Un jueves por la tarde.
Era un jueves por la tarde. Estaba solo en mi casa, solo en mi habitación sin lograr hacer otra cosa más que pensar en vos, en esos lindos momentos que pasamos donde nuestros cuerpos desnudos eran los protagonista. La fantasía no se quedaba atrás, imaginaba mil situaciones y mil posiciones: en el colectivo, la plaza y mi favorito el baño de la facultad.
Tirado en mi cama la calentura comenzaba a tomar importancia y mi pene crecía a medida que recordaba tus curvas. Te imagine parada en el centro de mi cuarto vestida con una remera de Led Zeppelin y unas calzas, comenzaba a besar tus labios al mismo tiempo que te agarraba de la cintura y me apoyaba en tus caderas. Tus manos acariciaban mi nuca y los besos eran más intensos, te apretaba con fuerza contra mi cuerpo, no te resistías. Comencé a subir mi mano por tu torso yendo por debajo de tu remera favorita hasta llegar a tus pechos cubiertos por ese corpiño rojo que tanto me excita, lo corrí y comencé a acariciarte suavemente los pezones.
Al escuchar tus leves gemidos y sentir como me apretabas mas y mas la nuca, empecé a lamerte y morder suavemente el lóbulo de tu oreja, de allí comencé a bajar por tu cuello besando tu morena piel paseando de un lado a otro con mi lengua. Llegue a tu pecho y te levanté la remera, corrí tu corpiño hacia arriba y te bese los pezones, los besos se transformaron en lamidas y las lamidas en mordidas.
Pude observar tu rostro mientras te lamia, ojos cerrado gozando el momento, eso hizo que mi pene terminara de ponerse duro y quisiera salir del bóxer cual un animal de su jaula. Te saque lo que me impedía besarte sin interrupciones y vos hiciste lo mismo conmigo. Los torsos, además de desnudos, estaban calientes por su roce.
No aguante más, debía llegar hasta tu sexo, baje mi mano por tu vientre y la metí en tus calzas. Tus labios mojados y mi mano comenzaban a entenderse. Presionaba con dos de mis dedos mientras hacían un movimiento de adelante hacia atrás, eso hacía que te mojaras mas y que tus gemidos comenzaran a tomar volumen. Te corrí la tanguita y te tocaba cada vez más fuerte, el movimiento era más rápido y tu cadera cada vez mas suelta.
Te di vuelta y apoye mi pija sobre tu cola, la que movías de arriba hacia abajo para sentir mi pene duro y sediento por vos. Seguí tocándote, seguí besándote.
¡Si les gustó lo sigo! Gracias por leer. 🙂
Era un jueves por la tarde. Estaba solo en mi casa, solo en mi habitación sin lograr hacer otra cosa más que pensar en vos, en esos lindos momentos que pasamos donde nuestros cuerpos desnudos eran los protagonista. La fantasía no se quedaba atrás, imaginaba mil situaciones y mil posiciones: en el colectivo, la plaza y mi favorito el baño de la facultad.
Tirado en mi cama la calentura comenzaba a tomar importancia y mi pene crecía a medida que recordaba tus curvas. Te imagine parada en el centro de mi cuarto vestida con una remera de Led Zeppelin y unas calzas, comenzaba a besar tus labios al mismo tiempo que te agarraba de la cintura y me apoyaba en tus caderas. Tus manos acariciaban mi nuca y los besos eran más intensos, te apretaba con fuerza contra mi cuerpo, no te resistías. Comencé a subir mi mano por tu torso yendo por debajo de tu remera favorita hasta llegar a tus pechos cubiertos por ese corpiño rojo que tanto me excita, lo corrí y comencé a acariciarte suavemente los pezones.
Al escuchar tus leves gemidos y sentir como me apretabas mas y mas la nuca, empecé a lamerte y morder suavemente el lóbulo de tu oreja, de allí comencé a bajar por tu cuello besando tu morena piel paseando de un lado a otro con mi lengua. Llegue a tu pecho y te levanté la remera, corrí tu corpiño hacia arriba y te bese los pezones, los besos se transformaron en lamidas y las lamidas en mordidas.
Pude observar tu rostro mientras te lamia, ojos cerrado gozando el momento, eso hizo que mi pene terminara de ponerse duro y quisiera salir del bóxer cual un animal de su jaula. Te saque lo que me impedía besarte sin interrupciones y vos hiciste lo mismo conmigo. Los torsos, además de desnudos, estaban calientes por su roce.
No aguante más, debía llegar hasta tu sexo, baje mi mano por tu vientre y la metí en tus calzas. Tus labios mojados y mi mano comenzaban a entenderse. Presionaba con dos de mis dedos mientras hacían un movimiento de adelante hacia atrás, eso hacía que te mojaras mas y que tus gemidos comenzaran a tomar volumen. Te corrí la tanguita y te tocaba cada vez más fuerte, el movimiento era más rápido y tu cadera cada vez mas suelta.
Te di vuelta y apoye mi pija sobre tu cola, la que movías de arriba hacia abajo para sentir mi pene duro y sediento por vos. Seguí tocándote, seguí besándote.
¡Si les gustó lo sigo! Gracias por leer. 🙂
0 comentarios - Una fantasía (primer relato)