Pasaron un par de días desde aquel primer encuentro furtivo… días en que esquivábamos las miradas para evitar sospechas que solo eran fantasías nuestras… días en lo que al mirarte no podía evitar desear lo que había dejado pasar la última vez.
Decidí ir por mas y otra vez con los msjs tratando de coordinar ese encuentro en la intimidad que nos daba el final de la jornada laboral, una vez más la puerta que se cierra, una vez mas tenerte ahí mirándome desde el metro setenta hasta el que te elevaban tus tacos, una vez mas tus formas generosas que derrochaban armonía frente a mis ojos… mis pasos como en un juego se acercaron frenándose para decir y preguntar que pensabas de la otra noche y tu voz con pocas ganas de responder diciendo “nada, no pienso”… ese fue el punto esta vez, esa declaración de inconsciencia corto el ticket para la función de esta noche… una vez más tu aliento se condenso en mis labios y me pasaste tu saliva a través del puente que formaba tu carnosa lengua, la que me dabas sin medidas y con la generosidad que tu lascivia disparaba.
Ahí estábamos, un solo deseo unía nuestras ganas, otra vez mi boca se adueñaba de tus abundantes pechos, mis manos ejercían presión tratando de obtener tu esencia, quería ingerirla e intoxicarme con ella, pero solo el sabor de tu piel podía obtener
Tu actitud no era la misma, tu pasividad de la otra noche esta vez desaparecía y tu mano buscaba la tensión en mis pantalones, de a poco y con timidez te adueñaste de mi dureza y provocaste el derrame de mis jugos primarios que permitían lubricar la punta de tus deseos… tus movimientos eran explícitos y no dejaban lugar a dudas de lo que tu sexo deseaba.
En ese momento tu olor a hembra en celo subió y se adueño de mis sentidos, avisando que tu esencia no estaba en tus pechos, que ya a estas alturas corría como un rio por la fibra de la lencería que habías elegido para cubrirte, esta vez la baje sin más preámbulo, mis dedos abrieron el camino y mi boca no pudo esperar su turno, entro al lado de ellos de lleno sorbiendo hasta la última gota de esos flujos que no paraban de correr y seguir el curso de tus piernas, ahí estaba yo de nuevo, comiéndote la concha como un naufrago ante el mejor de los postres, sin modales y tratando de engullirla toda, no dejando escapar ni una gota de deseo y atesorándolas en mi papilas gustativas, ahí estaba de nuevo como espectador privilegiado, viendo como el termómetro de tu cuerpo se disparaba, viendo como acumulabas ganas y eso me gustaba, verte descontrolada y y debocada… de pronto entro una llamada en tu teléfono, te esperaban afuera, a menos de cinco metros de donde te estaba haciendo mia, de un salto te acomodaste y con el pantalón manchado por mi saliva y tus jugos, me diste un beso de pasada y saliste presurosa por la puerta… esta vez no lo decidí yo… pero otra vez quedamos con las ganas…
Decidí ir por mas y otra vez con los msjs tratando de coordinar ese encuentro en la intimidad que nos daba el final de la jornada laboral, una vez más la puerta que se cierra, una vez mas tenerte ahí mirándome desde el metro setenta hasta el que te elevaban tus tacos, una vez mas tus formas generosas que derrochaban armonía frente a mis ojos… mis pasos como en un juego se acercaron frenándose para decir y preguntar que pensabas de la otra noche y tu voz con pocas ganas de responder diciendo “nada, no pienso”… ese fue el punto esta vez, esa declaración de inconsciencia corto el ticket para la función de esta noche… una vez más tu aliento se condenso en mis labios y me pasaste tu saliva a través del puente que formaba tu carnosa lengua, la que me dabas sin medidas y con la generosidad que tu lascivia disparaba.
Ahí estábamos, un solo deseo unía nuestras ganas, otra vez mi boca se adueñaba de tus abundantes pechos, mis manos ejercían presión tratando de obtener tu esencia, quería ingerirla e intoxicarme con ella, pero solo el sabor de tu piel podía obtener
Tu actitud no era la misma, tu pasividad de la otra noche esta vez desaparecía y tu mano buscaba la tensión en mis pantalones, de a poco y con timidez te adueñaste de mi dureza y provocaste el derrame de mis jugos primarios que permitían lubricar la punta de tus deseos… tus movimientos eran explícitos y no dejaban lugar a dudas de lo que tu sexo deseaba.
En ese momento tu olor a hembra en celo subió y se adueño de mis sentidos, avisando que tu esencia no estaba en tus pechos, que ya a estas alturas corría como un rio por la fibra de la lencería que habías elegido para cubrirte, esta vez la baje sin más preámbulo, mis dedos abrieron el camino y mi boca no pudo esperar su turno, entro al lado de ellos de lleno sorbiendo hasta la última gota de esos flujos que no paraban de correr y seguir el curso de tus piernas, ahí estaba yo de nuevo, comiéndote la concha como un naufrago ante el mejor de los postres, sin modales y tratando de engullirla toda, no dejando escapar ni una gota de deseo y atesorándolas en mi papilas gustativas, ahí estaba de nuevo como espectador privilegiado, viendo como el termómetro de tu cuerpo se disparaba, viendo como acumulabas ganas y eso me gustaba, verte descontrolada y y debocada… de pronto entro una llamada en tu teléfono, te esperaban afuera, a menos de cinco metros de donde te estaba haciendo mia, de un salto te acomodaste y con el pantalón manchado por mi saliva y tus jugos, me diste un beso de pasada y saliste presurosa por la puerta… esta vez no lo decidí yo… pero otra vez quedamos con las ganas…
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