Sesión de besos

Llega a mi casa a la hora señalada. Lo veo llegar, lo contemplo, miro como él juega con su celular antes de avisar que llegó.

Se anuncia y sube.

Nuestra conversación es fluida, me gusta hacerlo reír y observar sus vueltas. Tiene algo q me atrapa y no puedo descubrir lo que es. Tal vez no tenga que descubrirlo, sólo sentirlo.

Me besa y vuelve loca cada célula de mi piel. No entiendo como lo hace. Pero puedo sentirlo. Disfruto.
Cierro los ojos. Navego en la locura de sentir sus besos.

Quiero tenerlo. Pero me quedo inmóvil. Sigo respirando. Mientras él sigue besándome.

Está a mis espaldas. Me besa sin pausas. Mi cuello es suyo y no me atrevo a moverme. Sigue. Roza con sus dedos mi piel. Esta se eriza.

El mínimo movimiento hará que la burbuja se rompa. No quiero hacerlo. Inmóvil me pregunto cuanto podré aguantar hasta besarlo y sentirlo en mi boca nuevamente. Es un juego delicioso. Me gusta jugar con él.

El juego cambia una vez más y me desorienta. Me besa fogosamente. Como si no pudiera resistir comer de mi boca. Lo abrazo.

Que su respiración cambie es un placer que no puedo describir con palabras.

En esta loca sesión de besos. Tengo una vuelta más en la mente.

Deseo atarlo.

Deseo que se entregue.

Me gustaría saber lo que piensa. Pero no va a decirlo. Hoy no.

Es divertida su mueca perversa. No sé bien que pasos seguir. Pero me animo a hacerlo.

Desabrocho su camisa. Beso cada parte que descubro al sacarla.

Busco un pañuelo. Hago un nudo entre sus manos. Otro para sus ojos.

Ahí, inmóvil lo contemplo una vez más. Me gusta pasar mis uñas por su pecho. Se arquea.

Su perfume. Su cuello es ahora mío. Beso. Lamo. Rozo con los dientes.
Su respiración cambia y mis ojos se vuelven lujuriosos… Quiero más de eso.

Pienso si aguantara mis caprichos. Si aguantará mis besos. Mis caricias.

Es el turno de sus pantalones. Desabrocho lentamente mientras apego mi cara en su vientre.
Recorro con mi lengua y beso cada parte de su cuerpo. Hago hincapié en sus caderas… Su respiración cambia una vez más. Está ansioso que tenga en mi boca su pija. Puedo notarlo. Pero no voy a darle el gusto. No ahora.

Este calvario es generado por mí. Y por más que tenga ganas no voy a parar hasta que no me pida por favor. Es mi meta. Quiero escucharlo. Sigo jugando y volviéndolo loco. Excitándolo.

Sé que va a explotar en cualquier momento. Sigue respirando agitado. Cada vez más fuerte. Mi boca, ahora si, recorre cada centímetro de mi lujuria. No pierdo de vista su cara mientras lo hago. El sigue vendado y sin mucho movimiento.

Es cuando lo escucho susurrar. “Basta, no puedo más”

Me sonrio. Misión cumplida.


Es el momento de llevarlo a mi cama… pero esa ya es otra historia…

Continuara…