Hola soy Ponchomemo de Sanse y quisiera contaros un hecho que nos ocurrió a mi mujer y a mi hace unos 4 meses. Es un tanto largo aunque muy rico en contenido y moraleja final.
Nos invitaron a pasar el día unos amigos de Zarautz en un chalet que tienen a las afueras, en la misma playa. Al llegar nos presentaron a 3 parejas más que habían venido de la zona. Comenzamos a beber y a comer dándonos un baño muy rápido en las bellas y muy frias aguas de esa formidable playa y luego subimos de nuevo para seguir bebiendo más y más. Nadie tenía que trabajar al día siguiente al ser sábado y comenzamos a hacer amistad con la gente desconocida. (Todos habíamos colocado a nuestros hijos en casa de familiares).
Despues de comer, jugamos unas cartas y seguimos bebiendo, mientras las mujeres entablaron una conversación de sexo que nos hacía reir a todos.
Llegada la noche, y tras haber cenado seguimos bebiendo y estábamos en un punto calórico subido y sin prejuicios.
De repente Jokin que era el dueño de la casa comentó que había un juego llamado de la botella que consistía en ponernos todos en el suelo y hacer girar una botella para que cuando parase, aquella persona del grupo al que le apuntase, debía pagar una prenda acordada previamente por todos y para cumplir a rajatabla. Todos estuvimos de acuerdo y nos trajo una botellas de ron de las ya acabadas para comenzar el juego.
Entonces fue cuando Jokin dijo que para hacer realidad el asunto que habían hablado las mujeres sobre sexo tras la comida era mejor dejarse de mariconadas y el que la pagase follara con otro del distinto sexo allí mismo en el suelo encima de un colchon hinchable que había, no pudiendo elegir nunca a su marido ó mujer. Tras risas y pegas de principio, mi mujer aceptó para sorpresa mía. Todos lo hicieron y dijimos de quedarnos en ropa interior para dar ambiente al asunto.
Yo veía a las mujeres de los demás y me excitaba de forma poco normal, aunque me excité más al ver a mi mujer en braguitas delante de desconocidos y mandando miradas descaradas a Jokin y a su paquete.
Ante el tono que estaban tomando los hechos, se habló de los condones y nadie tenía ninguno. Para no ir a la farmacia se acordó hacerlo a pelo pero que se procurase sacarla antes de correrse dentro del coño de la mujer. El culo era tabú y no se podía tocar, y las caricias continuadas tampoco valían. Era como hacer una carrera y se debía finalizar en menos de 5 minutos.
Tiró primero Jokin y la botella apuntó a Mireia, de 38 años y tras risas e indecisiones previas eligió a Carlos como pareja, quien ante todos le comió el coño y la ensartó hasta el fondo. No tardaron ni 3 minutos en correrese los dos, sacando Carlos la polla fuera y descargando encima de sus tetas.
Seguimos bebiendo y riendo y la botella la puso a girar Mireia, parándose frente a Jokin. Nos reímos y me quedé un tanto serio cuando eligió a Mayte, mi mujer. La cogió de la mano y la puso encima del colchon. Le comió las bragas, las tetas, la boca y sin quitarle las bragas se la metió toda hasta el fondo. Yo alucinaba y la tenía como un mástil. Mayte se corrió gritando con fuerza y Jokin eyaculó dentro de su vagina con espasmos y gritando. Se sentaron con nosotros y se exculpó conmigo diciendo que no le había dado tiempo a sacarla y para acelerar el asunto, giró la botella. Me tocó a mí y elegí a Cristina, de unos 43 años, que vivia en Vitoria con su marido y dos hijos. Al levantarla pude ver el enorme vello que tenía en el pubis que se le salía por los laterales de su braguita blanca. Me lo comí todo y metí la lengua hasta dentro, haciendo que se corriera en mi boca. La penetré y me dijo al oído que quería mi semen dentro de ella. No tardé ni 3 minutos.
Entonces alguien dijo que podíamos quitar la claúsula de las corridas, ya que las meujeres querían semen dentro de ellas. Así se hizo.
Así seguimos mucho tiempo, bebiendo y follando. Las mujeres tenían las bragas chorreantes y el olor a semen era muy fuerte en el salón.
A Mayte, mi mujer, le tocó varias veces y elegía siempre a Jokin para que se la follara. Yo estuve con tres, aunque con Cristina repetí varias veces más. Ella solo folló conmigo. Todos probamos de lo lindo y a mi mujer se la follaron todos los tios de la reunión.
Acabamos muy cansados y subimos a dormir pues ya eran las 5 de la madrugada. Mayte estaba rota, se la habían corrido al menos 9 veces dentro y había tenido incontables orgasmos.
Me desperté para ir al baño sobre las 7 de la mañana y vi que Mayte no estaba en la cama. En el silencio de la noche fui al salón y pude verla con Jokin follando en el sofá. Se besaban para no dejar oir los gemidos y tuve que hacerme una paja por la excitación que tuve. Se la benefició varias veces y se corrió dentro de ella hasta quedar seco. Me fui a la cama y mi mujer tardó en venir una media hora más. Este encuentro con Jokin nunca me lo ha confesado.
Al día siguiente, comentamos un poco la experiencia, pero con un tanto de verguenza por parte de todos. Mi mujer fue a comprar pan acompañando a Jokin en el coche y tardaron más de hora y media en regresar diciendo que se habían vuelto locos de buscar pan. Mayte se fue a la habitación y la pillé cambiandose de bragas y secnadose el coño con una toallita. No me vió y yo ví donde las guardaba. Luego comprobé que estaban llenas de semen y supe que de nuevo habían follado para desayunar.
Comimos y antes de despedirnos observé que Mayte y Jokin no estaban en el grupo y me levanté para ir al baño, viendo que la puerta de acceso al garaje estaba entreabierta. Baje despacio y allí estaba gimiendo mi mujer con Jokin y su polla dentro de su coño. Entonces noté a alguien detrá mio y era Cristina, quien tras meterme algo en el bolsillo (luego vi que eran sus braguitas y su nº de teléfono) me bajó la bragueta y se ensartó mi polla en el coño. Me corrí viendo con el rabillo a mi mujer cómo se estremecía con Jokin quien tras varios minutos se corrió también y se besaron apasionadamente. Vi cómo le daba el teléfono y que se llamarían para seguir follando cuando quisiesen.
Nos fuimos cada uno por nuestro lado y al cabo de unos casi tres meses donde Mayte decía cansarse y haberse puesto más guapa si cabe, hicimos unos análisis de sangre anuales y pudimos comprobar que estaba embarazada. Somos conscientes de que la preñaron aquella noche, pues nosotros lo hacemos siempre con condón y como lo decidimos juntos, quiere tener el niño. Preñada y no sabemos de quien de los 5 tios que se la follaron delante mía un montón de veces. Ahora lo hacemos sin condón. Ya veremos cómo va todo y he comprobado que con Jokin ha tenido algún encuentro sexual en un hotel de la ciudad. No me lo dice.
Recibí una llamada de Cristina para vernos durante esa misma semana que supimos que Mayte estaba embarazada y me fui a Vitoria. Tras follar como locos en un hotel me enseñó un papel donde marcaba que tenía un embarazo positivo. Me dijo que la había preñado yo ya que su marido tiene hecha la vasectomía. Este ya sebía tal extremo y ambos sabían que era mío pues solo la follé yo esa noche. Quieren tener el hijo ( será el tercero) y yo seré su padre. Le metí una corrida a pelo a Cristina como resultado de la excitación que llevábamos.
Uno menos a descartar como posible padre del hijo de mi mujer. Puede que más adelante queramos descubrir la paternidad.
Nos invitaron a pasar el día unos amigos de Zarautz en un chalet que tienen a las afueras, en la misma playa. Al llegar nos presentaron a 3 parejas más que habían venido de la zona. Comenzamos a beber y a comer dándonos un baño muy rápido en las bellas y muy frias aguas de esa formidable playa y luego subimos de nuevo para seguir bebiendo más y más. Nadie tenía que trabajar al día siguiente al ser sábado y comenzamos a hacer amistad con la gente desconocida. (Todos habíamos colocado a nuestros hijos en casa de familiares).
Despues de comer, jugamos unas cartas y seguimos bebiendo, mientras las mujeres entablaron una conversación de sexo que nos hacía reir a todos.
Llegada la noche, y tras haber cenado seguimos bebiendo y estábamos en un punto calórico subido y sin prejuicios.
De repente Jokin que era el dueño de la casa comentó que había un juego llamado de la botella que consistía en ponernos todos en el suelo y hacer girar una botella para que cuando parase, aquella persona del grupo al que le apuntase, debía pagar una prenda acordada previamente por todos y para cumplir a rajatabla. Todos estuvimos de acuerdo y nos trajo una botellas de ron de las ya acabadas para comenzar el juego.
Entonces fue cuando Jokin dijo que para hacer realidad el asunto que habían hablado las mujeres sobre sexo tras la comida era mejor dejarse de mariconadas y el que la pagase follara con otro del distinto sexo allí mismo en el suelo encima de un colchon hinchable que había, no pudiendo elegir nunca a su marido ó mujer. Tras risas y pegas de principio, mi mujer aceptó para sorpresa mía. Todos lo hicieron y dijimos de quedarnos en ropa interior para dar ambiente al asunto.
Yo veía a las mujeres de los demás y me excitaba de forma poco normal, aunque me excité más al ver a mi mujer en braguitas delante de desconocidos y mandando miradas descaradas a Jokin y a su paquete.
Ante el tono que estaban tomando los hechos, se habló de los condones y nadie tenía ninguno. Para no ir a la farmacia se acordó hacerlo a pelo pero que se procurase sacarla antes de correrse dentro del coño de la mujer. El culo era tabú y no se podía tocar, y las caricias continuadas tampoco valían. Era como hacer una carrera y se debía finalizar en menos de 5 minutos.
Tiró primero Jokin y la botella apuntó a Mireia, de 38 años y tras risas e indecisiones previas eligió a Carlos como pareja, quien ante todos le comió el coño y la ensartó hasta el fondo. No tardaron ni 3 minutos en correrese los dos, sacando Carlos la polla fuera y descargando encima de sus tetas.
Seguimos bebiendo y riendo y la botella la puso a girar Mireia, parándose frente a Jokin. Nos reímos y me quedé un tanto serio cuando eligió a Mayte, mi mujer. La cogió de la mano y la puso encima del colchon. Le comió las bragas, las tetas, la boca y sin quitarle las bragas se la metió toda hasta el fondo. Yo alucinaba y la tenía como un mástil. Mayte se corrió gritando con fuerza y Jokin eyaculó dentro de su vagina con espasmos y gritando. Se sentaron con nosotros y se exculpó conmigo diciendo que no le había dado tiempo a sacarla y para acelerar el asunto, giró la botella. Me tocó a mí y elegí a Cristina, de unos 43 años, que vivia en Vitoria con su marido y dos hijos. Al levantarla pude ver el enorme vello que tenía en el pubis que se le salía por los laterales de su braguita blanca. Me lo comí todo y metí la lengua hasta dentro, haciendo que se corriera en mi boca. La penetré y me dijo al oído que quería mi semen dentro de ella. No tardé ni 3 minutos.
Entonces alguien dijo que podíamos quitar la claúsula de las corridas, ya que las meujeres querían semen dentro de ellas. Así se hizo.
Así seguimos mucho tiempo, bebiendo y follando. Las mujeres tenían las bragas chorreantes y el olor a semen era muy fuerte en el salón.
A Mayte, mi mujer, le tocó varias veces y elegía siempre a Jokin para que se la follara. Yo estuve con tres, aunque con Cristina repetí varias veces más. Ella solo folló conmigo. Todos probamos de lo lindo y a mi mujer se la follaron todos los tios de la reunión.
Acabamos muy cansados y subimos a dormir pues ya eran las 5 de la madrugada. Mayte estaba rota, se la habían corrido al menos 9 veces dentro y había tenido incontables orgasmos.
Me desperté para ir al baño sobre las 7 de la mañana y vi que Mayte no estaba en la cama. En el silencio de la noche fui al salón y pude verla con Jokin follando en el sofá. Se besaban para no dejar oir los gemidos y tuve que hacerme una paja por la excitación que tuve. Se la benefició varias veces y se corrió dentro de ella hasta quedar seco. Me fui a la cama y mi mujer tardó en venir una media hora más. Este encuentro con Jokin nunca me lo ha confesado.
Al día siguiente, comentamos un poco la experiencia, pero con un tanto de verguenza por parte de todos. Mi mujer fue a comprar pan acompañando a Jokin en el coche y tardaron más de hora y media en regresar diciendo que se habían vuelto locos de buscar pan. Mayte se fue a la habitación y la pillé cambiandose de bragas y secnadose el coño con una toallita. No me vió y yo ví donde las guardaba. Luego comprobé que estaban llenas de semen y supe que de nuevo habían follado para desayunar.
Comimos y antes de despedirnos observé que Mayte y Jokin no estaban en el grupo y me levanté para ir al baño, viendo que la puerta de acceso al garaje estaba entreabierta. Baje despacio y allí estaba gimiendo mi mujer con Jokin y su polla dentro de su coño. Entonces noté a alguien detrá mio y era Cristina, quien tras meterme algo en el bolsillo (luego vi que eran sus braguitas y su nº de teléfono) me bajó la bragueta y se ensartó mi polla en el coño. Me corrí viendo con el rabillo a mi mujer cómo se estremecía con Jokin quien tras varios minutos se corrió también y se besaron apasionadamente. Vi cómo le daba el teléfono y que se llamarían para seguir follando cuando quisiesen.
Nos fuimos cada uno por nuestro lado y al cabo de unos casi tres meses donde Mayte decía cansarse y haberse puesto más guapa si cabe, hicimos unos análisis de sangre anuales y pudimos comprobar que estaba embarazada. Somos conscientes de que la preñaron aquella noche, pues nosotros lo hacemos siempre con condón y como lo decidimos juntos, quiere tener el niño. Preñada y no sabemos de quien de los 5 tios que se la follaron delante mía un montón de veces. Ahora lo hacemos sin condón. Ya veremos cómo va todo y he comprobado que con Jokin ha tenido algún encuentro sexual en un hotel de la ciudad. No me lo dice.
Recibí una llamada de Cristina para vernos durante esa misma semana que supimos que Mayte estaba embarazada y me fui a Vitoria. Tras follar como locos en un hotel me enseñó un papel donde marcaba que tenía un embarazo positivo. Me dijo que la había preñado yo ya que su marido tiene hecha la vasectomía. Este ya sebía tal extremo y ambos sabían que era mío pues solo la follé yo esa noche. Quieren tener el hijo ( será el tercero) y yo seré su padre. Le metí una corrida a pelo a Cristina como resultado de la excitación que llevábamos.
Uno menos a descartar como posible padre del hijo de mi mujer. Puede que más adelante queramos descubrir la paternidad.
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