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Hola poringueros y poringueras. Este relato salió como una pequeña humorada con la mencionada Luni_91, quien está dando sus primeros pasos escribiendo relatos a esta página.
No conozco su nombre y apenas se de su aspecto físico, pero quedamos en vernos en La Giralda de Av. Corrientes quizás dándonos aires de intelectuales. Su relato en Poringa! fue el empujón necesario para conocerla y los míos fueron el anzuelo que la atrajo a mi. Afuera una tenue llovizna molestaba a los transeuntes y mis ojos te buscaban desde la ventana del bar, aun sin conocerte.
Pasa el tiempo y resignado me entrego al whisky con hielo que con paciencia lo bebo.
De pronto una suave voz me sorprende.
-Hola!!! Garrote? -me pregunto algo incrédula por mi nombre de usuario.
Al levantar la vista desconozco que le dije o como le contesté; lo único que se es que quedé impactado por su belleza. Su rostro estaba invadido por una sonrisa cautivante y su suave perfume llegaba a mi como una brisa. Al agacharse a saludarme llego a notar por sobre su escote que sus pechos apenas cubiertos por un brassier.
Después de recuperarme y volver al mundo terrenal charlamos brevemente hasta que empezamos a excitarnos al contar nuestras sensaciones cuando leemos nuestros relatos. De reojo veo que dirige una de sus manos a su vagina pasándola por debajo de su mini de jeans. Al hacerlo se notaba que su tanga que era desbordada por sus labios vaginales. La calentura nos invadía y en nuestros cuerpos se producía una revolución de hormonas. Era necesario acción.
Luego de ponernos de acuerdo nos fuimos a un hotel en la calle Viamonte, a pocas cuadras de aquel bar que sirvió como punto de encuentro.
Al ingresar a la suite dejé de lado las cortesías y buenos modales para otra ocasión. Nos abrazamos invadido por la calentura y nos dimos un beso apasionado, donde nuestras lenguas jugaban en el interior de su boca. Su boca bajaba lenta y sensualmente a medida que sus manos desabrochaban mi camisa. Le desprendo rápidamente la blusa y al quitarle el brassier sus pechos muestran los pezones firmes y parados como dándome una bienvenida. Con suaves caricias circulares y leves pellizcos los acepto complaciente. De pronto un leve cosquilleo invadió todo mi cuerpo, las dedicadas mamadas que Luni le estaba dedicando a mi pene no hacían más que gozar en forma plena. Nos acomodamos para dedicarnos un rico 69 y al hacerlo podía disfrutar con todos y cada uno de los sentidos, disfrutaba el golpeteo de sus pechos, el tacto de su boca, el aroma de su húmeda vagina. Claramente aquella mujer estaba hecha para gozar y hacer gozar al hombre que se proponga, más allá de cualquier otra habilidad que posea. Ella, como se describió en sus relatos, es toda una putita. Nos separamos por un instante para recuperar un poco de energía, en mi caso creí fallecer por esa extraña sensación que recorría mi cuerpo, ella con tan solo sexo oral había llegado a un estado de euforia donde sus múltiples orgasmos la sacudían en espasmódicos movimientos. Ya bastaba tocarla en cualquier parte del cuerpo y empezaba a gemir excitada.
La doy vuelta y la pongo boca abajo apoyando su bello y transpirado rostro sobre la almohada dejando su cola a mi entera disposición. Lo que veían mis ojos era de una belleza desconmensurable, su cola perfecta, redonda y firme, era una invitación a darle el más intenso de los besos negros.
Mi lengua empieza a recorrer la raja hasta desembocar en el ano y allí hacer que mi lengua juegue con el. Con gritos desaforados ella demuestra el gozo que estaba sintiendo, sus manos estaban firmemente aferrados a las sábanas y su cuerpo se movía en forma pendular de adelante para atrás. Sus gritos no hacían más que enloquecer de calentura y mi pene, lejos de aflojar, permanecía duro como un garote y a punto de explotar.
Totalmente entregada a mis apetencias Luni no quiere esperar más, a gritos pide que la penetren, sentir mi pene grueso y firme dentro suyo; como si todo lo que gozó hasta ahora no le bastara.
Con la punta de mi pene empiezo a jugar con su vagina, amagando a meterla pero quedándome en la puerta provocando que a gritos pidiera que se la ponga del todo. Aquello fue casi una tortura para ella, estaba sobre excitada y su cuerpo lo expresaba con un tenue temblor.
Así en cuatro como estaba recibió mis embestidas, su boca exhalaba con bruscos soplidos y su cuerpo transpirado era un poema. Ver a Luni a mi disposición era un poema, ver su rostro, sus expresiones reflejados en el espejo de aquella suite era poesía pura.
Al borde del calambre llegamos juntos al orgasmo y juntos caímos rendidos el uno al otro y nos mantuvimos quietos durante varios minutos, en silencio, quietos, admirándonos.
Después de un rato nos dimos una ducha juntos, masturbándonos mutuamente. La calentura era total. Semidesnudo la observo vestirse y al ver su cola asomarse por sobre su diminuta tanga no hizo más que tentarme y despedirme de ella con otro beso negro que ella recibió con gusto. Creo que aquella vez hubiera aceptado morir en esa suite, mi rostro dibujaba una sonrisa que no podría borrar ni bebiendo diez litros de vinagre.
Con dulzura me besa y se despide con un tibio adios.
(Gracias Luni_91 por compartir tan beeeeeella foto!!!!)
Hola poringueros y poringueras. Este relato salió como una pequeña humorada con la mencionada Luni_91, quien está dando sus primeros pasos escribiendo relatos a esta página.
No conozco su nombre y apenas se de su aspecto físico, pero quedamos en vernos en La Giralda de Av. Corrientes quizás dándonos aires de intelectuales. Su relato en Poringa! fue el empujón necesario para conocerla y los míos fueron el anzuelo que la atrajo a mi. Afuera una tenue llovizna molestaba a los transeuntes y mis ojos te buscaban desde la ventana del bar, aun sin conocerte.
Pasa el tiempo y resignado me entrego al whisky con hielo que con paciencia lo bebo.
De pronto una suave voz me sorprende.
-Hola!!! Garrote? -me pregunto algo incrédula por mi nombre de usuario.
Al levantar la vista desconozco que le dije o como le contesté; lo único que se es que quedé impactado por su belleza. Su rostro estaba invadido por una sonrisa cautivante y su suave perfume llegaba a mi como una brisa. Al agacharse a saludarme llego a notar por sobre su escote que sus pechos apenas cubiertos por un brassier.
Después de recuperarme y volver al mundo terrenal charlamos brevemente hasta que empezamos a excitarnos al contar nuestras sensaciones cuando leemos nuestros relatos. De reojo veo que dirige una de sus manos a su vagina pasándola por debajo de su mini de jeans. Al hacerlo se notaba que su tanga que era desbordada por sus labios vaginales. La calentura nos invadía y en nuestros cuerpos se producía una revolución de hormonas. Era necesario acción.
Luego de ponernos de acuerdo nos fuimos a un hotel en la calle Viamonte, a pocas cuadras de aquel bar que sirvió como punto de encuentro.
Al ingresar a la suite dejé de lado las cortesías y buenos modales para otra ocasión. Nos abrazamos invadido por la calentura y nos dimos un beso apasionado, donde nuestras lenguas jugaban en el interior de su boca. Su boca bajaba lenta y sensualmente a medida que sus manos desabrochaban mi camisa. Le desprendo rápidamente la blusa y al quitarle el brassier sus pechos muestran los pezones firmes y parados como dándome una bienvenida. Con suaves caricias circulares y leves pellizcos los acepto complaciente. De pronto un leve cosquilleo invadió todo mi cuerpo, las dedicadas mamadas que Luni le estaba dedicando a mi pene no hacían más que gozar en forma plena. Nos acomodamos para dedicarnos un rico 69 y al hacerlo podía disfrutar con todos y cada uno de los sentidos, disfrutaba el golpeteo de sus pechos, el tacto de su boca, el aroma de su húmeda vagina. Claramente aquella mujer estaba hecha para gozar y hacer gozar al hombre que se proponga, más allá de cualquier otra habilidad que posea. Ella, como se describió en sus relatos, es toda una putita. Nos separamos por un instante para recuperar un poco de energía, en mi caso creí fallecer por esa extraña sensación que recorría mi cuerpo, ella con tan solo sexo oral había llegado a un estado de euforia donde sus múltiples orgasmos la sacudían en espasmódicos movimientos. Ya bastaba tocarla en cualquier parte del cuerpo y empezaba a gemir excitada.
La doy vuelta y la pongo boca abajo apoyando su bello y transpirado rostro sobre la almohada dejando su cola a mi entera disposición. Lo que veían mis ojos era de una belleza desconmensurable, su cola perfecta, redonda y firme, era una invitación a darle el más intenso de los besos negros.
Mi lengua empieza a recorrer la raja hasta desembocar en el ano y allí hacer que mi lengua juegue con el. Con gritos desaforados ella demuestra el gozo que estaba sintiendo, sus manos estaban firmemente aferrados a las sábanas y su cuerpo se movía en forma pendular de adelante para atrás. Sus gritos no hacían más que enloquecer de calentura y mi pene, lejos de aflojar, permanecía duro como un garote y a punto de explotar.
Totalmente entregada a mis apetencias Luni no quiere esperar más, a gritos pide que la penetren, sentir mi pene grueso y firme dentro suyo; como si todo lo que gozó hasta ahora no le bastara.
Con la punta de mi pene empiezo a jugar con su vagina, amagando a meterla pero quedándome en la puerta provocando que a gritos pidiera que se la ponga del todo. Aquello fue casi una tortura para ella, estaba sobre excitada y su cuerpo lo expresaba con un tenue temblor.
Así en cuatro como estaba recibió mis embestidas, su boca exhalaba con bruscos soplidos y su cuerpo transpirado era un poema. Ver a Luni a mi disposición era un poema, ver su rostro, sus expresiones reflejados en el espejo de aquella suite era poesía pura.
Al borde del calambre llegamos juntos al orgasmo y juntos caímos rendidos el uno al otro y nos mantuvimos quietos durante varios minutos, en silencio, quietos, admirándonos.
Después de un rato nos dimos una ducha juntos, masturbándonos mutuamente. La calentura era total. Semidesnudo la observo vestirse y al ver su cola asomarse por sobre su diminuta tanga no hizo más que tentarme y despedirme de ella con otro beso negro que ella recibió con gusto. Creo que aquella vez hubiera aceptado morir en esa suite, mi rostro dibujaba una sonrisa que no podría borrar ni bebiendo diez litros de vinagre.
Con dulzura me besa y se despide con un tibio adios.
(Gracias Luni_91 por compartir tan beeeeeella foto!!!!)
0 comentarios - Besos negros a Luni_91 (bienvenida a poringa)