Tres días y la fiebre no remite, los delirios aumentan y hasta pensé en llamar a un médico. Idea que rechacé de plano, ya que el galeno solucionaría su situación con algún frasquito y a la mierda mi semana en el parque de diversiones "Tía Park".
Seguí dándole su buena dosis de leche mezclada con huevo y vino. Además antes que se despertara yo aprovechaba para hacer gym y transpirar un buen rato. Antes de ducharme intentaba juntar todo el sudor de mis pelotas en un vasito lleno de jugo de naranja, lavaba mis bolas y el nabo en el zumo y dejaba todo preparadito para la zorra esta. Ya sé, estarán pensando en que soy un sobri hijo de puta, pero no... todo lo que hago es porque se lo merece.
Al salir de la ducha, le llevaba la bandeja completamente desnudo y comenzaba a despertarla. No era de golpe, me gustaba jugar con ella en ese estado. Con una varita muy fina le hacía cosquillas en diferentes lugares de su cuerpo de puta barata. Le daba golpecitos en los pezones hasta que se ponían durísimos, le rozaba la planta de los pies, le metía el palito por la cola. Era hermoso tenerla a mi merced. la cacheteaba despacito, como castigándola. Ella permanecía volando en esa mezcla de fiebre y confusión.
Ya media despierta, se incorporaba y procedía a tomarse todas las cositas que su sobri del alma le había preparado.
Me rogó una vez más que consiguiera un médico, y otra vez tuve que explicarle que ya no venían a casa por una gripe, y que ya se me ocurriría algo....
Y sí, se me ocurrió algo.
Al rato bajé a la calle y paré a un cartonero grandote, joven y robusto. Le dije si no se quería ganar 100 pesos.
-Ehhh gatooooo clarooooo!!!! Aguanteeeee!
la forma de hablar me hizo gracia y le expliqué el temita. Tenía que ponerse una chaqueta blanca y colgarse este estetoscopio y listo. Le ordené que subiera en media hora.
-Tía... se me ocurrió que la única manera que consigamos un médico es que lo llames vos y le digas que estás solita, haciéndote la putona, entendés. Eso a un macho lo convence, y podría ser.
-Sí, sobri.. buena idea- dijo a media voz la putona.
Le alcancé el teléfono ya llamando al supuesto consultorio, que no era otro que mi propio celular. Despacio me fui a la otra habitación y fingí una voz universitaria.
-Si.. hola...
-Holahhh! mirá te llamo porque estoy en camitahhh- dijo la yegua esmerándose en poner una voz de puta descomunal...
-Ajá... por dónde vive Usted?
-Estoy en la esquina de Sarmonga y Pitorunsa, al 69. Solita y enfermuchi...
-Correcto, mire...puedo pasarme un ratito en 15 minutos, si le parece.
- Te espero doc... ciao!
Al cortar quedó exhausta, le propuse que descansara y que ahora iba a tener que lidiar con el médico, ya que este iba a venir un poquito caliente.
-No te preocupes sobri, lo importante es mi salud-
Al tocar el timbre, el espectáculo era surrealista.
El cartonero-médico con una sonrisa de oreja a oreja y el estetoscopio a modo de vincha...
-No boludo! qué haces... va en el cuello!
-Eh pará vigilantehhh
Bueno, esto iba a ser algo difícil.
Le expliqué el asunto y nos encaminamos a la habitación...
(Continuará...)
Seguí dándole su buena dosis de leche mezclada con huevo y vino. Además antes que se despertara yo aprovechaba para hacer gym y transpirar un buen rato. Antes de ducharme intentaba juntar todo el sudor de mis pelotas en un vasito lleno de jugo de naranja, lavaba mis bolas y el nabo en el zumo y dejaba todo preparadito para la zorra esta. Ya sé, estarán pensando en que soy un sobri hijo de puta, pero no... todo lo que hago es porque se lo merece.
Al salir de la ducha, le llevaba la bandeja completamente desnudo y comenzaba a despertarla. No era de golpe, me gustaba jugar con ella en ese estado. Con una varita muy fina le hacía cosquillas en diferentes lugares de su cuerpo de puta barata. Le daba golpecitos en los pezones hasta que se ponían durísimos, le rozaba la planta de los pies, le metía el palito por la cola. Era hermoso tenerla a mi merced. la cacheteaba despacito, como castigándola. Ella permanecía volando en esa mezcla de fiebre y confusión.
Ya media despierta, se incorporaba y procedía a tomarse todas las cositas que su sobri del alma le había preparado.
Me rogó una vez más que consiguiera un médico, y otra vez tuve que explicarle que ya no venían a casa por una gripe, y que ya se me ocurriría algo....
Y sí, se me ocurrió algo.
Al rato bajé a la calle y paré a un cartonero grandote, joven y robusto. Le dije si no se quería ganar 100 pesos.
-Ehhh gatooooo clarooooo!!!! Aguanteeeee!
la forma de hablar me hizo gracia y le expliqué el temita. Tenía que ponerse una chaqueta blanca y colgarse este estetoscopio y listo. Le ordené que subiera en media hora.
-Tía... se me ocurrió que la única manera que consigamos un médico es que lo llames vos y le digas que estás solita, haciéndote la putona, entendés. Eso a un macho lo convence, y podría ser.
-Sí, sobri.. buena idea- dijo a media voz la putona.
Le alcancé el teléfono ya llamando al supuesto consultorio, que no era otro que mi propio celular. Despacio me fui a la otra habitación y fingí una voz universitaria.
-Si.. hola...
-Holahhh! mirá te llamo porque estoy en camitahhh- dijo la yegua esmerándose en poner una voz de puta descomunal...
-Ajá... por dónde vive Usted?
-Estoy en la esquina de Sarmonga y Pitorunsa, al 69. Solita y enfermuchi...
-Correcto, mire...puedo pasarme un ratito en 15 minutos, si le parece.
- Te espero doc... ciao!
Al cortar quedó exhausta, le propuse que descansara y que ahora iba a tener que lidiar con el médico, ya que este iba a venir un poquito caliente.
-No te preocupes sobri, lo importante es mi salud-
Al tocar el timbre, el espectáculo era surrealista.
El cartonero-médico con una sonrisa de oreja a oreja y el estetoscopio a modo de vincha...
-No boludo! qué haces... va en el cuello!
-Eh pará vigilantehhh
Bueno, esto iba a ser algo difícil.
Le expliqué el asunto y nos encaminamos a la habitación...
(Continuará...)
2 comentarios - Mi Tía tiene gripe (real) (Día 3)