Hola Poringueros, les dejo la continuación de esta historia. Te lo dedico a vos, que con cada mirada me decís todo.
Después de ese primer encuentro, la realidad de Ivana y Miguel se alteró de manera impensada para ellos.
Ivana estaba muy confundida porque, hasta ese día, nunca había pensado en tener sexo con otro hombre que no fuera Miguel. Ahora, cada día que pasaba, cada contacto con Emilio, hacia que creciera el deseo de repetir la experiencia. Cada día se le hacía interminable. Ansiaba la llegada del sábado.
Miguel también estaba envuelto en sensaciones encontradas. Por un lado, golpeado por encontrar a su mujer gozando como nunca con otro hombre y que su presencia ni siquiera hubiera conseguido detener la fenomenal cogida que estaba recibiendo. Pero también estaba confundido por su reacción. No solo obedeció lo que le ordenó Emilio al descubrirlo con Ivana. También obedeció lo mandado durante la semana. Fue el esposo de siempre, con el mismo trato hacia su mujer, con la misma frecuencia de sexo conyugal y con la misma planificación de horas extras. Pero a medida que se acercaba el sábado, sabía que se acercaba la posibilidad de que su mujer terminara ensartada por la verga de Emilio. Tampoco podía dejar de pensar en el momento en que Emilio sacó la pija de la concha de su mujer. Era el doble de larga, el doble de gruesa y el doble de cabezona que la suya. Para colmo, al no haber conseguido nunca convencer a Ivana de hacer sexo anal, no conseguía olvidar como ese pedazo monstruoso se hundía en el culo de su mujer.
Durante la semana la vida laboral se alteró. A diferencia de la rutina de antes, Ivana iba cada día a saludar a Emilio, y en cada beso parecía que quería comerle la boca. Cada vez que veía a su compañero, el corazón se le aceleraba. Los cruces de mirada tenían otro mensaje en el aire y cada beso de saludo la calentaba al máximo. Sin embargo, Emilio la trataba con corrección pero distante. Miguel realizaba las recorridas de siempre y cada vez que pasaba por la oficina de su mujer imaginaba que podría estar con Emilio, pero cada vez que entraba, Ivana estaba concentrada en sus tareas, rodeada de compañeros y compañeras, pero nunca de ese compañero. Emilio pasó la semana trabajando mucho, lejos de Ivana, concentrado en cuestiones muy importantes del lugar. En una oportunidad tuvo que orientar a Ivana acerca de un dispositivo muy raro, ofreciéndole ayuda y contactos, pero luego de eso siguió con su rutina. Obviamente todos esperaban la llegada del próximo sábado. El viernes, además de ir a saludarlo, Ivana remarcó frente a Emilio, en una conversación con otros compañeros, que había pedido ir el sábado.
Ese día, apenas iniciada la jornada, Emilio prácticamente desapareció. Con la excusa del trabajo atrasado, se fue al sector mas alejado, dejando a su ayudante en la oficina. Ivana llamó a primera hora, pero se encontró con la voz conocida de Solange. Pensaba que todos sus planes y deseos se desvanecían, que Emilio ya se había sacado las ganas y no volvería a repetirse. Miguel, envuelto en celos y curiosidad, llegó en ese instante encontrando a su mujer trabajando con bastante mal humor. Pensó que, al fin, todo había terminado entre Ivana y Emilio.
Después de una recorrida intensa, Emilio aprovecho que pasaba frente a la oficina de Ivana para pasar a saludarla. Al entrar, los ojos de Ivana brillaron de deseo. Se paró a besarlo y recibió el distante beso de mejilla de todos los días. Contrariada, se sentó, le ofreció algo para tomar y comenzaron a conversar sobre cuestiones de trabajo. Esperaba que iniciara el ataque tan esperado, pero nada, solo temas laborales y triviales. Poco antes del mediodía, Miguel, algo mas tranquilo decidió pasar a saludar a su mujer. Al entrar a la oficina palideció. Frente a la puerta, separado por una mesa, estaba Emilio sentado frente al escritorio de su mujer. Pese a que estaban conversando sobre el trabajo, Miguel sentía que se le hundía el estómago. Entró, saludo a su mujer y se sentó a tomar algo. Emilio no se alteró para nada y continuó con la charla. En un momento, miró su reloj y dijo:
- Ya es la hora de comer. ¿Ustedes van al comedor?
- No, nosotros vamos a comer a mi oficina, contestó Miguel algo turbado.
- Ah, bueno, buen provecho entonces, nos vemos después, dijo mirándola a Ivana.
Cuando estaba por salir, se volvió y dijo:
- ¿Tienen pensado algo para el postre?
Ivana y Miguel se miraron extrañados. Ivana se adelantó en responder y dijo:
- No Emi, ¿por qué lo decís?
Emilio, le entregó un paquetito que estaba imperceptible dentro de su agenda y dijo:
- Adentro hay algo para vos y una nota con instrucciones. Léanla cuando terminen de comer.
Dicho esto, saludó con un nos vemos acompañado con una mirada penetrante que conmovió a Ivana y se fue. Miguel quiso al instante saber de que se trataba, pero Ivana lo frenó, diciéndole:
- Pará Miguel, si Emi dijo después de comer, va a ser después de comer.
Miguel intentó mostrar algo de autoridad, diciéndole que no podía creer que estuviera priorizando la palabra de Emilio a la de el, su marido, que las cosas así no podían ser. Ivana lo calmó, diciéndole que era para mantener el misterio, para ver que era esa sorpresa.
Se fueron a la oficina de Miguel, comieron, se relajaron, se rieron y cuando limpiaron todo recordaron el paquete de Emilio. Se miraron de manera cómplice y decidieron abrirlo. Parecía algo acolchado. Ivana rompió el paquete y se encontró con un baby doll, una tanga diminuta y un corpiño, todo de color blanco y del mejor encaje. Camuflada entre las prendas, había una maquina de afeitar rosa y una nota que decía:
“Ivana y Miguel, sigan estas órdenes:
Miguel, vas a tomar la máquina y vas afeitar el vello púbico de Ivana, dejando una franja vertical sin afeitar en línea con el ombligo, por encima de la vulva y con los labios limpios.
Ivana, te vas a poner el conjunto.
Miguel, le vas a sacar dos fotos, una de frente y otra de espalda, las vas a imprimir y atrás vas a anotar lo que opinás de tu mujer vestida así. Tienen que ser elogios, sensaciones que te produce. Ojo con insultarla o maltratarla.
Miguel, te vas a sentar en la silla de tu escritorio, frente a tu PC
Ivana, te vas a sentar en el escritorio de Miguel, frente a el, vas a apoyar tus pies sobre sus rodillas y te vas masturbar. Cuando sientas que estás por acabar, te vas a detener. MIGUEL NO TE PUEDE TOCAR.
Ivana te vas a vestir y vas a venir a mi oficina. La vas a encontrar cerrada, con las cortinas corridas. Vas a tocar 4 veces seguidas.
Miguel, te vas a quedar trabajando en tu oficina hasta la hora de salida. Si Ivana no aparece, te vas a subir al transporte y te vas a ir a tu casa.
Saludos, y que lo disfruten.”
Ambos se quedaron inmóviles, como sin saber que hacer, hasta que Ivana comenzó a caminar hacia el baño de la oficina de Miguel con las cosas en la mano. Miguel, totalmente perplejo, no pudiendo creer lo que había leído, intentó oponerse, pero la voz de Ivana sonó como una orden:
- Negro, vas venir o me voy así nomás?
Miguel fue, cumplió con la depilación, dejando los labios de su mujer al descubierto, brillosos, suaves.
Ivana se vistió con las prendas. El conjunto era sencillamente infartante. Las tetas de Ivana quedaban cubiertas por la mitad, dejando la mitad de arriba listas para ser devoradas. La tanga cubría con lo justo el pubis, pero le dejaba la cola al descubierto. El baby doll, con portaligas y medias incluidas, la dejaba como una estrella porno.
Lo siguiente eran las fotos. Miguel quería oponerse, pero una fuerza interior lo llevaba a cumplir con lo ordenado sin chistar. Con su celular se puso frente a su mujer, luego atrás de ella. Cuando terminó, las descargó en su PC, las editó y las imprimió. Las imágenes plasmaban toda la belleza, la voluptuosidad y la sensualidad de su mujer. Con un bolígrafo, anotó detrás de las fotos:
“Ivana está muy sensual, hermosa y me hace desearla mucho”.
Al terminar la nota, se revolvió en su silla. Sin darse cuenta, ya estaba ubicado frente a su PC, cosa que Ivana notó rápidamente, apurando el paso para sentarse en el escritorio de su marido y comenzar a masturbarse.
Totalmente excitada, Ivana se acomodó frente a Miguel apoyándole los pies en las rodillas. Comenzó acariciándose el pubis con suavidad. Sentía que una electricidad nacía en su mano al rozar el vello recortado y emprolijado que había quedado, recorriendo todo su cuerpo, hasta erizarle los pezones. Cada roce los endurecía hasta dejarlos como dos piedras que apuntaban a los ojos de su marido. Este, se revolvía en su asiento. Ver a Ivana en esa posición, transformada en una bestia desbordante de lujuria, irradiando el fuego de la calentura que brotaba de su cuerpo, lo estaba enloqueciendo. Sentía la erección más fuerte de su vida, y ganas de tirarse encima de esa hembra salvaje. Ya loca de deseo, Ivana empezó a frotar su clítoris, rodeándolo con el índice primero, y masajeándolo con dos dedos después, para luego hundir su dedo mayor en la vagina inundada de calentura. Sentía un placer que la elevaba en el aire y perdiendo el control dijo:
- Ahhh, Emi, por favor necesito tu verga!!!!
Miguel no pudo soportar eso y acabó sin tocarse. Era la acabada mas fuerte de su vida y no podía creer que ni siquiera hubiera rozado a su mujer.
Ante esto, Ivana se paró casi a la carrera y empezó a vestirse. Su marido intentaba limpiar la mancha del pantalón con toallas descartables. Estaba contrariado, desorientado. Nunca había experimentado tanto placer con alguna mujer o masturbándose. Al mismo tiempo, sentía una humillación como nunca antes, una desesperación ante lo inminente y la impotencia de no tener fuerzas para oponerse. Veía como Ivana, ya vestida, ni siquiera le dirigía una mirada cuando enfilaba hacia la puerta.
A un paso bastante rápido, Ivana llegó al edificio donde estaba la oficina de Emilio. Subió al primer piso y llego a la oficina de su compañero. Olvidando lo que decía la nota, agarro el picaporte y se encontró con la puerta abierta. Entró a tientas, por estar la luz apagada. Antes de que pudiera reaccionar, sintió la voz de Emilio detrás de ella:
- Shhh, quieta!!!!
Loca de excitación en la oscuridad, esperando que su compañero hiciera lo que quisiera, sintió como su compañero le vendaba los ojos, la desvestía, le ataba las muñecas hacia adelante, y luego de esto la dejaba un instante para accionar algo, evidentemente la luz.
A continuación, como si fuera una danza, la tomó de la cintura, la apoyó en su pecho y la hizo mover a un ritmo lento, sensual, que la embriagaba. Se sentía en el cielo. En un momento, la hizo girar y empezó a acariciar su pubis, siguiendo con su clítoris, ya hinchado, su vagina totalmente mojada y sus piernas, que parecían quedarse sin fuerza. Estas caricias y un beso furioso fueron suficientes para que Ivana tuviera un orgasmo devastador que la hizo caer al suelo. Emilio la acomodó en el suelo alfombrado como si fuera una cama, le separó las piernas y le sacó la bombacha. Ivana estaba completamente ida de la realidad, sumergida en un mar de placer. Sintió la lengua de Emilio que subía por sus piernas, llegaban a la unión de los muslos y la cola, volvía a comenzar con la otra pierna, hasta que, como si fuera una lanza, hundió su lengua en la vagina totalmente inundada. El grito de placer retumbó en la habitación, fue un gruñido desesperado. Emilio, se apartó un poco para volver a la carga. En el mismo movimiento paso por debajo de las piernas de Ivana, que fue sintiendo como se deslizaban sobre los hombros de su macho. Quedaron cara a cara, besándose, cuando la empezó a penetrar firmemente. A pesar del beso, Ivana gemía casi a los gritos, se revolvía, le hundía todo lo que podía la lengua a Emilio, que continuaba hundiendo la verga, abriéndose paso en el útero de Ivana. En un momento, con una mano, soltó las amarras de Ivana, que aprovechó para abrazarlo y pedirle:
- Emi, asiiiií, no pares por favor, dame fuerte!!!!
A continuación, le sacó la venda de los ojos, y le mostró que estaba filmando todo con la cámara de fotos del trabajo. Ivana no aguantó más y volvió a acabar con tanta fuerza que las contracciones y el chorro brotaban entre sus paredes vaginales y la poronga de Emilio. Emilio seguía bombeando con fuerza, prolongando el placer de Ivana, hasta que en un momento le pregunta:
- ¿Estas en período fértil?, a lo que Ivana contestó
- Siiiii Emi, llename, haceme un hijo!!!!!
Emilio tomó aire, su pecho parecía que iba a explotar, y soltó un quejido que hizo temblar la puerta. La concha de Ivana volvía a desbordar de semen y de sus propios jugos, mientras su interior se quemaba con la leche espesa de Emilio.
Quedaron acostados en la alfombra, uno al lado del otro, acariciándose, besándose, excitándose de nuevo. Repentinamente, Emilio se paró, manoteó la foto y volvió a acostarse en el suelo con Ivana. Leyó la nota escrita por Miguel y comenzó a reírse. Ivana le preguntó de qué se reía, y le contestó:
- De tu marido y de lo que escribió!!! Que imbécil tan estructurado por favor!!! No se le cae una emoción!!!
Ivana se dividía en dos sentimientos. Por un lado, sentía lastima y culpa por Miguel. La humillación que estaba pasando por culpa de su calentura era inmensurable. Pero por otro lado pensaba en lo poco demostrativo con ella que fue siempre, haciéndose el superior, como si ella fuera un trofeo para mostrar, y le ganaba la rabia. Emilio la sacó de sus pensamientos cuando le dijo:
- No entiendo que haces con un tipo que nunca te valoró!!!! ¿Sabés lo que hubiera escrito yo en su lugar? Este hembrón es mi mujer. Tiene las mejores tetas del mundo y la cola caliente más sabrosa que jamás probé. Es la más perra de todas y es solo para mí, y el que quiera ponerle una mano encima va a terminar con el culo roto.
Después de decir eso, Ivana se sintió una reina, plena de placer y deseando congelar ese momento y el tiempo para que no pase mas. Quería que Emilio supiera lo que ella sentía, el deseo de pertenecerle a el y a nadie mas, la satisfacción de todo su universo sexual cuando la cogía. Dio un saltito y sin mediar palabra se fue derecho a la pija de su amante para mamarla con ganas pero con un sentimiento mezcla de necesidad y devoción, de sumisión a ese ídolo de carne que le cambió la vida. Se lo metió en la boca y empezó a subir y bajar con esa barra de carne flaccida que empezaba a reaccionar, ganando rigidez y altura. Luego de un rato estaba lista para lo que ella queria. Emilio, con los brazos como almohada la miraba y la dejaba hacer. Ella, se paró desafiante, abriendo las piernas sobre su cuerpo acostado y se puso en cuclillas sobre la verga latiente. Se lubricó con saliva, se la apoyo y se fue dejando caer para que se le fuera clavando en su culo hambriento de sexo caliente. Cuando llego al fondo, empezó a moverse despacio, levantandose hasta dejar solo la cabezota adentro y volvía a bajar para tenerla toda adentro. De a poco fue aumentando la velocidad para llegar a un ritmo desenfrenado. Ella gemia, puteaba, lloraba, reia, le decia a Emilio que su culo era solo de el y que nadie mas lo iba a tocar. En plena accion, Emilio la detiene, la acuesta sobre la alfombra, nuevamente la pone con las piernas en el hombro y le penetra la cola sin piedad. Ivana enloquecia de placer. Acababa y volvia a gozar para volver a acabar. Los orgasmos eran contínuos. En un momento, Emilio le empezó a masajear el clítoris, le metió un dedo en la vagina y tocaba su verga que entraba y salia del culo de Ivana. Totalmente loca de placer sintió una ola mezcla de calor, ahogo y temblores que se apoderaba de ella. En ese momento Emilio empezó a gritar, llenandole el culo de semen. Ivana sintió un martillazo en el medio del pecho, todo se volvió silencio y recien escucho un sonido cuando su propio grito de placer la devolvió a la realidad.
Extenuados comenzaron a vestirse. Ivana no dejaba de acariciarlo, de besarlo, de decirle que lo deseaba solo para ella. Emilio, callado la fue tranquilizando con besos y caricias. Al mirar el reloj, ambos se empezaron a reir. Se habian pasado dos horas del horario de salida.
Emilio le ofreció a Ivana llevarla hasta la casa. Era un viaje de una hora, hacia el otro lado de la suya. Ivana estuvo tentada de pedirle que fueran a la casa de el, pero se contuvo. En el camino la charla se fue calentando de nuevo, terminando en una mamada justo antes de llegar. Luego de tragar ese semen que ella amaba, besó a su macho y entró a su casa.
Miguel, que habia obedecido todo lo que la nota decia, esperaba impaciente. Cuando Ivana entró le preguntó como le fue, con toda inocencia. Ivana, totalmente desencajada, le respondió:
- Negro, a partir de ahora las cosas van a ser asi. Yo con vos no voy a tener sexo nunca mas. Si te gusta bien y sino tambien. Lo que siento con Emi, nunca antes lo sentí y no lo voy a perder. Por ahora, solo voy a vivir aca porque no puedo mudarme de buenas a primera, pero si me jodes mucho, me voy. Ah, otra cosa. Recien le chupe la pija a Emi, me acabó en la boca y me trague toda su leche, y lo voy a seguir haciendo cada vez que pueda. Te digo para que sepas que si me queres dar un beso, de ahora en adelante en mi boca siempre va a haber gusto a Emi.
Miguel, completamente turbado, ofendido, confundido y humillado solo atinó a responder.
- ¿Tenés hambre mi amor?¿Te preparo la comida?
Después de ese primer encuentro, la realidad de Ivana y Miguel se alteró de manera impensada para ellos.
Ivana estaba muy confundida porque, hasta ese día, nunca había pensado en tener sexo con otro hombre que no fuera Miguel. Ahora, cada día que pasaba, cada contacto con Emilio, hacia que creciera el deseo de repetir la experiencia. Cada día se le hacía interminable. Ansiaba la llegada del sábado.
Miguel también estaba envuelto en sensaciones encontradas. Por un lado, golpeado por encontrar a su mujer gozando como nunca con otro hombre y que su presencia ni siquiera hubiera conseguido detener la fenomenal cogida que estaba recibiendo. Pero también estaba confundido por su reacción. No solo obedeció lo que le ordenó Emilio al descubrirlo con Ivana. También obedeció lo mandado durante la semana. Fue el esposo de siempre, con el mismo trato hacia su mujer, con la misma frecuencia de sexo conyugal y con la misma planificación de horas extras. Pero a medida que se acercaba el sábado, sabía que se acercaba la posibilidad de que su mujer terminara ensartada por la verga de Emilio. Tampoco podía dejar de pensar en el momento en que Emilio sacó la pija de la concha de su mujer. Era el doble de larga, el doble de gruesa y el doble de cabezona que la suya. Para colmo, al no haber conseguido nunca convencer a Ivana de hacer sexo anal, no conseguía olvidar como ese pedazo monstruoso se hundía en el culo de su mujer.
Durante la semana la vida laboral se alteró. A diferencia de la rutina de antes, Ivana iba cada día a saludar a Emilio, y en cada beso parecía que quería comerle la boca. Cada vez que veía a su compañero, el corazón se le aceleraba. Los cruces de mirada tenían otro mensaje en el aire y cada beso de saludo la calentaba al máximo. Sin embargo, Emilio la trataba con corrección pero distante. Miguel realizaba las recorridas de siempre y cada vez que pasaba por la oficina de su mujer imaginaba que podría estar con Emilio, pero cada vez que entraba, Ivana estaba concentrada en sus tareas, rodeada de compañeros y compañeras, pero nunca de ese compañero. Emilio pasó la semana trabajando mucho, lejos de Ivana, concentrado en cuestiones muy importantes del lugar. En una oportunidad tuvo que orientar a Ivana acerca de un dispositivo muy raro, ofreciéndole ayuda y contactos, pero luego de eso siguió con su rutina. Obviamente todos esperaban la llegada del próximo sábado. El viernes, además de ir a saludarlo, Ivana remarcó frente a Emilio, en una conversación con otros compañeros, que había pedido ir el sábado.
Ese día, apenas iniciada la jornada, Emilio prácticamente desapareció. Con la excusa del trabajo atrasado, se fue al sector mas alejado, dejando a su ayudante en la oficina. Ivana llamó a primera hora, pero se encontró con la voz conocida de Solange. Pensaba que todos sus planes y deseos se desvanecían, que Emilio ya se había sacado las ganas y no volvería a repetirse. Miguel, envuelto en celos y curiosidad, llegó en ese instante encontrando a su mujer trabajando con bastante mal humor. Pensó que, al fin, todo había terminado entre Ivana y Emilio.
Después de una recorrida intensa, Emilio aprovecho que pasaba frente a la oficina de Ivana para pasar a saludarla. Al entrar, los ojos de Ivana brillaron de deseo. Se paró a besarlo y recibió el distante beso de mejilla de todos los días. Contrariada, se sentó, le ofreció algo para tomar y comenzaron a conversar sobre cuestiones de trabajo. Esperaba que iniciara el ataque tan esperado, pero nada, solo temas laborales y triviales. Poco antes del mediodía, Miguel, algo mas tranquilo decidió pasar a saludar a su mujer. Al entrar a la oficina palideció. Frente a la puerta, separado por una mesa, estaba Emilio sentado frente al escritorio de su mujer. Pese a que estaban conversando sobre el trabajo, Miguel sentía que se le hundía el estómago. Entró, saludo a su mujer y se sentó a tomar algo. Emilio no se alteró para nada y continuó con la charla. En un momento, miró su reloj y dijo:
- Ya es la hora de comer. ¿Ustedes van al comedor?
- No, nosotros vamos a comer a mi oficina, contestó Miguel algo turbado.
- Ah, bueno, buen provecho entonces, nos vemos después, dijo mirándola a Ivana.
Cuando estaba por salir, se volvió y dijo:
- ¿Tienen pensado algo para el postre?
Ivana y Miguel se miraron extrañados. Ivana se adelantó en responder y dijo:
- No Emi, ¿por qué lo decís?
Emilio, le entregó un paquetito que estaba imperceptible dentro de su agenda y dijo:
- Adentro hay algo para vos y una nota con instrucciones. Léanla cuando terminen de comer.
Dicho esto, saludó con un nos vemos acompañado con una mirada penetrante que conmovió a Ivana y se fue. Miguel quiso al instante saber de que se trataba, pero Ivana lo frenó, diciéndole:
- Pará Miguel, si Emi dijo después de comer, va a ser después de comer.
Miguel intentó mostrar algo de autoridad, diciéndole que no podía creer que estuviera priorizando la palabra de Emilio a la de el, su marido, que las cosas así no podían ser. Ivana lo calmó, diciéndole que era para mantener el misterio, para ver que era esa sorpresa.
Se fueron a la oficina de Miguel, comieron, se relajaron, se rieron y cuando limpiaron todo recordaron el paquete de Emilio. Se miraron de manera cómplice y decidieron abrirlo. Parecía algo acolchado. Ivana rompió el paquete y se encontró con un baby doll, una tanga diminuta y un corpiño, todo de color blanco y del mejor encaje. Camuflada entre las prendas, había una maquina de afeitar rosa y una nota que decía:
“Ivana y Miguel, sigan estas órdenes:
Miguel, vas a tomar la máquina y vas afeitar el vello púbico de Ivana, dejando una franja vertical sin afeitar en línea con el ombligo, por encima de la vulva y con los labios limpios.
Ivana, te vas a poner el conjunto.
Miguel, le vas a sacar dos fotos, una de frente y otra de espalda, las vas a imprimir y atrás vas a anotar lo que opinás de tu mujer vestida así. Tienen que ser elogios, sensaciones que te produce. Ojo con insultarla o maltratarla.
Miguel, te vas a sentar en la silla de tu escritorio, frente a tu PC
Ivana, te vas a sentar en el escritorio de Miguel, frente a el, vas a apoyar tus pies sobre sus rodillas y te vas masturbar. Cuando sientas que estás por acabar, te vas a detener. MIGUEL NO TE PUEDE TOCAR.
Ivana te vas a vestir y vas a venir a mi oficina. La vas a encontrar cerrada, con las cortinas corridas. Vas a tocar 4 veces seguidas.
Miguel, te vas a quedar trabajando en tu oficina hasta la hora de salida. Si Ivana no aparece, te vas a subir al transporte y te vas a ir a tu casa.
Saludos, y que lo disfruten.”
Ambos se quedaron inmóviles, como sin saber que hacer, hasta que Ivana comenzó a caminar hacia el baño de la oficina de Miguel con las cosas en la mano. Miguel, totalmente perplejo, no pudiendo creer lo que había leído, intentó oponerse, pero la voz de Ivana sonó como una orden:
- Negro, vas venir o me voy así nomás?
Miguel fue, cumplió con la depilación, dejando los labios de su mujer al descubierto, brillosos, suaves.
Ivana se vistió con las prendas. El conjunto era sencillamente infartante. Las tetas de Ivana quedaban cubiertas por la mitad, dejando la mitad de arriba listas para ser devoradas. La tanga cubría con lo justo el pubis, pero le dejaba la cola al descubierto. El baby doll, con portaligas y medias incluidas, la dejaba como una estrella porno.
Lo siguiente eran las fotos. Miguel quería oponerse, pero una fuerza interior lo llevaba a cumplir con lo ordenado sin chistar. Con su celular se puso frente a su mujer, luego atrás de ella. Cuando terminó, las descargó en su PC, las editó y las imprimió. Las imágenes plasmaban toda la belleza, la voluptuosidad y la sensualidad de su mujer. Con un bolígrafo, anotó detrás de las fotos:
“Ivana está muy sensual, hermosa y me hace desearla mucho”.
Al terminar la nota, se revolvió en su silla. Sin darse cuenta, ya estaba ubicado frente a su PC, cosa que Ivana notó rápidamente, apurando el paso para sentarse en el escritorio de su marido y comenzar a masturbarse.
Totalmente excitada, Ivana se acomodó frente a Miguel apoyándole los pies en las rodillas. Comenzó acariciándose el pubis con suavidad. Sentía que una electricidad nacía en su mano al rozar el vello recortado y emprolijado que había quedado, recorriendo todo su cuerpo, hasta erizarle los pezones. Cada roce los endurecía hasta dejarlos como dos piedras que apuntaban a los ojos de su marido. Este, se revolvía en su asiento. Ver a Ivana en esa posición, transformada en una bestia desbordante de lujuria, irradiando el fuego de la calentura que brotaba de su cuerpo, lo estaba enloqueciendo. Sentía la erección más fuerte de su vida, y ganas de tirarse encima de esa hembra salvaje. Ya loca de deseo, Ivana empezó a frotar su clítoris, rodeándolo con el índice primero, y masajeándolo con dos dedos después, para luego hundir su dedo mayor en la vagina inundada de calentura. Sentía un placer que la elevaba en el aire y perdiendo el control dijo:
- Ahhh, Emi, por favor necesito tu verga!!!!
Miguel no pudo soportar eso y acabó sin tocarse. Era la acabada mas fuerte de su vida y no podía creer que ni siquiera hubiera rozado a su mujer.
Ante esto, Ivana se paró casi a la carrera y empezó a vestirse. Su marido intentaba limpiar la mancha del pantalón con toallas descartables. Estaba contrariado, desorientado. Nunca había experimentado tanto placer con alguna mujer o masturbándose. Al mismo tiempo, sentía una humillación como nunca antes, una desesperación ante lo inminente y la impotencia de no tener fuerzas para oponerse. Veía como Ivana, ya vestida, ni siquiera le dirigía una mirada cuando enfilaba hacia la puerta.
A un paso bastante rápido, Ivana llegó al edificio donde estaba la oficina de Emilio. Subió al primer piso y llego a la oficina de su compañero. Olvidando lo que decía la nota, agarro el picaporte y se encontró con la puerta abierta. Entró a tientas, por estar la luz apagada. Antes de que pudiera reaccionar, sintió la voz de Emilio detrás de ella:
- Shhh, quieta!!!!
Loca de excitación en la oscuridad, esperando que su compañero hiciera lo que quisiera, sintió como su compañero le vendaba los ojos, la desvestía, le ataba las muñecas hacia adelante, y luego de esto la dejaba un instante para accionar algo, evidentemente la luz.
A continuación, como si fuera una danza, la tomó de la cintura, la apoyó en su pecho y la hizo mover a un ritmo lento, sensual, que la embriagaba. Se sentía en el cielo. En un momento, la hizo girar y empezó a acariciar su pubis, siguiendo con su clítoris, ya hinchado, su vagina totalmente mojada y sus piernas, que parecían quedarse sin fuerza. Estas caricias y un beso furioso fueron suficientes para que Ivana tuviera un orgasmo devastador que la hizo caer al suelo. Emilio la acomodó en el suelo alfombrado como si fuera una cama, le separó las piernas y le sacó la bombacha. Ivana estaba completamente ida de la realidad, sumergida en un mar de placer. Sintió la lengua de Emilio que subía por sus piernas, llegaban a la unión de los muslos y la cola, volvía a comenzar con la otra pierna, hasta que, como si fuera una lanza, hundió su lengua en la vagina totalmente inundada. El grito de placer retumbó en la habitación, fue un gruñido desesperado. Emilio, se apartó un poco para volver a la carga. En el mismo movimiento paso por debajo de las piernas de Ivana, que fue sintiendo como se deslizaban sobre los hombros de su macho. Quedaron cara a cara, besándose, cuando la empezó a penetrar firmemente. A pesar del beso, Ivana gemía casi a los gritos, se revolvía, le hundía todo lo que podía la lengua a Emilio, que continuaba hundiendo la verga, abriéndose paso en el útero de Ivana. En un momento, con una mano, soltó las amarras de Ivana, que aprovechó para abrazarlo y pedirle:
- Emi, asiiiií, no pares por favor, dame fuerte!!!!
A continuación, le sacó la venda de los ojos, y le mostró que estaba filmando todo con la cámara de fotos del trabajo. Ivana no aguantó más y volvió a acabar con tanta fuerza que las contracciones y el chorro brotaban entre sus paredes vaginales y la poronga de Emilio. Emilio seguía bombeando con fuerza, prolongando el placer de Ivana, hasta que en un momento le pregunta:
- ¿Estas en período fértil?, a lo que Ivana contestó
- Siiiii Emi, llename, haceme un hijo!!!!!
Emilio tomó aire, su pecho parecía que iba a explotar, y soltó un quejido que hizo temblar la puerta. La concha de Ivana volvía a desbordar de semen y de sus propios jugos, mientras su interior se quemaba con la leche espesa de Emilio.
Quedaron acostados en la alfombra, uno al lado del otro, acariciándose, besándose, excitándose de nuevo. Repentinamente, Emilio se paró, manoteó la foto y volvió a acostarse en el suelo con Ivana. Leyó la nota escrita por Miguel y comenzó a reírse. Ivana le preguntó de qué se reía, y le contestó:
- De tu marido y de lo que escribió!!! Que imbécil tan estructurado por favor!!! No se le cae una emoción!!!
Ivana se dividía en dos sentimientos. Por un lado, sentía lastima y culpa por Miguel. La humillación que estaba pasando por culpa de su calentura era inmensurable. Pero por otro lado pensaba en lo poco demostrativo con ella que fue siempre, haciéndose el superior, como si ella fuera un trofeo para mostrar, y le ganaba la rabia. Emilio la sacó de sus pensamientos cuando le dijo:
- No entiendo que haces con un tipo que nunca te valoró!!!! ¿Sabés lo que hubiera escrito yo en su lugar? Este hembrón es mi mujer. Tiene las mejores tetas del mundo y la cola caliente más sabrosa que jamás probé. Es la más perra de todas y es solo para mí, y el que quiera ponerle una mano encima va a terminar con el culo roto.
Después de decir eso, Ivana se sintió una reina, plena de placer y deseando congelar ese momento y el tiempo para que no pase mas. Quería que Emilio supiera lo que ella sentía, el deseo de pertenecerle a el y a nadie mas, la satisfacción de todo su universo sexual cuando la cogía. Dio un saltito y sin mediar palabra se fue derecho a la pija de su amante para mamarla con ganas pero con un sentimiento mezcla de necesidad y devoción, de sumisión a ese ídolo de carne que le cambió la vida. Se lo metió en la boca y empezó a subir y bajar con esa barra de carne flaccida que empezaba a reaccionar, ganando rigidez y altura. Luego de un rato estaba lista para lo que ella queria. Emilio, con los brazos como almohada la miraba y la dejaba hacer. Ella, se paró desafiante, abriendo las piernas sobre su cuerpo acostado y se puso en cuclillas sobre la verga latiente. Se lubricó con saliva, se la apoyo y se fue dejando caer para que se le fuera clavando en su culo hambriento de sexo caliente. Cuando llego al fondo, empezó a moverse despacio, levantandose hasta dejar solo la cabezota adentro y volvía a bajar para tenerla toda adentro. De a poco fue aumentando la velocidad para llegar a un ritmo desenfrenado. Ella gemia, puteaba, lloraba, reia, le decia a Emilio que su culo era solo de el y que nadie mas lo iba a tocar. En plena accion, Emilio la detiene, la acuesta sobre la alfombra, nuevamente la pone con las piernas en el hombro y le penetra la cola sin piedad. Ivana enloquecia de placer. Acababa y volvia a gozar para volver a acabar. Los orgasmos eran contínuos. En un momento, Emilio le empezó a masajear el clítoris, le metió un dedo en la vagina y tocaba su verga que entraba y salia del culo de Ivana. Totalmente loca de placer sintió una ola mezcla de calor, ahogo y temblores que se apoderaba de ella. En ese momento Emilio empezó a gritar, llenandole el culo de semen. Ivana sintió un martillazo en el medio del pecho, todo se volvió silencio y recien escucho un sonido cuando su propio grito de placer la devolvió a la realidad.
Extenuados comenzaron a vestirse. Ivana no dejaba de acariciarlo, de besarlo, de decirle que lo deseaba solo para ella. Emilio, callado la fue tranquilizando con besos y caricias. Al mirar el reloj, ambos se empezaron a reir. Se habian pasado dos horas del horario de salida.
Emilio le ofreció a Ivana llevarla hasta la casa. Era un viaje de una hora, hacia el otro lado de la suya. Ivana estuvo tentada de pedirle que fueran a la casa de el, pero se contuvo. En el camino la charla se fue calentando de nuevo, terminando en una mamada justo antes de llegar. Luego de tragar ese semen que ella amaba, besó a su macho y entró a su casa.
Miguel, que habia obedecido todo lo que la nota decia, esperaba impaciente. Cuando Ivana entró le preguntó como le fue, con toda inocencia. Ivana, totalmente desencajada, le respondió:
- Negro, a partir de ahora las cosas van a ser asi. Yo con vos no voy a tener sexo nunca mas. Si te gusta bien y sino tambien. Lo que siento con Emi, nunca antes lo sentí y no lo voy a perder. Por ahora, solo voy a vivir aca porque no puedo mudarme de buenas a primera, pero si me jodes mucho, me voy. Ah, otra cosa. Recien le chupe la pija a Emi, me acabó en la boca y me trague toda su leche, y lo voy a seguir haciendo cada vez que pueda. Te digo para que sepas que si me queres dar un beso, de ahora en adelante en mi boca siempre va a haber gusto a Emi.
Miguel, completamente turbado, ofendido, confundido y humillado solo atinó a responder.
- ¿Tenés hambre mi amor?¿Te preparo la comida?
1 comentarios - Cuernos en el trabajo. Real (Parte 2)