Viviana es su esclava. Sonaba irreverente y hasta creído que lo dijera así; sin embargo ella es el experimento más cruel y morboso que nunca hubo planeado. Ella representa la fantasía de todo pervertido, nada de lo que se le pedía era ajeno a su buena voluntad.
En su vida real es una respetable maestra, ejemplar madre y amorosa esposa; en la realidad es una hembra caliente, sumisa y llena de deseos por darle con los gustos que se le antojen.
La primera vez viajo miles de kilómetros por su simple pedido y estuvo por dos semanas a su disposición. Cosa rara, porque cuando fue a buscarla a la terminal de ómnibus notó esas ganas de entregarse y ser sometida.
Tal cual, no fue directo a la casa, probó llevarla a un bosque de pinos cercano y apurarla un poco; después de unos besos se limitó a sacar el pene y decirle ¡chupalo! Y sin mas Vivi se inclinó y le dio la más espectacular mamada que recordara, lo pajeaba, lo lamia y chupaba. Hasta se lo tragó todo cuando la leche llenó su boca.
No se trata de una hembra modelo de revista, aunque es cierto que sus ojos casi amarillos atrapan . Es gordita, de buenas tetas, pero nada más. Lo importante es lo que puede y le deja que le haga.
Debido a la época su casa estaba llena de parientes, por lo que había buscado un alojamiento alternativo para ellos. Resultó ser oportuno porque apenas llegaron probó suerte y la intimó ¡sácate la ropa y ponerte en cuatro patas en la cama!
Y sin mas obedeció, la veía en pelotas entregándole toda su parte posterior; metió los dedos en cada orificio, lamió cada jugo y ella solo respondía con gemidos y arañando la ropa de cama.
Cuando se fueron los parientes inoportunos se mudaron a su habitación; allì fue suya para una perversión que desconocía.
Viviana se dejó atar boca abajo con su cola dispuesta, recibió con deleite los dedos en su ano y concha, se dejó penetrar mientras le daba fuertes chirlos en la cola; en definitiva lo dejó hacer todos sus gustos perversos y mas. Fueron dos semanas de total entrega y sumisión.
Después que se fue, llena de leche por supuesto, siguieron los jueguitos por cam viéndola acceder a cada capricho o cada orden. Como cierto enorme pepino que se introdujo en cada parte por pedido suyo.
Dicen que el poder envilece; Vivi lo hizo vil, entonces. Por esa razón se preparó. Adquirió via mail una colección interesante de vibradores, crema íntima lubricante, un antifaz, un par de artículos de bodage. Así pertrechado decidió citarla a quinientos kilómetros de casa; advirtiéndole todas las perversiones que le esperaban.
Lo cierto que las promesas de viaje resultaron ciertas. Esa noche la esperó en la terminal, tomaron un taxi y viajaron silenciosamente al hotel que él había reservado; no bien se registraron fueron a la habitación y allí se despertó el amo perverso. Desnudate le dijo y obedeció al instante. Cada vez que pedía y se le daba despertaba y alimentaba la bestia perversa. Cuando la vió desnuda y dispuesta vendó sus ojos y la obligó a acostarse.
Ella no podía verlo, con movimientos suaves ató sus manos al cabezal de la cama. Ella sumisa lo dejaba hacer. Sacó fotos desde todos los ángulos, incluso cuando le llevaba el pene a la boca; y ella lo dejaba hacer, aún sabiéndolo.
Como era menester, es ocupó de ese cuerpo sumiso con todo lo que la imaginación propiciaba. Chupó y mordisqueó cada parte, acarició cada punto sensible y se entregó a la mas perversa sensualidad. Para experimentar introdujo un enorme vibrador en su ano; ella solo emitió quejiditos y dijo es la voluntad de mi amo!. La imagen de ese vibrador enorme llenando su culo, vibrando sordamente, era indescriptible. Eso lo empujó a comerle la concha suavemente y meterle un par de dedo mientras lo hacía. Curiosa sensación al sentir en se boca las vibraciones que venían del culo.
Vivi soportaba enorme consolador en su culo y la lengua y dedos en su concha cuando llegó a su primer orgasmo; eso lo tentó a introducir un segundo vibrador en su concha. Aun cuando su lengua seguía lamiendo, ella acababa una y otra vez, era la esclava perfecta, y así siguió hasta que le provocó un desmayo.
Viviana alternó su vida esos días entre dedos y consoladores, boca y pene. Ella era su esclava, mas cuando la obligó a inclinarse y atarla boca abajo, introdujo un dilatador anal en su cola y un enorme vibrador en su concha.
Ella lo dejaba y gritaba de placer mientras hurgaba en sus partes íntimas; acto seguido probó la delicia de su ano, disfrutando la sensación de una vibración casi eléctrica a lo largo de su pene. Decir que eyaculó es faltar a la verdad, verdaderos torrentes de leche llenaron las entrañas de Vivi.
Los protagonistas de esta historia aún continúan con su juego de amo y esclava; ella se entrega a sus demandas virtuales y a órdenes cada vez mas atrevidas; obedece sin chistar a cada orden de viaje y llega cual flor dispuesta a ser arrancada.
En su vida real es una respetable maestra, ejemplar madre y amorosa esposa; en la realidad es una hembra caliente, sumisa y llena de deseos por darle con los gustos que se le antojen.
La primera vez viajo miles de kilómetros por su simple pedido y estuvo por dos semanas a su disposición. Cosa rara, porque cuando fue a buscarla a la terminal de ómnibus notó esas ganas de entregarse y ser sometida.
Tal cual, no fue directo a la casa, probó llevarla a un bosque de pinos cercano y apurarla un poco; después de unos besos se limitó a sacar el pene y decirle ¡chupalo! Y sin mas Vivi se inclinó y le dio la más espectacular mamada que recordara, lo pajeaba, lo lamia y chupaba. Hasta se lo tragó todo cuando la leche llenó su boca.
No se trata de una hembra modelo de revista, aunque es cierto que sus ojos casi amarillos atrapan . Es gordita, de buenas tetas, pero nada más. Lo importante es lo que puede y le deja que le haga.
Debido a la época su casa estaba llena de parientes, por lo que había buscado un alojamiento alternativo para ellos. Resultó ser oportuno porque apenas llegaron probó suerte y la intimó ¡sácate la ropa y ponerte en cuatro patas en la cama!
Y sin mas obedeció, la veía en pelotas entregándole toda su parte posterior; metió los dedos en cada orificio, lamió cada jugo y ella solo respondía con gemidos y arañando la ropa de cama.
Cuando se fueron los parientes inoportunos se mudaron a su habitación; allì fue suya para una perversión que desconocía.
Viviana se dejó atar boca abajo con su cola dispuesta, recibió con deleite los dedos en su ano y concha, se dejó penetrar mientras le daba fuertes chirlos en la cola; en definitiva lo dejó hacer todos sus gustos perversos y mas. Fueron dos semanas de total entrega y sumisión.
Después que se fue, llena de leche por supuesto, siguieron los jueguitos por cam viéndola acceder a cada capricho o cada orden. Como cierto enorme pepino que se introdujo en cada parte por pedido suyo.
Dicen que el poder envilece; Vivi lo hizo vil, entonces. Por esa razón se preparó. Adquirió via mail una colección interesante de vibradores, crema íntima lubricante, un antifaz, un par de artículos de bodage. Así pertrechado decidió citarla a quinientos kilómetros de casa; advirtiéndole todas las perversiones que le esperaban.
Lo cierto que las promesas de viaje resultaron ciertas. Esa noche la esperó en la terminal, tomaron un taxi y viajaron silenciosamente al hotel que él había reservado; no bien se registraron fueron a la habitación y allí se despertó el amo perverso. Desnudate le dijo y obedeció al instante. Cada vez que pedía y se le daba despertaba y alimentaba la bestia perversa. Cuando la vió desnuda y dispuesta vendó sus ojos y la obligó a acostarse.
Ella no podía verlo, con movimientos suaves ató sus manos al cabezal de la cama. Ella sumisa lo dejaba hacer. Sacó fotos desde todos los ángulos, incluso cuando le llevaba el pene a la boca; y ella lo dejaba hacer, aún sabiéndolo.
Como era menester, es ocupó de ese cuerpo sumiso con todo lo que la imaginación propiciaba. Chupó y mordisqueó cada parte, acarició cada punto sensible y se entregó a la mas perversa sensualidad. Para experimentar introdujo un enorme vibrador en su ano; ella solo emitió quejiditos y dijo es la voluntad de mi amo!. La imagen de ese vibrador enorme llenando su culo, vibrando sordamente, era indescriptible. Eso lo empujó a comerle la concha suavemente y meterle un par de dedo mientras lo hacía. Curiosa sensación al sentir en se boca las vibraciones que venían del culo.
Vivi soportaba enorme consolador en su culo y la lengua y dedos en su concha cuando llegó a su primer orgasmo; eso lo tentó a introducir un segundo vibrador en su concha. Aun cuando su lengua seguía lamiendo, ella acababa una y otra vez, era la esclava perfecta, y así siguió hasta que le provocó un desmayo.
Viviana alternó su vida esos días entre dedos y consoladores, boca y pene. Ella era su esclava, mas cuando la obligó a inclinarse y atarla boca abajo, introdujo un dilatador anal en su cola y un enorme vibrador en su concha.
Ella lo dejaba y gritaba de placer mientras hurgaba en sus partes íntimas; acto seguido probó la delicia de su ano, disfrutando la sensación de una vibración casi eléctrica a lo largo de su pene. Decir que eyaculó es faltar a la verdad, verdaderos torrentes de leche llenaron las entrañas de Vivi.
Los protagonistas de esta historia aún continúan con su juego de amo y esclava; ella se entrega a sus demandas virtuales y a órdenes cada vez mas atrevidas; obedece sin chistar a cada orden de viaje y llega cual flor dispuesta a ser arrancada.
3 comentarios - Viviana la esclava