¿Que tal, gente? Les dejo un relato de mi autoria titulado "La Primera (Cazadora y Virgen)" espero que les guste.
"La Primera (Cazadora y Virgen)"
Estaba frente al espejo. Veía como el vestido fortalecía mi cuerpo, cada línea, cada milímetro era embellecido por una delgada línea de tela, todo empezaba en la parte superior con un escote que mostraba parte de mis pechos dejando al observador con ganas de verlos sin poder despegar los ojos de los mismos, odiando a esa tela por taparlos pero a la vez bendiciéndolos por dejarles dar una mirada aunque sea pequeña de los mismos. Luego apretaba y fomentaba dejando unas líneas curvas y delgadas en mi cintura para terminar encerrando mis piernas hasta la mitad de mis muslos, logrando un perfecto imán en los hombres cuando me alejara caminando de ellos.
No podía evitar mirarme al espejo antes de salir. No era para saber que todo estaba perfecto, eso lo hacía mientras me preparaba y el ya conocer mi cuerpo y mis vestidos no era necesario saber que todo estaba en orden. No, me miraba en el espejo para contemplar esa belleza. Eran unos segundos donde mi belleza era solo para mí, no había nadie más que la contemplara.
Llegue a un bar y me senté en una mesa en el rincón del local. Luego de hacer mi pedido el mozo me pregunto si traía una segunda copa.
-¿Nunca vio a una mujer sola en un bar?
-Sepa disculpar pero no. Usualmente la belleza viene acompañada.
Sonrió y se fue. No pude evitar sonreír, a veces los hombres son bastantes ocurrentes con sus comentarios.
Empezaba a observar el local. No había nada de lo que estaba buscando. Tuve que recurrir varias veces a mirar mi reloj y resoplar para dar la idea de que estaba esperando a alguien, así evitaba conversaciones innecesarias con los aventureros. Recién al tercer trago que pedí apareció junto a un grupo de amigos. Tenía la mirada puesta en el piso mientras entraba al local, sus amigos hablaban entre ellos y hacían chistes. Se notaba que no era de los que venían a bares solo por tomar algo.
Lo observe por varios minutos. Iba a ser una presa difícil, no se alejaba de sus amigos y ellos no estaban bailando, solo tomando en la mesa mientras reían y gritaban. Sabía que no podía acercarme a él si estaban sus amigos cerca.
Ya iba por el sexto trago cuando pensaba que el milagro no iba a ocurrir. Se levanto de la mesa y se dirigió al baño. Por suerte mi vaso aun no estaba vacío. Me detuve en una pared cerca del baño de los caballeros y empecé a jugar con mi trago hasta que saliera.
Al salir no pudo evitar mirarme, era casi imposible no notarme enfrente del baño e iluminada por las luces del mismo cuando se abría su puerta. Al ver que lo estaba viendo no evito llevar su mirada al suelo y caminar hacia su mesa. Avance un paso y choco contra mí, el trago derramo un poco de su contenido en mi vestido. Sin planearlo termine con un pecho mojado y, al no tener un corpiño puesto, podía verse mi pezón erecto en el mismo, no podía evitar sentirme un poco excitada ante la cacería que estaba en proceso y el liquido frio del trago en mi pecho. El muchacho levanto levemente la vista pero quedo atrapada en el pecho mojado.
-Mierda- dije.
-Discul-
Me quede un segundo contemplándolo, su mirada torpe puesta en mi pecho, sabiendo que eso que hacia estaba mal pero no podía evitarlo. ¿Cómo no detenerse ante un pequeño vistazo de cómo es el paraíso?
-Mierda., era nuevo.
-Disculpe- esta vez levanto la vista y me vio a los ojos, enseguida bajo un poco los ojos- no la vi.
-Está bien, supongo que fue mi culpa.
-Sepa disculpar- quiso seguir su trayecto pero coloque mi pierna su camino.
-¿A dónde vas?
-¿Cómo?
-¿Qué a dónde vas? ¿Además de ciego eres sordo?
Me miro, no podía creer lo que estaba pasando que para él podían ser dos cosas: que una mujer como yo le estuviera hablando o que un extraño estuviera atacándolo en un bar.
-No… es que… yo, no se…
-Pensaba, ya que arruinaste mi trago, podríamos tomar otro.
Su mirada en mis ojos esta vez fue examinadora. Su instinto quería averiguar si era verdad o solo le estaba practicando una especie de broma, su mente le decía que todo esto era un tipo de broma ¿Cómo una mujer mayor que él lo invitara con un trago encima después de que se la llevo por delante?
-Bueno. ¿Qué toma?
A veces la excitación era más fuerte que el instinto o cerebro.
La conversación llevo por su camino natural. Tuve que forzarla varias veces además de evitar que quisiera alejarse. Ya estaba un poco alcoholizada por los tragos tomados cuando decidí llevar a la nave a su puerto. Esta parte siempre era la difícil, sacar conversación de cualquier persona no lo es, si lo es llevarlo a algo que nunca hizo.
-Perdóname pero estoy algo mareada por las bebidas, ¿no podrías acompañarme hasta mi casa? Es a unas cuadras de acá.
-Eh… este… si… supongo que sí. Voy a avisarles a mis amigos y te llevo.
-No, por favor creo que me estoy descomponiendo, vamos ahora. Tan solo son un par de cuadras- le sonríe, ningún hombre podía rechazar la petición de una mujer si lo hace con una sonrisa. Debía evitar que los amigos supieran que él se iba conmigo-. Por favor.
-Bueno, vamos.
Salimos del bar y empezamos a caminar a mi departamento, una cuadra después me detuve y me tome la cabeza.
-¿Estas bien?
-Si, un poco mareada.
Me deje caer sobre su cuerpo. Rose suavemente su entrepierna con mi mano y deje apoyar mi pecho en su brazo. El ligero rose de nuestras pieles empezaba a excitarme, deseaba sacarle toda su ropa, tomarlo con mis manos salvajemente ahí mismo y dejar salir todo mi excitación.
-Discúlpame, por un segundo pensé que me iba a caer.
-No… está bien- pude notar que mi caída había logrado su objetivo, su respiración entrecortada y la leve agitación en su mano me dejaba ver que estaba excitándolo.
-Ayúdame a caminar, ya casi estamos.
A duras penas habíamos llegado a mi departamento. Casi no podíamos contenernos, el roce aumentaba el calor de nuestros cuerpos, podía sentirlo a pesar de tener nuestras ropas como barreras. Por suerte él tenía su timidez como impedimento para abalanzarme hacia mí, yo no tenía esa fuerza.
-Déjame en mi habitación, es la puerta de la izquierda.
Abrió la puerta y me dejo suavemente sobre la cama. Mi cuerpo empezó a temblar levemente cuando me deje sobre la cama. El roce del inocente, el de querer tocar pero a la veces hacerlo lo más rápido posible me anunciaba que mi cacería estaba llegando a su punto final.
-¿Podrías sacarme los zapatos?
Sus manos se dirigieron a mis pies. Puso sus manos sobre el zapato sin tocar mi piel y lo levanto para quitármelo. Hizo lo mismo con el otro, cuando lo soltó tome ventaja de la caída de mi pie y volví a rozar su entrepierna. Su pene erecto podía sentirse pidiendo libertad de su cárcel echa de jean.
-Eres un ángel. ¿Podrías sacarme el vestido?
-¿Disculpe?
Estaba apostando el resultado al pedir eso. Sabía que sería demasiado pronto que me viera desnuda y que podía arruinar todo pero no podía resistir mas el calor, mi cuerpo era una bomba y la ropa el seguro. Necesitaba sentir su piel alrededor de mi cuerpo, inspeccionando cada milímetro de la misma. Necesitaba sentir el aire caliente de nuestros dos cuerpos, la ternura de sus labios apoyándose en mi pecho, disfrutando de mi cuerpo como yo disfrutaba del suyo.
-Si me podes sacar el vestido- el chico temblaba enfrente mío, la batalla entre su mente y su carne estaba dando sus últimos movimientos- me siento muy mal.
Me tomo suavemente de un costado y me dio vuelta hacia el otro lado, sus dedos tocaron mi piel alrededor del cierre y no pude evitar dejar salir un gemido de placer. El silencio de la habitación ayudo a que ese gemido fuera escuchado. El joven se detuvo pero luego retomo su deber. No pude evitar retorcer levemente mi cuerpo al sentir el frio metal del cierre bajando por mi cintura. El calor era demasiado fuerte y el frio me provocaba un ligero placer con su toque.
-Listo- fue lo único que alcanzo a decir, debía tener la misma excitación que yo porque su voz apenas logro salir de su boca, y al hacerlo no tenía el mismo tono que antes.
-Aun no lo sacaste.
Sin decir nada, me tomo suavemente de la cintura, me levanto de la cama. Detrás mío puso sus manos a ambos lados de mis pechos y dejo caer naturalmente el vestido hasta mi cintura. Sentí el calor de sus manos apoyados en mi cintura, el calor de la tela se abrió paso a la ternura del viento en mi cuerpo desnudo. Levante mis pies y deje el vestido en el suelo.
Estaba desnuda.
Su respiración entrecortada en mi espalda.
Me di vuelta y lo mire a los ojos.
Nuestros dos ojos empezaron el contacto.
-Yo… nunca lo…
Un beso sello sus palabras.
Mientras nuestros labios empezaban a jugar a una guerra de placer, le fui sacando su camisa. Al hacerlo note que su temperatura estaba al mismo nivel que la mía. Baje por sus pantalones y cayeron al igual que su camisa.
Metí mi mano en su ropa interior y cuando toque su pene, fue como si un rayo impactara en su cuerpo, se estremeció y dejo de besarme. Vi su nerviosismo en sus ojos y antes que pudiera hacer nada me agache y saque su pene enfrente de mi cabeza.
Pase la lengua por la punta de su pene. Otro rayo impacto en su cuerpo, se estremeció y soltó un suspiro de placer. Mi lengua jugó con su pene dando oleadas de placer en todo su cuerpo. Apoye mi lengua en el inicio de pene y llegue hasta el final del mismo para luego introducirlo en mi boca. El sabor de su pene apareció en mi garganta, me sostuve con los dedos de mis pies y abrí mis piernas para poder tocar mi vagina mientras introducía y sacaba su pene de mi boca. Mis labios suavizaban y daban una premisa de su sabor antes de que mi lengua pasara por debajo de su pene y terminara por darme el sabor de su hombría. Pasaba mis dedos por mi vagina casi tocándolos, los sentía como si mis dedos fueran su pene y este pasaba por mis labios vaginales antes de penetrarme y dejar salir todo la excitación de una vez por todas.
Aleje su pene de mi boca, mis labios sintieron un pequeño liquido en la punta de su pene cuando besaron su final. Debía esperar un poco antes de seguir o la excitación se perdería.
Incorporé un poco las rodillas y me deje caer sobre la cama.
Me expuse como una Diosa del sexo recostada y enfrente de sus ojos. Puse una pierna sobre la otra tapando ligeramente mi vagina, con una mano tape mis senos, lleve dos dedos apoyándolos en mis labios. Me estaba ofreciendo completamente a él pero dejaba que el misterio de mi desnudez lo excitara aun más.
Me miro sin saber qué hacer.
Era el momento que había esperado, por el cual trabaje toda la noche. El momento en que intentara ponerse a mi altura, el intentar darme todo lo que podía para entregarme placer. Se dejaría llevar por lo que yo dijese y haría para no quedar en ridículo, para devolverme el favor de entregarme a él. El resultado que siempre esperaba cuando buscaba y cazaba a un virgen: el hecho de que ellos pensaran que yo me estaba entregando cuando ellos lo hacían a mí. Esta noche tenia a alguien que solo viviría para darme placer, para hacerme lo que yo quería.
Expuse mi vagina ante él. Le mostré uno de mis dedos cerca de mi boca y los lamí.
Se agacho y puso su cabeza enfrente de mi vagina. Beso mis los labios, provoco que levantara mi cintura al sentir la humedad de sus labios en mi vagina. Abrió su boca y dejo salir su lengua inexperta que daba surcos en mi entrepierna mojando mi piel y humedeciéndola. El calor de mi cuerpo era apagado levemente por su lengua cuando pasaba para luego devolver el mismo calor y pedir aun más cuando esa lengua se alejaba.
Su lengua se introdujo accidentalmente en mi vagina.
-¡AH!
Su sola presencia provoco un gran golpe en todo mi cuerpo. Por un segundo no fui el dueño de mi cuerpo, quede completamente inmovilizada, quede sumisa ante su lengua. Mi cintura se hundió en el colchón y aleje con mis manos su cabeza quitando al intruso. Pero este volvió a aparecer.
-¡¡AHH!!
Esta vez el intruso penetro con más fuerza. Hundí aun más mi cintura al colchón, moví mis piernas y presione su cabeza, Mi cuerpo quedo nuevamente a su merced. Mi mente lo quería alejar de ahí pero mi cuerpo lo aprisionaba y le imploraba porque siguiera enviando placer a cada rincón del mismo.
.¡¡¡¡AHHHH!!!!
Su lengua penetraba aun más en mi cuerpo. Cada movimiento me dejaba a su merced, no podía pensar del placer. Mi cuerpo ya no era de carne, cada poro del mismo era una nube de placer lista para estallar. Creía que no podría soportar otro impacto cuando el intruso se alejo de ahí.
Un segundo después, cuando recupere mi vista y mis pensamientos, pude observar que estaba lamiendo mis piernas mientras me miraba a los ojos. Note humedad cerca de mi vagina. No había logrado llegar al orgasmo pero por muy poco. Mi vagina no pudo controlar dejar libre pequeñas gotas de placer.
Mientras lamia mis piernas, lleve unos dedos a mis pezones y jugué con ellos mientras los pellizcaba con la yema de mis dedos.
El joven se levanto y me mostro orgulloso su pene erecto. Nuestros instintos se mostraban orgullosos ante su rival. Así como yo me había expuesto como una Diosa del placer, el se mostraba imponente con su pene enfrente mío. Ya no éramos el virgen y la cazadora, ya no éramos las personas que entramos al departamento luego de un juego de sensualidad. Él ya no se mostraba nervioso e inseguro y yo no me mostraba segura y experta.
Ya no éramos los mismos. Éramos dos cuerpos buscando lo mismo: placer.
Puso su cuerpo arriba del mío, apoyo sus dos manos a un costado mío e hizo su primera embestida. Su pene choco con mis labios vaginales pero no penetro, la punta de su pene los rozo completamente para terminar fuera de mi vagina. El acto fallido solo hizo excitarme aun más.
Lleve mi mano a su pene y él movió su cintura con fuerza hacia mi vagina. El pene entro completamente.
-AHHHH.
Los dos gritamos de placer cuando se produjo la unión de nuestros cuerpos.
La luz de la habitación empezó a hacerme daño, cerré los ojos. Todo mi cuerpo empezaba a temblar con cada movimiento de su cintura. No podía contenerme, gritaba de placer al sentir el movimiento de su pene dentro de mí. El roce de su hombría dentro mío. El detonador de placer no hacía más que enviar destellos que viajaban por todo mi cuerpo y llegaban hasta mi cerebro. Ya no podía dominar mi cuerpo, el placer se había adueñado del mismo y no iba a dejar que pensara en otra cosa más que en dejarlo salir.
-¡AH!
Su grito hizo sobresaltarme, salte y me abrace a su cuerpo. Mis dedos se clavaron en su espalda, se aferraron a su cuerpo para que no se alejara de ahí, para que no se fuera a ninguna parte. Mis pechos tocaban su cuerpo lo que estremeció aun más el mío. Estaba aferrado a él y no iba a dejarlo irse.
Su pene entraba y salía de mi vagina.
-AH. ¡SI!
Rayos estremecían mi cuerpo desde mi vagina hasta mi cabeza.
-Así, ah… más…
Su cintura impactaba contra la mía.
-Dios… no puedo…
Mi cintura se hundía aun más en el colchón.
-Si… ahhhh… ahh… no aguanto…
Sus brazos dejaron de apoyarse y su cuerpo cayó sobre el mío.
-Ahhhh… no puedo… resistir… ah…
El dolor de mi pecho aplastado por su cuerpo.
-¡¡AH!!
Toda su fuerza sobre mi cintura.
-No… puedo más.
Siento su pene creciendo dentro mío.
-Ya… ah…
Clavo mis uñas en su espalda.
Saca su pene hasta casi estar afuera.
Embiste con todas sus fuerzas.
-AHHHHHHHH,
Me levanta en el aire y me presiona contra su cuerpo.
Nuestros gritos liberan todo el calor y placer de nuestros cuerpos. La habitación se llena de los mismos. Por un segundo es como si nuestras almas se fueran de nuestros cuerpos y solo fuésemos una cascara vacía reposando en la cama hasta que el alma volviera a su envoltorio.
Nuestras almas miraban sus envoltorios desde el aire, observaban como esas mismas cárceles que ahora no podían moverse antes los habían apresado tan eficientemente.
Respiro intentando recuperar el control de mi cuerpo. Mi alma vuelve a mi cuerpo. Él apoya su cabeza sobre mis senos. Yo poso mi mano sobre su cabeza, juego con su pelo.
Cierro los ojos y me dejo ir hasta dormirme junto a él.
"La Primera (Cazadora y Virgen)"
Estaba frente al espejo. Veía como el vestido fortalecía mi cuerpo, cada línea, cada milímetro era embellecido por una delgada línea de tela, todo empezaba en la parte superior con un escote que mostraba parte de mis pechos dejando al observador con ganas de verlos sin poder despegar los ojos de los mismos, odiando a esa tela por taparlos pero a la vez bendiciéndolos por dejarles dar una mirada aunque sea pequeña de los mismos. Luego apretaba y fomentaba dejando unas líneas curvas y delgadas en mi cintura para terminar encerrando mis piernas hasta la mitad de mis muslos, logrando un perfecto imán en los hombres cuando me alejara caminando de ellos.
No podía evitar mirarme al espejo antes de salir. No era para saber que todo estaba perfecto, eso lo hacía mientras me preparaba y el ya conocer mi cuerpo y mis vestidos no era necesario saber que todo estaba en orden. No, me miraba en el espejo para contemplar esa belleza. Eran unos segundos donde mi belleza era solo para mí, no había nadie más que la contemplara.
Llegue a un bar y me senté en una mesa en el rincón del local. Luego de hacer mi pedido el mozo me pregunto si traía una segunda copa.
-¿Nunca vio a una mujer sola en un bar?
-Sepa disculpar pero no. Usualmente la belleza viene acompañada.
Sonrió y se fue. No pude evitar sonreír, a veces los hombres son bastantes ocurrentes con sus comentarios.
Empezaba a observar el local. No había nada de lo que estaba buscando. Tuve que recurrir varias veces a mirar mi reloj y resoplar para dar la idea de que estaba esperando a alguien, así evitaba conversaciones innecesarias con los aventureros. Recién al tercer trago que pedí apareció junto a un grupo de amigos. Tenía la mirada puesta en el piso mientras entraba al local, sus amigos hablaban entre ellos y hacían chistes. Se notaba que no era de los que venían a bares solo por tomar algo.
Lo observe por varios minutos. Iba a ser una presa difícil, no se alejaba de sus amigos y ellos no estaban bailando, solo tomando en la mesa mientras reían y gritaban. Sabía que no podía acercarme a él si estaban sus amigos cerca.
Ya iba por el sexto trago cuando pensaba que el milagro no iba a ocurrir. Se levanto de la mesa y se dirigió al baño. Por suerte mi vaso aun no estaba vacío. Me detuve en una pared cerca del baño de los caballeros y empecé a jugar con mi trago hasta que saliera.
Al salir no pudo evitar mirarme, era casi imposible no notarme enfrente del baño e iluminada por las luces del mismo cuando se abría su puerta. Al ver que lo estaba viendo no evito llevar su mirada al suelo y caminar hacia su mesa. Avance un paso y choco contra mí, el trago derramo un poco de su contenido en mi vestido. Sin planearlo termine con un pecho mojado y, al no tener un corpiño puesto, podía verse mi pezón erecto en el mismo, no podía evitar sentirme un poco excitada ante la cacería que estaba en proceso y el liquido frio del trago en mi pecho. El muchacho levanto levemente la vista pero quedo atrapada en el pecho mojado.
-Mierda- dije.
-Discul-
Me quede un segundo contemplándolo, su mirada torpe puesta en mi pecho, sabiendo que eso que hacia estaba mal pero no podía evitarlo. ¿Cómo no detenerse ante un pequeño vistazo de cómo es el paraíso?
-Mierda., era nuevo.
-Disculpe- esta vez levanto la vista y me vio a los ojos, enseguida bajo un poco los ojos- no la vi.
-Está bien, supongo que fue mi culpa.
-Sepa disculpar- quiso seguir su trayecto pero coloque mi pierna su camino.
-¿A dónde vas?
-¿Cómo?
-¿Qué a dónde vas? ¿Además de ciego eres sordo?
Me miro, no podía creer lo que estaba pasando que para él podían ser dos cosas: que una mujer como yo le estuviera hablando o que un extraño estuviera atacándolo en un bar.
-No… es que… yo, no se…
-Pensaba, ya que arruinaste mi trago, podríamos tomar otro.
Su mirada en mis ojos esta vez fue examinadora. Su instinto quería averiguar si era verdad o solo le estaba practicando una especie de broma, su mente le decía que todo esto era un tipo de broma ¿Cómo una mujer mayor que él lo invitara con un trago encima después de que se la llevo por delante?
-Bueno. ¿Qué toma?
A veces la excitación era más fuerte que el instinto o cerebro.
La conversación llevo por su camino natural. Tuve que forzarla varias veces además de evitar que quisiera alejarse. Ya estaba un poco alcoholizada por los tragos tomados cuando decidí llevar a la nave a su puerto. Esta parte siempre era la difícil, sacar conversación de cualquier persona no lo es, si lo es llevarlo a algo que nunca hizo.
-Perdóname pero estoy algo mareada por las bebidas, ¿no podrías acompañarme hasta mi casa? Es a unas cuadras de acá.
-Eh… este… si… supongo que sí. Voy a avisarles a mis amigos y te llevo.
-No, por favor creo que me estoy descomponiendo, vamos ahora. Tan solo son un par de cuadras- le sonríe, ningún hombre podía rechazar la petición de una mujer si lo hace con una sonrisa. Debía evitar que los amigos supieran que él se iba conmigo-. Por favor.
-Bueno, vamos.
Salimos del bar y empezamos a caminar a mi departamento, una cuadra después me detuve y me tome la cabeza.
-¿Estas bien?
-Si, un poco mareada.
Me deje caer sobre su cuerpo. Rose suavemente su entrepierna con mi mano y deje apoyar mi pecho en su brazo. El ligero rose de nuestras pieles empezaba a excitarme, deseaba sacarle toda su ropa, tomarlo con mis manos salvajemente ahí mismo y dejar salir todo mi excitación.
-Discúlpame, por un segundo pensé que me iba a caer.
-No… está bien- pude notar que mi caída había logrado su objetivo, su respiración entrecortada y la leve agitación en su mano me dejaba ver que estaba excitándolo.
-Ayúdame a caminar, ya casi estamos.
A duras penas habíamos llegado a mi departamento. Casi no podíamos contenernos, el roce aumentaba el calor de nuestros cuerpos, podía sentirlo a pesar de tener nuestras ropas como barreras. Por suerte él tenía su timidez como impedimento para abalanzarme hacia mí, yo no tenía esa fuerza.
-Déjame en mi habitación, es la puerta de la izquierda.
Abrió la puerta y me dejo suavemente sobre la cama. Mi cuerpo empezó a temblar levemente cuando me deje sobre la cama. El roce del inocente, el de querer tocar pero a la veces hacerlo lo más rápido posible me anunciaba que mi cacería estaba llegando a su punto final.
-¿Podrías sacarme los zapatos?
Sus manos se dirigieron a mis pies. Puso sus manos sobre el zapato sin tocar mi piel y lo levanto para quitármelo. Hizo lo mismo con el otro, cuando lo soltó tome ventaja de la caída de mi pie y volví a rozar su entrepierna. Su pene erecto podía sentirse pidiendo libertad de su cárcel echa de jean.
-Eres un ángel. ¿Podrías sacarme el vestido?
-¿Disculpe?
Estaba apostando el resultado al pedir eso. Sabía que sería demasiado pronto que me viera desnuda y que podía arruinar todo pero no podía resistir mas el calor, mi cuerpo era una bomba y la ropa el seguro. Necesitaba sentir su piel alrededor de mi cuerpo, inspeccionando cada milímetro de la misma. Necesitaba sentir el aire caliente de nuestros dos cuerpos, la ternura de sus labios apoyándose en mi pecho, disfrutando de mi cuerpo como yo disfrutaba del suyo.
-Si me podes sacar el vestido- el chico temblaba enfrente mío, la batalla entre su mente y su carne estaba dando sus últimos movimientos- me siento muy mal.
Me tomo suavemente de un costado y me dio vuelta hacia el otro lado, sus dedos tocaron mi piel alrededor del cierre y no pude evitar dejar salir un gemido de placer. El silencio de la habitación ayudo a que ese gemido fuera escuchado. El joven se detuvo pero luego retomo su deber. No pude evitar retorcer levemente mi cuerpo al sentir el frio metal del cierre bajando por mi cintura. El calor era demasiado fuerte y el frio me provocaba un ligero placer con su toque.
-Listo- fue lo único que alcanzo a decir, debía tener la misma excitación que yo porque su voz apenas logro salir de su boca, y al hacerlo no tenía el mismo tono que antes.
-Aun no lo sacaste.
Sin decir nada, me tomo suavemente de la cintura, me levanto de la cama. Detrás mío puso sus manos a ambos lados de mis pechos y dejo caer naturalmente el vestido hasta mi cintura. Sentí el calor de sus manos apoyados en mi cintura, el calor de la tela se abrió paso a la ternura del viento en mi cuerpo desnudo. Levante mis pies y deje el vestido en el suelo.
Estaba desnuda.
Su respiración entrecortada en mi espalda.
Me di vuelta y lo mire a los ojos.
Nuestros dos ojos empezaron el contacto.
-Yo… nunca lo…
Un beso sello sus palabras.
Mientras nuestros labios empezaban a jugar a una guerra de placer, le fui sacando su camisa. Al hacerlo note que su temperatura estaba al mismo nivel que la mía. Baje por sus pantalones y cayeron al igual que su camisa.
Metí mi mano en su ropa interior y cuando toque su pene, fue como si un rayo impactara en su cuerpo, se estremeció y dejo de besarme. Vi su nerviosismo en sus ojos y antes que pudiera hacer nada me agache y saque su pene enfrente de mi cabeza.
Pase la lengua por la punta de su pene. Otro rayo impacto en su cuerpo, se estremeció y soltó un suspiro de placer. Mi lengua jugó con su pene dando oleadas de placer en todo su cuerpo. Apoye mi lengua en el inicio de pene y llegue hasta el final del mismo para luego introducirlo en mi boca. El sabor de su pene apareció en mi garganta, me sostuve con los dedos de mis pies y abrí mis piernas para poder tocar mi vagina mientras introducía y sacaba su pene de mi boca. Mis labios suavizaban y daban una premisa de su sabor antes de que mi lengua pasara por debajo de su pene y terminara por darme el sabor de su hombría. Pasaba mis dedos por mi vagina casi tocándolos, los sentía como si mis dedos fueran su pene y este pasaba por mis labios vaginales antes de penetrarme y dejar salir todo la excitación de una vez por todas.
Aleje su pene de mi boca, mis labios sintieron un pequeño liquido en la punta de su pene cuando besaron su final. Debía esperar un poco antes de seguir o la excitación se perdería.
Incorporé un poco las rodillas y me deje caer sobre la cama.
Me expuse como una Diosa del sexo recostada y enfrente de sus ojos. Puse una pierna sobre la otra tapando ligeramente mi vagina, con una mano tape mis senos, lleve dos dedos apoyándolos en mis labios. Me estaba ofreciendo completamente a él pero dejaba que el misterio de mi desnudez lo excitara aun más.
Me miro sin saber qué hacer.
Era el momento que había esperado, por el cual trabaje toda la noche. El momento en que intentara ponerse a mi altura, el intentar darme todo lo que podía para entregarme placer. Se dejaría llevar por lo que yo dijese y haría para no quedar en ridículo, para devolverme el favor de entregarme a él. El resultado que siempre esperaba cuando buscaba y cazaba a un virgen: el hecho de que ellos pensaran que yo me estaba entregando cuando ellos lo hacían a mí. Esta noche tenia a alguien que solo viviría para darme placer, para hacerme lo que yo quería.
Expuse mi vagina ante él. Le mostré uno de mis dedos cerca de mi boca y los lamí.
Se agacho y puso su cabeza enfrente de mi vagina. Beso mis los labios, provoco que levantara mi cintura al sentir la humedad de sus labios en mi vagina. Abrió su boca y dejo salir su lengua inexperta que daba surcos en mi entrepierna mojando mi piel y humedeciéndola. El calor de mi cuerpo era apagado levemente por su lengua cuando pasaba para luego devolver el mismo calor y pedir aun más cuando esa lengua se alejaba.
Su lengua se introdujo accidentalmente en mi vagina.
-¡AH!
Su sola presencia provoco un gran golpe en todo mi cuerpo. Por un segundo no fui el dueño de mi cuerpo, quede completamente inmovilizada, quede sumisa ante su lengua. Mi cintura se hundió en el colchón y aleje con mis manos su cabeza quitando al intruso. Pero este volvió a aparecer.
-¡¡AHH!!
Esta vez el intruso penetro con más fuerza. Hundí aun más mi cintura al colchón, moví mis piernas y presione su cabeza, Mi cuerpo quedo nuevamente a su merced. Mi mente lo quería alejar de ahí pero mi cuerpo lo aprisionaba y le imploraba porque siguiera enviando placer a cada rincón del mismo.
.¡¡¡¡AHHHH!!!!
Su lengua penetraba aun más en mi cuerpo. Cada movimiento me dejaba a su merced, no podía pensar del placer. Mi cuerpo ya no era de carne, cada poro del mismo era una nube de placer lista para estallar. Creía que no podría soportar otro impacto cuando el intruso se alejo de ahí.
Un segundo después, cuando recupere mi vista y mis pensamientos, pude observar que estaba lamiendo mis piernas mientras me miraba a los ojos. Note humedad cerca de mi vagina. No había logrado llegar al orgasmo pero por muy poco. Mi vagina no pudo controlar dejar libre pequeñas gotas de placer.
Mientras lamia mis piernas, lleve unos dedos a mis pezones y jugué con ellos mientras los pellizcaba con la yema de mis dedos.
El joven se levanto y me mostro orgulloso su pene erecto. Nuestros instintos se mostraban orgullosos ante su rival. Así como yo me había expuesto como una Diosa del placer, el se mostraba imponente con su pene enfrente mío. Ya no éramos el virgen y la cazadora, ya no éramos las personas que entramos al departamento luego de un juego de sensualidad. Él ya no se mostraba nervioso e inseguro y yo no me mostraba segura y experta.
Ya no éramos los mismos. Éramos dos cuerpos buscando lo mismo: placer.
Puso su cuerpo arriba del mío, apoyo sus dos manos a un costado mío e hizo su primera embestida. Su pene choco con mis labios vaginales pero no penetro, la punta de su pene los rozo completamente para terminar fuera de mi vagina. El acto fallido solo hizo excitarme aun más.
Lleve mi mano a su pene y él movió su cintura con fuerza hacia mi vagina. El pene entro completamente.
-AHHHH.
Los dos gritamos de placer cuando se produjo la unión de nuestros cuerpos.
La luz de la habitación empezó a hacerme daño, cerré los ojos. Todo mi cuerpo empezaba a temblar con cada movimiento de su cintura. No podía contenerme, gritaba de placer al sentir el movimiento de su pene dentro de mí. El roce de su hombría dentro mío. El detonador de placer no hacía más que enviar destellos que viajaban por todo mi cuerpo y llegaban hasta mi cerebro. Ya no podía dominar mi cuerpo, el placer se había adueñado del mismo y no iba a dejar que pensara en otra cosa más que en dejarlo salir.
-¡AH!
Su grito hizo sobresaltarme, salte y me abrace a su cuerpo. Mis dedos se clavaron en su espalda, se aferraron a su cuerpo para que no se alejara de ahí, para que no se fuera a ninguna parte. Mis pechos tocaban su cuerpo lo que estremeció aun más el mío. Estaba aferrado a él y no iba a dejarlo irse.
Su pene entraba y salía de mi vagina.
-AH. ¡SI!
Rayos estremecían mi cuerpo desde mi vagina hasta mi cabeza.
-Así, ah… más…
Su cintura impactaba contra la mía.
-Dios… no puedo…
Mi cintura se hundía aun más en el colchón.
-Si… ahhhh… ahh… no aguanto…
Sus brazos dejaron de apoyarse y su cuerpo cayó sobre el mío.
-Ahhhh… no puedo… resistir… ah…
El dolor de mi pecho aplastado por su cuerpo.
-¡¡AH!!
Toda su fuerza sobre mi cintura.
-No… puedo más.
Siento su pene creciendo dentro mío.
-Ya… ah…
Clavo mis uñas en su espalda.
Saca su pene hasta casi estar afuera.
Embiste con todas sus fuerzas.
-AHHHHHHHH,
Me levanta en el aire y me presiona contra su cuerpo.
Nuestros gritos liberan todo el calor y placer de nuestros cuerpos. La habitación se llena de los mismos. Por un segundo es como si nuestras almas se fueran de nuestros cuerpos y solo fuésemos una cascara vacía reposando en la cama hasta que el alma volviera a su envoltorio.
Nuestras almas miraban sus envoltorios desde el aire, observaban como esas mismas cárceles que ahora no podían moverse antes los habían apresado tan eficientemente.
Respiro intentando recuperar el control de mi cuerpo. Mi alma vuelve a mi cuerpo. Él apoya su cabeza sobre mis senos. Yo poso mi mano sobre su cabeza, juego con su pelo.
Cierro los ojos y me dejo ir hasta dormirme junto a él.
2 comentarios - "La Primera (Cazadora y Virgen)"