Yo tuve una vez un novio con el que mantenía una relación muy especial. Nuestra relación se basaba en salir, divertirnos y follar cuanto más mejor.
Una vez saliendo del trabajo llegué a casa y allí estaba él, viendo el fútbol como siempre, delante del televisor sentado en el sofá. Yo me cambié la ropa tranquilamente y me senté a su lado a hablar del día. Me besó y empezamos a tocarnos. A mi me gustaba que me apretase los pezones con fuerza, haciéndome daño, y él disfrutaba haciéndolo. Me bajé para hacerle una mamada mientras él seguía mirando el fútbol, yo le lamía su miembro. Mi lengua deslizándose poco a poco arriba y abajo, mordisqueando suavemente la punta, sin llegar a doler, pero solo lo justo, un dolor controlado, de placer. A él le gustaba aguantarme la cabeza para que no la levantara, sumisa, haciendo entrar todo su miembro en mi boca. Yo lo miraba, él miraba el fútbol y yo seguía chupando, succionando como un helado de vainilla. De repente y con un violento movimiento me coge y me tira encima del sofá, encima de él, que seguía sentado. Acomoda mi culo en sus piernas y me dice que he sido muy mala porque no le dejo ver la televisión tranquilamente. De golpe empieza a pegarme violentamente en el culo a lo que yo exclamo de dolor y le pregunto qué está haciendo, que no me pegue. El no escucha, dice que calle que seguirá azotando hasta que se canse. Me muerdo los labios, pero noto que me estoy excitando, poco a poco noto mi sexo húmedo, duro, pienso que me gusta que me pegue… abro un poco mis piernas y él lo nota y sigue azotando en todas las nalgas cada vez con más fuerza y más rápido. Duele pero el dolor es placentero, cada vez estoy más mojada. Me pide que me toque el clítoris con mi mano mientras sigue pegándome. Yo le obedezco y empiezo a masturbarme sabiendo que no tardaría nada en correrme porque aquello me había excitado muchísimo. Abro más mis piernas encima de él y aprovecha para introducir sus dedos en mi abertura, dejando de azotarme por un momento, mientras yo sigo masturbándome encima de él. De repente se levanta y me deja de rodillas en el suelo inclinada en el sofá, dice que siga, que abra mis piernas que quiere ver como me corro mientras él sigue azotando. Obedezco. Y sigue y disfruto el dolor es grande pero el placer es sublime. Exploto de golpe dejando ir agua a través de mi vagina abierta, estimulada por el dolor de las nalgas, convulsionando, mientras él da el último manotazo de gracia.
Se sienta en el sofá de nuevo y sigue con el fútbol
comenten y regalen puntos 😳
Una vez saliendo del trabajo llegué a casa y allí estaba él, viendo el fútbol como siempre, delante del televisor sentado en el sofá. Yo me cambié la ropa tranquilamente y me senté a su lado a hablar del día. Me besó y empezamos a tocarnos. A mi me gustaba que me apretase los pezones con fuerza, haciéndome daño, y él disfrutaba haciéndolo. Me bajé para hacerle una mamada mientras él seguía mirando el fútbol, yo le lamía su miembro. Mi lengua deslizándose poco a poco arriba y abajo, mordisqueando suavemente la punta, sin llegar a doler, pero solo lo justo, un dolor controlado, de placer. A él le gustaba aguantarme la cabeza para que no la levantara, sumisa, haciendo entrar todo su miembro en mi boca. Yo lo miraba, él miraba el fútbol y yo seguía chupando, succionando como un helado de vainilla. De repente y con un violento movimiento me coge y me tira encima del sofá, encima de él, que seguía sentado. Acomoda mi culo en sus piernas y me dice que he sido muy mala porque no le dejo ver la televisión tranquilamente. De golpe empieza a pegarme violentamente en el culo a lo que yo exclamo de dolor y le pregunto qué está haciendo, que no me pegue. El no escucha, dice que calle que seguirá azotando hasta que se canse. Me muerdo los labios, pero noto que me estoy excitando, poco a poco noto mi sexo húmedo, duro, pienso que me gusta que me pegue… abro un poco mis piernas y él lo nota y sigue azotando en todas las nalgas cada vez con más fuerza y más rápido. Duele pero el dolor es placentero, cada vez estoy más mojada. Me pide que me toque el clítoris con mi mano mientras sigue pegándome. Yo le obedezco y empiezo a masturbarme sabiendo que no tardaría nada en correrme porque aquello me había excitado muchísimo. Abro más mis piernas encima de él y aprovecha para introducir sus dedos en mi abertura, dejando de azotarme por un momento, mientras yo sigo masturbándome encima de él. De repente se levanta y me deja de rodillas en el suelo inclinada en el sofá, dice que siga, que abra mis piernas que quiere ver como me corro mientras él sigue azotando. Obedezco. Y sigue y disfruto el dolor es grande pero el placer es sublime. Exploto de golpe dejando ir agua a través de mi vagina abierta, estimulada por el dolor de las nalgas, convulsionando, mientras él da el último manotazo de gracia.
Se sienta en el sofá de nuevo y sigue con el fútbol
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