos en cuestión.
- Mi marido me pidió que no te dejara llevarlas al baño para masturbarte, dijo sonriendo.
Mario se desnudó por completo. Su verga excitada le gustó a Carina. Norma tenía razón. El equipo que portaba este muchacho era de campeonato.
Mario se sentó en la cama con el album en la mano.
- Mientras miro las fotos me la vas a chupar, así le podrás contar que gocé mucho mirándolas, le dijo con una sonrisa pícara.
Carina se acercó a la cama, se arrodilló y comenzó a lamer el caramelo que se le ofrecía. Mario iba pasando las fotos, mientras Carina se soltaba cada vez mas. A veces le chupaba la verga a su esposo, pero ante la insistencia de él, no porque ella tuviera ganas, pero hoy quería gastar esa verga con su lengua. Estaba totalmente sacada. Hacía mucho que quería engañar a su esposo y no sabía cuando tendría otra oportunidad. Bajó con su lengua hasta apoderarse de los huevos grandes y duros y los metió en su boca. Una de sus manos bajó hasta el ano del muchacho y uno de sus dedos comenzó a explorarlo. El muchacho suspiró.
- Tenía su pinta tu maridito de uniforme, la verdad. Entiendo porque te enamoraste, comentaba Mario, pero lo que mejor le quedan son los cuernos, vas a ver, decía riéndose.
Luego de un rato, Mario dejó las fotos en el suelo, y la obligó a Carina a levantarse. La subió a la cama boca arriba y se ubicó sobre ella, separando sus piernas. La besó profundamente. Acomodó su verga en la puerta del sexo de ella.
- Espera Mario, tengo que pedirte un favor.
-Lo que quieras
-Mira, la cuestión es que no me cuido. No estoy en un momento fértil pero siempre hay peligro.
- Pero no traje preservativos.
- Es que soy alérgica al látex. Si los usas mi esposo se dará cuenta.
- ¿ Y entonces?
- Tendrás que sacarla antes de acabar, le pidió Carina.
- No hay problemas, cuenta con ello, dijo Mario, mientras por dentro el morbo lo calentaba mas. No la iba a sacar. La iba a llenar como una perra y nada más.
La besó y le habló al oído.
- ¿ Te acordás lo que te dije en la cocina?
- Siiiii, contestó Carina
- ¿ Qué te dije? Repreguntó Mario mientras su verga se movía rozando su sexo de arriba hacia abajo.
- “Imagina cuando te parta en cuatro en la misma cama donde te coge tu marido”, dijo Carina aferrándose a los brazos de Mario y preparándose para lo que sabía que seguía. Y Mario no la defraudó.
Con un sinuoso movimiento de su cintura se metió dentro de ella hasta las cachas, llenándola por completo y haciendola aullar de placer. La sensación era gloriosa, para los dos.
Estuvieron tirando largo rato, Mario aceleraba y se detenía para poder aguantar sin acabar tan rápido. Carina estaba permanentemente al borde del orgasmo. Mario la tenía trastornada.
- Hazme acabar, por favor.
- Si acelero para hacerte acabar, me vaciaré dentro tuyo, y tu me pediste que no lo hiciera.
- No aguanto mas, hazme gozar, por favor, por favor, suplicaba Carina, y es lo que Mario esperaba.
Aceleró sus arremetidas y cuando Carina alcanzó el climax, se dejó ir dentro de ella.
- Ayyyy, siento tu leche, hijo de puta, me estás llenando, te dije que la sacaras, woooowwww, que placer, acabo, acabo de nuevo, me quemas animal, me quemas, dijo Carina enlazando un orgasmo con otro y otro, mientras Mario a pesar de vaciarse bestialmente seguía con su verga dura como al principio.
- ¿ Que haré ahora? Sollozaba Carina cuando pudo salir del climax.
- Mañana te coges a tu esposo y listo. Si pasa algo el se hará cargo. Pero hoy pienso darte leche por todos los agujeros así que relajate y goza. Y comenzó a bombearla otra vez con toda la furia hasta someterla por completo.
- Siiiii, dame caña, dame caña, ahhhhhh, como me coges, animal, me matas, me matas, gritaba Carina al sentir las arremetidas de Mario, cuya verga no se había ablandado a pesar de que ella lo había sentido vaciarse. Su esposo jamás podía cogerla de nuevo una vez que acababa. Para ella esto era nuevo. Y se dedicó a disfrutar. No iba a poder vivir sin sentirse como ahora.
Cuando Mario la dio vuelta y se acomodó en la puerta de su culo, ni intentó poner resistencia. Nunca la habían enculado, pero ahora quería todo, todo. Y aguantó sin quejarse, como lentamente la fue sodomizando Mario, con una dulzura que no había mostrado antes, y que la sedujo por completo. No había terminado de poseerla, cuando ella ya había alcanzado un nuevo orgasmo más violento que el anterior. Nunca había tenido dos orgasmos en el mismo encuentro. De hecho muchas veces no tenía ninguno con su marido. Cuando el macho se vació dentro, ella lloraba de placer.
Quedaron un buen rato allí. Luego ella lo hizo levantarse y rehizo la cama, eliminando toda prueba de lo ocurrido.
Se fueron al estar, y allí empezaron a mirar televisión.
A las 2 de la mañana llamó su esposo para avisar de que iban a tomar una copa y que iba a demorar un par de horas más. Apenas colgó Carina se acercó a Mario y abriendo su pantalón, extrajo su verga y empezó a chupársela. Luego de un rato, se subió sobre él y así de frente, mientras se besaban, ella se empaló por completo. Era ella la que subía y bajaba en la punta de su lanza. Una de sus manos jugaba con sus pelotas, mientras el macho la besaba y le magreaba las tetas.
- Te gusta, perra?, preguntaba Mario en medio del encuentro.
- Me encanta. Que dura que la tienes. ¿ me quieres llenar?
- No, ya te llené. Me queda un solo agujero por el cual hacerte probar mi leche.
- ¿ te parece?
- ¿ Nunca tomaste la leche de tu maridito?
- Nunca, si apenas se la he chupado alguna vez. No me gusta.
- Pues hoy te va a gustar. Vamos desensilla que ya tengo los huevos llenos de lechita caliente para vos.
Carina desmontó y se arrodilló en el suelo. Tomó esa verga que tanto placer le había dado y se la metió en la boca. Mientras la chupaba, la masturbaba con una mano y le magreaba las pelotas con la otra, como toda una experta.
Por fin, Mario no aguantó mas y con potentes chorros se vació en su boca.
El primer chorro, sorprendió a Carina, pero luego simplemente tragó y tragó, hasta que nada quedó en su boca.
- ¿ Te gustó? Le preguntó Mario
- Me encantó. Ha sido espectacular.
- Bueno después de esta noche, imagino en que no habrá problemas en que tu esposo te deje venir a visitarme a mi departamento, no?
- Pienso que no, dijo sonriendo
Cuando el cornudo volvió, los dos estaban sentados frente al televisor. Mario se hacía el dormido, para dar un aspecto mas inocente.
- Hola mi amor, dijo
- Shh, habla despacio que Mario se durmió.
- ¿ Como se portó la mariquita? , preguntó, sonriendo.
- Bien. Es muy bueno. Me invitó a que fuera a tomar el té alguna vez a su casa, le dijo con inocencia.
- Si, ve cuando quieras. Yo me voy al baño. Despiertalo y dile que puede irse, que ya llegué, dijo .
Cuando se fue. Mario abrió los ojos sonriendo, y saludando a Carina se fue a su casa.
Se sentía bien. Norma era soltera, así que podía atenderla en cualquier momento. Carina, en cambio lo iba a visitar muy de vez en cuando, con lo que no iba a tener problemas, y Marina estaba acostándose también con Roberto, con lo que por ahora no lo molestaba tanto.
Su vida personal estaba bastante bien. Nadie entiende a las mujeres, pero el habia conseguido, al menos, organizarlas.
Esta vez, en el sofá del living la puso en cuatro y empezó un cunnilingus perfecto. Norma empezó a suspirar y se levantó.
- Espera, vamos a hacerlo más divertido y acostándolo en el sofá se ubicó sobre él apoderándose de su herramienta y dejando su cueva para que la lengua de Mario le diera placer. El deseo se potenciaba en ellos, a partir de las sensaciones que recibían del trabajo oral del otro. Estuvieron así largos minutos, favorecidos por el hecho de que Mario estaba bastante al día en cuanto a sexo.
Por fin, se fue deslizando hasta salir de debajo de Norma y en esa posición se acopló detrás de ella y la penetró.
- Ahhh, como me clavas, nene, como me clavas, gemía Norma al sentirse empalada.
Mario empezó lentamente a bombearla cada vez más rápido, y la hembra se dejó llevar alcanzando un buen orgasmo. Cuando terminó cayó sobre el sofá.
Mario se retiró y aprovechó para recuperar el aire.
Norma se levantó del sillón y tomándolo de la mano lo llevó al dormitorio.
Una vez allí, lo hizo sentarse en la cama, y dándose vuelta se sentó sobre su verga clavándosela de nuevo. Luego, apoyándose en sus piernas comenzó a bajar y subir, buscando el ritmo que le parecía mas excitante.
- Que placer Marito, que placer. ¿ Sabés lo que necesito?
- En que puedo servirte? Le preguntó el joven.
- Necesito que me encules pero duro, duro, le pidió. Como Raquel no te lo permite.
- Te voy a partir el culo, no te preocupes, le dijo Mario al oído, provocando que la hembra reaccionara apretando su verga con su vagina, ante la imagen de esa verga abriendo su culo.
Siguieron un rato más, y a la montada de la hembra, Mario agregó sus dedos acariciando y entrando y saliendo de su agujero posterior, preparando la sodomía.
Cuando ya dos dedos entraban sin problemas, Norma se levantó y quiso acomodar la verga para que la enculara, pero Mario se negó.
La acostó sobre la cama boca arriba.
- Vamos a probar algo nuevo, le dijo, ubicándose entre sus piernas.
Norma lo miró extrañada.
Mario tomó las piernas de la hembra y la puso sobre sus hombros, quedando a la vista toda su entrepierna. En esa posición, apoyó la cabeza de su verga en la entrada del ano de Norma. La hembra en esa posición se sentía muy vulnerable. No iba a poder controlar la penetración.
- No, bájame, bájame, me vas a matar, suplicaba.
Mario avanzó, y apoyando la cabeza con el peso de su cuerpo atravesó el esfinter de Norma, que gritó desesperada.
- ¿ No la querías duro, putita? Muy duro va a ser, dijo mientras su cuerpo se dejaba caer y media verga se enterraba en la hembra.
- ¡No, por favor! Me partes, me partes, gemía y lloraba Norma, pero no había forma de hacer que Mario cambiara de idea.
- Mirame puta, le ordenó, y cuando los ojos llorosos de Norma se clavaron en los suyos, se dejó caer por completo, enterrandole su herramienta hasta los huevos. Los ojos de Norma se pusieron en blanco. Se sentía empalada y destrozada.
- Shhh, silencio. Vamos a esperar que estés lista. Quiero que gozes, no lastimarte, así que quietita, le dijo Mario al oído.
Se quedaron allí. Solo se oía el sollozo de Norma y la respiración profunda de Mario. En unos minutos los sollozos pararon y fueron reemplazados por una respiración entrecortada. Luego esta respiración se normalizó y se hizo profunda.
- Ahora muévete, por favor, suplicó Norma, y Mario, apoyándose en los muslos de la hembra se retiró unos centímetros, para luego volver a dejarse caer. Ahora solo un gemido, mas de placer que de dolor, acompañó el movimiento, por lo que Mario volvió a repetirlo, esta vez, retirándose un poco más. En minutos estaba saliendo casi por completo y entrando hasta el fondo, mientras Norma transitaba de un orgasmos al siguiente, sin solución de continuidad.
Media hora de este tratamiento, dejó agotada a Norma y Mario por fin, se vació, quemándola con su semen. Cayeron los dos de costado y quedaron unos minutos así, mientras Sus bocas de buscaban y se comían. Por fin Mario se retiró. El ruido fue similar a un corcho que saliera de una botella. Los dos se fueron quedando dormidos. A la madrugada, Mario despertó al sentir que Norma se había apoderado de su verga y se la estaba chupando. Simuló seguir dormido y por fin se vació en la boca de Norma que se tragó todo y luego siguió durmiendo.
El lunes Mario volvió al trabajo. Estaba agotado. Entre Marina y Norma le habían dejado seco. Y ahora lo esperaba Raquel. La situación se estaba poniendo muy compllicada.
Cuando Raquel lo llamó a su oficina, Mario juntaba fuerzas, para tratar de satisfacerla.
- Hola Mario, una alegría verte, le dijo
- Hola Raquel, ¿ Cómo te fue?
- Muy bien, y por eso te llamé.
Mario ya se veía con los pantalones bajos.
- Mira, no lo tomes a mal, pero conocí un hombre en este viaje, y estoy empezando una relación seria, le dijo de un tirón.
Mario respiró de alegría, pero disimuló.
- ¿ Y lo nuestro? Preguntó
- Estuvo muy bueno, pero a mi edad necesito una pareja estable. No te enojes, por favor, pero quiero explorar esta posibilidad.
- Me parece muy bien por vos, y espero que tengas suerte, pero me gustaría, de vez en cuando, que recordáramos nuestros momentos. Algunos días te puedo necesitar, dijo acariciándole el rostro.
- No te prometo nada. Vamos a ver como viene todo. Pero quiero que sepas que la pasé muy bien contigo y que no voy a olvidarte.
- Yo tampoco Raquel, Yo tampoco, y ahora vuelvo al trabajo, dijo simulando estar apenado.
Raquel le tuvo lástima. Lo despidió con un beso e interiormente pensó en darle alguna alegría de vez en cuando.
Mario salió de allí contento. Ya no necesitaba a Raquel, y necesitaba mas tiempo para las otras .
Y para colmo, después del mediodía, Carina con toda la información que le había dado Marina, que sin embargo, no había mencionado a Roberto, al que empezó a saludar con simpatía, no aguantó mas y decidió buscarle la vuelta para poder disfrutar de Mario y a la vez, meterle unos cuernos de campeonato a su molesto y celoso marido.
Se encontraron en la cocina y Carina le preguntó como iban sus cosas. La mirada mostraba que ella sabía más de lo que decía.
- Bien, dentro de todo.
- ¿ Y tus cosas personales?
- Normal
- No es lo que se comenta por aquí, le dijo sin mirarlo mientras tomaba su café.
- ¿ Y que se comenta?
- Que estás en muy buena relación con algunas compañeras de trabajo, dijo buscándolo
- Si son buenas conmigo, yo soy bueno con ellas, dijo mirándola a los ojos.
- ¿ Yo soy mala?, le preguntó mirándolo
- Me imagino que podrías ser muy buena, pero tendrías que liberarte.
- Es dificil. Soy casada y tengo obligaciones.
Mario saludó y salió convencido que ella ya estaba lista. Solo necesitaba un plan, y el iba a dársela.El le iba a explicar a Carina como tenía que hacer para meterle los cuernos a su esposo.
El jueves coincidieron nuevamente en la cocina. Charlaron un poco de bueyes perdidos, pero se notaba que Carina estaba esperando alguna insinuación por parte de Mario. El joven de a poco la llevó al tema de su matrimonio, y Carina comenzó a quejarse amargamente de los celos de su esposo.
- Pero Carina. Tienes que curarlo, o al menos si cree que tiene cuernos , ponérselos en toda la regla para que no le queden dudas, dijo sonriendo.
- Te ríes para no es tan fácil, dijo Carina
- Yo te puedo ofrecer un plan seguro, le dijo simulando frialdad.
- A ver sabelotodo, dijo Carina con curiosidad
- Es simple. Si quisieras, no podrías encontrarte con tu posible amante en ninguna parte porque tu esposo te vigila.
- Es verdad. No puedo salir de mi casa sin sentirme vigilada.
- Entonces los cuernos tienes que ponerselos en tu casa. Es muy facil, como verás.
- ¿ En mi casa? Si , y con la bendición de mi esposo, imagino, dijo riendo a carcajadas.
- Si te digo la manera, que me das?, preguntó con simpatía.
- No sé. No tengo mucha plata, dijo Carina con intención.
- No es plata, Carina. Veamos. Me darás un beso. Y si la idea te gusta, luego de que te lo cuente me darás otro, vale?
- Eres muy lanzado sabés. Pero despertaste mi curiosidad, dijo acercándose a él y besándolo en la mejilla.
- No era lo que tenía en mente, pero está bien, dijo Mario luego del beso.
- Vamos, habla de una vez, a ver que chorrada se te ha ocurrido.
- Me llevarás a cenar a tu casa, dijo rapidamente
- ¿ Estás loco? Mi esposo nos mataría a ambos.
- No creo que el machote se enoje conmigo, dijo Mario aflautando la voz y simulando ser gay.
Carina se largó a reir.
- Eres cómico.
- No, no soy cómico. Me invitas a visitar tu casa. Voy varias veces y convenzo a tu esposo de que soy muyyyy puto. Cuando esté convencido no tendrá ningún problema en que vaya a tu casa cuando estés sola, dijo completando la idea.
A Carina le gustó.El plan era simple, arriesgado, pero realizable.
- Es interesante, puede tener éxito, dijo, y Mario acercándose a ella se adueñó de su boca, besándola por un rato largo, hasta dejarla sin aire. Mientras la besaba una de sus manos se perdió entre sus piernas y acarició su sexo.
Cuando ella pudo despegarse, claramente excitada, tomó una pose de ofendida.
- No era el tipo de beso que pensaba darte, dijo, y sin manos.
- No es ni una muestra gratis de lo que voy a hacer contigo cuando se den las condiciones, dijo, y recuerda que esta noche vamos a tu casa a cenar.
- Está bien, pero y luego como seguimos?
- Despacio, muy despacio, dijo, saliendo de la cocina. Volvió sobre sus pasos, se acercó a Carina y le habló al oído.
- Imagina cuando te parta en cuatro en la misma cama donde te coge tu marido, y entonces sí salió de la cocina. Carina sintió que su sexo se humedecía ante la imagen sugerida por Mario.
* * *
- Me parece una locura que traigas un compañero del trabajo a cenar con nosotros. ¿ Quieres que me vuelva loco y que te mate? ¿ Que, es tu nuevo amante? Gritaba su esposo cuando se enteró.
- Querido, deja la paranoia. Tenme fé. Esta noche después de la cena hablamos, si?
- Está bien, pero ten cuidado porque te juro que te vas a acordar de mí toda la vida
Carina envió a sus hijos con la abuela, así solo estarían los adultos.
A las 9 sonó el timbre, y Marcelo, el marido de Carina fue a abrir la puerta.
Un joven de pantalones ajustados, camisa rosa dior, chaleco de lana tejido, anteojos oscuros, y peinado con mucho gel, lo besó en ambas mejillas.
- Ay tu debes ser Marcelo. Carina habla maravillas de tí. Casi que eres lo que ando buscando, ja, ja, no te pongas colorado que fue una broma, nada mas, dijo mientras entraba a la casa. Marcelo primero se sorprendió y luego le hizo gracia. Era el muchacho mas gay que había conocido en su vida.
La cena trancurrió en paz y armonía. Mario era todo un artista y Marcelo se divertía como loco.
Cuando quedaron solos, Carina le preguntó que le parecía Mario.
- Es muyy puto, querida, muy puto. Tendré que tener cuidado de no quedarme a solas con él, dijo entre carcajadas.
-Pero a mi me gusta su compañía, dijo inocente Carina
- Puedes traerlo a casa todas las veces que quieras, querida, no hay problemas, dijo antes de irse a dormir.
Y de allí en mas, un día por semana, Mario visitaba a Carina, con la presencia de su esposo. El día variaba, hasta que por fin, llegó a visitarla casualmente el día que Marcelo todos los meses se juntaba con sus amigos a jugar al póker. Ese día salía después de cenar y no regresaba hasta la madrugada. Y por la inseguridad, le llamaba por celular cuando estaba a unos 10 minutos de la casa para que ella estuviera atenta para abrirle el garaje y entrar con el auto. La pareja de infieles había planeado todo al detalle. Carina ya había enviado a sus hijos nuevamente de la abuela.
Mario llegó en forma sorpresiva por la tardecita
- Hola Mario, dijo Carina, simulando para su esposo que estaba sentado leyendo el diario.
- Hola Cari, como estás? Dijo entrando en la casa. Ayy Marcelito, siempre tan intelectual lo tuyo, dijo dirigiéndose al marido.
- Hola Mario, y... solo trato de mantenerme informado, dijo y siguió con la lectura.
- Encargué un pollo asado para esta noche espectacular, dijo sonriendo
- Que lastima, Mario, pero hoy no va a poder ser. Marcelo va a salir.
- Ohhh, que pena, dijo Mario.
- Por mi no se preocupen. Si quieren cenar Uds. está bien, dijo Marcelo sin levantar la vista del diario.
- ¿ te parece querido? Insistió Carina
- Si, mi amor. Así estarás acompañada y no te aburrirás. De paso, cuando terminamos la partida, iremos con los chicos a tomar algo. Nunca los acompaño para no dejarte sola hasta tan tarde, pero si Mario te hace compañía, estaré mas tranquilo. Inclusive podría quedarse a dormir, sugirió.
- Dalo por hecho Marce. No te prometo tanto pero esperaré al menos que regreses, dijo sonriendo.
A las 9 llegó la comida encargada. Cenaron los tres, y Marcelo, apurado, comió unos bocados y fue a cambiarse para salir.
Mario y Carina se quedaron sentados sin hablar. Las miradas que se cruzaban lo decían todo. La lujuria y el deseo los invadía minuto a minuto. Ambos dejaron de comer. Querían estar livianos para lo que vendría apenas Marcelo se fuera. Carina notó que empezaba a mojarse, de solo imaginar las próximas horas.
Por fin, Marcelo saludó y se fue. El marido desconfiado esta vez no notó la tensión sexual que había en el ambiente convencido de que Mario era gay. Y pagaría caro su seguridad.
Siguieron conversando de cualquier cosa, dejando pasar un rato, por las dudas que Marcelo se hubiera olvidado algo y regresara, pero a medidas que pasaban los minutos, la charla se fue volviendo más íntima. Cuando Mario se levanto y acercándose de atrás tomó de los hombros a Carina para empezar a besarla en el cuello, fue la señal de largada de una maratón sexual muy deseada.
Carina lo dejó hacer a Mario. Con los ojos cerrados se quedó quieta sintiendo el roce de los labios de Mario. Cuando las manos del macho bajaron para tomar posesión de sus tetas por encima de su vestido, comenzó a suspirar. Mario bajó los breteles del vestido, desabrochó el corpiño, y dejó a Carina desnuda de la cintura para arriba. Dos tetas rotundas y turgentes quedaron al alcance de sus manos, que no perdieron tiempo en tomarlas y magrearlas.
Carina tiró la cabeza hacia atrás, y la boca de Mario se apoderó de la suya. La visión de esas tetas desde arriba lo excitaban mucho.
- Esta noche sos mía, perrita, mía nada más, le decía al oído cuando dejaba de besarla.
- Siiiii, soy tuya, soy tuya, respondía Carina, pero espera un momento, dijo levantándose de la silla.
- ¿ Qué pasa?
- Quiero asegurarme de que mi marido está con los amigos, dijo y tomando el celular lo llamó.
Del otro lado escuchó varios hombres charlando y la voz de su esposo que sobresalió sobre ellas.
- ¿ Que pasa?
- Nada mi amor. Solo que le comenté a Mario que habías ido al Liceo Militar de joven y quería ver tus fotos de esa época y no las encuentro. ¿ Recuerdas donde están?
- Si. Fíjate en la cómoda en el último cajón. Y trata de que no se las lleve al baño para masturbarse con ellas, dijo riendo.
- Que malo eres, un beso, le contestó Carina
- Un beso mi amor, y colgó.
Mientras Carina hablaba, Mario terminó de sacarle el vestido dejándola solo con la bombacha y los zapatos de taco. La imagen era fascinante.
Luego la tomó del brazo y la llevó hasta el dormitorio, mientras ella se despedía de su esposo.
Una vez allí, Carina fue hasta la cómoda. Se puso un baby doll negro, se quitó la bombacha, y quiso quitarse los zapatos de taco aguja, pero Mario no la dejó. Ex profeso se agachó hasta el último cajón, revolvió y sacó el album de fotos en cuestión.
- Mi marido me pidió que no te dejara llevarlas al baño para masturbarte, dijo sonriendo.
Mario se desnudó por completo. Su verga excitada le gustó a Carina. Norma tenía razón. El equipo que portaba este muchacho era de campeonato.
Mario se sentó en la cama con el album en la mano.
- Mientras miro las fotos me la vas a chupar, así le podrás contar que gocé mucho mirándolas, le dijo con una sonrisa pícara.
Carina se acercó a la cama, se arrodilló y comenzó a lamer el caramelo que se le ofrecía. Mario iba pasando las fotos, mientras Carina se soltaba cada vez mas. A veces le chupaba la verga a su esposo, pero ante la insistencia de él, no porque ella tuviera ganas, pero hoy quería gastar esa verga con su lengua. Estaba totalmente sacada. Hacía mucho que quería engañar a su esposo y no sabía cuando tendría otra oportunidad. Bajó con su lengua hasta apoderarse de los huevos grandes y duros y los metió en su boca. Una de sus manos bajó hasta el ano del muchacho y uno de sus dedos comenzó a explorarlo. El muchacho suspiró.
- Tenía su pinta tu maridito de uniforme, la verdad. Entiendo porque te enamoraste, comentaba Mario, pero lo que mejor le quedan son los cuernos, vas a ver, decía riéndose.
Luego de un rato, Mario dejó las fotos en el suelo, y la obligó a Carina a levantarse. La subió a la cama boca arriba y se ubicó sobre ella, separando sus piernas. La besó profundamente. Acomodó su verga en la puerta del sexo de ella.
- Espera Mario, tengo que pedirte un favor.
-Lo que quieras
-Mira, la cuestión es que no me cuido. No estoy en un momento fértil pero siempre hay peligro.
- Pero no traje preservativos.
- Es que soy alérgica al látex. Si los usas mi esposo se dará cuenta.
- ¿ Y entonces?
- Tendrás que sacarla antes de acabar, le pidió Carina.
- No hay problemas, cuenta con ello, dijo Mario, mientras por dentro el morbo lo calentaba mas. No la iba a sacar. La iba a llenar como una perra y nada más.
La besó y le habló al oído.
- ¿ Te acordás lo que te dije en la cocina?
- Siiiii, contestó Carina
- ¿ Qué te dije? Repreguntó Mario mientras su verga se movía rozando su sexo de arriba hacia abajo.
- “Imagina cuando te parta en cuatro en la misma cama donde te coge tu marido”, dijo Carina aferrándose a los brazos de Mario y preparándose para lo que sabía que seguía. Y Mario no la defraudó.
Con un sinuoso movimiento de su cintura se metió dentro de ella hasta las cachas, llenándola por completo y haciendola aullar de placer. La sensación era gloriosa, para los dos.
Estuvieron tirando largo rato, Mario aceleraba y se detenía para poder aguantar sin acabar tan rápido. Carina estaba permanentemente al borde del orgasmo. Mario la tenía trastornada.
- Hazme acabar, por favor.
- Si acelero para hacerte acabar, me vaciaré dentro tuyo, y tu me pediste que no lo hiciera.
- No aguanto mas, hazme gozar, por favor, por favor, suplicaba Carina, y es lo que Mario esperaba.
Aceleró sus arremetidas y cuando Carina alcanzó el climax, se dejó ir dentro de ella.
- Ayyyy, siento tu leche, hijo de puta, me estás llenando, te dije que la sacaras, woooowwww, que placer, acabo, acabo de nuevo, me quemas animal, me quemas, dijo Carina enlazando un orgasmo con otro y otro, mientras Mario a pesar de vaciarse bestialmente seguía con su verga dura como al principio.
- ¿ Que haré ahora? Sollozaba Carina cuando pudo salir del climax.
- Mañana te coges a tu esposo y listo. Si pasa algo el se hará cargo. Pero hoy pienso darte leche por todos los agujeros así que relajate y goza. Y comenzó a bombearla otra vez con toda la furia hasta someterla por completo.
- Siiiii, dame caña, dame caña, ahhhhhh, como me coges, animal, me matas, me matas, gritaba Carina al sentir las arremetidas de Mario, cuya verga no se había ablandado a pesar de que ella lo había sentido vaciarse. Su esposo jamás podía cogerla de nuevo una vez que acababa. Para ella esto era nuevo. Y se dedicó a disfrutar. No iba a poder vivir sin sentirse como ahora.
Cuando Mario la dio vuelta y se acomodó en la puerta de su culo, ni intentó poner resistencia. Nunca la habían enculado, pero ahora quería todo, todo. Y aguantó sin quejarse, como lentamente la fue sodomizando Mario, con una dulzura que no había mostrado antes, y que la sedujo por completo. No había terminado de poseerla, cuando ella ya había alcanzado un nuevo orgasmo más violento que el anterior. Nunca había tenido dos orgasmos en el mismo encuentro. De hecho muchas veces no tenía ninguno con su marido. Cuando el macho se vació dentro, ella lloraba de placer.
Quedaron un buen rato allí. Luego ella lo hizo levantarse y rehizo la cama, eliminando toda prueba de lo ocurrido.
Se fueron al estar, y allí empezaron a mirar televisión.
A las 2 de la mañana llamó su esposo para avisar de que iban a tomar una copa y que iba a demorar un par de horas más. Apenas colgó Carina se acercó a Mario y abriendo su pantalón, extrajo su verga y empezó a chupársela. Luego de un rato, se subió sobre él y así de frente, mientras se besaban, ella se empaló por completo. Era ella la que subía y bajaba en la punta de su lanza. Una de sus manos jugaba con sus pelotas, mientras el macho la besaba y le magreaba las tetas.
- Te gusta, perra?, preguntaba Mario en medio del encuentro.
- Me encanta. Que dura que la tienes. ¿ me quieres llenar?
- No, ya te llené. Me queda un solo agujero por el cual hacerte probar mi leche.
- ¿ te parece?
- ¿ Nunca tomaste la leche de tu maridito?
- Nunca, si apenas se la he chupado alguna vez. No me gusta.
- Pues hoy te va a gustar. Vamos desensilla que ya tengo los huevos llenos de lechita caliente para vos.
Carina desmontó y se arrodilló en el suelo. Tomó esa verga que tanto placer le había dado y se la metió en la boca. Mientras la chupaba, la masturbaba con una mano y le magreaba las pelotas con la otra, como toda una experta.
Por fin, Mario no aguantó mas y con potentes chorros se vació en su boca.
El primer chorro, sorprendió a Carina, pero luego simplemente tragó y tragó, hasta que nada quedó en su boca.
- ¿ Te gustó? Le preguntó Mario
- Me encantó. Ha sido espectacular.
- Bueno después de esta noche, imagino en que no habrá problemas en que tu esposo te deje venir a visitarme a mi departamento, no?
- Pienso que no, dijo sonriendo
Cuando el cornudo volvió, los dos estaban sentados frente al televisor. Mario se hacía el dormido, para dar un aspecto mas inocente.
- Hola mi amor, dijo
- Shh, habla despacio que Mario se durmió.
- ¿ Como se portó la mariquita? , preguntó, sonriendo.
- Bien. Es muy bueno. Me invitó a que fuera a tomar el té alguna vez a su casa, le dijo con inocencia.
- Si, ve cuando quieras. Yo me voy al baño. Despiertalo y dile que puede irse, que ya llegué, dijo .
Cuando se fue. Mario abrió los ojos sonriendo, y saludando a Carina se fue a su casa.
Se sentía bien. Norma era soltera, así que podía atenderla en cualquier momento. Carina, en cambio lo iba a visitar muy de vez en cuando, con lo que no iba a tener problemas, y Marina estaba acostándose también con Roberto, con lo que por ahora no lo molestaba tanto.
Su vida personal estaba bastante bien. Nadie entiende a las mujeres, pero el habia conseguido, al menos, organizarlas.
6 comentarios - La iniciación ( final)