Después de mucho tiempo he vuelto a escribir un nuevo relato de situaciones que he vivido. Seguramente después de este vengan más, pero eso aún no lo sé.
Desde un tiempo veníamos pensando con una amiga que podríamos hacer, queríamos que fuera algo excitante, que nos gustara a las dos, pero que saliera de lo normal. Ese algo tenía que ser una aventura, que solo la supiéramos nosotras. Estuvimos varios días pensando que podía ser, algunas cosas me gustaban a mí, y otras a ella, pero no coincidíamos.
Hasta que a ella se le ocurrió algo que se acercaba mucho a lo que las dos queríamos. La idea era tener algo con dos chicos que normalmente no fuéramos a elegir como pareja, es decir fuera de lo que sería el estereotipo de novio que cada una puede tener en su cabeza, si es que tal cosa existe.
La idea la íbamos acercando cada vez más, primero decidimos aproximadamente la edad, queríamos que estuvieran en el entorno de veinte a veinticinco años, que fueran de escasos recursos económicos, de algún círculo social que nosotras no frecuentáramos y que ellos nos llevaran al lugar donde tendríamos que tener sexo. Con esto decidido y poco más, empezamos a pensar donde y como conseguirlo.
No recuerdo a quien se le ocurrió, pero surgió la idea de ir a un boliche donde fueran chicos de bajos recursos, sobre todo de zonas que en Uruguay llamamos cantegriles, o en Argentina serian villas. Creo que eso lo hablamos un jueves, y decidimos que el viernes lo haríamos, así que seguimos definiendo los detalles, la ropa que usaríamos sería muy sexy, vestidos cortos y zapatos de taco. Llegaríamos cercano a las tres de la noche y trataríamos de no perder mucho tiempo en elegir los chicos, los primeros que reunieran las condiciones los invitaríamos a irnos, en realidad pedirles que nos llevaran, buscamos en internet el boliche que mejor se acercara a lo que buscábamos.
El viernes nos reunimos en el apartamento de mi amiga, ambas estábamos muy nerviosas, no conocíamos ese lugar, ni tampoco bien las costumbres, comenzaron los miedos de las cosas que podían salir mal, pero ya estábamos decididas.
Una vez duchadas, nos vestimos, maquillamos, acomodamos los documentos, preservativos, celular y dinero en nuestras carteras. Los vestidos eran similares, el mío de color azul y el de ella rojo, ambos muy cortos, Mis zapatos eran altos, las sandalias de ella no tanto. Eran cerca de la una y media de la noche, repasamos los detalles de lo pensado, llamamos un taxi y partimos.
En el taxi casi que no hablamos, ambas teníamos nervios de como resultaría, y para colmo cuando estábamos llegando al boliche, había un disturbio cerca de la puerta. El taxista nos pregunta si igual queríamos bajar, le dijimos que sí, pagamos y nos quedamos. Al bajarnos, tuvimos la sensación de que todos nos miraban, no estábamos vestidas como las demás chicas que estaban afuera, también nos decían cosas. Tratamos de entrar al local lo más rápido que pudimos.
Una vez adentro, la idea era elegir rápido y tratar de irnos. La música no la conocíamos y estábamos bastante apretadas entre la gente. Tratamos de ir hacia un costado donde había algo de espacio libre. En el trayecto nos tocaron más de una vez, a mí me subieron el vestido varias veces. Sin contar las cosas que nos decían.
Los primeros grupos de chicos que se nos acercaron estaban bastante alcoholizados, sin contar que estaban todos vestidos iguales, la mayoría con remeras de cuadros de futbol, muchos con gorros, pero eso ya no importaba, la idea era tratar de salir de ahí con los dos primeros que cumplieran las condiciones que antes habíamos arreglado.
En un momento yo estaba hablando con tres que estaban encima de mí y mi amiga me toma de un brazo y me acerca a ella, estaba hablando con dos que por lo menos no parecían estar ebrios. Nos decían para bailar, pero ninguna de las dos sabía. Nos invitaron con lo que ellos estaban tomando, parecía energizante con alguna bebida alcohólica. Apenas lo probamos, y le dijimos que nosotras queríamos irnos, ellos nos decían que nos quedáramos un rato más y esas cosas, hasta que uno de ellos nos dice que a donde nos íbamos, que ellos nos acompañaban, les dijimos que no sabíamos pero que queríamos irnos. La música estaba muy alta y había mucha gente, así que no se podía hablar bien.
Salimos los cuatro para afuera, ya había pasado más de una hora desde que habíamos entrado, afuera estaba lloviendo bastante, nos fuimos debajo de un pequeño techo de un comercio a media cuadra del lugar, con la lluvia no había quedado nadie afuera.
Ya sin la música y sin gente fue más fácil hacerles entender a ellos que estábamos dispuestas a hacer algo con ellos, así que a los pocos minutos estábamos besándonos. La lluvia estaba fuerte, mi amiga les dijo que a donde podíamos ir, que no podíamos seguir ahí afuera. Ellos empiezan a hablar entre ellos, nos dicen que ellos cuidan una casa, pero que es lejos, le dijimos que genial, que íbamos, ellos dudaban y nos aclaran que es en un cantegril, que ellos viven ahí. A lo que les dijimos que no había problema, que tomábamos un taxi, no tenían plata. Así que pagábamos nosotras.
Afuera del boliche había tres taxis, así que fuimos. Cuando le dieron la dirección el taxista dijo que hasta ahí no entraba, que si quería nos dejaba a dos o tres cuadras. Ya no había marcha atrás, así que seguimos. El taxi comenzó a entrar por zonas de casas cada vez más humildes, cada vez había menos luz, hasta que llegamos a un semáforo, ni mi amiga ni yo sabíamos dónde estábamos.
Seguía lloviendo, comenzamos a meternos para adentro del caserío, las callecitas eran de tierra, y había barro por todos lados, nosotras de tacos, era muy raro todo. Por suerte no andaba nadie afuera, solo algunos perros que nos ladraban cada vez más cerca.
Por fin llegamos, la casa era muy chiquita, sin terminar, se veían los bloques, el piso no tenía baldosas ni nada, se llovía en más de un lugar. Los chicos se disculpan, nos dicen que no tenían pensado ir con alguien como nosotras a ese lugar.
Nos prestan unas toallas, que aunque muy viejas parecían estar limpias. Así que nos secamos como pudimos, pasamos al pequeño baño, muy humilde por cierto. No podíamos hablar casi nada porque ellos escucharían todo al otro lado de la pared.
Cuando estuvimos listas regresamos, ellos se habían sacado las remeras, estaban secándose con otras pequeñas toallas. Ahí les preste más atención, eran muy delgados, pequeños los dos. Si no fuese por las circunstancias creo que me hubiese ido corriendo de ese lugar. En otro momento nunca hubiese estado con un chico así. Además de todo, hablaban muy raro, eran muy directos para decir las cosas, y lo que para ellos eran elogios, para nosotras eran dichos bastantes groseros.
Pero, ya estábamos ahí. Mi amiga rápidamente se empezó a besar con uno de ellos, el otro me agarra y me empieza a besar. A los pocos minutos mi vestido ya me lo había sacado y sus manos habían tocado todo mi cuerpo, no podía esperar otra cosa, casi sin hablar nos tenían en una casita de su cante, no podía esperar otra cosa, pero a eso habíamos ido.
Si bien yo pensaba que iba rápido, al mirar a mi amiga, ella estaba arrodillada haciéndole sexo oral al otro chico, aunque a ella todavía le quedaba la ropa interior, cosa que a mí me la había sacado. Creo que me quede mirándolos y el chico que estaba conmigo me dice algo así como “chupamela, como lo hace tu amiguita”, no lo pensé mucho, y comencé a hacerlo. Ellos hablaban entre sí, comentando lo bien que lo hacíamos y lo “buenas” que estábamos, entre otras tantas cosas.
La charla entre ellos continúo, hasta que me dice que me “llenaría la boquita de leche” pero “que no puede más de las ganas de cogerme”, se tira arriba de una cama que había al lado y me dice que vaya, así lo hice. Si bien todo era muy bizarro, ellos eran muy buena onda, y el vocabulario que usaban, si bien era bastante grosero, no era para nada agresivo, al contrario, eran elogiosos, pero a su manera.
Tomo mi cartera y le voy a colocar un preservativo y me pide que espere, comienza a besarme, creo que nunca me habían pasado la lengua tantas beses por mi cara y cuello., poco a poco fue bajando hasta comenzar a hacerme sexo oral, debo admitir que lo disfruté mucho. La combinación de su boca y manos logro darme mucho placer.
Cuando lo saque tirándole los pelos una vez que llegue a tener un orgasmo, pasaron unos segundo y me dice que ahora le toca a él, que quiere “metérmela”, hubiese preferido esperar unos minutos, pero se lo había ganado, le coloque el preservativo, y deje que como él decía me “cogiera”.
A todo esto, mi amiga estaba sobre un pequeño sillón, algo desarmado, estaba en posición de “perrito”, mirando hacia la cama donde yo estaba, el chico la tomaba de sus caderas, y no paraba de decir “que linda cola”.
Ellos terminaron antes, pasaron de a uno al baño y el chico que estaba conmigo terminó. Ahí comenzamos a hablar, ahora más tranquilos, nosotras ya no estábamos tan nerviosas y ellos ya no estaban tan excitados. La charla era muy rara, el lenguaje que ellos usaban si bien entendíamos todos, habían palabras que nunca había escuchado. Además de la combinación de groserías con halagos, que en realidad era todo una misma cosa.
Sacaron agua de una pequeña y vieja heladera, la compartieron con nosotras, las horas habían pasado, y la verdad quería irme antes que amaneciera, por lo que dije de irnos. Rápidamente el chico que estaba con mi amiga dijo “no pará, yo le quiero hacer el culo a tu amiga”, la situación fue tan bizarra que ambas largamos la risa, y ellos quedaron mirando cómo no entendiendo cual había sido la broma.
Conclusión empezamos a besarnos, otra vez quedamos sin ropa interior. Mi amiga le coloco otro preservativo y le dio un pequeño recipiente con lubricante, y le dijo que lo usara, el respondió que no sabía cómo hacerlo, con lo cual tuve que contener la risa nuevamente. Ella lo abrió, coloco lubricante en el preservativo y le dijo que antes de “metérsela” le pusiera un poco en su cola, el así lo hizo y comenzó a penetrar por la cola a mi amiga.
Yo y mi chico estábamos muy calientes, sin ropa y me dice si no vamos a usar lo que usaron ellos, le contesto que ni piense que me lo va a hacer por mi cola. Insiste un poco, pero se resigna y me pide que “se la chupe”, así lo hice, es algo que me gusta hacer. Mi amiga no paraba de gemir, y el chico que estaba con ella no paraba de decir lo bueno que era estar en su cola, claro que con otras palabras.
Esa situación duro unos minutos y me pregunta si puede “largar la leche en mi boquita”, era obvio que eso iba a pasar, le pregunto si no quiere “cogerme” antes, lo cual obviamente acepta, me dice que me ponga en cuatro. Así lo hicimos, hasta que me dijo “no aguanto más, dame esa boca”, le saque el preservativo y comencé a “chuparlo”, al poco rato eyaculó en mi boca, y me decía que siguiera “chupando y tragando”, así lo hice. Mi amiga y el otro chico ya habían terminado.
Ya casi amanecía, nos anotaron sus celulares, nos vestimos con la ropa que aun seguía húmeda, y salimos caminando entre el barro, aunque por suerte ya no llovía. Caminamos hasta los semáforos, a los 15 minutos pasó un taxi y lo tomamos. Al llegar nos duchamos, me prestó ropa seca, y mientras tomábamos un café caliente comentamos todo lo que nos había pasado.
Fue una experiencia increíble, la cual disfrutamos muchísimo. A los chicos los hemos vuelto a ver muchas veces, siempre un la misma casita del cantegril.
Sexo en el cantegril (villa)
Desde un tiempo veníamos pensando con una amiga que podríamos hacer, queríamos que fuera algo excitante, que nos gustara a las dos, pero que saliera de lo normal. Ese algo tenía que ser una aventura, que solo la supiéramos nosotras. Estuvimos varios días pensando que podía ser, algunas cosas me gustaban a mí, y otras a ella, pero no coincidíamos.
Hasta que a ella se le ocurrió algo que se acercaba mucho a lo que las dos queríamos. La idea era tener algo con dos chicos que normalmente no fuéramos a elegir como pareja, es decir fuera de lo que sería el estereotipo de novio que cada una puede tener en su cabeza, si es que tal cosa existe.
La idea la íbamos acercando cada vez más, primero decidimos aproximadamente la edad, queríamos que estuvieran en el entorno de veinte a veinticinco años, que fueran de escasos recursos económicos, de algún círculo social que nosotras no frecuentáramos y que ellos nos llevaran al lugar donde tendríamos que tener sexo. Con esto decidido y poco más, empezamos a pensar donde y como conseguirlo.
No recuerdo a quien se le ocurrió, pero surgió la idea de ir a un boliche donde fueran chicos de bajos recursos, sobre todo de zonas que en Uruguay llamamos cantegriles, o en Argentina serian villas. Creo que eso lo hablamos un jueves, y decidimos que el viernes lo haríamos, así que seguimos definiendo los detalles, la ropa que usaríamos sería muy sexy, vestidos cortos y zapatos de taco. Llegaríamos cercano a las tres de la noche y trataríamos de no perder mucho tiempo en elegir los chicos, los primeros que reunieran las condiciones los invitaríamos a irnos, en realidad pedirles que nos llevaran, buscamos en internet el boliche que mejor se acercara a lo que buscábamos.
El viernes nos reunimos en el apartamento de mi amiga, ambas estábamos muy nerviosas, no conocíamos ese lugar, ni tampoco bien las costumbres, comenzaron los miedos de las cosas que podían salir mal, pero ya estábamos decididas.
Una vez duchadas, nos vestimos, maquillamos, acomodamos los documentos, preservativos, celular y dinero en nuestras carteras. Los vestidos eran similares, el mío de color azul y el de ella rojo, ambos muy cortos, Mis zapatos eran altos, las sandalias de ella no tanto. Eran cerca de la una y media de la noche, repasamos los detalles de lo pensado, llamamos un taxi y partimos.
En el taxi casi que no hablamos, ambas teníamos nervios de como resultaría, y para colmo cuando estábamos llegando al boliche, había un disturbio cerca de la puerta. El taxista nos pregunta si igual queríamos bajar, le dijimos que sí, pagamos y nos quedamos. Al bajarnos, tuvimos la sensación de que todos nos miraban, no estábamos vestidas como las demás chicas que estaban afuera, también nos decían cosas. Tratamos de entrar al local lo más rápido que pudimos.
Una vez adentro, la idea era elegir rápido y tratar de irnos. La música no la conocíamos y estábamos bastante apretadas entre la gente. Tratamos de ir hacia un costado donde había algo de espacio libre. En el trayecto nos tocaron más de una vez, a mí me subieron el vestido varias veces. Sin contar las cosas que nos decían.
Los primeros grupos de chicos que se nos acercaron estaban bastante alcoholizados, sin contar que estaban todos vestidos iguales, la mayoría con remeras de cuadros de futbol, muchos con gorros, pero eso ya no importaba, la idea era tratar de salir de ahí con los dos primeros que cumplieran las condiciones que antes habíamos arreglado.
En un momento yo estaba hablando con tres que estaban encima de mí y mi amiga me toma de un brazo y me acerca a ella, estaba hablando con dos que por lo menos no parecían estar ebrios. Nos decían para bailar, pero ninguna de las dos sabía. Nos invitaron con lo que ellos estaban tomando, parecía energizante con alguna bebida alcohólica. Apenas lo probamos, y le dijimos que nosotras queríamos irnos, ellos nos decían que nos quedáramos un rato más y esas cosas, hasta que uno de ellos nos dice que a donde nos íbamos, que ellos nos acompañaban, les dijimos que no sabíamos pero que queríamos irnos. La música estaba muy alta y había mucha gente, así que no se podía hablar bien.
Salimos los cuatro para afuera, ya había pasado más de una hora desde que habíamos entrado, afuera estaba lloviendo bastante, nos fuimos debajo de un pequeño techo de un comercio a media cuadra del lugar, con la lluvia no había quedado nadie afuera.
Ya sin la música y sin gente fue más fácil hacerles entender a ellos que estábamos dispuestas a hacer algo con ellos, así que a los pocos minutos estábamos besándonos. La lluvia estaba fuerte, mi amiga les dijo que a donde podíamos ir, que no podíamos seguir ahí afuera. Ellos empiezan a hablar entre ellos, nos dicen que ellos cuidan una casa, pero que es lejos, le dijimos que genial, que íbamos, ellos dudaban y nos aclaran que es en un cantegril, que ellos viven ahí. A lo que les dijimos que no había problema, que tomábamos un taxi, no tenían plata. Así que pagábamos nosotras.
Afuera del boliche había tres taxis, así que fuimos. Cuando le dieron la dirección el taxista dijo que hasta ahí no entraba, que si quería nos dejaba a dos o tres cuadras. Ya no había marcha atrás, así que seguimos. El taxi comenzó a entrar por zonas de casas cada vez más humildes, cada vez había menos luz, hasta que llegamos a un semáforo, ni mi amiga ni yo sabíamos dónde estábamos.
Seguía lloviendo, comenzamos a meternos para adentro del caserío, las callecitas eran de tierra, y había barro por todos lados, nosotras de tacos, era muy raro todo. Por suerte no andaba nadie afuera, solo algunos perros que nos ladraban cada vez más cerca.
Por fin llegamos, la casa era muy chiquita, sin terminar, se veían los bloques, el piso no tenía baldosas ni nada, se llovía en más de un lugar. Los chicos se disculpan, nos dicen que no tenían pensado ir con alguien como nosotras a ese lugar.
Nos prestan unas toallas, que aunque muy viejas parecían estar limpias. Así que nos secamos como pudimos, pasamos al pequeño baño, muy humilde por cierto. No podíamos hablar casi nada porque ellos escucharían todo al otro lado de la pared.
Cuando estuvimos listas regresamos, ellos se habían sacado las remeras, estaban secándose con otras pequeñas toallas. Ahí les preste más atención, eran muy delgados, pequeños los dos. Si no fuese por las circunstancias creo que me hubiese ido corriendo de ese lugar. En otro momento nunca hubiese estado con un chico así. Además de todo, hablaban muy raro, eran muy directos para decir las cosas, y lo que para ellos eran elogios, para nosotras eran dichos bastantes groseros.
Pero, ya estábamos ahí. Mi amiga rápidamente se empezó a besar con uno de ellos, el otro me agarra y me empieza a besar. A los pocos minutos mi vestido ya me lo había sacado y sus manos habían tocado todo mi cuerpo, no podía esperar otra cosa, casi sin hablar nos tenían en una casita de su cante, no podía esperar otra cosa, pero a eso habíamos ido.
Si bien yo pensaba que iba rápido, al mirar a mi amiga, ella estaba arrodillada haciéndole sexo oral al otro chico, aunque a ella todavía le quedaba la ropa interior, cosa que a mí me la había sacado. Creo que me quede mirándolos y el chico que estaba conmigo me dice algo así como “chupamela, como lo hace tu amiguita”, no lo pensé mucho, y comencé a hacerlo. Ellos hablaban entre sí, comentando lo bien que lo hacíamos y lo “buenas” que estábamos, entre otras tantas cosas.
La charla entre ellos continúo, hasta que me dice que me “llenaría la boquita de leche” pero “que no puede más de las ganas de cogerme”, se tira arriba de una cama que había al lado y me dice que vaya, así lo hice. Si bien todo era muy bizarro, ellos eran muy buena onda, y el vocabulario que usaban, si bien era bastante grosero, no era para nada agresivo, al contrario, eran elogiosos, pero a su manera.
Tomo mi cartera y le voy a colocar un preservativo y me pide que espere, comienza a besarme, creo que nunca me habían pasado la lengua tantas beses por mi cara y cuello., poco a poco fue bajando hasta comenzar a hacerme sexo oral, debo admitir que lo disfruté mucho. La combinación de su boca y manos logro darme mucho placer.
Cuando lo saque tirándole los pelos una vez que llegue a tener un orgasmo, pasaron unos segundo y me dice que ahora le toca a él, que quiere “metérmela”, hubiese preferido esperar unos minutos, pero se lo había ganado, le coloque el preservativo, y deje que como él decía me “cogiera”.
A todo esto, mi amiga estaba sobre un pequeño sillón, algo desarmado, estaba en posición de “perrito”, mirando hacia la cama donde yo estaba, el chico la tomaba de sus caderas, y no paraba de decir “que linda cola”.
Ellos terminaron antes, pasaron de a uno al baño y el chico que estaba conmigo terminó. Ahí comenzamos a hablar, ahora más tranquilos, nosotras ya no estábamos tan nerviosas y ellos ya no estaban tan excitados. La charla era muy rara, el lenguaje que ellos usaban si bien entendíamos todos, habían palabras que nunca había escuchado. Además de la combinación de groserías con halagos, que en realidad era todo una misma cosa.
Sacaron agua de una pequeña y vieja heladera, la compartieron con nosotras, las horas habían pasado, y la verdad quería irme antes que amaneciera, por lo que dije de irnos. Rápidamente el chico que estaba con mi amiga dijo “no pará, yo le quiero hacer el culo a tu amiga”, la situación fue tan bizarra que ambas largamos la risa, y ellos quedaron mirando cómo no entendiendo cual había sido la broma.
Conclusión empezamos a besarnos, otra vez quedamos sin ropa interior. Mi amiga le coloco otro preservativo y le dio un pequeño recipiente con lubricante, y le dijo que lo usara, el respondió que no sabía cómo hacerlo, con lo cual tuve que contener la risa nuevamente. Ella lo abrió, coloco lubricante en el preservativo y le dijo que antes de “metérsela” le pusiera un poco en su cola, el así lo hizo y comenzó a penetrar por la cola a mi amiga.
Yo y mi chico estábamos muy calientes, sin ropa y me dice si no vamos a usar lo que usaron ellos, le contesto que ni piense que me lo va a hacer por mi cola. Insiste un poco, pero se resigna y me pide que “se la chupe”, así lo hice, es algo que me gusta hacer. Mi amiga no paraba de gemir, y el chico que estaba con ella no paraba de decir lo bueno que era estar en su cola, claro que con otras palabras.
Esa situación duro unos minutos y me pregunta si puede “largar la leche en mi boquita”, era obvio que eso iba a pasar, le pregunto si no quiere “cogerme” antes, lo cual obviamente acepta, me dice que me ponga en cuatro. Así lo hicimos, hasta que me dijo “no aguanto más, dame esa boca”, le saque el preservativo y comencé a “chuparlo”, al poco rato eyaculó en mi boca, y me decía que siguiera “chupando y tragando”, así lo hice. Mi amiga y el otro chico ya habían terminado.
Ya casi amanecía, nos anotaron sus celulares, nos vestimos con la ropa que aun seguía húmeda, y salimos caminando entre el barro, aunque por suerte ya no llovía. Caminamos hasta los semáforos, a los 15 minutos pasó un taxi y lo tomamos. Al llegar nos duchamos, me prestó ropa seca, y mientras tomábamos un café caliente comentamos todo lo que nos había pasado.
Fue una experiencia increíble, la cual disfrutamos muchísimo. A los chicos los hemos vuelto a ver muchas veces, siempre un la misma casita del cantegril.
15 comentarios - Sexo en el cantegril (villa)
Muy caliente!! 🤤 🤤 :F
Muy buena historia!
Muy caliente!
Gracias por compartir
comparto!
Muy excitante.