Segundo Relato - Nadia
Esto sucedió cuando tenía 20 años, conocí a una chica a través de internet que vivía bastante cerca, Nadia, y tras muchas conversaciones calientes y algo de cam, nos decidimos a quedar expresamente para follar.
Nadia era una chica normal, bajita, con los pechos pequeños, ninfómana declarada y con un culito respingón.
Al día siguiente quedamos en el centro comercial, el plan era simple, conocernos, tomar algo y después irnos a follar a algún sitio. El asunto se complico bastante porque ninguno de los dos tenía un sitio en el que poder follar con tranquilidad, sin que nadie nos moleste y era temprano para hacerlo en el coche, pero nos calentamos tanto que a los diez minutos de cita decidimos ir a una esquina a liarnos.
Liarnos=darnos besos y caricias
Eso solo nos calentó aun mas, así que le dije a Nadia que sería una buenísima idea ir al parking y meternos en el coche, pasaría menos gente y tendríamos algo más de libertad. Cuando llegamos al coche seguimos dándonos besos y caricias, ella empezó a tocarme la polla por encima del pantalón, y me susurro al oído.
-Quiero comerte la polla.
Eso no hizo más que endurecer mi erección, pero era algo imposible en el sitio en el que habíamos aparcado, así que le propuse bajar dos plantas y buscar un lugar oscuro, con algo de suerte habría poca gente y podríamos hacer algo. Ella acepto así que encendí el coche y lo aparque dos plantas más abajo, en un rincón oscuro del parking, que por suerte estaba vacío. Nadia no paro de sobarme la polla por encima del pantalón en el corto trayecto, mientras se relamía.
Al aparcar pasamos al asiento de atrás del coche y, sin mediar palabra, me desabrocho el pantalón, saco mi polla, la admiro por un instante y se la metió en la boca, lamia la punta mientras me masturbaba. Ella días antes me había prometido que era muy buena y que iba a conseguir que me corriese en su boca, algo que nadie ha conseguido de momento, porque le encantaba la leche, quizás por eso no me pareció una gran mamada, me la apretaba con mucha fuerza y no le entraba bien en la boca, ella se defendía de mis quejas diciendo que ella era pequeñita y que no podía con una polla tan grande. Eso no le impidió estar cerca de 40 minutos chupándome la polla y yo gozando de la chupada que me estaba haciendo. Mientras, yo le tocaba el culo y el coño, se mojo muchísimo solamente con eso, de vez en cuando le decía que no podía resistir las ganas de follármela, pero ella me hacia sufrir diciendome que aun no y que iba a esperar a que se lo suplicase.
Como soy un hombre paciente al final fue ella la que pidió que la partiese, así que le baje los pantalones y la puse de rodillas mirando hacia la puerta, le toque el coño un poco, para aumentar sus ganas mientras me ponía un condón y oírla suplicar que la penetrase, coloque la punta en la entrada de su vagina y la moví arriba y abajo, mientras ella meneaba el culo de un lado para otro y me suplicaba que entrase ya. La metí poco a poco, para que su coño se fuese acostumbrando al nuevo huésped, cuando ya estaba abierta del todo se la saque y se la metí de golpe. Que rico gemía, que gusto me da oír a una mujer gemir de placer, me la folle duramente hasta que me pidió que parase porque le hacía daño, así que se la saque y dijo que necesitaba un respiro.
Durante su “respiro” me la siguió chupando un poco más porque no se quería ir de allí sin que le diese algo de beber, para recuperar líquidos. Cuando se recupero volvimos a la misma posición, esta vez no fui tan gentil, me la folle a toda velocidad, la azote, le agarre del pelo y tire de el para verle la cara de placer que ponía. Ella hacia ruidos como de ardilla cuando llegaba al orgasmo, lo cual no me impidió dejar de darle igual de duro, hasta que ya me notaba cerca el final, la avise y me suplico que se lo diese en la boca. Cuando ya no podía mas, se la saque, me quite el condón y ella se giro rápidamente y se metió la polla en la boca justo cuando me estaba corriendo. No dejó escapar ni una gota, la saboreo como si fuese un manjar y luego me la chupo un poco más, para aprovechar la hipersensibilidad de después del orgasmo.
Nos vestimos, bajamos del coche, esperamos a que se desempañasen los cristales y la acerque a su casa. Le di de recuerdo el condón que había usado con ella para que se deshiciese de él, pero como sigo en contacto con ella se que lo tiene guardado de recuerdo.
Esto sucedió cuando tenía 20 años, conocí a una chica a través de internet que vivía bastante cerca, Nadia, y tras muchas conversaciones calientes y algo de cam, nos decidimos a quedar expresamente para follar.
Nadia era una chica normal, bajita, con los pechos pequeños, ninfómana declarada y con un culito respingón.
Al día siguiente quedamos en el centro comercial, el plan era simple, conocernos, tomar algo y después irnos a follar a algún sitio. El asunto se complico bastante porque ninguno de los dos tenía un sitio en el que poder follar con tranquilidad, sin que nadie nos moleste y era temprano para hacerlo en el coche, pero nos calentamos tanto que a los diez minutos de cita decidimos ir a una esquina a liarnos.
Liarnos=darnos besos y caricias
Eso solo nos calentó aun mas, así que le dije a Nadia que sería una buenísima idea ir al parking y meternos en el coche, pasaría menos gente y tendríamos algo más de libertad. Cuando llegamos al coche seguimos dándonos besos y caricias, ella empezó a tocarme la polla por encima del pantalón, y me susurro al oído.
-Quiero comerte la polla.
Eso no hizo más que endurecer mi erección, pero era algo imposible en el sitio en el que habíamos aparcado, así que le propuse bajar dos plantas y buscar un lugar oscuro, con algo de suerte habría poca gente y podríamos hacer algo. Ella acepto así que encendí el coche y lo aparque dos plantas más abajo, en un rincón oscuro del parking, que por suerte estaba vacío. Nadia no paro de sobarme la polla por encima del pantalón en el corto trayecto, mientras se relamía.
Al aparcar pasamos al asiento de atrás del coche y, sin mediar palabra, me desabrocho el pantalón, saco mi polla, la admiro por un instante y se la metió en la boca, lamia la punta mientras me masturbaba. Ella días antes me había prometido que era muy buena y que iba a conseguir que me corriese en su boca, algo que nadie ha conseguido de momento, porque le encantaba la leche, quizás por eso no me pareció una gran mamada, me la apretaba con mucha fuerza y no le entraba bien en la boca, ella se defendía de mis quejas diciendo que ella era pequeñita y que no podía con una polla tan grande. Eso no le impidió estar cerca de 40 minutos chupándome la polla y yo gozando de la chupada que me estaba haciendo. Mientras, yo le tocaba el culo y el coño, se mojo muchísimo solamente con eso, de vez en cuando le decía que no podía resistir las ganas de follármela, pero ella me hacia sufrir diciendome que aun no y que iba a esperar a que se lo suplicase.
Como soy un hombre paciente al final fue ella la que pidió que la partiese, así que le baje los pantalones y la puse de rodillas mirando hacia la puerta, le toque el coño un poco, para aumentar sus ganas mientras me ponía un condón y oírla suplicar que la penetrase, coloque la punta en la entrada de su vagina y la moví arriba y abajo, mientras ella meneaba el culo de un lado para otro y me suplicaba que entrase ya. La metí poco a poco, para que su coño se fuese acostumbrando al nuevo huésped, cuando ya estaba abierta del todo se la saque y se la metí de golpe. Que rico gemía, que gusto me da oír a una mujer gemir de placer, me la folle duramente hasta que me pidió que parase porque le hacía daño, así que se la saque y dijo que necesitaba un respiro.
Durante su “respiro” me la siguió chupando un poco más porque no se quería ir de allí sin que le diese algo de beber, para recuperar líquidos. Cuando se recupero volvimos a la misma posición, esta vez no fui tan gentil, me la folle a toda velocidad, la azote, le agarre del pelo y tire de el para verle la cara de placer que ponía. Ella hacia ruidos como de ardilla cuando llegaba al orgasmo, lo cual no me impidió dejar de darle igual de duro, hasta que ya me notaba cerca el final, la avise y me suplico que se lo diese en la boca. Cuando ya no podía mas, se la saque, me quite el condón y ella se giro rápidamente y se metió la polla en la boca justo cuando me estaba corriendo. No dejó escapar ni una gota, la saboreo como si fuese un manjar y luego me la chupo un poco más, para aprovechar la hipersensibilidad de después del orgasmo.
Nos vestimos, bajamos del coche, esperamos a que se desempañasen los cristales y la acerque a su casa. Le di de recuerdo el condón que había usado con ella para que se deshiciese de él, pero como sigo en contacto con ella se que lo tiene guardado de recuerdo.
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